En el año 2009, escribí un libro digital titulado “El problema del terrorismo”. Transcribo el capítulo 12. Puede tener muchos errores, pero sirve para ante estas víctimas, se medite responsablemente.
Díos bendiga y de fortaleza a sus seres queridos.
Díos nos haga ver, su Justicia Divina, dado que no encontramos dirigencia responsable ni justicia honesta y eficiente.
CAPÍTULO 12
EL TERRORISMO MERCENARIO
RECORDANDO
En el capítulo 02, al referirme al terrorismo mercenario, expresé:
Es producido por la apetencia económica y/o el “status” de poder, que puede generar su “clientela” o el desarrollo de proyectos delictivos propios.
Este terrorismo es el más inmoral, el más despreciable, el más falto de escrúpulo, dado que su límite está dado por la ganancia personal, sea en el orden económico o en el status social.
“Su clientela”, (más despreciable que ellos) en muchos casos ocupando altos cargos en la sociedad es la que requiere resultados criminales.
También es el que ejecutan delincuentes para sí, procediendo con crueldad para su propio beneficio.
Visualizo dos tipos de terrorismo mercenario:
El terrorismo criminal profesional, constituido por personalidades criminales individuales y más frecuentemente por organizaciones, que en función de sus propios negocios o solicitados por una “clientela”; que puede ir desde un Gobierno, un sector gubernamental, un partido político, un empresario, o una persona dañada en su dignidad o en su amor propio o en sus intereses, los estimula a su accionar.
Normalmente, este tipo de terrorismo, tiene en el asesinato, el secuestro, el robo u otras actividades afines, su especialización y “eficiencia”.
El terrorismo criminal, ejecutado por delincuentes comunes, que para cometer sus delitos, realizan actos de terrorismo, tendientes a facilitar el logro de sus objetivos criminales.
Normalmente, en este nivel es más frecuente (existen en todos) la participación de personalidades criminales convertidas en fieras humanas, sedientas de ejecutar hechos que satisfagan sus deformadas mentalidades, que no solo se manifiestan en asesinatos sino en maldades como vejaciones, violaciones, maltrato de personas, etc.
EL TERRORISMO MERCENARIO
Desde la génesis del ser humano, el crimen, se encuentra presente en la historia.
Cuando me refiero al terrorismo mercenario, se involucra a delincuentes que, como complemento de sus actividades dolosas, utilizan el terrorismo para intimidar a quienes puedan perjudicarlos.
En este modo de operar, el asesinato sólo es una parte del proceso. Lo convierte en terrorismo, cuando se hace como advertencia, como indicación de una voluntad homicida dispuesta a operar sobre otras personas o grupo social.
En consecuencia, es el mensaje que deja, el que intimida justamente a la gente que no ha sido víctima del homicidio.
Pero no es el único tipo de delito que genera terrorismo. Quizás es el menor.
En el terrorismo mercenario, se observa también los delitos, que constituyen en sí mismo, mensajes a partir de la crueldad de los hechos, muchas veces como consecuencia de las deformaciones psicopatológicas de los autores, y otras en busca de la impunidad.
El secuestro, la violación, la tortura física y psicológica, son altamente frecuentes, y desgraciadamente eficientes para satisfacer los objetivos de los autores.
En toda sociedad, existen personas con deformaciones psicopatológicas. No son cuantitativamente numerosas en relación a la cantidad de habitantes, pero se hacen sentir por la gravedad de los hechos que realizan.
Pero a la vez, existen muchos que, sin manifestar estas inclinaciones, se han educado en sectores donde el delito como medio de vida es una profesión, que a su vez impone liderazgos a partir de sus historiales que hablan de la crueldad y de la “fiereza” de su conducta.
La sensación de poder de estas personalidades se satisface cuando se puede vejar, humillar, exigir a la víctima que pida clemencia y piedad.
A esto se suma, la impunidad que se siente, al comprobar fehacientemente, que a pesar de lo que se dice a la población, la mayoría de los delitos penales, quedan sin detectarse los autores, y de lograr hacerlo, no se logra las pruebas suficientes para condenar.
Por otra parte, en la mayoría de los casos, la justicia, se apoya en testigos, es decir ciudadanos ajenos a los hechos, que por haber presenciado el delito o por conocer actividades que han sido conducentes al mismo, son citados con obligación de declarar. Y al hacerlo, producen pruebas contra el acusado, que puede ser condenado por esto.
Estas circunstancias, hace que los testigos se transformen en objetivo de la búsqueda investigativa por un lado y también se transformen en objetivo del delincuente para intimidarlo, sabiendo que muchas veces los sistemas de seguridad no están en capacidad de evitar los hechos criminales terroristas sobre los mismos.
En esta lucha entre la justicia que investiga y el criminal que trata de eludirla, la víctima como siempre es la población.
Este terrorismo mercenario, existen en todas las naciones, en tiempo de paz y en tiempo de guerra.
Los terroristas mercenarios, no son personalidades con apetencias políticas, o que buscan algo para la sociedad.
Sus metas se encuentran en sus ambiciones personales, generalmente de orden económico.
Aun así, también se detecta delincuentes que buscan satisfacer sus aspiraciones de dominio sobre otras personas, alimentadas por el resentimiento hacia ellas que se ha generado a partir de su propia indigencia, y las humillaciones sufridas por la forma en que son considerados por la población.
Por lo expuesto, los estudios de seguridad pública, en todos los casos, deben tenerlos en consideración.
Dentro del terrorismo mercenario, distingo dos niveles bien diferenciados, que han motivado la subclasificación que he enunciado en el capítulo 02 y al principio de este capítulo.
Procedo a considerar cada caso.
EL TERRORISMO PROFESIONAL
Clásicamente, debemos distinguir a las organizaciones delictivas por un lado y los ejecutores individuales de crímenes, generalmente, por encargo.
En realidad, los “delincuentes de guante blanco” son los instigadores, los que se transforman en “clientes” de los que deben hacer el trabajo sucio.
LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES
El periodista Hugo Alconada Mon, corresponsal de La Nación en EEUU, escribió en el 2007, algunos datos que hay que tener en cuenta:
El crimen organizado internacional, movilizó más de dos billones de dólares en el 2006 y se ha transformado en una industria que debilita el sistema democrático mundial y fomenta la distribución desigual de la riqueza, según un estudio de la Federación Mundial de Asociaciones de las Naciones Unidas.
A pesar del trabajo de organismos internacionales como Interpol o la ONU, el crimen organizado “continúa creciendo y no ha salido a la superficie en la agenda mundial del mismo modo en que lo han hecho la pobreza, el agua o el desarrollo sustentable”.
El documento, apoyado en diversas fuentes como el Banco Mundial, expone que las principales fuentes de ingresos del crimen organizado provienen del lavado de dinero, el contrabando y la piratería (520.000 millones de dólares), el tráfico de drogas (320.000 millones de dólares), de personas (44.000 millones de dólares) y de armas (10.000 millones de dólares).
Esas divisas terminan en las manos de redes privadas, de Estados -Corea del Norte es señalado por absorber hasta 1000 millones de dólares cada año de este modo-, y de funcionarios públicos, que cobran coimas a cambio de facilitar la operatoria ilícita.
El Banco Mundial, afirma el reporte, estima que más de un billón de dólares se destina al pago de sobornos cada año, de los que entre 20.000 y 40.000 millones de dólares son para funcionarios de países en vías de desarrollo, pero otros 60.000 a 80.000 millones de dólares quedan en sus pares del mundo desarrollado.
El informe alerta también que el crimen organizado debe ser considerado uno de los problemas internacionales más serios que deberán ser resueltos durante los próximos 10 años, al igual que el calentamiento terrestre o el terrorismo.
El primer paso, sin embargo, será reconocer al crimen organizado como una amenaza mundial. “Es ahora lo que el cambio climático fue hace cinco años”, comentó a LA NACION el director de la revista Foreign Policy, Moisés Naim.
“El tema climático, entonces, no era importante para la gente y ahora es visto como crucial. Se trata de concientizar primero”, razonó.
Naim fue uno de los 350 expertos consultados para el informe, pero también es autor del libro “Ilícito”. Explica, cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo, y cómo afecta a cada país. “Montar un negocio en Afganistán o en Bolivia no sería muy lucrativo. Tienen mala infraestructura, están mal conectados y muestran todo tipo de limitaciones para los negocios. Pero todos los días exportan toneladas de heroína y cocaína”, dice.
“En 24 horas, la droga estará en Buenos Aires, Miami, París o Nueva York. ¿Cómo es posible sin involucrar a autoridades alrededor del mundo?
Sólo el tráfico ilegal de mercaderías reportaría ingresos anuales por más de 37.500 millones de dólares, según otro ente citado en el informe.
HavocScope.com, estima que el mercado negro en la Argentina asciende a unos US$ 707 millones.
Esas cifras palidecen ante los mercados desarrollados, como Estados Unidos (290.000 millones de dólares), Asia (191.320 millones de dólares) o la Unión Europea (94.200 millones de dólares), y ante la capacidad de influencia que adquieren.
“¿Qué pasa si el crimen organizado decide, en vez de comprar cocaína o heroína, comenzar a comprar y vender decisiones gubernamentales? -planteó Glenn-. Es una amenaza para la democracia.”
Teniendo en cuenta lo expresado en el capítulo 05, sobre las empresas privadas que proporcionan combatientes para la guerra, y teniendo en cuenta su posible desarrollo abarcando otras tareas como “operaciones especiales”, “operaciones de inteligencia” y sus capacidades para proporcionar seguridad armada, que impondría una precisa legislación, así como una cristalina actividad, hace pensar que con el tiempo, tengan que ser consideradas en este rubro.
Y yo pienso, ¿cómo hacer para que funcionarios del Sistema de seguridad pública puedan investigar y producir pruebas contra estas organizaciones?
Las organizaciones criminales profesionales están en la historia del crimen y son detectables cuando producen sus delitos. Sin embargo, no es común que sean conocidas ni a nivel “mediático” ni a nivel judicial.
Un caso históricamente conocido ha sido (y sigue siendo) la mafia.
Este nombre fue dado en Italia a una asociación de bandas criminales, unidas en ocasiones con pactos de sangre y juramentos secretos, que siguen operando en la actualidad.
La Mafia comenzó a actuar en Sicilia en la época feudal para proteger los bienes de los nobles adventistas. Durante el siglo XIX se transformó en una red de clanes criminales que dominaban la vida rural siciliana.
Sus miembros estaban obligados a guiarse según un rígido código de conducta, llamado Omerta, que exigía evitar cualquier contacto o cooperación con las autoridades.
La Mafia no contaba con una organización centralizada ni con una jerarquía. Estaba formada por pequeños grupos con autonomía dentro de su propio distrito.
Conseguían ocupar cargos políticos en varias comunidades utilizando métodos coactivos contra el electorado rural, y de ese modo podían presionar a las fuerzas policiales y tener acceso legal a las armas.
Benito Mussolini llegó a suprimir la Mafia durante un tiempo, pero este clan reanudó su actividad después de la II Guerra Mundial. Durante los treinta años siguientes su ámbito de acción se extendió desde Sicilia a toda Italia.
El gobierno del país inició una campaña antimafia a principios de la década de 1980 que permitió realizar numerosos arrestos y procesos espectaculares, aunque también provocó el asesinato de muchos miembros importantes de las fuerzas del orden público y del ámbito judicial como represalia por las detenciones.
Las actividades violentas de la Mafia se mitigaron en 1993 tras la captura de uno de sus más famosos líderes, Salvatore Riina.
Algunos de los integrantes de esta organización emigraron a Estados Unidos a comienzos del siglo XX. No tardaron en aprovechar las redes del crimen organizado de este país, especialmente durante la etapa de la prohibición de bebidas alcohólicas en la década de 1920.
Cuando la revocación de esta ley en 1933 puso fin al contrabando de alcohol, la Mafia se dedicó a otras actividades ilegales como el juego, la prostitución y, en los últimos años, los narcóticos.
Esta rama estadounidense mantuvo los vínculos con la italiana y, al igual que allí, en la década de 1980 y 1990 la persecución de sus principales jefes había aumentado.72
La mafia italiana, cuenta con tres grupos, compuesto con unas 420 familias, relativamente autónomas. Tienen puntos de contacto.
Luchan por hegemonía en ciertos productos criminales (Narcotráfico – Prostitución – Secuestro extorsivo).
Se han aliado con productores de cocaina de Bolivia y Perú para quebrar la hegemonia de los “narcos” colombianos en la distribución de la droga en Europa (invierten equipando laboratorios).
La mafia siciliana instaló bases en Argentina y Brasil disimuladas en las populosas colonia italianas que hacen que pasen inadvertidos.
El jefe de la camorra napolitana, Carmine Alfieri dispone de un capital que llega a los 1.200 u$s millones.
Más de la mitad de bares y restaurantes pagan a las bandas organizadas (Asoc. Bares y restaurantes italianos: 227.000 u$s)
En Sicilia la mafia paga a jóvenes desocupados 230 u$s como asesinos a sueldo. Como delincuente regular 400u$s (Gobierno regional de Catania).73
Laqueur, un estudioso del terrorismo, afirma que las mafias no tienen interés en derrocar los gobiernos y debilitar la sociedad en forma decisiva; en realidad, tienen intereses adquiridos en una economía próspera.
Esto se manifiesta, al recoger informaciones en el 2001, que indican que la mafia italiana negocia con el estado italiano su rendición a cambio de una reducción de condenas y la mejora de las condiciones carcelarias.
Stefano Biondino, hombre de confianza del ex jefe máximo de la mafia Salvatore Totó Riina de Corleone (Sicilia)74, mantuvo una reunión en enero del 2001, con el fiscal nacional antimafia Pierluigi Vigna.
El “armisticio” propuesto por la mafia, tenía en cuenta que hay 6 importantes jefes en prisión, encabezados por Pietro Aglieri y Carlo Greco (condenado por homicidios).
Estas tratativas quiebran varios meses de silencio marcados por la espera de unos u$s 8.000.000 que la mafia otorga a Sicilia para la realización de grandes obras públicas.
Como se verá, el caso de la mafia, pone en evidencia una organización criminal profesional, dedicada a sus propios negocios, incluso realizando tratos con el gobierno italiano, a la vez que se muestra aportando ayuda para el país, a cambio de mejores condiciones legales para ellos.
Pero hoy esto no es una excepción. Como la punta del iceberg, asoman informaciones que ponen en evidencia la existencia de organizaciones criminales, que como la mafia, se encuentran en las informaciones públicas, pero que hasta pasan desapercibidas para la población.
En Japón, la mafia japonesa, llamada Yakuza, tiene su código de honor que tiene como principios la fidelidad, el silencio y la subordinación al oyabun (padrino). Se declaran ultranacionalistas. Cuenta con tres bandas:
Yamaguchi – gumi: 30.000 miembros. Se dedican a la especulación bursátil e inmobiliaria. Conectada con escándalos políticos y financieros de Japón.
Sumiyoshi – Kay: 8.000 miembros.
Inagawa – Kay: 6.000 miembros. Vinculada a extorsión, prostitución, tráfico de drogas y lavado de dinero.
73 Clarín, 12 junio de 1991
74 Tiene orden de captura desde hace 23 años. En ese ínterin se casó por iglesia, tuvo 4 hijos y pasea por Palermo. Esto lo conoce los jueces y la Policía. (Ana Feldman – Clarín – 09 Ago 92)
Sus características principales son:
No se ocultan. Sus actividades tienen un leve tinte clandestino.
Statu – quo con la policía. Permiten cierto control sobre sus actividades. La Policía evita que la ilegalización los impulse a pasar a la clandestinidad con violencia a unos 3.000 sindicatos mafiosos.
En 1992, Yakuza planeaba operaciones en EEUU, Australia y este asiático. Sus negocios en el exterior: se referían a armas y drogas.
EEUU denunció que 100/500 yakuzas adquirieron bienes raíces (hoteles, agencias de viajes, casas de prostitución, venta de drogas y armas). Operan en N. York, S. Francisco, Los Ángeles, Hawai y Nevada.
En América del sur, en el 2006, se conocieron noticias de desórdenes que han dejado más de 140 muertos en Sao Paulo. Según noticias periodísticas, allí, al igual que en México, Guatemala, El Salvador y Honduras la delincuencia ha llegado a un nivel de organización tal que pone en evidencia la fragilidad del gobierno
Durante más de 5 días, una banda conocida como Primer Comando de la Capital (PCC) generó revueltas adentro y afuera de las principales cárceles, bloqueó calles, amenazó a gobernantes y mató a policías, tras llevar a cabo espectaculares ataques a comisarías. Todo se hizo mediante un complejo sistema de comunicaciones, que fluye a través de los distintos niveles de la estructura delictiva y nos revela la existencia de una jerarquía perfectamente establecida. Todos los ojos se vuelcan sobre Marcolo, el capo brasileño.
En la Argentina, con menor nivel que el informado precedentemente, hubo un terrorismo catalogado de extrema derecha: Las AAA (Alianza Antiimperialista Argentina). En realidad un terrorismo mercenario, sin ningún tipo de ideas, pero criminal y cruel como es típico en éste. Meramente resultó exclusivamente un intento de respuesta a la ideología marxista, mediante el crimen. Pero los que lo integraban actuaban clandestinamente como mercenarios al servicio del Ministerio de Bienestar Social del gobierno nacional.
El caso de “funcionarios policiales o de seguridad”, es posiblemente un terrorismo mercenario que puede aparecer en el terrorismo criminal profesional, pero también en el terrorismo criminal. Lo más común es la conformación de una banda que constituye una asociación ilícita, que actúa “vendiendo” sus servicios, y en muchos casos, integrado por policías que trabajan en diferentes lugares.
Normalmente, cuando los integrantes son encabezados por personal de alta graduación, puede observarse un “alto nivel de profesionalidad y de empleos de medios”, así como llegar a utilizar componentes de la respectiva repartición, sin que estos conozcan los verdaderos objetivos de la operación.
Estos pueden actuar en un nivel de “eficiencia y poder” que pueden ser considerados como un grupo terrorista criminal profesional.
En la Argentina, el 12 de agosto del 2003, un medio publicó que un subcomisario (José Hernández) se entregó porque “estaba harto de presiones y cansado de correr”. Al parecer era un ex jefe de antisecuestros que era acusado de tener su propia banda. En ese momento destacaban que había investigado el secuestro de Echarri y Peralta, pero le imputaban el rapto y extorsión de un hombre con antecedentes.
EL CRIMINAL PROFESIONAL INDIVIDUAL
Estos terroristas, constituyen un nivel “súper” en cuanto a su capacidad de cometer los hechos delictivos que le solicitan, por supuesto, a un nivel económico muy alto.
Se los suponen con un importante poder económico, y también con la capacidad y disponibilidad de utilizar armas y medios sofisticados, para cometer sus crímenes.
A la vez, la desvinculación con sus víctimas, hace que sea difícil para los investigadores detectarlos, dado que nada los une a ellas. Y en el caso poco frecuente de detectar su existencia, en especial a partir de su “modus operandi”, no se puede lograr identificaciones que orienten a la justicia sobre ellos.
Despedida a Lourdes Espíndola
Operan individualmente, concurriendo a pedido, y una vez cometido el hecho vuelven a desaparecer del lugar. Utilizan apoyos “técnicos” operando con documentaciones falsas, y están en condiciones de huir, incluso fuera de la nación donde han cometido el hecho criminal.
En general, sus “clientelas” pertenecen al poder de una nación, sea en el orden económico, social o político. Esto le proporciona facilidades para evadirse sin problemas.
Lamentablemente, también se encuentran integrantes de fuerzas policiales o de seguridad, que realiza estas acciones a pedido de una “clientela” que presenta ventajas y desventajas para el delincuente.
Por un lado, le posibilita proteger su persona, aprovechando las ventajas que le proporciona la organización en la cual presta servicios.
Por el otro, dado que debe continuar prestando servicio en la misma, está más atado a no poder desaparecer sin ser notado, de la jurisdicción donde trabaja y donde normalmente comete el delito. A la vez, su “clientela” tiene más posibilidad de conocerlo, lo que se convierte en una vulnerabilidad durante la investigación judicial.
Estos delincuentes, generalmente operan con una “clientela” más modesta, llegando a cometer a pedido delitos “vengativos” de orden sentimental, o de otros tipos.
Se podría decir, que estos “funcionarios” son el nivel más bajo del terrorismo profesional, pero altamente peligroso y eficaz, para los crímenes que realiza.
Por otra parte, la necesidad de cuidar su puesto, los impulsa a realizar “extorsiones” que impidan a las personas que pudieran testificar contra ellos, no trepidando en realizar crímenes que aseguren su impunidad.
Todos estos hechos, generan efectos terroristas, en particular los secuestros, violaciones, torturas físicas y psicológicas, muchas veces seguido de muerte.
EL TERRORISMO CRIMINAL
En este hay una amplia gama, de individuos y grupos, que dedicados a la actividad criminal, desarrollan las mismas, poniendo en muchos casos, en evidencia su crueldad y falta de respeto por los valores humanos de sus víctimas.
Actúan con sus propios códigos, que muchos denominan “del hampa” y agravian permanentemente a la sociedad, con asaltos, secuestros, torturas físicas y psicológicas, homicidios, y actos vandálicos.
Muchos de ellos, son productos de resentimientos originados en injusticias sociales que afectan a muchísimas personas que sufriéndolos también, no se orientan hacia el camino de la criminalidad.
En esto, también se encuentran muchos formados desde su niñez en la delincuencia, y en una educación donde la violencia es la propia moral no solo para su defensa sino para el ataque. Y dentro de éste, la imposición de su voluntad, le permite realizar acciones gratificantes para ellos, a través de la intimidación desmedida, el trato humillante y despreciativo de los seres humanos que logran reducir, así como la crueldad puesta de manifiesto al tener a su libre albedrío a quienes logra reducir.
Lamentablemente, estos seres humanos, educados de esta manera, son muy difíciles de reencausar dentro de los parámetros normales, dado que ya son personas formados en estos tipos de acciones, que incluso los lleva a cometer delitos como los comentados, realimentando este modo de vida, que se identifica con el terrorismo criminal.
En la mayoría de las veces, se transforman en estudiosos de las normas legales y sobre los derechos humanos, tratando de colocarse bajo la protección de éstas, sin ánimo de identificarse con las mismas.
Esta descripción no abarca a todos los delincuentes de orden penal. También los hay, que sea cual fuere la circunstancia que los ha llevado a delinquir, no ponen de manifiesto, una formación inclinada a la crueldad contra sus víctimas. Estos pueden rechazar las acciones terroristas sobre los que atacan, y tratan de aplicar la violencia necesaria para el hecho delictivo a cometer.
Con esto, no quiero decir, que estos deben ser motivo de especial consideración. Son delincuentes y toda sociedad debe a través de la justicia, aplicar las leyes punitivas. Pero en el proceso de la misma investigación, el fiscal y el juez deben detectar los detalles de la personalidad criminológica del delincuente, que sin reducir la pena que le corresponda, permita avizorar las expectativas positivas para su recuperación.
Lograr esto, es mirar hacia el futuro, evitando empujar hacia la bestialidad terrorista a delincuentes que deben ser castigados y a la vez, creando condiciones para su recuperación.
En cuanto a los terroristas criminales, requerirán también una exhaustiva investigación que permita establecer bases sólidas para diseñar el plan reeducativo que se le deberá aplicar.
El avance hacia la vigencia de los derechos humanos por parte de los gobiernos, y de aquellos que creen que para defenderlos deben hacer apologías de los crímenes, alentó la cantidad de hechos crueles, que motivan un efecto terrorista en la población.
El 20 de julio del 2003, a la vera de la autopista Buenos Aires – La Plata, a la altura de la localidad de Bernal, fue hallado el cadáver que a esa fecha no había sido identificado, de una persona a la que le habían cortado los dedos, lo degollaron y prendieron fuego. El periodista calificaba el hecho de “locura asesina”.
El 17 de setiembre del 2003, recuperó la libertad una mujer secuestrada a quien le habían cortado un dedo. La víctima, hija de un empresario de San Miguel, estuvo secuestrada durante 26 días, y los delincuentes le seccionaron un meñique que enviaron a sus padres, para que paguen un rescate de $ 800.000, que fue abonado horas antes de que la liberaran.
El 29 de octubre del 2003, se publicaban las siguientes informaciones:
En Glew (Pcia. Bs. As.) un adolescente de 14 años, que fue asaltado cuando caminaba con 3 amigos, intentó librarse del grupo de delincuentes que los sometía. Al escapar fue asesinado con un tiro en la cabeza.
El padre del joven Pablo Belluscio, que hacia 36 días que estaba secuestrado, dio a conocer una desgarradora carta. Hasta ese momento le habían cortado dos falanges.
Me ha parecido ilustrativo, transcribirla:
Querida amigo/a este es un pedido desesperado de Gustavo Belluscio y su familia.
Mi hijo Pablo Martín Belluscio de Bs.As. (Argentina) fue secuestrado el 22 se septiembre a las 0:30 hs por una banda de delincuentes extorsivos (ya transcurrió mas de un mes) y le cortaron y nos enviaron ya 2 falanges del dedo índice de la mano derecha (con videos indescriptibles y “explícitos”) y además amenazan con seguir amputándolo y con matarlo, nos piden una cifra imposible de reunir para nosotros, está en manos de sádicos secuestradores extorsivos, hoy es particularmente nuestro amado hijo Pablo Belluscio pero puede ser mañana el hijo de cualquier familia argentina, ya hubo en menos de 2 meses en el país unos 40 casos y la cifra va en aumento.
Todo está rodeado de un silencio sepulcral, necesitamos desesperadamente toda la colaboración posible de todos los padres y madres del mundo entero, no queremos dinero, solo queremos que se entere todo el mundo de esto, debemos difundirlo, no cubrir la realidad con un manto de silencio por espantosa que sea.
El método de ayuda que hoy entendemos como útil es simple y pacifico, mandar emails al Gobierno Argentino, a la Policía Federal, a los Medios de Prensa, a Policía de Provincia, Radios, Diarios, Televisión hasta saturar con pedido de informes a todos los organismos posibles de Argentina con todos los amigos y con los amigos de los amigos, hacer la presión máxima, que esto no se silencie, que no pase desapercibido para nadie, yo Gustavo Belluscio y Familia estaremos eternamente agradecidos, hay grave peligro de muerte para nuestro amado hijo Pablo y que mañana podría ser el hijo de cualquier otra familia.
Es un espanto que una familia se vea obligada a REMUNERAR a los verdugos MUTILADORES de su propio hijo.
Este es un país donde la gente debe pagar por el cercenamiento de miembros de su familia, NO PUEDE SER, NO DEBE SILENCIARSE ESTO, debe ser difundido por el mundo entero y especialmente SATURAR, Prensa Justicia, Gobierno, Policía, etc. De la República Argentina.
Gracias amiga, no es solo Pablo son “TODOS Y CUALQUIERA DE LOS HIJOS ARGENTINOS Y/O DE CUALQUIER NACIONALIDAD”. Agradecido de corazón quien quiera que seas Dios te bendiga. Gustavo Belluscio y familia. Cristina Belluscio Rheem S.A.
E-mail: cbelluscio@rheem.com.ar
La lectura de esta misiva pone en evidencia la crueldad de los delincuentes, al cortar falanges de un dedo del secuestrado “para dar pruebas de vida” del mismo. Y para peor, remitir videos donde se muestra como lo hicieron a los padres de la víctima.
Recién el 05 de noviembre, apareció Belluscio, después de estar secuestrado 43 días, previo pago de $ 100.000. Fueron detenidos 7 presuntos secuestradores.
El 09 de noviembre de ese mismo año, luego de 2 meses, liberaron a Leopoldo Andrade, tras pagar $ 115.000 de rescate. Tenía también mutilaciones en una de sus manos, pero a diferencia de lo sufrido por Belluscio, los cortes fueron realizados sin una técnica quirúrgica.
EL TERRORISMO MERCENARIO Y LA SEGURIDAD PÚBLICA
Desde un punto de vista teórico, el terrorismo mercenario en todas sus manifestaciones, debe ser especial preocupación del estudio de seguridad público.
Desde un punto de vista práctico, esta preocupación está muy limitada, ante los grupos delictivos que poseen un poder que incide en la conducta política de la nación, e impide enfrentar con eficacia y poder a estas bandas delictivas.
El terrorismo criminal muchas veces, posee vinculaciones con sectores que tratan a cambios de “favores”, que se limiten las medidas de seguridad sobre ellos.
El problema es controvertido, y como tal, hay para la seguridad triunfos y fracasos. Y para ellos también.
Esto no quita que quienes tengan la responsabilidad para la construcción de un sistema de seguridad, tengan que considerar permanentemente la existencia de la delincuencia, incluyendo por supuesto el terrorismo mercenario.
En consecuencia, cada caso concreto, requerirá ser considerado en el correspondiente estudio de seguridad.
CONCLUSIONES
El terrorismo mercenario, se hace como advertencia, como indicación de una voluntad homicida dispuesta a operar sobre otras personas o grupo social. Es un mensaje que deja el que intimida; produciendo temor, a la gente que no ha sido víctima del acto terrorista.
Se observa también delitos, que constituyen en sí mismo, mensajes a partir de la crueldad de los hechos, muchas veces como consecuencia de las deformaciones psicopatológicas de los autores, y otras en busca de la impunidad. El secuestro, la violación, la tortura física y psicológica, son altamente frecuentes, y desgraciadamente eficientes para satisfacer los objetivos de los autores.
En toda sociedad, existen personas con deformaciones psicopatológicas. No son cuantitativamente numerosas en relación a la cantidad de habitantes, pero se hacen sentir por la gravedad de los hechos que realizan.
A la vez, existen muchos, que sin manifestar estas inclinaciones, se han educado en sectores donde el delito como medio de vida es como una profesión, que a su vez impone liderazgos a partir de sus historiales que hablan de la crueldad y de la “fiereza” de su conducta.
La sensación de poder de estas personalidades se satisface cuando se puede vejar, humillar, exigir a la víctima que pida clemencia y piedad.
Se suma, la impunidad dado que la mayoría de los delitos penales, quedan sin detectarse los autores y sin lograr las pruebas suficientes para condenar.
Por otra parte, en la mayoría de los casos, la justicia, se apoya en testigos. Estas circunstancias, hace que estos se transforman en objetivo de la búsqueda investigativa por un lado y también se transforman en objetivo del delincuente para intimidarlo, sabiendo que muchas veces los sistemas de seguridad no están en capacidad de evitar los hechos criminales terroristas sobre los mismos.
En esta lucha entre la justicia que investiga y el criminal que trata de eludirla, la víctima como siempre es la población.
Este terrorismo mercenario, existen en todas las naciones, en tiempo de paz y en tiempo de guerra. No son personalidades con apetencias políticas, o que buscan algo para la sociedad. Sus metas se encuentran en sus ambiciones personales, generalmente de orden económico y\o de poder.
También se detectan delincuentes que buscan satisfacer sus aspiraciones de dominio sobre otras personas, alimentadas por el resentimiento hacia ellas que se ha generado a partir de su propia indigencia, y las humillaciones sufridas por la forma en que son considerados por la población.
Dentro del terrorismo mercenario, distingo dos niveles bien diferenciados, el terrorismo profesional y el criminal.
En el terrorismo profesional se debe considerar dos casos: el criminal profesional individual y las organizaciones criminales.
En el caso de operar individualmente, concurren a pedido, y una vez cometido el hecho vuelven a desaparecer del lugar. Utilizan apoyos “técnicos” operando con documentaciones falsas, y están en condiciones de huir, incluso fuera de la nación donde han cometido el hecho criminal.
También pueden ser integrantes de una fuerza policial o de seguridad, que realiza estas acciones a pedido de una “clientela” que puede ser más modesta.
Estos “funcionarios” son el nivel más bajo del terrorismo profesional, pero altamente peligroso y eficaz, por los crímenes que realiza.
Las organizaciones criminales profesionales son detectables por el poder que demuestran y que le permite actuar sobre una población, mediante el terror que inspiran sus acciones. Un ejemplo es la mafia en Italia.
El caso de “funcionarios policiales o de seguridad”, es posiblemente un terrorismo mercenario que puede aparecer en el terrorismo criminal profesional, pero también en el terrorismo criminal. Lo más común es la conformación de una banda que constituye una asociación ilícita, que actúa “vendiendo” sus servicios, y en muchos casos, integrado por policías que trabajan en diferentes lugares.
Normalmente, cuando los integrantes son encabezados por personal de alta graduación, puede observarse un alto nivel de profesionalidad y de empleos de medios, así como llegar a utilizar componentes de la respectiva repartición, sin que estos conozcan los verdaderos objetivos de la operación.
El terrorismo criminal se manifiesta en una amplia gama, de individuos y grupos, que dedicados a esta actividad, desarrollan las mismas, poniendo en muchos casos, en evidencia su crueldad y falta de respeto por los valores humanos de sus víctimas. Actúan con sus propios códigos, que muchos denominan “del hampa” y agravian permanentemente a la sociedad, con asaltos, secuestros, torturas físicas y psicológicas, homicidios, y actos vandálicos.
Estos seres humanos, son muy difíciles de reencausar dentro de los parámetros normales. Se transforman en estudiosos de las normas legales y los derechos humanos, tratando de colocarse bajo la protección de éstas, sin ánimo de identificarse con las mismas.
El terrorismo mercenario en todas sus manifestaciones, es especial preocupación del estudio de seguridad público, previo a la instalación de un sistema de seguridad.
Desde un punto de vista práctico, esta preocupación está muy limitada, ante los grupos que poseen un poder que incide en la conducta política de la nación, que impide enfrentar con eficacia a estas bandas delictivas.
El problema es controvertido, y como tal, hay para la seguridad triunfos y fracasos. Y para ellos también.
My. (RE) Carlos Antonio Españadero es argentino, nacido en 1931, militar, técnico de inteligencia, dedicó sus estudios a la inteligencia estratégica, la estrategia, la seguridad y el contraterrorismo. Se desempeñó como profesor de Inteligencia, en la Escuela Superior de Policía de la Provincia de Buenos Aires; en la Academia Superior de Estudios Penitenciarios y en la Escuela de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Fue profesor de geopolítica, en la Universidad Nacional de Mar del Plata (Bs.As.), Departamento de Geografía, y profesor de Antropogeografía y geografía histórica en el CONSUDEC (Consejo Superior de Educación Católica), Departamento de Historia. En 1980, produjo dos trabajos para el departamento doctrina de la Jefatura II – Inteligencia del EMGE del Ejército Argentino, titulados: “Experiencias y enseñanzas de los ataques terroristas a los cuarteles” y “Experiencias y enseñanzas de los homicidios cometidos por los terroristas”. Posteriormente, continuó perfeccionando sus teorías sobre el terrorismo, los sistemas de seguridad, la conducción y la filosofía de las ciencias. En el 2001, publicó un trabajo confeccionado en equipo con el Dr. Eduardo Jorge Parisi (actualmente en Italia): Seguridad contraterrorista. Tiene en preparación varios trabajos más, próximos a su publicación.
Escribe el Mayor CARLOS ESPAÑADERO
En el año 2009, escribí un libro digital titulado “El problema del terrorismo”. Transcribo el capítulo 12. Puede tener muchos errores, pero sirve para ante estas víctimas, se medite responsablemente.
Díos bendiga y de fortaleza a sus seres queridos.
Díos nos haga ver, su Justicia Divina, dado que no encontramos dirigencia responsable ni justicia honesta y eficiente.
CAPÍTULO 12
EL TERRORISMO MERCENARIO
RECORDANDO
En el capítulo 02, al referirme al terrorismo mercenario, expresé:
Es producido por la apetencia económica y/o el “status” de poder, que puede generar su “clientela” o el desarrollo de proyectos delictivos propios.
Este terrorismo es el más inmoral, el más despreciable, el más falto de escrúpulo, dado que su límite está dado por la ganancia personal, sea en el orden económico o en el status social.
“Su clientela”, (más despreciable que ellos) en muchos casos ocupando altos cargos en la sociedad es la que requiere resultados criminales.
También es el que ejecutan delincuentes para sí, procediendo con crueldad para su propio beneficio.
Visualizo dos tipos de terrorismo mercenario:
El terrorismo criminal profesional, constituido por personalidades criminales individuales y más frecuentemente por organizaciones, que en función de sus propios negocios o solicitados por una “clientela”; que puede ir desde un Gobierno, un sector gubernamental, un partido político, un empresario, o una persona dañada en su dignidad o en su amor propio o en sus intereses, los estimula a su accionar.
Normalmente, este tipo de terrorismo, tiene en el asesinato, el secuestro, el robo u otras actividades afines, su especialización y “eficiencia”.
El terrorismo criminal, ejecutado por delincuentes comunes, que para cometer sus delitos, realizan actos de terrorismo, tendientes a facilitar el logro de sus objetivos criminales.
Normalmente, en este nivel es más frecuente (existen en todos) la participación de personalidades criminales convertidas en fieras humanas, sedientas de ejecutar hechos que satisfagan sus deformadas mentalidades, que no solo se manifiestan en asesinatos sino en maldades como vejaciones, violaciones, maltrato de personas, etc.
EL TERRORISMO MERCENARIO
Desde la génesis del ser humano, el crimen, se encuentra presente en la historia.
Cuando me refiero al terrorismo mercenario, se involucra a delincuentes que, como complemento de sus actividades dolosas, utilizan el terrorismo para intimidar a quienes puedan perjudicarlos.
En este modo de operar, el asesinato sólo es una parte del proceso. Lo convierte en terrorismo, cuando se hace como advertencia, como indicación de una voluntad homicida dispuesta a operar sobre otras personas o grupo social.
En consecuencia, es el mensaje que deja, el que intimida justamente a la gente que no ha sido víctima del homicidio.
Pero no es el único tipo de delito que genera terrorismo. Quizás es el menor.
En el terrorismo mercenario, se observa también los delitos, que constituyen en sí mismo, mensajes a partir de la crueldad de los hechos, muchas veces como consecuencia de las deformaciones psicopatológicas de los autores, y otras en busca de la impunidad.
El secuestro, la violación, la tortura física y psicológica, son altamente frecuentes, y desgraciadamente eficientes para satisfacer los objetivos de los autores.
En toda sociedad, existen personas con deformaciones psicopatológicas. No son cuantitativamente numerosas en relación a la cantidad de habitantes, pero se hacen sentir por la gravedad de los hechos que realizan.
Pero a la vez, existen muchos que, sin manifestar estas inclinaciones, se han educado en sectores donde el delito como medio de vida es una profesión, que a su vez impone liderazgos a partir de sus historiales que hablan de la crueldad y de la “fiereza” de su conducta.
La sensación de poder de estas personalidades se satisface cuando se puede vejar, humillar, exigir a la víctima que pida clemencia y piedad.
A esto se suma, la impunidad que se siente, al comprobar fehacientemente, que a pesar de lo que se dice a la población, la mayoría de los delitos penales, quedan sin detectarse los autores, y de lograr hacerlo, no se logra las pruebas suficientes para condenar.
Por otra parte, en la mayoría de los casos, la justicia, se apoya en testigos, es decir ciudadanos ajenos a los hechos, que por haber presenciado el delito o por conocer actividades que han sido conducentes al mismo, son citados con obligación de declarar. Y al hacerlo, producen pruebas contra el acusado, que puede ser condenado por esto.
Estas circunstancias, hace que los testigos se transformen en objetivo de la búsqueda investigativa por un lado y también se transformen en objetivo del delincuente para intimidarlo, sabiendo que muchas veces los sistemas de seguridad no están en capacidad de evitar los hechos criminales terroristas sobre los mismos.
En esta lucha entre la justicia que investiga y el criminal que trata de eludirla, la víctima como siempre es la población.
Este terrorismo mercenario, existen en todas las naciones, en tiempo de paz y en tiempo de guerra.
Los terroristas mercenarios, no son personalidades con apetencias políticas, o que buscan algo para la sociedad.
Sus metas se encuentran en sus ambiciones personales, generalmente de orden económico.
Aun así, también se detecta delincuentes que buscan satisfacer sus aspiraciones de dominio sobre otras personas, alimentadas por el resentimiento hacia ellas que se ha generado a partir de su propia indigencia, y las humillaciones sufridas por la forma en que son considerados por la población.
Por lo expuesto, los estudios de seguridad pública, en todos los casos, deben tenerlos en consideración.
Dentro del terrorismo mercenario, distingo dos niveles bien diferenciados, que han motivado la subclasificación que he enunciado en el capítulo 02 y al principio de este capítulo.
Procedo a considerar cada caso.
EL TERRORISMO PROFESIONAL
Clásicamente, debemos distinguir a las organizaciones delictivas por un lado y los ejecutores individuales de crímenes, generalmente, por encargo.
En realidad, los “delincuentes de guante blanco” son los instigadores, los que se transforman en “clientes” de los que deben hacer el trabajo sucio.
LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES
El periodista Hugo Alconada Mon, corresponsal de La Nación en EEUU, escribió en el 2007, algunos datos que hay que tener en cuenta:
El crimen organizado internacional, movilizó más de dos billones de dólares en el 2006 y se ha transformado en una industria que debilita el sistema democrático mundial y fomenta la distribución desigual de la riqueza, según un estudio de la Federación Mundial de Asociaciones de las Naciones Unidas.
A pesar del trabajo de organismos internacionales como Interpol o la ONU, el crimen organizado “continúa creciendo y no ha salido a la superficie en la agenda mundial del mismo modo en que lo han hecho la pobreza, el agua o el desarrollo sustentable”.
El documento, apoyado en diversas fuentes como el Banco Mundial, expone que las principales fuentes de ingresos del crimen organizado provienen del lavado de dinero, el contrabando y la piratería (520.000 millones de dólares), el tráfico de drogas (320.000 millones de dólares), de personas (44.000 millones de dólares) y de armas (10.000 millones de dólares).
Esas divisas terminan en las manos de redes privadas, de Estados -Corea del Norte es señalado por absorber hasta 1000 millones de dólares cada año de este modo-, y de funcionarios públicos, que cobran coimas a cambio de facilitar la operatoria ilícita.
El Banco Mundial, afirma el reporte, estima que más de un billón de dólares se destina al pago de sobornos cada año, de los que entre 20.000 y 40.000 millones de dólares son para funcionarios de países en vías de desarrollo, pero otros 60.000 a 80.000 millones de dólares quedan en sus pares del mundo desarrollado.
El informe alerta también que el crimen organizado debe ser considerado uno de los problemas internacionales más serios que deberán ser resueltos durante los próximos 10 años, al igual que el calentamiento terrestre o el terrorismo.
El primer paso, sin embargo, será reconocer al crimen organizado como una amenaza mundial. “Es ahora lo que el cambio climático fue hace cinco años”, comentó a LA NACION el director de la revista Foreign Policy, Moisés Naim.
“El tema climático, entonces, no era importante para la gente y ahora es visto como crucial. Se trata de concientizar primero”, razonó.
Naim fue uno de los 350 expertos consultados para el informe, pero también es autor del libro “Ilícito”. Explica, cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo, y cómo afecta a cada país. “Montar un negocio en Afganistán o en Bolivia no sería muy lucrativo. Tienen mala infraestructura, están mal conectados y muestran todo tipo de limitaciones para los negocios. Pero todos los días exportan toneladas de heroína y cocaína”, dice.
“En 24 horas, la droga estará en Buenos Aires, Miami, París o Nueva York. ¿Cómo es posible sin involucrar a autoridades alrededor del mundo?
Sólo el tráfico ilegal de mercaderías reportaría ingresos anuales por más de 37.500 millones de dólares, según otro ente citado en el informe.
HavocScope.com, estima que el mercado negro en la Argentina asciende a unos US$ 707 millones.
Esas cifras palidecen ante los mercados desarrollados, como Estados Unidos (290.000 millones de dólares), Asia (191.320 millones de dólares) o la Unión Europea (94.200 millones de dólares), y ante la capacidad de influencia que adquieren.
“¿Qué pasa si el crimen organizado decide, en vez de comprar cocaína o heroína, comenzar a comprar y vender decisiones gubernamentales? -planteó Glenn-. Es una amenaza para la democracia.”
Teniendo en cuenta lo expresado en el capítulo 05, sobre las empresas privadas que proporcionan combatientes para la guerra, y teniendo en cuenta su posible desarrollo abarcando otras tareas como “operaciones especiales”, “operaciones de inteligencia” y sus capacidades para proporcionar seguridad armada, que impondría una precisa legislación, así como una cristalina actividad, hace pensar que con el tiempo, tengan que ser consideradas en este rubro.
Y yo pienso, ¿cómo hacer para que funcionarios del Sistema de seguridad pública puedan investigar y producir pruebas contra estas organizaciones?
Las organizaciones criminales profesionales están en la historia del crimen y son detectables cuando producen sus delitos. Sin embargo, no es común que sean conocidas ni a nivel “mediático” ni a nivel judicial.
Un caso históricamente conocido ha sido (y sigue siendo) la mafia.
Este nombre fue dado en Italia a una asociación de bandas criminales, unidas en ocasiones con pactos de sangre y juramentos secretos, que siguen operando en la actualidad.
La Mafia comenzó a actuar en Sicilia en la época feudal para proteger los bienes de los nobles adventistas. Durante el siglo XIX se transformó en una red de clanes criminales que dominaban la vida rural siciliana.
Sus miembros estaban obligados a guiarse según un rígido código de conducta, llamado Omerta, que exigía evitar cualquier contacto o cooperación con las autoridades.
La Mafia no contaba con una organización centralizada ni con una jerarquía. Estaba formada por pequeños grupos con autonomía dentro de su propio distrito.
Conseguían ocupar cargos políticos en varias comunidades utilizando métodos coactivos contra el electorado rural, y de ese modo podían presionar a las fuerzas policiales y tener acceso legal a las armas.
Benito Mussolini llegó a suprimir la Mafia durante un tiempo, pero este clan reanudó su actividad después de la II Guerra Mundial. Durante los treinta años siguientes su ámbito de acción se extendió desde Sicilia a toda Italia.
El gobierno del país inició una campaña antimafia a principios de la década de 1980 que permitió realizar numerosos arrestos y procesos espectaculares, aunque también provocó el asesinato de muchos miembros importantes de las fuerzas del orden público y del ámbito judicial como represalia por las detenciones.
Las actividades violentas de la Mafia se mitigaron en 1993 tras la captura de uno de sus más famosos líderes, Salvatore Riina.
Algunos de los integrantes de esta organización emigraron a Estados Unidos a comienzos del siglo XX. No tardaron en aprovechar las redes del crimen organizado de este país, especialmente durante la etapa de la prohibición de bebidas alcohólicas en la década de 1920.
Cuando la revocación de esta ley en 1933 puso fin al contrabando de alcohol, la Mafia se dedicó a otras actividades ilegales como el juego, la prostitución y, en los últimos años, los narcóticos.
Esta rama estadounidense mantuvo los vínculos con la italiana y, al igual que allí, en la década de 1980 y 1990 la persecución de sus principales jefes había aumentado.72
La mafia italiana, cuenta con tres grupos, compuesto con unas 420 familias, relativamente autónomas. Tienen puntos de contacto.
Luchan por hegemonía en ciertos productos criminales (Narcotráfico – Prostitución – Secuestro extorsivo).
Se han aliado con productores de cocaina de Bolivia y Perú para quebrar la hegemonia de los “narcos” colombianos en la distribución de la droga en Europa (invierten equipando laboratorios).
72 “Máfia”, Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
La mafia siciliana instaló bases en Argentina y Brasil disimuladas en las populosas colonia italianas que hacen que pasen inadvertidos.
El jefe de la camorra napolitana, Carmine Alfieri dispone de un capital que llega a los 1.200 u$s millones.
Más de la mitad de bares y restaurantes pagan a las bandas organizadas (Asoc. Bares y restaurantes italianos: 227.000 u$s)
En Sicilia la mafia paga a jóvenes desocupados 230 u$s como asesinos a sueldo. Como delincuente regular 400u$s (Gobierno regional de Catania).73
Laqueur, un estudioso del terrorismo, afirma que las mafias no tienen interés en derrocar los gobiernos y debilitar la sociedad en forma decisiva; en realidad, tienen intereses adquiridos en una economía próspera.
Esto se manifiesta, al recoger informaciones en el 2001, que indican que la mafia italiana negocia con el estado italiano su rendición a cambio de una reducción de condenas y la mejora de las condiciones carcelarias.
Stefano Biondino, hombre de confianza del ex jefe máximo de la mafia Salvatore Totó Riina de Corleone (Sicilia)74, mantuvo una reunión en enero del 2001, con el fiscal nacional antimafia Pierluigi Vigna.
El “armisticio” propuesto por la mafia, tenía en cuenta que hay 6 importantes jefes en prisión, encabezados por Pietro Aglieri y Carlo Greco (condenado por homicidios).
Estas tratativas quiebran varios meses de silencio marcados por la espera de unos u$s 8.000.000 que la mafia otorga a Sicilia para la realización de grandes obras públicas.
Como se verá, el caso de la mafia, pone en evidencia una organización criminal profesional, dedicada a sus propios negocios, incluso realizando tratos con el gobierno italiano, a la vez que se muestra aportando ayuda para el país, a cambio de mejores condiciones legales para ellos.
Pero hoy esto no es una excepción. Como la punta del iceberg, asoman informaciones que ponen en evidencia la existencia de organizaciones criminales, que como la mafia, se encuentran en las informaciones públicas, pero que hasta pasan desapercibidas para la población.
En Japón, la mafia japonesa, llamada Yakuza, tiene su código de honor que tiene como principios la fidelidad, el silencio y la subordinación al oyabun (padrino). Se declaran ultranacionalistas. Cuenta con tres bandas:
Yamaguchi – gumi: 30.000 miembros. Se dedican a la especulación bursátil e inmobiliaria. Conectada con escándalos políticos y financieros de Japón.
Sumiyoshi – Kay: 8.000 miembros.
Inagawa – Kay: 6.000 miembros. Vinculada a extorsión, prostitución, tráfico de drogas y lavado de dinero.
73 Clarín, 12 junio de 1991
74 Tiene orden de captura desde hace 23 años. En ese ínterin se casó por iglesia, tuvo 4 hijos y pasea por Palermo. Esto lo conoce los jueces y la Policía. (Ana Feldman – Clarín – 09 Ago 92)
Sus características principales son:
No se ocultan. Sus actividades tienen un leve tinte clandestino.
Statu – quo con la policía. Permiten cierto control sobre sus actividades. La Policía evita que la ilegalización los impulse a pasar a la clandestinidad con violencia a unos 3.000 sindicatos mafiosos.
En 1992, Yakuza planeaba operaciones en EEUU, Australia y este asiático. Sus negocios en el exterior: se referían a armas y drogas.
EEUU denunció que 100/500 yakuzas adquirieron bienes raíces (hoteles, agencias de viajes, casas de prostitución, venta de drogas y armas). Operan en N. York, S. Francisco, Los Ángeles, Hawai y Nevada.
En América del sur, en el 2006, se conocieron noticias de desórdenes que han dejado más de 140 muertos en Sao Paulo. Según noticias periodísticas, allí, al igual que en México, Guatemala, El Salvador y Honduras la delincuencia ha llegado a un nivel de organización tal que pone en evidencia la fragilidad del gobierno
Durante más de 5 días, una banda conocida como Primer Comando de la Capital (PCC) generó revueltas adentro y afuera de las principales cárceles, bloqueó calles, amenazó a gobernantes y mató a policías, tras llevar a cabo espectaculares ataques a comisarías. Todo se hizo mediante un complejo sistema de comunicaciones, que fluye a través de los distintos niveles de la estructura delictiva y nos revela la existencia de una jerarquía perfectamente establecida. Todos los ojos se vuelcan sobre Marcolo, el capo brasileño.
En la Argentina, con menor nivel que el informado precedentemente, hubo un terrorismo catalogado de extrema derecha: Las AAA (Alianza Antiimperialista Argentina). En realidad un terrorismo mercenario, sin ningún tipo de ideas, pero criminal y cruel como es típico en éste. Meramente resultó exclusivamente un intento de respuesta a la ideología marxista, mediante el crimen. Pero los que lo integraban actuaban clandestinamente como mercenarios al servicio del Ministerio de Bienestar Social del gobierno nacional.
El caso de “funcionarios policiales o de seguridad”, es posiblemente un terrorismo mercenario que puede aparecer en el terrorismo criminal profesional, pero también en el terrorismo criminal. Lo más común es la conformación de una banda que constituye una asociación ilícita, que actúa “vendiendo” sus servicios, y en muchos casos, integrado por policías que trabajan en diferentes lugares.
Normalmente, cuando los integrantes son encabezados por personal de alta graduación, puede observarse un “alto nivel de profesionalidad y de empleos de medios”, así como llegar a utilizar componentes de la respectiva repartición, sin que estos conozcan los verdaderos objetivos de la operación.
Estos pueden actuar en un nivel de “eficiencia y poder” que pueden ser considerados como un grupo terrorista criminal profesional.
En la Argentina, el 12 de agosto del 2003, un medio publicó que un subcomisario (José Hernández) se entregó porque “estaba harto de presiones y cansado de correr”. Al parecer era un ex jefe de antisecuestros que era acusado de tener su propia banda. En ese momento destacaban que había investigado el secuestro de Echarri y Peralta, pero le imputaban el rapto y extorsión de un hombre con antecedentes.
EL CRIMINAL PROFESIONAL INDIVIDUAL
Estos terroristas, constituyen un nivel “súper” en cuanto a su capacidad de cometer los hechos delictivos que le solicitan, por supuesto, a un nivel económico muy alto.
Se los suponen con un importante poder económico, y también con la capacidad y disponibilidad de utilizar armas y medios sofisticados, para cometer sus crímenes.
A la vez, la desvinculación con sus víctimas, hace que sea difícil para los investigadores detectarlos, dado que nada los une a ellas. Y en el caso poco frecuente de detectar su existencia, en especial a partir de su “modus operandi”, no se puede lograr identificaciones que orienten a la justicia sobre ellos.
Despedida a Lourdes Espíndola
Operan individualmente, concurriendo a pedido, y una vez cometido el hecho vuelven a desaparecer del lugar. Utilizan apoyos “técnicos” operando con documentaciones falsas, y están en condiciones de huir, incluso fuera de la nación donde han cometido el hecho criminal.
En general, sus “clientelas” pertenecen al poder de una nación, sea en el orden económico, social o político. Esto le proporciona facilidades para evadirse sin problemas.
Lamentablemente, también se encuentran integrantes de fuerzas policiales o de seguridad, que realiza estas acciones a pedido de una “clientela” que presenta ventajas y desventajas para el delincuente.
Por un lado, le posibilita proteger su persona, aprovechando las ventajas que le proporciona la organización en la cual presta servicios.
Por el otro, dado que debe continuar prestando servicio en la misma, está más atado a no poder desaparecer sin ser notado, de la jurisdicción donde trabaja y donde normalmente comete el delito. A la vez, su “clientela” tiene más posibilidad de conocerlo, lo que se convierte en una vulnerabilidad durante la investigación judicial.
Estos delincuentes, generalmente operan con una “clientela” más modesta, llegando a cometer a pedido delitos “vengativos” de orden sentimental, o de otros tipos.
Se podría decir, que estos “funcionarios” son el nivel más bajo del terrorismo profesional, pero altamente peligroso y eficaz, para los crímenes que realiza.
Por otra parte, la necesidad de cuidar su puesto, los impulsa a realizar “extorsiones” que impidan a las personas que pudieran testificar contra ellos, no trepidando en realizar crímenes que aseguren su impunidad.
Todos estos hechos, generan efectos terroristas, en particular los secuestros, violaciones, torturas físicas y psicológicas, muchas veces seguido de muerte.
EL TERRORISMO CRIMINAL
En este hay una amplia gama, de individuos y grupos, que dedicados a la actividad criminal, desarrollan las mismas, poniendo en muchos casos, en evidencia su crueldad y falta de respeto por los valores humanos de sus víctimas.
Actúan con sus propios códigos, que muchos denominan “del hampa” y agravian permanentemente a la sociedad, con asaltos, secuestros, torturas físicas y psicológicas, homicidios, y actos vandálicos.
Muchos de ellos, son productos de resentimientos originados en injusticias sociales que afectan a muchísimas personas que sufriéndolos también, no se orientan hacia el camino de la criminalidad.
En esto, también se encuentran muchos formados desde su niñez en la delincuencia, y en una educación donde la violencia es la propia moral no solo para su defensa sino para el ataque. Y dentro de éste, la imposición de su voluntad, le permite realizar acciones gratificantes para ellos, a través de la intimidación desmedida, el trato humillante y despreciativo de los seres humanos que logran reducir, así como la crueldad puesta de manifiesto al tener a su libre albedrío a quienes logra reducir.
Lamentablemente, estos seres humanos, educados de esta manera, son muy difíciles de reencausar dentro de los parámetros normales, dado que ya son personas formados en estos tipos de acciones, que incluso los lleva a cometer delitos como los comentados, realimentando este modo de vida, que se identifica con el terrorismo criminal.
En la mayoría de las veces, se transforman en estudiosos de las normas legales y sobre los derechos humanos, tratando de colocarse bajo la protección de éstas, sin ánimo de identificarse con las mismas.
Esta descripción no abarca a todos los delincuentes de orden penal. También los hay, que sea cual fuere la circunstancia que los ha llevado a delinquir, no ponen de manifiesto, una formación inclinada a la crueldad contra sus víctimas. Estos pueden rechazar las acciones terroristas sobre los que atacan, y tratan de aplicar la violencia necesaria para el hecho delictivo a cometer.
Con esto, no quiero decir, que estos deben ser motivo de especial consideración. Son delincuentes y toda sociedad debe a través de la justicia, aplicar las leyes punitivas. Pero en el proceso de la misma investigación, el fiscal y el juez deben detectar los detalles de la personalidad criminológica del delincuente, que sin reducir la pena que le corresponda, permita avizorar las expectativas positivas para su recuperación.
Lograr esto, es mirar hacia el futuro, evitando empujar hacia la bestialidad terrorista a delincuentes que deben ser castigados y a la vez, creando condiciones para su recuperación.
En cuanto a los terroristas criminales, requerirán también una exhaustiva investigación que permita establecer bases sólidas para diseñar el plan reeducativo que se le deberá aplicar.
El avance hacia la vigencia de los derechos humanos por parte de los gobiernos, y de aquellos que creen que para defenderlos deben hacer apologías de los crímenes, alentó la cantidad de hechos crueles, que motivan un efecto terrorista en la población.
El 20 de julio del 2003, a la vera de la autopista Buenos Aires – La Plata, a la altura de la localidad de Bernal, fue hallado el cadáver que a esa fecha no había sido identificado, de una persona a la que le habían cortado los dedos, lo degollaron y prendieron fuego. El periodista calificaba el hecho de “locura asesina”.
El 17 de setiembre del 2003, recuperó la libertad una mujer secuestrada a quien le habían cortado un dedo. La víctima, hija de un empresario de San Miguel, estuvo secuestrada durante 26 días, y los delincuentes le seccionaron un meñique que enviaron a sus padres, para que paguen un rescate de $ 800.000, que fue abonado horas antes de que la liberaran.
El 29 de octubre del 2003, se publicaban las siguientes informaciones:
En Glew (Pcia. Bs. As.) un adolescente de 14 años, que fue asaltado cuando caminaba con 3 amigos, intentó librarse del grupo de delincuentes que los sometía. Al escapar fue asesinado con un tiro en la cabeza.
El padre del joven Pablo Belluscio, que hacia 36 días que estaba secuestrado, dio a conocer una desgarradora carta. Hasta ese momento le habían cortado dos falanges.
Me ha parecido ilustrativo, transcribirla:
Querida amigo/a este es un pedido desesperado de Gustavo Belluscio y su familia.
Mi hijo Pablo Martín Belluscio de Bs.As. (Argentina) fue secuestrado el 22 se septiembre a las 0:30 hs por una banda de delincuentes extorsivos (ya transcurrió mas de un mes) y le cortaron y nos enviaron ya 2 falanges del dedo índice de la mano derecha (con videos indescriptibles y “explícitos”) y además amenazan con seguir amputándolo y con matarlo, nos piden una cifra imposible de reunir para nosotros, está en manos de sádicos secuestradores extorsivos, hoy es particularmente nuestro amado hijo Pablo Belluscio pero puede ser mañana el hijo de cualquier familia argentina, ya hubo en menos de 2 meses en el país unos 40 casos y la cifra va en aumento.
Todo está rodeado de un silencio sepulcral, necesitamos desesperadamente toda la colaboración posible de todos los padres y madres del mundo entero, no queremos dinero, solo queremos que se entere todo el mundo de esto, debemos difundirlo, no cubrir la realidad con un manto de silencio por espantosa que sea.
El método de ayuda que hoy entendemos como útil es simple y pacifico, mandar emails al Gobierno Argentino, a la Policía Federal, a los Medios de Prensa, a Policía de Provincia, Radios, Diarios, Televisión hasta saturar con pedido de informes a todos los organismos posibles de Argentina con todos los amigos y con los amigos de los amigos, hacer la presión máxima, que esto no se silencie, que no pase desapercibido para nadie, yo Gustavo Belluscio y Familia estaremos eternamente agradecidos, hay grave peligro de muerte para nuestro amado hijo Pablo y que mañana podría ser el hijo de cualquier otra familia.
Es un espanto que una familia se vea obligada a REMUNERAR a los verdugos MUTILADORES de su propio hijo.
Este es un país donde la gente debe pagar por el cercenamiento de miembros de su familia, NO PUEDE SER, NO DEBE SILENCIARSE ESTO, debe ser difundido por el mundo entero y especialmente SATURAR, Prensa Justicia, Gobierno, Policía, etc. De la República Argentina.
Gracias amiga, no es solo Pablo son “TODOS Y CUALQUIERA DE LOS HIJOS ARGENTINOS Y/O DE CUALQUIER NACIONALIDAD”. Agradecido de corazón quien quiera que seas Dios te bendiga. Gustavo Belluscio y familia. Cristina Belluscio Rheem S.A.
E-mail: cbelluscio@rheem.com.ar
La lectura de esta misiva pone en evidencia la crueldad de los delincuentes, al cortar falanges de un dedo del secuestrado “para dar pruebas de vida” del mismo. Y para peor, remitir videos donde se muestra como lo hicieron a los padres de la víctima.
Recién el 05 de noviembre, apareció Belluscio, después de estar secuestrado 43 días, previo pago de $ 100.000. Fueron detenidos 7 presuntos secuestradores.
El 09 de noviembre de ese mismo año, luego de 2 meses, liberaron a Leopoldo Andrade, tras pagar $ 115.000 de rescate. Tenía también mutilaciones en una de sus manos, pero a diferencia de lo sufrido por Belluscio, los cortes fueron realizados sin una técnica quirúrgica.
EL TERRORISMO MERCENARIO Y LA SEGURIDAD PÚBLICA
Desde un punto de vista teórico, el terrorismo mercenario en todas sus manifestaciones, debe ser especial preocupación del estudio de seguridad público.
Desde un punto de vista práctico, esta preocupación está muy limitada, ante los grupos delictivos que poseen un poder que incide en la conducta política de la nación, e impide enfrentar con eficacia y poder a estas bandas delictivas.
El terrorismo criminal muchas veces, posee vinculaciones con sectores que tratan a cambios de “favores”, que se limiten las medidas de seguridad sobre ellos.
El problema es controvertido, y como tal, hay para la seguridad triunfos y fracasos. Y para ellos también.
Esto no quita que quienes tengan la responsabilidad para la construcción de un sistema de seguridad, tengan que considerar permanentemente la existencia de la delincuencia, incluyendo por supuesto el terrorismo mercenario.
En consecuencia, cada caso concreto, requerirá ser considerado en el correspondiente estudio de seguridad.
CONCLUSIONES
El terrorismo mercenario, se hace como advertencia, como indicación de una voluntad homicida dispuesta a operar sobre otras personas o grupo social. Es un mensaje que deja el que intimida; produciendo temor, a la gente que no ha sido víctima del acto terrorista.
Se observa también delitos, que constituyen en sí mismo, mensajes a partir de la crueldad de los hechos, muchas veces como consecuencia de las deformaciones psicopatológicas de los autores, y otras en busca de la impunidad. El secuestro, la violación, la tortura física y psicológica, son altamente frecuentes, y desgraciadamente eficientes para satisfacer los objetivos de los autores.
En toda sociedad, existen personas con deformaciones psicopatológicas. No son cuantitativamente numerosas en relación a la cantidad de habitantes, pero se hacen sentir por la gravedad de los hechos que realizan.
A la vez, existen muchos, que sin manifestar estas inclinaciones, se han educado en sectores donde el delito como medio de vida es como una profesión, que a su vez impone liderazgos a partir de sus historiales que hablan de la crueldad y de la “fiereza” de su conducta.
La sensación de poder de estas personalidades se satisface cuando se puede vejar, humillar, exigir a la víctima que pida clemencia y piedad.
Se suma, la impunidad dado que la mayoría de los delitos penales, quedan sin detectarse los autores y sin lograr las pruebas suficientes para condenar.
Por otra parte, en la mayoría de los casos, la justicia, se apoya en testigos. Estas circunstancias, hace que estos se transforman en objetivo de la búsqueda investigativa por un lado y también se transforman en objetivo del delincuente para intimidarlo, sabiendo que muchas veces los sistemas de seguridad no están en capacidad de evitar los hechos criminales terroristas sobre los mismos.
En esta lucha entre la justicia que investiga y el criminal que trata de eludirla, la víctima como siempre es la población.
Este terrorismo mercenario, existen en todas las naciones, en tiempo de paz y en tiempo de guerra. No son personalidades con apetencias políticas, o que buscan algo para la sociedad. Sus metas se encuentran en sus ambiciones personales, generalmente de orden económico y\o de poder.
También se detectan delincuentes que buscan satisfacer sus aspiraciones de dominio sobre otras personas, alimentadas por el resentimiento hacia ellas que se ha generado a partir de su propia indigencia, y las humillaciones sufridas por la forma en que son considerados por la población.
Dentro del terrorismo mercenario, distingo dos niveles bien diferenciados, el terrorismo profesional y el criminal.
En el terrorismo profesional se debe considerar dos casos: el criminal profesional individual y las organizaciones criminales.
En el caso de operar individualmente, concurren a pedido, y una vez cometido el hecho vuelven a desaparecer del lugar. Utilizan apoyos “técnicos” operando con documentaciones falsas, y están en condiciones de huir, incluso fuera de la nación donde han cometido el hecho criminal.
También pueden ser integrantes de una fuerza policial o de seguridad, que realiza estas acciones a pedido de una “clientela” que puede ser más modesta.
Estos “funcionarios” son el nivel más bajo del terrorismo profesional, pero altamente peligroso y eficaz, por los crímenes que realiza.
Las organizaciones criminales profesionales son detectables por el poder que demuestran y que le permite actuar sobre una población, mediante el terror que inspiran sus acciones. Un ejemplo es la mafia en Italia.
El caso de “funcionarios policiales o de seguridad”, es posiblemente un terrorismo mercenario que puede aparecer en el terrorismo criminal profesional, pero también en el terrorismo criminal. Lo más común es la conformación de una banda que constituye una asociación ilícita, que actúa “vendiendo” sus servicios, y en muchos casos, integrado por policías que trabajan en diferentes lugares.
Normalmente, cuando los integrantes son encabezados por personal de alta graduación, puede observarse un alto nivel de profesionalidad y de empleos de medios, así como llegar a utilizar componentes de la respectiva repartición, sin que estos conozcan los verdaderos objetivos de la operación.
El terrorismo criminal se manifiesta en una amplia gama, de individuos y grupos, que dedicados a esta actividad, desarrollan las mismas, poniendo en muchos casos, en evidencia su crueldad y falta de respeto por los valores humanos de sus víctimas. Actúan con sus propios códigos, que muchos denominan “del hampa” y agravian permanentemente a la sociedad, con asaltos, secuestros, torturas físicas y psicológicas, homicidios, y actos vandálicos.
Estos seres humanos, son muy difíciles de reencausar dentro de los parámetros normales. Se transforman en estudiosos de las normas legales y los derechos humanos, tratando de colocarse bajo la protección de éstas, sin ánimo de identificarse con las mismas.
El terrorismo mercenario en todas sus manifestaciones, es especial preocupación del estudio de seguridad público, previo a la instalación de un sistema de seguridad.
Desde un punto de vista práctico, esta preocupación está muy limitada, ante los grupos que poseen un poder que incide en la conducta política de la nación, que impide enfrentar con eficacia a estas bandas delictivas.
El problema es controvertido, y como tal, hay para la seguridad triunfos y fracasos. Y para ellos también.
My. (RE) Carlos Antonio Españadero es argentino, nacido en 1931, militar, técnico de inteligencia, dedicó sus estudios a la inteligencia estratégica, la estrategia, la seguridad y el contraterrorismo. Se desempeñó como profesor de Inteligencia, en la Escuela Superior de Policía de la Provincia de Buenos Aires; en la Academia Superior de Estudios Penitenciarios y en la Escuela de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Fue profesor de geopolítica, en la Universidad Nacional de Mar del Plata (Bs.As.), Departamento de Geografía, y profesor de Antropogeografía y geografía histórica en el CONSUDEC (Consejo Superior de Educación Católica), Departamento de Historia. En 1980, produjo dos trabajos para el departamento doctrina de la Jefatura II – Inteligencia del EMGE del Ejército Argentino, titulados: “Experiencias y enseñanzas de los ataques terroristas a los cuarteles” y “Experiencias y enseñanzas de los homicidios cometidos por los terroristas”. Posteriormente, continuó perfeccionando sus teorías sobre el terrorismo, los sistemas de seguridad, la conducción y la filosofía de las ciencias. En el 2001, publicó un trabajo confeccionado en equipo con el Dr. Eduardo Jorge Parisi (actualmente en Italia): Seguridad contraterrorista. Tiene en preparación varios trabajos más, próximos a su publicación.
PrisioneroEnArgntina.com
Agosto 1, 2018
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