En estos estivales y raros primeros días del año 2018 intentar escribir algo coherente sobre MIGUEL OSVALDO ETCHECOLATZ y todo lo que acontece alrededor de este prisionero adulto muy mayor al que se lo hizo emblemático por excelencia, supera mi capacidad intelectual de coherencia y lógica. Por ello inicio esta breve nota sin saber para donde ir con la misma y solo volcaré observaciones y pensamientos sueltos, siempre aferrándome a la verdad en la que creo, por más ofensiva que esta sea. El presidente se encuentra de vacaciones prolongadas como gran parte de los habitantes del país.
Sucesivos escándalos han minimizado y alejado en el tiempo el drama del submarino Ara San Juan que partiera desde la misma ciudad donde se encuentra alojado ETCHECOLATZ. Demás está decir que los familiares de los tripulantes de esa embarcación no recibieron apoyo alguno de los organismos de derechos humanos que evidentemente solo son para algunos y algunas. Estos ideológicamente radicalizados siguen fieles a sus principios y exponen e imponen exitosamente como han hecho durante más de treinta o cuarenta años “sus verdades y reclamos”. Por repetición en no pocos casos así se impusieron como hechos veraces. El mas reciente es el caso SANTIAGO MALDONADO considerado “VÍCTIMA DE DESAPARICIÓN FORZADA”.
Todo lo dictaminado en la autopsia más grande de la medicina legal, ya que participaron más de MEDIO CENTENAR de científicos, médicos y peritos, pareciera que no existió. Los “desaparecidos” siguen siendo 30.000, apoyados por una vergonzosa y vil ley de la Provincia de Buenos Aires que los considera jóvenes idealistas que no asesinaron hombres, mujeres ni niños y tampoco llevaron a cabo atentado alguno. No importa la ley ni la justicia, ellos los “democráticos escrachadores”, son sus dueños absolutos y determinaron que para nosotros los adultos mayores no deben existir y mucho menos para un emblemático de 88 años de edad con graves problemas de salud. Por eso hay que acosarlo y si es posible incinerarlo junto a su esposa incendiando la casa, como están incitando. Estos verdaderos cobardes, hablan de la peligrosidad y del poder de Etchecolatz, el cual perdió al otro día de su retiro hace decenas de años, como le pasa absolutamente a todo uniformado. Así le cargaron falazmente la tan comentada “desaparición” de JULIO LÓPEZ, como si ella lo pudiera haber beneficiarlo en algo.
Mientras, él profundo creyente cristiano practicante reza diariamente por sus seres queridos, por los miembros del poder judicial y todos sus demás enemigos. Lo respeto, pero puedo asegurar que en nada comparto su bonhomía. Esta gente, con la complicidad de autoridades gubernamentales al barrer nos está exterminando exitosamente junto a nuestros seres queridos.
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Veo hoy los medios mostrando sus fotos de antigua data, aún con algo de fuerza luchando por su verdad. Una verdadera hipocresía que no solo existe en los medios, también en la sociedad que sin escrúpulo alguno escucha y pondera a los asesinos terroristas del pasado como dignos funcionarios o eximios periodistas defensores de la democracia del presente. Muchos de esos mismos ciudadanos en el ayer lejano aterrorizados clamaban por sus muertes porque “algo habrán hecho”. A su vez en los prisioneros imputados por los mal llamados delitos de lesa humanidad se impone el silencio producto de la apatía y el miedo. En nada se tiene en cuenta lo sabiamente expresado en el poema “LOS INDIFERENTES” de MARTÍN NIEMÜLER (1) y así somos los grandes perdedores, por más que digamos lo contrario. Cuando ETCHECOLATZ era Director de Investigaciones y el Jefe de Policía era CAMPS, había un Sub-Jefe militar, un Estado Mayor militar y luego estaban los Directores policías. Hoy no veo ni escucho a ninguno de esos valientes uniformados (sea del color que sea) acompañando en su soledad a este ex policía anciano y enfermo y a su martirizada y fiel esposa GRACIELA. Tampoco haciendo lo propio con JUANA ROSA CASANOVAS MUÑOZ, desesperada hija de un humilde baqueano militar (2). ¿Donde están los héroes? ¿Donde está el honor, valor y dignidad de quienes usaron uniforme por toda una vida? ¿Donde está el oh juremos con gloria morir del Himno Nacional Argentino cantado mil veces con aparente devoción? Por el “Dios, Patria o Muerte”, ya no preguntaré, no vale la pena, otras veces he hecho esta misma pregunta y siempre respondió el silencio, como seguramente ocurrirá ahora.
“Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala
es el silencio de la gente buena”.
Mahatma Gandhi (1869-1948)
1)LOS INDIFERENTES
«Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»
Escribe CLAUDIO KUSSMAN.
ARGENTINA, TERRITORIO DE INCOHERENCIAS
En estos estivales y raros primeros días del año 2018 intentar escribir algo coherente sobre MIGUEL OSVALDO ETCHECOLATZ y todo lo que acontece alrededor de este prisionero adulto muy mayor al que se lo hizo emblemático por excelencia, supera mi capacidad intelectual de coherencia y lógica. Por ello inicio esta breve nota sin saber para donde ir con la misma y solo volcaré observaciones y pensamientos sueltos, siempre aferrándome a la verdad en la que creo, por más ofensiva que esta sea. El presidente se encuentra de vacaciones prolongadas como gran parte de los habitantes del país.
[ezcol_1quarter][/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter][/ezcol_1quarter] [ezcol_1half_end][/ezcol_1half_end]Sucesivos escándalos han minimizado y alejado en el tiempo el drama del submarino Ara San Juan que partiera desde la misma ciudad donde se encuentra alojado ETCHECOLATZ. Demás está decir que los familiares de los tripulantes de esa embarcación no recibieron apoyo alguno de los organismos de derechos humanos que evidentemente solo son para algunos y algunas. Estos ideológicamente radicalizados siguen fieles a sus principios y exponen e imponen exitosamente como han hecho durante más de treinta o cuarenta años “sus verdades y reclamos”. Por repetición en no pocos casos así se impusieron como hechos veraces. El mas reciente es el caso SANTIAGO MALDONADO considerado “VÍCTIMA DE DESAPARICIÓN FORZADA”.
[ezcol_1half][/ezcol_1half] [ezcol_1half_end][/ezcol_1half_end]Todo lo dictaminado en la autopsia más grande de la medicina legal, ya que participaron más de MEDIO CENTENAR de científicos, médicos y peritos, pareciera que no existió. Los “desaparecidos” siguen siendo 30.000, apoyados por una vergonzosa y vil ley de la Provincia de Buenos Aires que los considera jóvenes idealistas que no asesinaron hombres, mujeres ni niños y tampoco llevaron a cabo atentado alguno. No importa la ley ni la justicia, ellos los “democráticos escrachadores”, son sus dueños absolutos y determinaron que para nosotros los adultos mayores no deben existir y mucho menos para un emblemático de 88 años de edad con graves problemas de salud. Por eso hay que acosarlo y si es posible incinerarlo junto a su esposa incendiando la casa, como están incitando. Estos verdaderos cobardes, hablan de la peligrosidad y del poder de Etchecolatz, el cual perdió al otro día de su retiro hace decenas de años, como le pasa absolutamente a todo uniformado. Así le cargaron falazmente la tan comentada “desaparición” de JULIO LÓPEZ, como si ella lo pudiera haber beneficiarlo en algo.
[ezcol_1half][/ezcol_1half] [ezcol_1half_end][/ezcol_1half_end]REZANDO POR EL ENEMIGO
Mientras, él profundo creyente cristiano practicante reza diariamente por sus seres queridos, por los miembros del poder judicial y todos sus demás enemigos. Lo respeto, pero puedo asegurar que en nada comparto su bonhomía. Esta gente, con la complicidad de autoridades gubernamentales al barrer nos está exterminando exitosamente junto a nuestros seres queridos.
[ezcol_1half][/ezcol_1half] [ezcol_1half_end][/ezcol_1half_end]
Veo hoy los medios mostrando sus fotos de antigua data, aún con algo de fuerza luchando por su verdad. Una verdadera hipocresía que no solo existe en los medios, también en la sociedad que sin escrúpulo alguno escucha y pondera a los asesinos terroristas del pasado como dignos funcionarios o eximios periodistas defensores de la democracia del presente. Muchos de esos mismos ciudadanos en el ayer lejano aterrorizados clamaban por sus muertes porque “algo habrán hecho”. A su vez en los prisioneros imputados por los mal llamados delitos de lesa humanidad se impone el silencio producto de la apatía y el miedo. En nada se tiene en cuenta lo sabiamente expresado en el poema “LOS INDIFERENTES” de MARTÍN NIEMÜLER (1) y así somos los grandes perdedores, por más que digamos lo contrario. Cuando ETCHECOLATZ era Director de Investigaciones y el Jefe de Policía era CAMPS, había un Sub-Jefe militar, un Estado Mayor militar y luego estaban los Directores policías. Hoy no veo ni escucho a ninguno de esos valientes uniformados (sea del color que sea) acompañando en su soledad a este ex policía anciano y enfermo y a su martirizada y fiel esposa GRACIELA. Tampoco haciendo lo propio con JUANA ROSA CASANOVAS MUÑOZ, desesperada hija de un humilde baqueano militar (2). ¿Donde están los héroes? ¿Donde está el honor, valor y dignidad de quienes usaron uniforme por toda una vida? ¿Donde está el oh juremos con gloria morir del Himno Nacional Argentino cantado mil veces con aparente devoción? Por el “Dios, Patria o Muerte”, ya no preguntaré, no vale la pena, otras veces he hecho esta misma pregunta y siempre respondió el silencio, como seguramente ocurrirá ahora.
1)LOS INDIFERENTES
«Primero se llevaron a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero, tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.»
MARTÍN NIEMÜLER
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