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  Por Jamie Finkel.

“Puedo decirte que no tengo dinero. Pero lo que sí tengo son un conjunto muy particular de habilidades; habilidades que he adquirido a lo largo de una carrera muy larga. Habilidades que me convierten en una pesadilla para gente como tú”. Estas palabras son puestas en la boca de Liam Neeson, protagonista de la película Taken, pero bien pudieron emanar de un grupo de monjas que tienen otro conjunto de habilidades bien puestas.

La trata de personas y el trabajo forzoso han sido temas que han entrado en la conciencia internacional en los últimos años. Este problema salió a la luz durante el caso de Jared Fogle (condenado por posesión o distribución de pornografía infantil y viajar a través de las fronteras estatales para tener sexo pago con un menor), que demostró que los niños pequeños están a solo un mensaje de texto de teléfono de distancia de los desviados sexuales de todo el mundo.

Parecería que esta sería una prioridad para muchas organizaciones mundiales, pero el mercado de trabajo forzado aún prospera con hasta 36 millones de personas traficadas en una industria de $150 mil millones de dólares. Un grupo ha aceptado el desafío: un grupo de monjas. Este grupo de monjas se conoce como Talitha Kum, y son 1100 hermanas de profundidad. Según los informes, Talitha Kum opera en 80 países de todo el mundo, pero la facción busca expandirse a 140.

Estas hermanas se hacen pasar por prostitutas, abandonando su atuendo sencillo y sin pretensiones por la ropa de las prostitutas callejeras, para poder infiltrarse en los burdeles como trabajadoras. Al integrarse en los burdeles, las hermanas usan el dinero que han recaudado para comprar mujeres forzadas a la prostitución y niños vendidos en el mercado negro por sus padres, y llevarlos a una red de hogares establecidos en África, Brasil, Filipinas. y la india

Estas hermanas no confían en nadie. No confían en los gobiernos, no confían en las corporaciones y no confían en la policía local. En algunos (muchos) casos, no pueden confiar en el clero masculino. Trabajan en burdeles. Nadie sabe que están allí. Las monjas prefieren mantenerse discretas y concentrarse en su misión en lugar de promover. Se centran únicamente en la liberación de mujeres y niños obligados a la esclavitud. 

Según lo que reza en su sitio web, la Misión de Talitha Kum es acabar con la trata de personas a través de iniciativas colaborativas enfocadas en la prevención, protección, reinserción social y rehabilitación de sobrevivientes, alianzas e incidencia, promoviendo acciones que inciden en las causas sistémicas.

 

Jamie Finkel es un trabajadora social clínico con licencia y un capacitador certificado en educación para padres. Tiene más de 5 años de experiencia trabajando con niños, familias e individuos como agente de apoyo y orientación. Su vida profesional incluye un compromiso de atender las necesidades de los niños y las familias como Trabajadora Social Escolar.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 11, 2022


 

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