MUSICOTERAPIA, UN CAMINO DE VIDA

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  Por  Prof.Mgtr. María Elena Cisneros Rueda Vda. De López Rega

 

PRESENTACIÓN

“La Musicoterapia es una ciencia-arte musical que predispone a las personas hacia un completo bienestar físico, mental y emocional, permitiendo que un estado de ánimo alegre, mejores sus dolencias físicas, acreciente sus respuestas intelectuales e incentive sus capacidades creadoras”(Cisneros 2018)

La Musicoterapia es un camino evolutivo personal de crecimiento general comprendiendo el rol que el entorno juega en nosotros y donde cada movimiento que realizamos recibe una respuesta del universo.

La musicoterapia es un trabajo minucioso en el cual el músico terapeuta debe estar ampliamente preparado para poder ayudar a la persona que lo requiera, de la manera correcta, en el momento oportuno. Debe ser realizado a conciencia con el estudio de muchas pautas que servirán al objetivo preciso de brindar alivio a las dolencias humanas.

La Musicoterapia es también aplicable a seres no humanos: animales y plantas, aunque investigaciones muy recientes han comprobado como los metales reaccionan también a los estímulos sonoros: melódicos y rítmicos.

La Musicoterapia es una forma de vida, un apostolado al que se debe dedicar la mayor cantidad posible del tiempo del que dispone un músico terapeuta para comprender y estimular a quienes lo necesiten.

La Musicoterapia brinda placer de dar y de recibir.

ALGO DE HISTORIA

Es conocido desde los albores de la humanidad que los sonidos poseen efectos visibles en el temperamento y actuaciones de los seres humanos. Esto se debe a las interacciones sonoras que se producen entre la madre gestante y su feto. Vale decir que los sonidos acompañan al ser humano desde el momento mismo de su concepción.

De hecho, cuando el espermatozoide ingresa en el óvulo y lo fecunda, el huevo o cigoto se divide en dos y luego en cuatro y luego en ocho y así sucesivamente. Eso es precisamente lo que ocurre en la música, es decir, una redonda se divide en dos blancas, en cuatro negras, en ocho corcheas y así sucesivamente. Por tanto ¡somos música!¡somos ritmo! ¡somos sonidos!

Nada más normal entonces que ser guiados y reconfortados exteriormente por la misma fuerza que nos ha formado interiormente.

Esto nos da a pensar que el arte de manejar la salud a través de la música, ha existido desde siempre, aún sin saberlo. El niño antes de nacer  realiza una serie de pre-protorritmos (Cisneros 1995) y una vez nacido, realiza protorritmos (Friedmann 1987) que les son propios. Existen similitudes pero cada pre y protorritmo es único y es como si fuera una impresión digital. Cada uno de nosotros posee una identidad sonora o ISO (Benenzon1982) aún antes de nacer, su propia nota musical identificatoria, su propio nivel de vibración (López Rega 1962), que una vez encontrado y bien realizado puede mejorar notablemente su reacción ante diferentes circunstancias de la vida. Este ISO va siempre asociado a un color, un olor, un planeta, una planta, un sabor e incluso un país (Aun Weor 1952),( Benenzon 1981),(Bigen 1148),(Bruno 1756),(Steiner, 1924),(López Rega 1962),(Tesla 1856)

Estos conocimientos vienen guardados en nuestra cadena genética (ADN) y se han ido desarrollando y acrecentando a través de las edades evolutivas del ser humano.

Desde las heterofonías ancestrales, hasta las obras musicales más acabadas, siempre han sido utilizadas con un fin terapéutico, aun desconociendo el valor intrínseco de dicho propósito.

Las diferentes etapas evolutivas de la Musicoterapia se han ido desarrollando a través de las épocas, conociendo real y efectivamente su importancia o solo de manera intuitiva, pero siempre con la convicción de que la música producía alguna reacción en la vida humana.

Hubo una primera etapa en la noche de los tiempos durante la cual se utilizaba como fórmula mágica y a través del ritmo y con mucho apoyo en la religiosidad o en el beneplácito de los dioses, más que como algo curativo en verdad.

Éstas prácticas fueron transmitidas de manera oral y en general dentro del ámbito de cercanía de los “Iniciados” que conformaban una casta especial, con poderes mágicos y que podían interceder antes de eventos específicos como la caza, la pesca, las luchas, las lluvias, los matrimonios, los nacimientos y aún hoy se siguen practicando en algunas tribus africanas.

“El homo sapiens creía que todos los seres vivos o inertes poseían un sonido propio al cual respondían, haciéndolos vulnerables a la magia de tales ritos” (Campos Serra 2018)

Conforme avanzaban los tiempos y las edades, esta relación se fue afianzando, creciendo y mejorando los rituales. Así encontramos que civilizaciones como la griega, la egipcia, la sumeria,, la celta, la china, ya comenzaban a darle otro tipo de atención más concentrada en las sonoridades destinando un determinado sonido para una determinada necesidad.

Por eso estas culturas daban una importancia fundamental a los astros y tanto la astronomía como la astrología tenían un papel preponderante en la vida cotidiana, pero eran solo estudiadas y conocidas por las altas jerarquías sacerdotales o iniciados, que era una continuación de lo ya comenzado en los pueblos primitivos donde el chaman era un ser respetado y temido, precisamente por ésta posibilidad de comunicarse con un mundo intangible y desconocido para el pueblo.

Estas actividades musicales rítmicas, mágicas, convocadoras, repetitivas y necesarias, siempre se realizaban en lugares determinados o “especiales” como lo alto de una montaña, bajo la sombra de un determinado árbol, dentro de una gruta aislada o a la vera de alguna fuente de agua. Más tarde esos lugares se convirtieron en templos donde tenían su lugar específico para ser realizadas, en general lejos del pueblo, pero visibles para el mismo al menos, una vez cada tanto. Eran lugares sagrados y los arqueólogos e historiadores coinciden en que todos los templos cristianos y no cristianos,  fueron construidos en estos lugares específicos en concordancia con las constelaciones. Podemos poner como ejemplo el alineamiento de las célebres pirámides egipcias que a su vez representan la constelación de Orión y el rio Nilo como la vía láctea, en una construcción proyectada en espejo con los cielos.

Al reconocer que ciertos rituales rítmicos desencadenaban determinadas reacciones de la gente, el interés sobre los mismos creció alcanzando a matemáticos, filósofos, astrónomos, astrólogos, médicos, poetas y hasta deportistas.

Tanto los griegos como los hindúes y en oriente reconocieron y aplicaron determinadas secuencias rítmicas que podían influenciar en el ánimo de los pueblos. Podían prepararlos para guerrear y mucho más tarde serían las marchas utilizadas en las guerras y más tarde aún, los himnos de cada país. Pero también para calmarlos  en determinadas circunstancias como catástrofes naturales o malos resultados o simplemente en tiempos de malas cosechas o de epidemias sanitarias.

Las secuencias rítmicas y melódicas se repetían de manera monótona y cadenciosa y los modelos se memorizaban porque no había manera de dejarlos sentados por escrito o porque el lenguaje utilizado era tan hermético que solo los iniciados podían comprenderlo y transmitirlo de manera oral.

Del mismo modo los utensilios utilizados para realizar estos actos se fueron transformando es instrumentos específicos que rememoraban un determinado sonido como el silbo de un pájaro, el caer de la lluvia, el correr de una fuente de agua, el resonar del trueno y se tienen registros específicos de una especie de flauta realizada en un hueso de la pata de un ganso encontrada en una excavación en Alemania datada de unos cuarenta mil años. También se cree que el primer instrumento de cuerdas fue el arco de Ulises, que más tarde se transformaría en lira con  dos y hasta siete cuerdas y que Orfeo aumentara a nueve para elogiar a las nueve musas. La clepsidra utilizaba el sonido del agua y también se dice que en China se creó la primera flauta al cortar un junco y soplar a través del hueco al que luego se le practicaron agujeros para poder cambiar la altura de los sonidos. Muchas de estas noticias forman parte de la mitología, “lo cual no significa que no tuvieran existencia” (Campos Serra 2018).

Sin lugar a dudas y por las influencias que llegan hasta nosotros, los griegos se llevan la palma en la creación de sonidos y de fórmulas para repetirlos y utilizarlos en determinadas circunstancias. Llegaron incluso a crear los Juegos Píticos en los cuales los certámenes de música y poesía colocaba en la cabeza de los más diestros la corona de laureles del ganador.

Sin embargo, no debemos olvidar que tanto hindúes como asiáticos tuvieron su gran aporte, que nos resulta menos conocido porque la influencia europea es la que nos acuna y nos determina a una específica serie de sonidos y de secuencias rítmicas. También los instrumentos creados y utilizados por ellos hasta hoy, nos son menos conocidos porque estamos menos familiarizados con sus sonidos, lo cual no significa que no hayan tenidos importancia fundamental para la evolución de la música y de la musicoterapia.

“Siempre existieron en los agrupamientos humanos personas que sobresalían por su ingenio y que podían mostrar al resto como mejorar sus habilidades en muchos aspectos. Así mismo estas personas formaban castas especiales en todas las civilizaciones” (Toynbee 1929).

La mano de hierro de la religión católica condenó estos saberes por herejes, los desterró quemando bibliotecas para hacer desaparecer todo rastro de estos conocimientos, condenando a la hoguera a la gente capaz de utilizar sonidos y melodías en forma terapéutica, silenciando cualquier intento de volver a hablar de ellos y sumiendo a la civilización a un proceso de terror justificado solamente por no ser aceptado por ellos sin derecho a réplica ni apelando a sus derechos propios. Antes bien, fueron vituperados, salvajemente torturados y ajusticiados sin clemencia.

Durante más de diez siglos la música no podía salir del contexto de las iglesias e incluso no podía ser cantada por las mujeres por ser consideradas como seres sin alma. Aun así, no pudieron acallar la fuerza y la influencia de la música en la vida de las personas ya que de alguna u otra manera era utilizada para aliviar situaciones terapéuticas mejorando el estado de ánimo del sufriente. Siempre algún viajero llegado de otras tierras podía aportar conocimientos adquiridos y ponerlos en práctica a través de instrumentos y de vocalizaciones que ponían una nota de alivio en el enfermo.

EPÍLOGO

La Musicoterapia ha recorrido un largo e intenso camino. Siendo venerada en un principio, ocultada durante mucho tiempo y renacida a fines del siglo XIX,  con un amplio espectro de estudio desde el siglo XX y con su inigualable nexo con otras disciplinas incluyendo a las Neurociencias en la actualidad.

Este maravilloso camino de vida que es la Musicoterapia manifestará todo su esplendor precisamente en éste momento álgido de incertidumbre mundial frente a la pandemia del covid-19 del que aún no sabemos con certeza cuándo y cómo lograremos liberarnos.

BIBLIOGRAFÍA

Aun Weor, S. 1952. “Tratado de medicina oculta”. Gran Fraternidad Blanca. Colombia

Bingen, H von. 2001. “Obras selectas. Google Books

Bruno, G. 1584.”Causa, principio y unidad”.El sótano. México Revisión 2009.

Campos Serra, I. 2018. “Curso de musicoterapia I al IV. Freedom Sunlight. Asunción. Py.

Casares, R. 1990. “Música y actividades musicales”. Everest. México.

Cisneros Rueda, M.E. 2019. “La evolución de la musicoterapia a través del tiempo”. Freedom Sunlight. Asunción.Py

Fridman, R.1988. “El nacimiento de la inteligencia musical”.Guadalupe.Bs.s.Ar.

López Rega, J. 1961. Secretos Develados. Rosa de Libres Bs.As. Ar.

Tesla,N. 2007(1856)”Yo y la energía”. Turner. Colección Noema. Chile.

Toynbee,A. 1933.”A study of history” J. Caplan. Uk.

Steiner, R.1975.”Eurythmie musicale”.Triades. Clamency. Suisse

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