El gran problema de los pecadores es que nunca saben hacia dónde ir. Un día caminan para un lado, otro en dirección opuesta, y así van por delante. Andan sin rumbo y sin la convicción del destino cierto. Son llevados por vientos que soplan de todas las direcciones y de todas las fuentes. Buscan muchos caminos, pero existe apenas un camino cierto.
Muchos están enmarañados en una tela resentimiento, de odio, de remordimientos y culpas, sin saber que basta con cambiar de dirección, apuntando al amor, todo el sentimiento de rencor dejará de existir.
Hay aquéllos que están envueltos en cuestionamientos y dudas, murmuraciones y quejas, pero que con un simple giro todos sus problemas pueden ser resueltos al deparar las bonanzas de la fe. Los que lloran y se lamentan por su suerte, que se acongojan y se desesperan por falta de perspectivas de vida, no percatándose que, a pocos pasos y con un simple doblar, hallarán a tan anhelada y soñada esperanza.
También están aquellos que viven de semblante cerrado, sin una única sonrisa, sin ningún placer o motivación; esos que creen que la alegría ha sido hecha para otros y no para ellos. Se conforman con la situación y no se mueven para conseguir ése cambios de ruta que los lleve donde hay abundancia de dicha.
¿Es fácil dar ese paso? Obviamente que no… Si bien las circunstancias parecen obstruir ese pequeño acto de mover las piernas en busca de tan grande bendición, debemos pedirle a Nuestro señor que nos ayude, que tome nuestras manos y nos lleve a dar en ése primero paso. Jesús es el camino; Él es perito en fe, esperanza y en amor.
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El gran problema de los pecadores es que nunca saben hacia dónde ir. Un día caminan para un lado, otro en dirección opuesta, y así van por delante. Andan sin rumbo y sin la convicción del destino cierto. Son llevados por vientos que soplan de todas las direcciones y de todas las fuentes. Buscan muchos caminos, pero existe apenas un camino cierto.
Hay aquéllos que están envueltos en cuestionamientos y dudas, murmuraciones y quejas, pero que con un simple giro todos sus problemas pueden ser resueltos al deparar las bonanzas de la fe. Los que lloran y se lamentan por su suerte, que se acongojan y se desesperan por falta de perspectivas de vida, no percatándose que, a pocos pasos y con un simple doblar, hallarán a tan anhelada y soñada esperanza.
También están aquellos que viven de semblante cerrado, sin una única sonrisa, sin ningún placer o motivación; esos que creen que la alegría ha sido hecha para otros y no para ellos. Se conforman con la situación y no se mueven para conseguir ése cambios de ruta que los lleve donde hay abundancia de dicha.
¿Es fácil dar ese paso? Obviamente que no… Si bien las circunstancias parecen obstruir ese pequeño acto de mover las piernas en busca de tan grande bendición, debemos pedirle a Nuestro señor que nos ayude, que tome nuestras manos y nos lleve a dar en ése primero paso. Jesús es el camino; Él es perito en fe, esperanza y en amor.
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 6, 2022