La Argentina vive horas muy oscuras, marcadas por la incertidumbre y la confusión como consecuencia de un gobierno que ha sumado a sus muchos desaciertos una pelea interna que genera contradicciones y renuncias que repercuten en su frágil economía y en última instancia, en el empeoramiento de las condiciones de vida de sus sufridos habitantes.
Cada ciudadano, sea que tenga responsabilidades políticas o simplemente cargue con el peso de sostener a una familia o de mantener funcionando a una empresa, se pregunta qué pasará al día siguiente y corren las más variadas versiones, que van desde la posibilidad de cambio de ministros, renuncias masivas y aun de cambios en el ejecutivo de la nación.
Como presidente de Nueva Unión Ciudadana y como ciudadano de esta querida Patria, mi opinión es que no hay atajos que libren a esta dupla gubernamental y al Frente de Todos de gobernar hasta el último día de su mandato, sufriendo las consecuencias de su incapacidad y su mezquindad, tratando de solucionar los enormes problemas que ellos mismos han generado y ya sin margen para encontrar culpables por afuera de su lamentable y pésima gestión.
No nos equivocamos cuando Cristina Fernández designó, sin ninguna consulta ni procedimiento partidario democrático o consensuado a Alberto Fernández, una figura sin relevancia política ni de gestión, como candidato a presidente mientras ella, la figura política más relevante pero también la más desprestigiada, se ubicaba en segundo lugar como vicepresidente. Entonces dijimos que era una fórmula que, de triunfar, estaba condenada al fracaso. El desaguisado en que terminó el gobierno de Macri permitió el triunfo de los peores y la vuelta a un pasado que ya había mostrado sus falencias cívicas y técnicas.
Ahora llegó el tiempo del crujir y rechinar de dientes. Quienes por especulación y cálculo político armaron una fórmula imposible deben enfrentar el peso de sus errores mientras la ciudadanía que los votó y los que no lo hicimos, pero quedamos en minoría, deberemos sufrir hasta el último día y repetirnos cada mañana al levantarnos y cada noche al acostarnos que nunca jamás tengan la oportunidad de volver a gobernarnos. No hay nada peor que esta dupla que ni siquiera tiene definido su liderazgo y que nos destruye mientras se destruyen.
Empecemos a preparar la nueva opción mientras sufrimos esta realidad sin atajos, a la luz de nuestra Constitución y las Leyes de la República que son nuestra última barrera de defensa.
⚖
Por Juan Carlos Neves*
La Argentina vive horas muy oscuras, marcadas por la incertidumbre y la confusión como consecuencia de un gobierno que ha sumado a sus muchos desaciertos una pelea interna que genera contradicciones y renuncias que repercuten en su frágil economía y en última instancia, en el empeoramiento de las condiciones de vida de sus sufridos habitantes.
Cada ciudadano, sea que tenga responsabilidades políticas o simplemente cargue con el peso de sostener a una familia o de mantener funcionando a una empresa, se pregunta qué pasará al día siguiente y corren las más variadas versiones, que van desde la posibilidad de cambio de ministros, renuncias masivas y aun de cambios en el ejecutivo de la nación.
Como presidente de Nueva Unión Ciudadana y como ciudadano de esta querida Patria, mi opinión es que no hay atajos que libren a esta dupla gubernamental y al Frente de Todos de gobernar hasta el último día de su mandato, sufriendo las consecuencias de su incapacidad y su mezquindad, tratando de solucionar los enormes problemas que ellos mismos han generado y ya sin margen para encontrar culpables por afuera de su lamentable y pésima gestión.
No nos equivocamos cuando Cristina Fernández designó, sin ninguna consulta ni procedimiento partidario democrático o consensuado a Alberto Fernández, una figura sin relevancia política ni de gestión, como candidato a presidente mientras ella, la figura política más relevante pero también la más desprestigiada, se ubicaba en segundo lugar como vicepresidente. Entonces dijimos que era una fórmula que, de triunfar, estaba condenada al fracaso. El desaguisado en que terminó el gobierno de Macri permitió el triunfo de los peores y la vuelta a un pasado que ya había mostrado sus falencias cívicas y técnicas.
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]Ahora llegó el tiempo del crujir y rechinar de dientes. Quienes por especulación y cálculo político armaron una fórmula imposible deben enfrentar el peso de sus errores mientras la ciudadanía que los votó y los que no lo hicimos, pero quedamos en minoría, deberemos sufrir hasta el último día y repetirnos cada mañana al levantarnos y cada noche al acostarnos que nunca jamás tengan la oportunidad de volver a gobernarnos. No hay nada peor que esta dupla que ni siquiera tiene definido su liderazgo y que nos destruye mientras se destruyen.
Empecemos a preparar la nueva opción mientras sufrimos esta realidad sin atajos, a la luz de nuestra Constitución y las Leyes de la República que son nuestra última barrera de defensa.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 5, 2022