NO MENDIGAMOS NADA, SINO QUE EXIGIMOS LO QUE NOS CORRESPONDE

PODRAN QUITARLES LA LIBERTAD, PERO NUNCA PERMITEN QUE LES QUITEN LA DIGNIDAD.
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  Por Dr. Gonzalo Miño.

Lord Alfred Tennyson escribió ese hermoso poema llamado “Por el valle de la muerte”, que su parte inicial dice: “Por el valle de la Muerte Cabalgaron los seiscientos. “¡Adelante, Brigada Ligera!” “¡Cargad sobre los cañones!”, dijo. En el valle de la Muerte Cabalgaron los seiscientos. “¡Adelante, Brigada Ligera!” ¿Algún hombre desfallecido? No, aunque los soldados supieran que era un desatino. No estaban allí para replicar. No estaban allí para razonar. No estaban sino para vencer o morir. En el valle de la Muerte cabalgaron los seiscientos. Cañones a su derecha, cañones a su izquierda, cañones ante sí. Descargaron y tronaron. Azotados por balas y metralla, cabalgaron con audacia. Hacia las fauces de la Muerte”.

Este poema épico del escritor británico, nos habla de la historia de 600 hombres, que guiados por su comandante a la muerte, lo hicieron con valor, lealtad y honor.

Desde hace dos décadas militares, policías y miembros de las fuerzas de seguridad cabalgan por el valle de la muerte. Saben que su suerte está echada, nada de lo que hagan hará variar el final de los juicios, el cual ya está escrito de antemano.

Sabemos que no se avizora la luz al final del túnel aún y que el cansancio ya hace mella en los agotados espíritus, pero que ese transitar por el valle de la muerte sea con dignidad y honor. Porque podrán quitarles la libertad, los sueldos, horas con sus familias, pero nunca permitan que les saquen  su DIGNIDAD y su HONOR.

Un soldado jamás pide perdón por haber defendido a su Patria.

Sé, como dice el tango que “la lucha es cruel y es mucha” y que están solos en este combate, pero jamás denle el gusto al enemigo ideológico, que consuma su venganza a través de los denominados juicios de lesa humanidad, verlos doblegados y menos suplicando algo de su miserable justicia. Sean como el junco que se dobla, pero sigue en pie. Lo que no mata los hace más fuerte.

Ellos podrán ganar hoy en el campo jurídico, podrán sentirse vencedores en estos momentos, pero la historia les será implacable. La verdad triunfará finalmente en algunos años sobre la infamia. Tengan la seguridad de que serán recordados por el coraje, la valentía y la decisión de haber enfrentado a la injusticia.

Personalmente, desearía ver también en esta cabalgada a los que aún no están imputados en estos juicios, de pie, alzando su voz contra la arbitrariedad con estruendosa presencia. Sé que involucrarse es correr el riesgo de caer imputado en estas causas, no lo hagan y seguramente seguirán libres, por un tiempo al menos. Pero dentro de muchos años, en la tranquilidad del hogar y ante la silenciosa pregunta de la conciencia de que hicieron por sus camaradas, ¿no estarían dispuestos a volver el tiempo atrás, por una oportunidad, solo una oportunidad de volver a este momento y gritar “nos pueden sacar nuestra libertad, pero jamás nos quitarán ¡¡nuestra dignidad!!?

Recuerden para los hombres de coraje se han hecho las empresas y jamás se abandona al camarada en el campo de batalla.

Por ello, ni hay que abandonar la lucha, con sentido apocalíptico, ni tampoco en la seguridad de que algún día se impondrá la verdad por si sola. No hay que adoptar el expediente del poeta Guido Spano, de meternos en cama al aguardo de nuevos vientos. No. Dios nos puso aquí y ahora, en la Argentina, en medio de todo lo que pasa. Él no va exigir más de lo que  podamos realizar, pero si nos pide que lo hagamos. Confiemos en su Providencia.

Todos sabemos a lo que nos exponemos, incluido quien suscribe, pero seamos leales a nuestros principios éticos y valores morales. Que nuestros hijos y nietos nos vean con orgullo, sabiendo que hemos sido fieles a nuestras convicciones. Deseemos poder mirarnos al espejo dentro de muchos años sin ruborizarnos, sin escondernos, sin recriminarnos por nada, sin tener que tapar la vergüenza con un ensordecer ruido de hipócritas auto justificativos.

Como dijo San Martín: “La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien”.

Luchemos no para ganar un caso aislado, sino para ganar los derechos que nos han quitado. Que el espíritu de quienes ya no están no quede en el polvo de los recuerdos. Un asno puede rebuznar cuanto quiera, pero no hará temblar a las estrellas.

Demostrémosle a todos, incluidos los políticos, que estamos de pie, con el pecho erguido, con el honor y la dignidad como nuestra bandera, la que jamás pero jamás arriaremos, pase lo que pase. Que no mendigamos nada, sino que exigimos lo que nos corresponde.

Nada en sus vidas será más importante, depende de ustedes.

Muchos peleamos esta batalla, sin tener nada que ver con la familia militar o policial. Lo hacemos con convicción y tenacidad. Dejen la tecla send y súmense a esta digna  cruzada. Como dice ese maravilloso dialogo final del film “La caída del halcón negro”: “regresare allá porque hay hombres que nos necesitan…¿Por que lo haces? me preguntan… no contesto nada… no entenderían porque lo hacemos…. no entenderían que la camarería lo es todo… es solo eso…”

Por lo pronto, honor y gloria a los que dignamente cabalgan por el valle de la muerte, a ellos que hacen que los organismos de derechos humanos no den crédito a lo que ven y escuchan. “¡Honrad la carga que hacen! ¡Honrad a esos nobles y dignos solados!”

 


PrisioneroEnArgentina.com

Enero 21, 2024


 

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