COMO DIJO MARTIN LUTHER KING: “TENGO UN SUEÑO”. Como dice el libertario: “Yo no vine acá para guiar corderos, vine a despertar leones”.
La semana pasada una noticia volvió a sacudir la modorra de militares y policías retirados, se produjeron nuevas detenciones de militares en las mal llamadas causas de lesa humanidad, entre ellas, la del Coronel (R) Guillermo Viola, uno de los máximos refrentes de la UP (Unión de Promociones).
Guillermo Viola se había convertido en un estandarte de la resistencia contra la arbitrariedad y la injusticia de estos juicios, no solo divulgando públicamente estas aberraciones jurídicas, sino asistiendo junto a otros camaradas a los detenidos en los diferentes penales. Fue todo un certero golpe.
Los medios de comunicación alineados al gobierno difundieron la noticia con gran estridencia, sin reparar en gruesos epítetos no solo contra Viola y la UP, sino también contra militares, policías y civiles sindicados en las arbitrarias causas.
Si bien la noticia tuvo rápida difusión entre los grupos de militares y policías, lamentablemente no pasó de no ser un mensaje, un mail o un WhatsApp más.
Se ve que están tan acostumbrados a este tipo de hechos, que todo fue un capitulo más en esta larga historia que no parece tener fin.
Las detenciones seguirán ocurriendo en los próximos meses. No se trata de Viola, Garcia o Pérez, sino de un nuevo militar o policía o civil que es encarcelado por el solo hecho de haber formado parte de una institución sea de las fuerzas armadas o policiales que fue compelida a combatir el terrorismo que asolaba nuestro país, por escrita orden el entonces gobierno constitucional peronista. Encarcelamientos que encima se encuentran sustentados en falaces pruebas y una retorcida versión de la historia que nos impusieron minúsculos y espurios intereses.
Más aún, justo cuando los medios se hacían eco de la denuncia presentada por estafa en el cobro de indemnizaciones de los llamados desaparecidos aparecen estas nuevas detenciones, poniendo en tela de juicio el relato oficial al respecto. ¿Casualidad o causalidad?
Martin Luther King pronunció un 28 de Agosto de 1963 aquel genial discurso “I have a dream”, “Tengo un sueño”, al final de la marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad. En el mismo dijo: “Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aun tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra. Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de “fondos insuficientes”. Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia”.
Humildemente creo que ha llegado la hora del sueño argentino. La hora de que dejemos de lado la pasividad, el temor, los mezquinos intereses y nos hermanemos todos sin distinción de grupo, fuerza u organización y exijamos el cobro de ese cheque que la Justicia nos debe.
No aceptemos que nuestro Banco de la Justicia incumpla, como lo ha venido haciendo por años, con los sagrados paradigmas que nuestros antepasados han plasmado en nuestra Constitución Nacional, la ley de leyes. No permitamos que la arbitrariedad se disfrace de justicia.
Alcemos nuestra voz, hasta quedar afónicos, hasta que la justicia corra como las aguas y la rectitud de los jueces como un impetuoso torrente.
Acompañemos al camarada y a sus familiares en estos momentos difíciles. No los dejemos solos.
Participemos, comprometámonos. Si no es por nosotros, si no es por nuestro camarada, que sea por nuestro hijos, nuestros nietos. Podrán cercenar nuestra libertad, pero que jamás nos quieten nuestra dignidad. Por la Patria redimida.
Pongámonos de pie de una vez, que solo así la verdad triunfará finalmente sobre la infamia.
Como dice el libertario: “Yo no vine acá para guiar corderos, vine a despertar leones”. ¡Despierten, por favor!.
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COMO DIJO MARTIN LUTHER KING: “TENGO UN SUEÑO”. Como dice el libertario: “Yo no vine acá para guiar corderos, vine a despertar leones”.
La semana pasada una noticia volvió a sacudir la modorra de militares y policías retirados, se produjeron nuevas detenciones de militares en las mal llamadas causas de lesa humanidad, entre ellas, la del Coronel (R) Guillermo Viola, uno de los máximos refrentes de la UP (Unión de Promociones).
Guillermo Viola se había convertido en un estandarte de la resistencia contra la arbitrariedad y la injusticia de estos juicios, no solo divulgando públicamente estas aberraciones jurídicas, sino asistiendo junto a otros camaradas a los detenidos en los diferentes penales. Fue todo un certero golpe.
Los medios de comunicación alineados al gobierno difundieron la noticia con gran estridencia, sin reparar en gruesos epítetos no solo contra Viola y la UP, sino también contra militares, policías y civiles sindicados en las arbitrarias causas.
Si bien la noticia tuvo rápida difusión entre los grupos de militares y policías, lamentablemente no pasó de no ser un mensaje, un mail o un
WhatsApp más.
Se ve que están tan acostumbrados a este tipo de hechos, que todo fue un capitulo más en esta larga historia que no parece tener fin.
Las detenciones seguirán ocurriendo en los próximos meses. No se trata de Viola, Garcia o Pérez, sino de un nuevo militar o policía o civil que es encarcelado por el solo hecho de haber formado parte de una institución sea de las fuerzas armadas o policiales que fue compelida a combatir el terrorismo que asolaba nuestro país, por escrita orden el entonces gobierno constitucional peronista. Encarcelamientos que encima se encuentran sustentados en falaces pruebas y una retorcida versión de la historia que nos impusieron minúsculos y espurios intereses.
Más aún, justo cuando los medios se hacían eco de la denuncia presentada por estafa en el cobro de indemnizaciones de los llamados desaparecidos aparecen estas nuevas detenciones, poniendo en tela de juicio el relato oficial al respecto. ¿Casualidad o causalidad?
Martin Luther King pronunció un 28 de Agosto de 1963 aquel genial discurso “I have a dream”, “Tengo un sueño”, al final de la marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad. En el mismo dijo: “Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aun tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra. Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de “fondos insuficientes”. Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia”.
Humildemente creo que ha llegado la hora del sueño argentino. La hora de que dejemos de lado la pasividad, el temor, los mezquinos intereses y nos hermanemos todos sin distinción de grupo, fuerza u organización y exijamos el cobro de ese cheque que la Justicia nos debe.
No aceptemos que nuestro Banco de la Justicia incumpla, como lo ha venido haciendo por años, con los sagrados paradigmas que nuestros
antepasados han plasmado en nuestra Constitución Nacional, la ley de leyes. No permitamos que la arbitrariedad se disfrace de justicia.
Alcemos nuestra voz, hasta quedar afónicos, hasta que la justicia corra como las aguas y la rectitud de los jueces como un impetuoso torrente.
Acompañemos al camarada y a sus familiares en estos momentos difíciles. No los dejemos solos.
Participemos, comprometámonos. Si no es por nosotros, si no es por nuestro camarada, que sea por nuestro hijos, nuestros nietos. Podrán cercenar nuestra libertad, pero que jamás nos quieten nuestra dignidad. Por la Patria redimida.
Pongámonos de pie de una vez, que solo así la verdad triunfará finalmente sobre la infamia.
Como dice el libertario: “Yo no vine acá para guiar corderos, vine a despertar leones”. ¡Despierten, por favor!.
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Diciembre 27, 2021