Un dicho agudo, y que describe la manera particular de algunas personas en enfocar con estilo los efectos de manejar ciertos problemas sin realmente resolverlos, es la vivezacriolla; esta breve frase literal o frase hecha, pone de manifiesto el cuño particular argentino; es, en definitiva, una manifestación de lo mundano de los argentinos, con excepciones, claro. Pero esta viveza, sea el ámbito en donde se desarrolle, siempre tiene un costo… Argentina, con sus personajes ilustres, estelares y los no tanto, existen; imaginemos entonces una Argentina con su comedia, sin tragedia, y con sus característicos partícipes de la viveza criolla, los argentinos.
Ya así definida la “viveza” como la “habilidad que poseen algunas personas para manejar los efectos que generan los problemas sin resolverlos”, en toda organización social conviven personas que ejercen la viveza, haciendo de ella su forma de vida, y están también quienes con su conducta representan una puesta en valor de los valores humanos… Los que generan la Viveza criolla, en definitiva una torpeza, les llamamos “avivados”, contrariamente a ser ingenioso.
Pero no todo es “vivezacriolla”; hay conductas de las que nos podemos jactar de sentirse audaces e intocables, en donde sus consecuencias no se aplican al primer concepto y que en la mayoría de los casos, buscan mejorar una situación. En esta definición están los “inventos argentinos”, desarrollados por personas nacidas en esta tierra, como los desarrollados por otras que, siendo nacidas en otras geografías, se encontraban radicadas en suelo argentino al momento de que vislumbrara la idea; “cuando se les prendió la lamparita”.
Los inventos que son argentinos y que han cobrado vida en nuestro territorio, y aprovechados por el resto del mundo, son muchos; y, como ejemplos, podemos mencionar el Bolígrafo de Biro, “la birome”, el uso de las huellas digitales como medio de resolución de crímenes, entre otros tantos realizados por personas que habitan este suelo. Los dibujos animados son también un invento argentino y que, sabido está, dieron la vuelta al mundo.
En lo referente a la gastronomía, las empanadas son un claro ejemplo, como también el alfajor de maicena, la milanesa napolitana, la fugazzeta y, la muy sencillas, pero no menos genial creación que es el “Sepi”, ese trípode guardapizza que se utiliza para evitar que se pegue la mozzarella con la caja del delivery; sí, también este último es un invento argentino. Y para los que no son tan consumidores de pizzas, sino que su tendencia es la carne asada, se destaca “La Provoleta”, ese riquísimo queso para poner sobre la parrilla y, va recorriendo el mundo con gran éxito, “el asado de tira”, invento éste que debería estar entre los cien más eficientes y aplicables, digno de incluir en las enciclopedia de gastronomía, como también en las de Ciencias y Tecnologías, dado que su descubrimiento surgió a partir del aprovechamiento de una innovación tecnológica del último cuarto del siglo XIX. Había algo que hacer respecto de la carne de exportación, y algo se hizo al respecto… ¡Y vaya que se hizo!
El asado de tira tuvo su origen en el primer frigorífico instalado en Sudamérica, el The River Plate Fresh Meat & Co.; fue en la ciudad bonaerense de Campana (Argentina), en el año 1882. Y, para que podamos entender la génesis de la tira de asado, tengamos en cuenta que, para esos tiempos, los principales compradores de carne argentina eran los ingleses y los cortes sujetos a exportación, eran los cuartos trasero y delantero (más carne y menos hueso). La oportunidad se dio cuando, aprovechando los descartes de exportación, el costillar completo, y aprovechando la sierra para cortar transversalmente a este último, se lo pudo fraccionar y así aprovechar las tiras para asarlas y comerlas. Estas piezas de carne se adecuarían al uso dispositivos horizontales, las parrillas, para asarlas sobre ellas frente a las brasas. Con el correr del tiempo, estas tiras así aprovechadas, se popularizarían hacia la mitad del siglo XX.
De ser un descarte de exportación, para pasar a ser platillo gourmet, el “asado de tira”, además de ser un clásico argentino y un legado campanense, es “el invento argentino gastronómico”.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires) recibe un saludo, y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
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Por Claudio Valerio.
Un dicho agudo, y que describe la manera particular de algunas personas en enfocar con estilo los efectos de manejar ciertos problemas sin realmente resolverlos, es la viveza criolla; esta breve frase literal o frase hecha, pone de manifiesto el cuño particular argentino; es, en definitiva, una manifestación de lo mundano de los argentinos, con excepciones, claro. Pero esta viveza, sea el ámbito en donde se desarrolle, siempre tiene un costo… Argentina, con sus personajes ilustres, estelares y los no tanto, existen; imaginemos entonces una Argentina con su comedia, sin tragedia, y con sus característicos partícipes de la viveza criolla, los argentinos.
Ya así definida la “viveza” como la “habilidad que poseen algunas personas para manejar los efectos que generan los problemas sin resolverlos”, en toda organización social conviven personas que ejercen la viveza, haciendo de ella su forma de vida, y están también quienes con su conducta representan una puesta en valor de los valores humanos… Los que generan la Viveza criolla, en definitiva una torpeza, les llamamos “avivados”, contrariamente a ser ingenioso.
Pero no todo es “viveza criolla”; hay conductas de las que nos podemos jactar de sentirse audaces e intocables, en donde sus consecuencias no se aplican al primer concepto y que en la mayoría de los casos, buscan mejorar una situación. En esta definición están los “inventos argentinos”, desarrollados por personas nacidas en esta tierra, como los desarrollados por otras que, siendo nacidas en otras geografías, se encontraban radicadas en suelo argentino al momento de que vislumbrara la idea; “cuando se les prendió la lamparita”.
Los inventos que son argentinos y que han cobrado vida en nuestro territorio, y aprovechados por el resto del mundo, son muchos; y, como ejemplos, podemos mencionar el Bolígrafo de Biro, “la birome”, el uso de las huellas digitales como medio de resolución de crímenes, entre otros tantos realizados por personas que habitan este suelo. Los dibujos animados son también un invento argentino y que, sabido está, dieron la vuelta al mundo.
En lo referente a la gastronomía, las empanadas son un claro ejemplo, como también el alfajor de maicena, la milanesa napolitana, la fugazzeta y, la muy sencillas, pero no menos genial creación que es el “Sepi”, ese trípode guardapizza que se utiliza para evitar que se pegue la mozzarella con la caja del delivery; sí, también este último es un invento argentino. Y para los que no son tan consumidores de pizzas, sino que su tendencia es la carne asada, se destaca “La Provoleta”, ese riquísimo queso para poner sobre la parrilla y, va recorriendo el mundo con gran éxito, “el asado de tira”, invento éste que debería estar entre los cien más eficientes y aplicables, digno de incluir en las enciclopedia de gastronomía, como también en las de Ciencias y Tecnologías, dado que su descubrimiento surgió a partir del aprovechamiento de una innovación tecnológica del último cuarto del siglo XIX. Había algo que hacer respecto de la carne de exportación, y algo se hizo al respecto… ¡Y vaya que se hizo!
El asado de tira tuvo su origen en el primer frigorífico instalado en Sudamérica, el The River Plate Fresh Meat & Co.; fue en la ciudad bonaerense de Campana (Argentina), en el año 1882. Y, para que podamos entender la génesis de la tira de asado, tengamos en cuenta que, para esos tiempos, los principales compradores de carne argentina eran los ingleses y los cortes sujetos a exportación, eran los cuartos trasero y delantero (más carne y menos hueso). La oportunidad se dio cuando, aprovechando los descartes de exportación, el costillar completo, y aprovechando la sierra para cortar transversalmente a este último, se lo pudo fraccionar y así aprovechar las tiras para asarlas y comerlas. Estas piezas de carne se adecuarían al uso dispositivos horizontales, las parrillas, para asarlas sobre ellas frente a las brasas. Con el correr del tiempo, estas tiras así aprovechadas, se popularizarían hacia la mitad del siglo XX.
De ser un descarte de exportación, para pasar a ser platillo gourmet, el “asado de tira”, además de ser un clásico argentino y un legado campanense, es “el invento argentino gastronómico”.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 26, 2024
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