“El mundo contemporáneo se enfrenta a dinámicas que ponen
en aprietos a los operadores clásicos de la Seguridad”.
César Augusto Niño González*.
El “Encuentro” de Managua.
Entre “relatos” y falacias.
La Política de Seguridad Nacional.
El “Encuentro” de Managua.
La publicación del informe final del “XXIII Encuentro del Foro de San Pablo-FSP-” confirma -definitivamente- las afirmaciones que nuestro IEEBA viene realizando hace mucho tiempo… “el gobierno argentino de los K -hipócritamente- simuló no adscribirse al Socialismo Siglo XXI” (1).
Se dijo peronista y gran parte del peronismo suicida lo aceptó y lo sigue aceptando cuando rechaza el desafuero del “honorable” De Vido. Los K se adscribieron a la “pseudo-revolución” y la ex presidente lo confirma actualmente con la ideología de quienes la acompañan en su candidatura al Senado Nacional, en las elecciones de Octubre de éste año.
El Socialismo Siglo XXI -o Chavismo- no es otra cosa que la continuidad del proceso revolucionario conducido por La Habana desde 1959 -hasta hoy- y en la presente etapa post-implosión soviética -1991- conducido por el FSP, en el que revistan estalinistas y social-demócratas, estos últimos citados normalmente como “progresistas” (2).
El “XXIII Encuentro” acaba de desarrollarse en Managua -Nicaragua- entre el 15 y el 19 de Julio de 2017, bajo dirección del sandinismo, por ausencia de su fallecido presidente/fundador -Fidel Castro- y de su vice-presidente -Lula-, sentenciado a nueve años de prisión, por corrupción.
El informe final del Encuentro expresa claramente: “Las fuerzas de izquierda y progresistas perdieron el control del Poder Ejecutivo en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil y resisten en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua y El Salvador”. Por estas razones la nueva directiva establece como nuevo objetivo “buscar la unidad de las izquierdas revolucionarias y organizar la resistencia, hasta que se inicie la contraofensiva”.
Entre “relatos” y falacias.
Llama la atención que el periodismo y los partidos políticos, en nuestro medio, no se hace eco de estos hechos políticos y estratégicos, centrales para el futuro de nuestra región iberoamericana. La “resistencia” está hoy en nuestras caóticas avenidas y autopistas, en las vaciadas instituciones, en la comunicación, en las aulas, en los sindicatos, en los transportes. Sin embargo, cuando se la describe en sus detalles, no se la cita como tal. Se habla del actor: “el piquete”. Pero no de su acción: “la resistencia revolucionaria”.
Tampoco lo hace el Gobierno. Nose cita a la “revolución”, pero se afirma que no debemos regresar al pasado violento y ese mismo pasado está presente, con otras formas y en otra circunstancia. Se mira y no se ve. Se habla con el lenguaje simbólico del enemigo, con expresiones derivadas de una masiva comunicación psico-social de nuestro viejo enemigo, trasladadas a un nuevo “relato” que es determinante para las conductas fanáticas y condicionantes para los actores dubitativos o confundidos.
Lo que en verdad ha ocurrido es que el terrorismo revolucionario de los ’60 y ´70 ha mutado desde sus formulaciones estalinistas a las gramscianas, creando “falacias” encubridoras para que las mayorías de clase media “llegaran al comunismo, sin saberlo”. Hasta ahora el cambio de vía ha tenido un relativo éxito. Prueba reciente: la elección del nuevo presidente. Pero a su vez éste mismo presidente, que en la última reunión del Mercosur reclamó a Caracas por “los presos políticos en Venezuela”, tiene casi dos mil en su propia casa que aumentan constantemente -defunciones y nuevas incorporaciones de por medio- y no actúa.
Continúa -con absoluta vigencia en el 2017- la “política de derechos humanos -DDHH-”, conducida ahora por el Ministro Garavano y su Secretario Avruj, ambos bajo control y supervisión de los llamados “organismos de Derechos Humanos”, constituidos por simpatizantes de la “pseudo-revolución”, defensores de Maduro, de su dictadura y francos opositores -si no enemigos- del gobierno Macri. ¿Cómo se explica semejante paradoja? ¿Cómo se entiende semejante contrasentido?.
Hay quienes -aun estando presos- todavía esperan que las elecciones de Octubre “normalicen” su situación pues, después de ellas -dicen-, todo cambiará. Se terminará con “el curro de los DDHH”. Otros, más realistas, descreen de dicha probabilidad, pues la coalición gobernante tiene en su seno “progresistas de izquierda” y “progresistas liberales”, que en lo que tiene relación con la “política de derechos humanos” actúan tomados de la mano.
Hemos sostenido -desde el final de la guerra fría en 1991- que hay mucha confusión en variados dirigentes ideologizados, con bajísimo nivel de conocimientos políticos y estratégicos. No es lo mismo “derechos humanos” que “política de derechos humanos”. Los derechos humanos están en nuestra Constitución Nacional. Los defendió la Nación Argentina cuando el terrorismo revolucionario nos agredió -desde 1959-, con el objetivo de imponernos el partido único y una constitución comunista.
Estos objetivos revolucionarios aun se mantienen -como lo acaba de afirmar el XXIII Encuentro de FSP-, pero el procedimiento que hoy emplea para lograrlos ya no es a través de las “organizaciones armadas”. Estas han sido reemplazadas por “la política de DDHH”, conducida por los “organismos de DDHH” que emplean a parte del Estado Argentino como instrumento para alcanzar sus fines: al PEN -Ministerio de Justicia y DDHH, Secretaría de DDHH -querellante en todos los casos- y al Poder Judicial -la Justicia Penal Federal, consciente prevaricadora- que ha arrasado con la jurisprudencia penal argentina.
A su vez, la “política de DDHH” desplazó a la Política de Seguridad Nacional, mediante la colusión -en la posguerra- de nuestros enemigos de la segunda mitad del siglo XX: los británicos y los personeros actuales de la revolución neo marxista (3).
Esta maniobra colusiva, originada con el Decreto 158/83, a puesto a la Argentina en los umbrales del “estado fallido” y ha retenido el “estado de guerra civil revolucionario” hasta nuestros días.
No es solo Cristina ni el “populismo” lo que espanta a las inversiones o impide darle un mayor ritmo a la recuperación de la crisis generalizada que nos envuelve.
Cristina es solo el rostro, la imagen de superficie que oculta al proceso revolucionario que afecta a toda Iberoamérica, en la profundidad de los acontecimientos. El término “populismo” es solo el encubrimiento discursivo que evita llamar a las cosas por su nombre. Al pan, pan y al vino, vino.
En la Argentina aparentemente no existen los comunistas, pero la pseudo-revolución neo-marxista sigue su curso y sus actores, en superficie, son todos “democráticos”, pero aclaremos: son demócratas del partido único. Son quienes no hablan de la situación venezolana. ¡Qué esperan las cámaras del Congreso Nacional para expresar su repudio al criminal gobierno castrista de Caracas!
El complemento de la citada maniobra judicial originada por el Decreto 158/83 -que nos ha dejado sin FFAA y en total desamparo en lo que hace a la seguridad pública- ha sido la masiva acción psico-social desarrollada desde los años ´80, en tiempos en que los medios de comunicación eran estatales.
Hoy ese discurso continúa, bien disimilado por el escándalo de la corrupción de los gobiernos adscriptos al “chavismo”, aun en el caso argentino en el que la “revolución” fue contenida -en Diciembre de 2015- por elecciones libres, pero con un nuevo gobierno que carece del poder suficiente, dentro de su coalición, para enfrentar a las “vacas sagradas” creadas -en los últimos treinta y cinco años- por la “política de DDHH” que le imponen las “respetadísimas” comandantes de “abuelas” y “madres” y las leyes que originaron la actual inseguridad e indefensión -las de Defensa y Seguridad Interior- intrínsecamente perversas (4).
La Política de Seguridad Nacional.
Como ya lo expresáramos más arriba, la Política de Seguridad Nacional no existe. Ha sido reemplazada por la “política de DDHH” (5). Es suficiente -para comprobarlo- un análisis comparado de los Libros Blancos de la región, o bien observar la situación de inseguridad progresiva y generalizada, que ha pasado a ser la principal preocupación social.
Nuestra dirigencia política, frente a éste tema central -principal responsabilidad del Estado- y de cara a su electorado, ha defeccionado. El muro psico-político construido durante los últimos treinta y cinco años la ha paralizado. Es “políticamente incorrecto” tratar la actualización conceptual y orgánica de la Seguridad Nacional. La legislación que la rige fue desarrollada por los simpatizantes y herederos de las organizaciones terroristas-revolucionarias domésticas, en tiempo de la guerra fría. Con ellas lograron extrañar a las FFAA de sus misiones constitucionales y así pudieron avanzar contra nuestra cultura, nuestra educación, nuestra economía y alcanzaron la actual “grieta” social -la lucha de clases-, a un precio escandaloso de inseguridad, indefensión, muertes diarias de inocentes, corrupción institucional y conflicto social. Nos han llevado al borde del “Estado fallido”.
Mientras tanto, el mundo siguió andando. Contrariamente a nuestra parálisis socio-política y económica, nuestros vecinos y el mundo desarrollado dinamizó los cambios de estructuras, de conceptos y organizaciones de seguridad. Mientras está en debate la “séptima generación de la guerra” en el ámbito de los estrategas teóricos *, la anquilosada dirigencia política argentina y los responsables legos de nuestra Seguridad Nacional, continúan sordos, ciegos y mudos, mientras los riesgos y amenazas posguerra fría se agravan día a día y en las calles y avenidas los vecinos gritan por SEGURIDAD Y JUSTICIA. En nuestra querida Patria Argentina el “motor del reordenamiento de la Seguridad”* está fuera de servicio desde 1984, hace treinta y cinco años.
Por los motivos expuestos, quien suscribe los invita a acompañarnos con su voto en Agosto y en Octubre, para alcanzar a ocupar una banca en la Cámara de Diputados de la Nación, apoyando al partido “El Movimiento” – Lista 262- “Orden y Justicia”.
* César A. Niño González. “Séptima generación de la guerra: el terrorismo como motor del reordenamiento de la Seguridad”. 21 Jul 17.http://www.ieee.es/
(1). Heriberto J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil-revolucionario”. 09 Jul 13. www.ieeba.com.ar
(2) Heriberto J. Auel. “El narcoterrorismo, el estado nación, la democracia y las FFAA”. 26 Abr 14. www.ieeba.com.ar
(3) Heriberto J. Auel. “Estamos en Guerra “por partes”. 05 Ago 16. www.ieeba.com.ar
(4) Heriberto J. Auel. “Democracia, FFAA, Seguridad y Sociedad”. Ponencia en Santiago de Chile. 21 Jul 11. www.ieeba.com.ar
(5) Mario Cadena Madariaga. “Los partidos políticos, las FFAA y la Defensa Nacional”. Mar 10. www.ieeba.com.ar
POLÍTICA DE DERECHOS HUMANOS
Vs.
POLÍTICA DE SEGURIDAD NACIONAL.
Grl. Heriberto Justo Auel
01 Ago 17
“El mundo contemporáneo se enfrenta a dinámicas que ponen
en aprietos a los operadores clásicos de la Seguridad”.
César Augusto Niño González*.
El “Encuentro” de Managua.
Entre “relatos” y falacias.
La Política de Seguridad Nacional.
El “Encuentro” de Managua.
La publicación del informe final del “XXIII Encuentro del Foro de San Pablo-FSP-” confirma -definitivamente- las afirmaciones que nuestro IEEBA viene realizando hace mucho tiempo… “el gobierno argentino de los K -hipócritamente- simuló no adscribirse al Socialismo Siglo XXI” (1).
Se dijo peronista y gran parte del peronismo suicida lo aceptó y lo sigue aceptando cuando rechaza el desafuero del “honorable” De Vido. Los K se adscribieron a la “pseudo-revolución” y la ex presidente lo confirma actualmente con la ideología de quienes la acompañan en su candidatura al Senado Nacional, en las elecciones de Octubre de éste año.
El Socialismo Siglo XXI -o Chavismo- no es otra cosa que la continuidad del proceso revolucionario conducido por La Habana desde 1959 -hasta hoy- y en la presente etapa post-implosión soviética -1991- conducido por el FSP, en el que revistan estalinistas y social-demócratas, estos últimos citados normalmente como “progresistas” (2).
El “XXIII Encuentro” acaba de desarrollarse en Managua -Nicaragua- entre el 15 y el 19 de Julio de 2017, bajo dirección del sandinismo, por ausencia de su fallecido presidente/fundador -Fidel Castro- y de su vice-presidente -Lula-, sentenciado a nueve años de prisión, por corrupción.
El informe final del Encuentro expresa claramente: “Las fuerzas de izquierda y progresistas perdieron el control del Poder Ejecutivo en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil y resisten en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua y El Salvador”. Por estas razones la nueva directiva establece como nuevo objetivo “buscar la unidad de las izquierdas revolucionarias y organizar la resistencia, hasta que se inicie la contraofensiva”.
Entre “relatos” y falacias.
Llama la atención que el periodismo y los partidos políticos, en nuestro medio, no se hace eco de estos hechos políticos y estratégicos, centrales para el futuro de nuestra región iberoamericana. La “resistencia” está hoy en nuestras caóticas avenidas y autopistas, en las vaciadas instituciones, en la comunicación, en las aulas, en los sindicatos, en los transportes. Sin embargo, cuando se la describe en sus detalles, no se la cita como tal. Se habla del actor: “el piquete”. Pero no de su acción: “la resistencia revolucionaria”.
Tampoco lo hace el Gobierno. No se cita a la “revolución”, pero se afirma que no debemos regresar al pasado violento y ese mismo pasado está presente, con otras formas y en otra circunstancia. Se mira y no se ve. Se habla con el lenguaje simbólico del enemigo, con expresiones derivadas de una masiva comunicación psico-social de nuestro viejo enemigo, trasladadas a un nuevo “relato” que es determinante para las conductas fanáticas y condicionantes para los actores dubitativos o confundidos.
Lo que en verdad ha ocurrido es que el terrorismo revolucionario de los ’60 y ´70 ha mutado desde sus formulaciones estalinistas a las gramscianas, creando “falacias” encubridoras para que las mayorías de clase media “llegaran al comunismo, sin saberlo”. Hasta ahora el cambio de vía ha tenido un relativo éxito. Prueba reciente: la elección del nuevo presidente. Pero a su vez éste mismo presidente, que en la última reunión del Mercosur reclamó a Caracas por “los presos políticos en Venezuela”, tiene casi dos mil en su propia casa que aumentan constantemente -defunciones y nuevas incorporaciones de por medio- y no actúa.
Continúa -con absoluta vigencia en el 2017- la “política de derechos humanos -DDHH-”, conducida ahora por el Ministro Garavano y su Secretario Avruj, ambos bajo control y supervisión de los llamados “organismos de Derechos Humanos”, constituidos por simpatizantes de la “pseudo-revolución”, defensores de Maduro, de su dictadura y francos opositores -si no enemigos- del gobierno Macri. ¿Cómo se explica semejante paradoja? ¿Cómo se entiende semejante contrasentido?.
Hay quienes -aun estando presos- todavía esperan que las elecciones de Octubre “normalicen” su situación pues, después de ellas -dicen-, todo cambiará. Se terminará con “el curro de los DDHH”. Otros, más realistas, descreen de dicha probabilidad, pues la coalición gobernante tiene en su seno “progresistas de izquierda” y “progresistas liberales”, que en lo que tiene relación con la “política de derechos humanos” actúan tomados de la mano.
Hemos sostenido -desde el final de la guerra fría en 1991- que hay mucha confusión en variados dirigentes ideologizados, con bajísimo nivel de conocimientos políticos y estratégicos. No es lo mismo “derechos humanos” que “política de derechos humanos”. Los derechos humanos están en nuestra Constitución Nacional. Los defendió la Nación Argentina cuando el terrorismo revolucionario nos agredió -desde 1959-, con el objetivo de imponernos el partido único y una constitución comunista.
Estos objetivos revolucionarios aun se mantienen -como lo acaba de afirmar el XXIII Encuentro de FSP-, pero el procedimiento que hoy emplea para lograrlos ya no es a través de las “organizaciones armadas”. Estas han sido reemplazadas por “la política de DDHH”, conducida por los “organismos de DDHH” que emplean a parte del Estado Argentino como instrumento para alcanzar sus fines: al PEN -Ministerio de Justicia y DDHH, Secretaría de DDHH -querellante en todos los casos- y al Poder Judicial -la Justicia Penal Federal, consciente prevaricadora- que ha arrasado con la jurisprudencia penal argentina.
A su vez, la “política de DDHH” desplazó a la Política de Seguridad Nacional, mediante la colusión -en la posguerra- de nuestros enemigos de la segunda mitad del siglo XX: los británicos y los personeros actuales de la revolución neo marxista (3).
Esta maniobra colusiva, originada con el Decreto 158/83, a puesto a la Argentina en los umbrales del “estado fallido” y ha retenido el “estado de guerra civil revolucionario” hasta nuestros días.
No es solo Cristina ni el “populismo” lo que espanta a las inversiones o impide darle un mayor ritmo a la recuperación de la crisis generalizada que nos envuelve.
Cristina es solo el rostro, la imagen de superficie que oculta al proceso revolucionario que afecta a toda Iberoamérica, en la profundidad de los acontecimientos. El término “populismo” es solo el encubrimiento discursivo que evita llamar a las cosas por su nombre. Al pan, pan y al vino, vino.
En la Argentina aparentemente no existen los comunistas, pero la pseudo-revolución neo-marxista sigue su curso y sus actores, en superficie, son todos “democráticos”, pero aclaremos: son demócratas del partido único. Son quienes no hablan de la situación venezolana. ¡Qué esperan las cámaras del Congreso Nacional para expresar su repudio al criminal gobierno castrista de Caracas!
El complemento de la citada maniobra judicial originada por el Decreto 158/83 -que nos ha dejado sin FFAA y en total desamparo en lo que hace a la seguridad pública- ha sido la masiva acción psico-social desarrollada desde los años ´80, en tiempos en que los medios de comunicación eran estatales.
Hoy ese discurso continúa, bien disimilado por el escándalo de la corrupción de los gobiernos adscriptos al “chavismo”, aun en el caso argentino en el que la “revolución” fue contenida -en Diciembre de 2015- por elecciones libres, pero con un nuevo gobierno que carece del poder suficiente, dentro de su coalición, para enfrentar a las “vacas sagradas” creadas -en los últimos treinta y cinco años- por la “política de DDHH” que le imponen las “respetadísimas” comandantes de “abuelas” y “madres” y las leyes que originaron la actual inseguridad e indefensión -las de Defensa y Seguridad Interior- intrínsecamente perversas (4).
La Política de Seguridad Nacional.
Como ya lo expresáramos más arriba, la Política de Seguridad Nacional no existe. Ha sido reemplazada por la “política de DDHH” (5). Es suficiente -para comprobarlo- un análisis comparado de los Libros Blancos de la región, o bien observar la situación de inseguridad progresiva y generalizada, que ha pasado a ser la principal preocupación social.
Nuestra dirigencia política, frente a éste tema central -principal responsabilidad del Estado- y de cara a su electorado, ha defeccionado. El muro psico-político construido durante los últimos treinta y cinco años la ha paralizado. Es “políticamente incorrecto” tratar la actualización conceptual y orgánica de la Seguridad Nacional. La legislación que la rige fue desarrollada por los simpatizantes y herederos de las organizaciones terroristas-revolucionarias domésticas, en tiempo de la guerra fría. Con ellas lograron extrañar a las FFAA de sus misiones constitucionales y así pudieron avanzar contra nuestra cultura, nuestra educación, nuestra economía y alcanzaron la actual “grieta” social -la lucha de clases-, a un precio escandaloso de inseguridad, indefensión, muertes diarias de inocentes, corrupción institucional y conflicto social. Nos han llevado al borde del “Estado fallido”.
Mientras tanto, el mundo siguió andando. Contrariamente a nuestra parálisis socio-política y económica, nuestros vecinos y el mundo desarrollado dinamizó los cambios de estructuras, de conceptos y organizaciones de seguridad. Mientras está en debate la “séptima generación de la guerra” en el ámbito de los estrategas teóricos *, la anquilosada dirigencia política argentina y los responsables legos de nuestra Seguridad Nacional, continúan sordos, ciegos y mudos, mientras los riesgos y amenazas posguerra fría se agravan día a día y en las calles y avenidas los vecinos gritan por SEGURIDAD Y JUSTICIA. En nuestra querida Patria Argentina el “motor del reordenamiento de la Seguridad”* está fuera de servicio desde 1984, hace treinta y cinco años.
Por los motivos expuestos, quien suscribe los invita a acompañarnos con su voto en Agosto y en Octubre, para alcanzar a ocupar una banca en la Cámara de Diputados de la Nación, apoyando al partido “El Movimiento” – Lista 262- “Orden y Justicia”.
* César A. Niño González. “Séptima generación de la guerra: el terrorismo como motor del reordenamiento de la Seguridad”. 21 Jul 17. http://www.ieee.es/
(1). Heriberto J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil-revolucionario”. 09 Jul 13. www.ieeba.com.ar
(2) Heriberto J. Auel. “El narcoterrorismo, el estado nación, la democracia y las FFAA”. 26 Abr 14. www.ieeba.com.ar
(3) Heriberto J. Auel. “Estamos en Guerra “por partes”. 05 Ago 16. www.ieeba.com.ar
(4) Heriberto J. Auel. “Democracia, FFAA, Seguridad y Sociedad”. Ponencia en Santiago de Chile. 21 Jul 11. www.ieeba.com.ar
(5) Mario Cadena Madariaga. “Los partidos políticos, las FFAA y la Defensa Nacional”. Mar 10. www.ieeba.com.ar
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 3, 2017
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