En su nota del lunes pasado, el señor Avruj, secretario de Derechos Humanos, se refiere a un Plan Nacional de DD.HH. basado en cinco ejes, entre ellos, no discriminación e igualdad, memoria, verdad, justicia y políticas reparatorias. Permítaseme renombrarlos por “discriminación, desigualdad, olvido, mentira, injusticia y políticas de negación y abandono”. Se mantiene la política de Estado de ignorar un sector de la población, las miles de víctimas que dejó el accionar de las fuerzas guerrilleras en los años 60 y 70. Para ellas sólo el olvido. No tuvieron ni Conadep ni monumentos, y ni hablar de una reparación cuando menos moral. Por el contrario, ven a sus victimarios honrados en monumentos u ocupando altos cargos en la función pública y dar lecciones de moralina. ¿Qué clase de memoria, qué clase de verdad y qué clase de justicia es la que somete y obliga al olvido a estas miles de personas y parcializa la historia? A ese abandono, se agrega el sabor amargo que se mantiene por la promesa incumplida de terminar con “el curro de los derechos humanos”.
Vaya el más profundo repudio a esta actitud discriminatoria y desapegada de la verdad de un gobierno que pretende ampliar la lucha por los DD.HH., excepto los de estas víctimas, mediante una política de Estado de olvido, mentira e injusticia.
Escribe María Laura Olea.
Política de olvido
En su nota del lunes pasado, el señor Avruj, secretario de Derechos Humanos, se refiere a un Plan Nacional de DD.HH. basado en cinco ejes, entre ellos, no discriminación e igualdad, memoria, verdad, justicia y políticas reparatorias. Permítaseme renombrarlos por “discriminación, desigualdad, olvido, mentira, injusticia y políticas de negación y abandono”. Se mantiene la política de Estado de ignorar un sector de la población, las miles de víctimas que dejó el accionar de las fuerzas guerrilleras en los años 60 y 70. Para ellas sólo el olvido. No tuvieron ni Conadep ni monumentos, y ni hablar de una reparación cuando menos moral. Por el contrario, ven a sus victimarios honrados en monumentos u ocupando altos cargos en la función pública y dar lecciones de moralina. ¿Qué clase de memoria, qué clase de verdad y qué clase de justicia es la que somete y obliga al olvido a estas miles de personas y parcializa la historia? A ese abandono, se agrega el sabor amargo que se mantiene por la promesa incumplida de terminar con “el curro de los derechos humanos”.
Vaya el más profundo repudio a esta actitud discriminatoria y desapegada de la verdad de un gobierno que pretende ampliar la lucha por los DD.HH., excepto los de estas víctimas, mediante una política de Estado de olvido, mentira e injusticia.
María Laura Olea
Doctora en Abogacía.
Colaboración: Dra. Andrea Palomas Alarcón
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 16, 2017
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