— Sí… bueno, en realidad fui a ver a un curandero.
— ¿Cómo? ¿Y qué estupidez le dijo ese curandero?
— Que viniese a verlo a usted…
Cuántas veces nos equivocamos al juzgar a los demás, sin saber la realidad de las personas. No conocemos las circunstancias de su vida y, sin embargo, las condenamos en nuestro interior porque quizás a primera vista nos han caído mal por un detalle sin importancia. Por prudencia, no nos dejemos llevar por reacciones instintivas. El que critica es porque antes ha juzgado al prójimo. No juzguemos porque no conocemos la situación real por la que está pasando cada uno. Eso sólo lo sabe Dios… Juzgarnos, en cambio, es lo más acertado y es el tiempo mejor empleado.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO
Examinando a un paciente, el doctor le dice:
— Usted debería haber venido a verme antes.
— Sí… bueno, en realidad fui a ver a un curandero.
— ¿Cómo? ¿Y qué estupidez le dijo ese curandero?
— Que viniese a verlo a usted…
Cuántas veces nos equivocamos al juzgar a los demás, sin saber la realidad de las personas. No conocemos las circunstancias de su vida y, sin embargo, las condenamos en nuestro interior porque quizás a primera vista nos han caído mal por un detalle sin importancia. Por prudencia, no nos dejemos llevar por reacciones instintivas. El que critica es porque antes ha juzgado al prójimo. No juzguemos porque no conocemos la situación real por la que está pasando cada uno. Eso sólo lo sabe Dios… Juzgarnos, en cambio, es lo más acertado y es el tiempo mejor empleado.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius
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Setiembre 30, 2020