En la República Argentina donde la religión y la política se entrelazan de manera inseparable, el Papa de gran influencia y liderazgo ha estado en el centro de la atención nacional. Su figura, venerada por muchos, ha sido también fuente de controversia y división. Su muerte, que parece inminente, ha comenzado a generar un torbellino de reacciones en la sociedad.
Durante años, el Papa ha utilizado su posición para dirigirse no solo a sus feligreses, sino también a un amplio espectro de actores políticos y sindicales. Su ideología, marcada por un enfoque radical de la justicia social, ha atraído a muchos, pero también ha creado un cisma dentro de la propia iglesia. Mientras algunos lo ven como un profeta, otros lo consideran un manipulador que ha llevado a su congregación y al país a un estado de polarización.
A medida que su salud se deteriora, los líderes políticos, sindicales, y de la justicia que alguna vez se alinearon con él comienzan a sentir la incertidumbre que su ausencia podría traer. En reuniones clandestinas, se discuten estrategias para mantener el control sobre el electorado que él había cautivado. Algunos, temerosos de perder su influencia, intentan acercarse a facciones moderadas dentro de la iglesia, mientras que otros se ven empujados a radicalizar aún más sus discursos en un intento por mantener el fervor que el propio Papa había sembrado.
Sin embargo, la muerte del Papa no solo desatará una batalla por el poder; también será un punto de inflexión para la Nación Argentina. En los días posteriores a su fallecimiento, el país se verá sumido en el caos. Las calles se llenarán de manifestaciones, tanto de sus fervientes seguidores que clamarán por la “justicia” que él predicaba, como de quienes abogan por un cambio y una reconciliación que parece imposible.
La división se acentuará, y los líderes que se habían beneficiado de su apoyo y guía se verán en una encrucijada. Algunos, incapaces de adaptarse a la nueva realidad, perderán su base de poder y quedarán relegados al olvido. Otros, más astutos, comenzarán a construir alianzas con los sectores de la población que antes despreciaban, intentando capitalizar el descontento general.
Mientras tanto, la Iglesia Católica Apostólica Romana se enfrenta a su propio dilema. Sin la presencia carismática del Papa Bergoglio, las facciones en conflicto se vuelven más visibles. El riesgo de un cisma se materializa, y algunos obispos comienzan a hablar de una nueva dirección que podría alejarse de la ideología que había prevalecido. La falta de unidad entre los clérigos deja a la comunidad religiosa en una posición vulnerable, ya que muchos fieles buscan respuestas que no llegan.
En los meses siguientes, el país sufrirá una transformación. Las elecciones se convierten en un campo de batalla donde las viejas alianzas se desmoronan y emergen nuevas fuerzas políticas. La figura del Papa Bergoglio, aunque fallecida, seguirá siendo un símbolo poderoso que muchos intentarán reivindicar, mientras que otros buscarán distanciarse de su legado.
El sacerdocio, una vez un faro de unidad, se convierte en un espejo de las fracturas sociales. La muerte del Papa no solo marcará el final de una era, sino el comienzo de un proceso tumultuoso que cambiará la cara de la Argentina para siempre; concomitante con los aspectos políticos económicos no bien fundados del Gobierno de Argentina. En este nuevo escenario, los que lo siguieron capciosamente deberán navegar por un mar de incertidumbre, reflexionando sobre las verdaderas lecciones de su vida y legado, mientras el país deberá buscar su propio camino sustentable con la ayuda de Dios hacia adelante.
Que Dios nos ayude, porque la motosierra se quedará sin combustible.
A Papa muerto, Papa puesto. Muere el Papa, Viva el Papa.
DANTE CASAL
1 month ago
QUIERE SEGUIR EN EL TRONO VOLVERÁ!!!!
RAQUEL LENCINAS
1 month ago
Muy buen artículo, que marca la realidad de la iglesia del presente.
Sonia S
1 month ago
A todos los que este Sr. “Chispa”, ahora reconvertido en ministro del Señor y estrella de este site, aquellos que pasaban por sus manos en las mazmorras y sótanos donde no oficiaba misa ni cánticos de aleluya, sino gritos de horror dolor y angustia, hubieran dado el alma no ya por poder emitir elucubraciones a todo el orbe, sino tan solo por poder ver las cucarachas y ratas que se paseaban por sus cuchitriles y los excrementos que les rodeaban, tras sus infames capuchas y grilletes medievales que amarraban sus miembros durante horas y horas y días.
Norberto Garcia
1 month ago
Francisco como Papa se portó muy mal con la Argentina y llevó adelante una campaña política a favor del peronismo cooptado por el kirchnerismo cuyos gobiernos fuerobn los mas corruptos de la historia, según dicen. nunca vino de visita como sumo pontífice.
♣
Pr. Ms. Dr. ( HC/Ord. Chp.Br )
En la República Argentina donde la religión y la política se entrelazan de manera inseparable, el Papa de gran influencia y liderazgo ha estado en el centro de la atención nacional. Su figura, venerada por muchos, ha sido también fuente de controversia y división. Su muerte, que parece inminente, ha comenzado a generar un torbellino de reacciones en la sociedad.
Durante años, el Papa ha utilizado su posición para dirigirse no solo a sus feligreses, sino también a un amplio espectro de actores políticos y sindicales. Su ideología, marcada por un enfoque radical de la justicia social, ha atraído a muchos, pero también ha creado un cisma dentro de la propia iglesia. Mientras algunos lo ven como un profeta, otros lo consideran un manipulador que ha llevado a su congregación y al país a un estado de polarización.
A medida que su salud se deteriora, los líderes políticos, sindicales, y de la justicia que alguna vez se alinearon con él comienzan a sentir la incertidumbre que su ausencia podría traer. En reuniones clandestinas, se discuten estrategias para mantener el control sobre el electorado que él había cautivado. Algunos, temerosos de perder su influencia, intentan acercarse a facciones moderadas dentro de la iglesia, mientras que otros se ven empujados a radicalizar aún más sus discursos en un intento por mantener el fervor que el propio Papa había sembrado.
Sin embargo, la muerte del Papa no solo desatará una batalla por el poder; también será un punto de inflexión para la Nación Argentina. En los días posteriores a su fallecimiento, el país se verá sumido en el caos. Las calles se llenarán de manifestaciones, tanto de sus fervientes seguidores que clamarán por la “justicia” que él predicaba, como de quienes abogan por un cambio y una reconciliación que parece imposible.
La división se acentuará, y los líderes que se habían beneficiado de su apoyo y guía se verán en una encrucijada. Algunos, incapaces de adaptarse a la nueva realidad, perderán su base de poder y quedarán relegados al olvido. Otros, más astutos, comenzarán a construir alianzas con los sectores de la población que antes despreciaban, intentando capitalizar el descontento general.
Mientras tanto, la Iglesia Católica Apostólica Romana se enfrenta a su propio dilema. Sin la presencia carismática del Papa Bergoglio, las facciones en conflicto se vuelven más visibles. El riesgo de un cisma se materializa, y algunos obispos comienzan a hablar de una nueva dirección que podría alejarse de la ideología que había prevalecido. La falta de unidad entre los clérigos deja a la comunidad religiosa en una posición vulnerable, ya que muchos fieles buscan respuestas que no llegan.
En los meses siguientes, el país sufrirá una transformación. Las elecciones se convierten en un campo de batalla donde las viejas alianzas se desmoronan y emergen nuevas fuerzas políticas. La figura del Papa Bergoglio, aunque fallecida, seguirá siendo un símbolo poderoso que muchos intentarán reivindicar, mientras que otros buscarán distanciarse de su legado.
El sacerdocio, una vez un faro de unidad, se convierte en un espejo de las fracturas sociales. La muerte del Papa no solo marcará el final de una era, sino el comienzo de un proceso tumultuoso que cambiará la cara de la Argentina para siempre; concomitante con los aspectos políticos económicos no bien fundados del Gobierno de Argentina. En este nuevo escenario, los que lo siguieron capciosamente deberán navegar por un mar de incertidumbre, reflexionando sobre las verdaderas lecciones de su vida y legado, mientras el país deberá buscar su propio camino sustentable con la ayuda de Dios hacia adelante.
Que Dios nos ayude, porque la motosierra se quedará sin combustible.
Baruj hashem Adonai
Campo de Mayo, Argentina
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 26, 2025
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QUIERE SEGUIR EN EL TRONO VOLVERÁ!!!!
Muy buen artículo, que marca la realidad de la iglesia del presente.
A todos los que este Sr. “Chispa”, ahora reconvertido en ministro del Señor y estrella de este site, aquellos que pasaban por sus manos en las mazmorras y sótanos donde no oficiaba misa ni cánticos de aleluya, sino gritos de horror dolor y angustia, hubieran dado el alma no ya por poder emitir elucubraciones a todo el orbe, sino tan solo por poder ver las cucarachas y ratas que se paseaban por sus cuchitriles y los excrementos que les rodeaban, tras sus infames capuchas y grilletes medievales que amarraban sus miembros durante horas y horas y días.
Francisco como Papa se portó muy mal con la Argentina y llevó adelante una campaña política a favor del peronismo cooptado por el kirchnerismo cuyos gobiernos fuerobn los mas corruptos de la historia, según dicen. nunca vino de visita como sumo pontífice.
No olvidar que era Jesuita.