Una profesora de la Clase Bíblica, estaba examinando sus alumnos después de una serie de lecciones sobre la Omnipotencia de Dios. Ella preguntó: “¿Existe un algo que Dios no puede hacer?” Hubo un momento de silencio y, entonces, un niño levantó la mano. Sorpresa y desapuntada, por haber enseñado que “todo es posible para Dios”, ella preguntó: “me puedes decir ¿qué Dios no puede hacer?” “Dios”, contestó el niño, “no puede agradar a todo el mundo.”
Esta respuesta parece tratarse apenas de un dicho popular, sin embargo, nosotros la tornamos verdadera. Él demostró todo Su amor al enviar Su Hijo para pagar el precio de nuestros pecados, y nosotros lo rechazamos. Dios afirmó que jamás nos abandonaría y nosotros murmuramos, diciendo que Dios se olvidó de nosotros. Él prometió abrir la ventana de los cielos para nosotros y quejamos de que Dios no se interesa de nuestras necesidades. Él afirmó que somos más que vencedores y vivimos como eternos derrotados. Él nos enseñó a confiar en Él en todas las ocasiones y preferimos confiar en nosotros mismos, aún mismo después de varios tropezones y caídas.
Si el día está muy caluroso, no podemos ir a la iglesia a adorar al Señor. Se está un poco frío, no vamos a salir a la reunión de catequesis o bien de oración porque podríamos coger un resfriado. Si está lloviendo, es mejor quedarse en casa y realizar oraciones allí, en casa… Hay siempre una excusa, una disculpa, una justificación por la que no busquemos la presencia de nuestro Dios.
Pedimos a Dios una colocación y Él nos da. Pero, ¿por qué nos la dio luego ése? ¡Lo otro sería muy mejor! Pedimos un aumento de salario y Dios nos atiende. Pero, nuestro colega gana más que nosotros y Dios podría darnos un poco más. Pedimos una casa, para salir del alquiler y Dios nos da. Pero, esa casa es pequeña y nos gustaría una casa más amplia y confortable.
Pedimos un auto y Dios nos da. Pero, el auto del vecino es más bonito y más nuevo, ¡por qué Dios nos dio un coche tan malo?
¡Y así vamos, murmurando por todo! Y todo cuanto se ha citado es material. Lo que deberíamos buscar del Señor es una vida espiritual plena y abundante. Se debería buscar estar delante del Señor en fe, en amor, en obediencia y adoración. Si actuásemos así, con toda certeza, nos agradaríamos de todo cuanto el Señor nos da.
La felicidad no consiste en esperar que Dios nos agrade y sí que nuestra vida agrade a Dios.
Desde la ciudad de Campana, Buenos Aires, envío un abrazo y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas; y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO
Una profesora de la Clase Bíblica, estaba examinando sus alumnos después de una serie de lecciones sobre la Omnipotencia de Dios. Ella preguntó: “¿Existe un algo que Dios no puede hacer?” Hubo un momento de silencio y, entonces, un niño levantó la mano. Sorpresa y desapuntada, por haber enseñado que “todo es posible para Dios”, ella preguntó: “me puedes decir ¿qué Dios no puede hacer?” “Dios”, contestó el niño, “no puede agradar a todo el mundo.”
Esta respuesta parece tratarse apenas de un dicho popular, sin embargo, nosotros la tornamos verdadera. Él demostró todo Su amor al enviar Su Hijo para pagar el precio de nuestros pecados, y nosotros lo rechazamos. Dios afirmó que jamás nos abandonaría y nosotros murmuramos, diciendo que Dios se olvidó de nosotros. Él prometió abrir la ventana de los cielos para nosotros y quejamos de que Dios no se interesa de nuestras necesidades. Él afirmó que somos más que vencedores y vivimos como eternos derrotados. Él nos enseñó a confiar en Él en todas las ocasiones y preferimos confiar en nosotros mismos, aún mismo después de varios tropezones y caídas.
Si el día está muy caluroso, no podemos ir a la iglesia a adorar al Señor. Se está un poco frío, no vamos a salir a la reunión de catequesis o bien de oración porque podríamos coger un resfriado. Si está lloviendo, es mejor quedarse en casa y realizar oraciones allí, en casa… Hay siempre una excusa, una disculpa, una justificación por la que no busquemos la presencia de nuestro Dios.
Pedimos a Dios una colocación y Él nos da. Pero, ¿por qué nos la dio luego ése? ¡Lo otro sería muy mejor! Pedimos un aumento de salario y Dios nos atiende. Pero, nuestro colega gana más que nosotros y Dios podría darnos un poco más. Pedimos una casa, para salir del alquiler y Dios nos da. Pero, esa casa es pequeña y nos gustaría una casa más amplia y confortable.
Pedimos un auto y Dios nos da. Pero, el auto del vecino es más bonito y más nuevo, ¡por qué Dios nos dio un coche tan malo?
¡Y así vamos, murmurando por todo! Y todo cuanto se ha citado es material. Lo que deberíamos buscar del Señor es una vida espiritual plena y abundante. Se debería buscar estar delante del Señor en fe, en amor, en obediencia y adoración. Si actuásemos así, con toda certeza, nos agradaríamos de todo cuanto el Señor nos da.
La felicidad no consiste en esperar que Dios nos agrade y sí que nuestra vida agrade a Dios.
Desde la ciudad de Campana, Buenos Aires, envío un abrazo y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas; y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 22, 2020