¿QUIÉN DEBA AGRADAR A QUIÉN?

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  Por CLAUDIO VALERIO

Una profesora de la Clase Bíblica,  estaba  examinando  sus alumnos  después  de  una  serie  de  lecciones  sobre   la Omnipotencia de Dios. Ella preguntó: “¿Existe  un  algo  que Dios no  puede  hacer?”  Hubo  un  momento  de  silencio  y,  entonces, un niño levantó la mano. Sorpresa  y  desapuntada,  por haber enseñado que “todo es  posible  para  Dios”,  ella preguntó: “me puedes decir  ¿qué  Dios  no  puede  hacer?”  “Dios”, contestó el niño, “no puede agradar a todo el mundo.”

Esta respuesta parece tratarse apenas de un dicho  popular, sin embargo, nosotros la tornamos verdadera. Él demostró todo Su amor al enviar Su Hijo para pagar el precio  de  nuestros pecados, y nosotros lo  rechazamos.  Dios afirmó  que  jamás  nos abandonaría y nosotros  murmuramos,  diciendo  que  Dios  se olvidó de nosotros. Él prometió  abrir  la  ventana  de  los cielos para nosotros y quejamos de que Dios no se interesa de nuestras  necesidades.  Él  afirmó  que  somos  más  que vencedores y vivimos como eternos derrotados. Él nos  enseñó a confiar en Él en todas las ocasiones y preferimos  confiar en  nosotros  mismos,  aún mismo  después  de varios  tropezones  y caídas.

Si el día está muy  caluroso, no  podemos  ir  a la iglesia a adorar al Señor. Se está un poco frío,  no vamos  a salir a la reunión de catequesis o bien de oración porque podríamos coger un resfriado. Si  está lloviendo, es mejor quedarse en casa y realizar oraciones allí,  en casa… Hay siempre  una  excusa, una disculpa, una justificación por la que  no  busquemos  la presencia de nuestro Dios.

Pedimos a Dios una colocación y Él nos da.  Pero,  ¿por  qué nos la dio luego ése? ¡Lo otro  sería  muy  mejor!  Pedimos  un aumento de salario y Dios nos atiende. Pero, nuestro colega  gana más que nosotros y Dios podría darnos un  poco  más.  Pedimos  una casa, para salir del alquiler y Dios nos da. Pero, esa  casa es pequeña y nos gustaría una casa más amplia y  confortable.

Pedimos un auto y Dios nos da. Pero, el auto del  vecino es más bonito y más nuevo, ¡por qué Dios nos dio un coche tan malo?

¡Y así vamos, murmurando por todo! Y  todo  cuanto  se ha citado  es material.  Lo que   deberíamos  buscar  del  Señor  es  una  vida espiritual plena y abundante. Se debería buscar estar delante del Señor en fe, en amor, en obediencia y adoración.  Si  actuásemos  así,  con  toda  certeza,   nos agradaríamos de todo cuanto el Señor nos da.

La felicidad no consiste en esperar que Dios nos agrade y sí que nuestra vida agrade a Dios.

Desde la ciudad de Campana, Buenos Aires, envío un abrazo y mi deseo que Dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas; y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor y mucha prosperidad.

Claudio Valerio

  • Valerio

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 22, 2020


 

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