La hija del ex dirigente radical Leopoldo Moreau asegura que “resulta fundamental en este momento que vive nuestro país –en este momento, no siempre-, en el que parecería se busca desde distintos sectores instalar opiniones opuestas a lo dictaminado por la Justicia argentina sobre los sucesos ocurridos durante el período dictatorial, defender los valores de Memoria, Verdad y Justicia sobre los cuales se han edificado nuestras instituciones y nuestro Estado de Derecho”. Es decir, que lo dictaminado por la justicia no puede debatirse, más aún en un país en que la “justicia” ha juzgado en dos o tres veces a un imputado por la misma acusación. La libertad de los ciudadanos estaría restringida por una nueva Gran Hermana Orwelliana llamada Cecilia. Pensar distinto, cancelar la libertad de expresión nos llevaría a las celdas de alguna de las sanas y limpias prisiones argentinas. Es inquietante cuando Moreau habla desde su trono de diputada de unos valores de Memoria, Verdad y Justicia, palabras mayores que pareciera ella misma desconocer que significan.
La Diputada, sugirió “en el mismo sentido que debe ser un compromiso colectivo defender y fomentar en todos los ámbitos de la vida nacional la cultura democrática y el respeto por los derechos humanos. A más de 30 años de la recuperación democrática, luego de haber tenido un Juicio a las juntas militares y una lucha constante de las organizaciones de derechos humanos, resultan inaceptables las conductas y los discursos que buscan cambiar hechos objetivos de una realidad que nos tocó tristemente vivir pero que siempre debemos recordar para que no vuelva a repetirse”. Estas son inaceptables conductas, pero secuestrar los Derechos Humanos que incluyen la libertad de expresión, no. ¿abrazará esto el control del pensamiento? Yo diría que luego de más de treinta años de democracia, no hemos aprendido nada. Mientras la izquierda -tan predispuesta a la hora de hacer marchas, tan holgazana a la hora de realmente trabajar si no es solo por sus especuladores beneficios- el resto del país toma el té de las cinco en punto. Hemos fracasado como defensores de nuestra propia Constitución. Hemos fracasado en exponer lo evidente: Los Derechos Humanos son universales. Sospecho que la diputada lo sabe. ¿No es un delito practicar lo opuesto?
Hacer desaparecer la mentira del ámbito de la política, de la justicia, del periodismo y de otros escenarios de la vida es virtualmente imposible y cuando los mentirosos son funcionarios elegidos por nosotros, alarmante.
¿Quiénes irían a prisión por pensar diferente a Cecilia Moreau? Yo, María Ferreyra… por supuesto.
Por María Ferreyra.
La hija del ex dirigente radical Leopoldo Moreau asegura que “resulta fundamental en este momento que vive nuestro país –en este momento, no siempre-, en el que parecería se busca desde distintos sectores instalar opiniones opuestas a lo dictaminado por la Justicia argentina sobre los sucesos ocurridos durante el período dictatorial, defender los valores de Memoria, Verdad y Justicia sobre los cuales se han edificado nuestras instituciones y nuestro Estado de Derecho”. Es decir, que lo dictaminado por la justicia no puede debatirse, más aún en un país en que la “justicia” ha juzgado en dos o tres veces a un imputado por la misma acusación. La libertad de los ciudadanos estaría restringida por una nueva Gran Hermana Orwelliana llamada Cecilia. Pensar distinto, cancelar la libertad de expresión nos llevaría a las celdas de alguna de las sanas y limpias prisiones argentinas. Es inquietante cuando Moreau habla desde su trono de diputada de unos valores de Memoria, Verdad y Justicia, palabras mayores que pareciera ella misma desconocer que significan.
La Diputada, sugirió “en el mismo sentido que debe ser un compromiso colectivo defender y fomentar en todos los ámbitos de la vida nacional la cultura democrática y el respeto por los derechos humanos. A más de 30 años de la recuperación democrática, luego de haber tenido un Juicio a las juntas militares y una lucha constante de las organizaciones de derechos humanos, resultan inaceptables las conductas y los discursos que buscan cambiar hechos objetivos de una realidad que nos tocó tristemente vivir pero que siempre debemos recordar para que no vuelva a repetirse”. Estas son inaceptables conductas, pero secuestrar los Derechos Humanos que incluyen la libertad de expresión, no. ¿abrazará esto el control del pensamiento? Yo diría que luego de más de treinta años de democracia, no hemos aprendido nada. Mientras la izquierda -tan predispuesta a la hora de hacer marchas, tan holgazana a la hora de realmente trabajar si no es solo por sus especuladores beneficios- el resto del país toma el té de las cinco en punto. Hemos fracasado como defensores de nuestra propia Constitución. Hemos fracasado en exponer lo evidente: Los Derechos Humanos son universales. Sospecho que la diputada lo sabe. ¿No es un delito practicar lo opuesto?
Hacer desaparecer la mentira del ámbito de la política, de la justicia, del periodismo y de otros escenarios de la vida es virtualmente imposible y cuando los mentirosos son funcionarios elegidos por nosotros, alarmante.
¿Quiénes irían a prisión por pensar diferente a Cecilia Moreau? Yo, María Ferreyra… por supuesto.
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 7, 2017
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