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 por Juan José Guaresti (nieto)

 

En medio de una crisis económica y social muy seria que pareciera no tener fin y a la que no se le encuentra solución, con inmensos sectores de la población padeciendo hambre por una parte y por la otra sabiendo que no puede pagar los remedios que podrían curarla. También con dirigentes de distintos sectores y quehaceres envueltos en interminables discusiones que no conducen a nada y que todavía no saben de donde viene la inflación que nos asola ni mucho menos como concluir con  ella, al borde de un comicio con encontradas posiciones pero con la convicción que al día siguiente del acto  eleccionario vamos a enfrentar los mismos  problemas que teníamos la víspera, debiéndole a cada santo una vela y acrecentando día por día el monto de las obligaciones impagables que nos cercan, pareciera que lo nuestro no tiene solución. No obstante, la hay y la Historia así lo demuestra. En momentos en que arreciaba en Europa la 2da-Guerra mundial y el odio nazi  hacía trizas a culturas y naciones que habían nacido para la libertad, cuando el único país que quedaba en pie y enfrentaba la perspectiva cercana de ser invadido por fuerzas muy superiores a las suyas,  carecía de los víveres y las  armas para defenderse y que sabía que con lo poco que tenía disponible, difícilmente podría hacerlo, surgió una idea que finalmente los condujo del horror a  la victoria:  Su Primer Ministro Winston S. Churchill que sabía mejor  que nadie la catástrofe que se cernía sobre su patria, invito el pueblo a orar, a comunicarse con el Dios que tuviera para  que les diera fuerzas para levantarse en medio de la derrota y el  caos y desafiar al destino. El pueblo inglés siguió el consejo de su formidable líder y toda esa nación se puso de rodillas ante el Señor y obtuvo que la Providencia  Divina los  ayudara cuando todo parecía perdido. Se creó el Día Nacional de Oración y cadenas de  miles de participantes. En la Argentina a muchos les  parece que no hay futuro pese que hay inmensas riquezas que están aguardando el coraje y la  decisión de  muchos varones  y mujeres,  capaces de ponerlas en acción porque  tienen la  fe en que un Ser Superior vendrá  en su ayuda. Para que ello ocurra, asidos de las  manos de amigos y adversarios, de  quienes piensan como nosotros y de los que no, los creyentes en la religión que fuera,  tenemos que rezar  juntos  por la Patria y por un  futuro mejor para todos.   Como dijera la Reina de Inglaterra en horas sombrías: “ Le temo más a un ejército de personas orando, que a un ejército militar”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 14, 2019


   

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