Santos Patronos

Internet, cerrajeros, banqueros, todos tienen un protector
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  Por Fabian Kussman.

El 10 de octubre del presente año 2020, Carlo Acutis, un entusiasta de las computadoras fue glorificado y recibió el título de “Beato” en la ciudad de Asís en Italia. Los católicos ya están llamando a este programador informático y video-jugador de 15 años el “santo patrón de Internet”. Quienes lo rodeaban lo consideraban un “geek de la informática” debido a su pasión y habilidad con las computadoras e Internet. Acutis se prestó a crear un sitio web dedicado a catalogar cada milagro eucarístico reportado en el mundo. Lo completó en 2005, habiendo comenzado a compilar el catálogo a la edad de once años. Acutis murió de leucemia en 2006. Después de su muerte, la gente en su ciudad natal de Milán afirmó que ocurrieron milagros cuando oraron pidiendo por su ayuda con sus necesidades específicas. El llamado a su beatificación comenzó poco después de la muerte de Acutis. La campaña ganó impulso en 2013 después de que fue nombrado Siervo de Dios, la primera etapa en el camino hacia la santidad. La Conferencia Episcopal de Lombardía aprobó la petición de la causa oficial de canonización en una reunión en 2013. La apertura de la investigación diocesana se llevó a cabo el 15 de febrero de 2013, con el cardenal Ángelo Scola inaugurando el proceso y concluyéndolo dos años más tarde. La presentación formal de la causa tuvo lugar y Acutis recibió el título de “Siervo de Dios”. El Papa Francisco confirmó a continuación su vida como una virtud heroica y lo declaró Venerable.

El año pasado el Consejo Médico de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano expresó una opinión positiva sobre un milagro en Brasil atribuido a la intercesión de Acutis. Luciana Vianna había llevado a su hijo, Mattheus, que nació con un defecto pancreático que dificultaba la alimentación, a un servicio de oración. De antemano, Vianna ya había rezado una novena pidiendo la intercesión del adolescente Acutis (y probablemente a Dios, Jesucristo, la Virgen María, todos los santos y habría continuado el tratamiento ordenado por su médico). Durante el servicio, su hijo simplemente había pedido que no “vomitara tanto”. Inmediatamente después del servicio, Mattheus le dijo a su madre que se sentía curado y pidió alimentos sólidos cuando llegó a casa. Hasta entonces había estado siguiendo una dieta totalmente líquida. Después de una investigación, el Papa Francisco confirmó la autenticidad del milagro en un decreto a principios de este año, que llevó a la beatificación de Acutis.

Un mes después del decreto, Italia experimentó su primera ola de casos de COVID-19, lo que provocó que la ceremonia de beatificación se pospusiera mientras el país estaba cerrado. Se reprogramó para el 10 de octubre de 2020. Con el coronavirus no hay milagrosos que valgan.

Desde los primeros siglos del cristianismo, los hombres y mujeres que murieron como mártires por su fe o que vivieron lo que se consideró vidas ejemplares de otras formas, fueron venerados. Se creía que eran hombres y mujeres de “virtudes heroicas” que después de su muerte ocuparon un lugar privilegiado con Dios en el cielo.

Debido a esto, los santos eran considerados guías espirituales y mentores, quienes agregarían sus oraciones en el cielo a las ofrecidas por los cristianos que aún viven en el mundo material. De esta manera, “intercederían” ante Dios a favor de aquellos que pidieran su ayuda. Las personas devotas irían a sus tumbas para recibir la gracia sanadora de Dios y tal vez buscarían una cura milagrosa para su sufrimiento.

San Agustín, o Agustín de Hipona como es más conocido, es quizás el santo más famoso con un pasado pecaminoso, lo cual es bastante sorprendente ya que su propia madre (Santa Mónica) era una cristiana devota. Se le recuerda por decir: “Dios, concédeme castidad y continencia, pero todavía no”. Un poco como aquellas despedidas de soltero…

Nacido en África del Norte, en 354 DC, Agustín fue quizás el más grande filósofo cristiano antiguo. Criado como un cristiano devoto, rechazó su educación para vivir una vida de hedonismo, entretenimiento y ambición mundana. Este Isidoro Cañones no tenía una, sino dos amantes y un hijo ilegítimo al que abandonó ante la perspectiva de casarse con una heredera. Corrió durante décadas antes de tener un cambio de opinión, abandonando a sus amantes y pasando el resto de su vida célibe como un sacerdote que relataba su historia en un volumen titulado Confesiones, mientras enseñaba y difundía el mensaje cristiano. La teología de Agustín se convertiría en uno de los principales pilares sobre los que se fundó la Iglesia hasta nuestros días. El bueno de San Agustín es el Santo Patrono de los teólogos y los filósofos, de los que buscan a Dios y de los que buscan el amor. Como muchos milagros no había en ese entonces, la Iglesia decidió que sus textos en sí serían sus herramientas para conseguir el diploma de canonización. 

Durante la Edad Media aumentó el número de santos y los papas se encargaron de aprobar a los candidatos a la santidad. Si sus casos resistían el escrutinio, estos santos hombres y mujeres venerados localmente serían declarados santos oficiales. Posteriormente, sus nombres se agregarían a la lista oficial de santos. Sanata nunca será un santo oficial. Además, muchos santos fueron venerados por una razón más específica. Estos santos llegaron a ser conocidos como santos patrones. Algunos santos son considerados santos patronos de naciones, ciudades u otras áreas geográficas. Otros fueron adoptados por miembros de un gremio o profesión en particular.

San Florián, un santo patrón de Austria y Polonia, comandante militar romano del siglo III en Europa Central, fue martirizado por negarse a ofrecer un sacrificio a los dioses del estado romano. Hoy en día, también es el santo patrón de los bomberos, debido a la unidad militar especial que organizó específicamente para combatir incendios.

Los santos patronos también son venerados por aquellos con enfermedades o preocupaciones particulares. San Peregrino Laziosi, un sacerdote del siglo XIV que sufría de cáncer es el santo patrón de los pacientes con, claro, cáncer.

Algunos santos patronos son invocados de formas inusuales. Por ejemplo, San José, honrado como el esposo de la Virgen María y guardián del niño Jesús, fue invocado en oración por los católicos durante siglos para que lo ayudara a vender una casa o propiedad. La costumbre puede remontarse al siglo XVI, cuando la monja española Santa Teresa de Ávila y su comunidad oraron a San José pidiendo ayuda para comprar una casa. Es posible que hayan elegido a San José porque es el santo patrón de los padres, las familias y los carpinteros. A veces se enterraba en la propiedad una medalla sagrada de San José. En los Estados Unidos, se ha vuelto popular entre los propietarios de viviendas, católicos o no, comprar una estatua de San José e instalarla en el patio delantero de la casa para ayudar a que se venda más rápidamente. ¡San Marketing, Batman!

Otros santos también han influido en la cultura popular de Estados Unidos. Por ejemplo, la figura de Santa Claus está basada en San Nicolás de Myra. Nicolás no solo es el santo patrón de los niños, sino también ciertas profesiones. Nicolás fue un verdadero obispo activo en el siglo IV, pero la leyenda posterior de su vida incluyó algunas historias de milagros dudosas, incluida la resurrección de tres jóvenes estudiantes que habían sido asesinados por un posadero. El hombre había escondido sus cuerpos desmembrados en un barril, por lo que devolverles la vida hubiera quebrado todas las leyes de la física, pero al menos los cerveceros y fabricantes de barriles medievales lo reclamaron como su santo patrón.

Otro santo popular -mayormente en Irlanda y en los Estados Unidos- es San Patricio, un misionero cristiano del siglo V y héroe para el pueblo de Irlanda; pronto fue considerado como el santo patrón de ese país al realizar un tour para serpientes y dirigirlas a un risco, dejando los terrenos libres de ellas. Por ese motivo, claro, en el país de Trump y Joe Biden se festeja bailando e ingiriendo bebidas alcohólicas, poniendo cierto sentido a la cosa…

Ni Warren Buffet, ni George Soros, ni Mayer Rothschild, ni Gordon Gekko. El Santo Patrono de los banqueros es San Carlos Borromeo, un joven fanático de la caza y de la pesca, además de pimpantes fiestas cuyo tío, el Papa Pio IV en un acto de meritocracia transformó en Cardenal a los 21 años. ¿Por qué fue adoptado por los banqueros como su protector? ¿Por andar a la caza y a la pesca? Tal vez porque los otros venerables declinaron el puesto. 

La asignación de santos patrones también se mantiene al día con los avances tecnológicos. En 1958, por ejemplo, el Papa Pío XII nombró patrona de la televisión a Santa Clara de Asís, fallecida en el siglo XIII. En su lecho de muerte, se dice que Santa Clara vio milagrosamente los eventos de la misa de Nochebuena que se celebraba a unas dos millas de distancia. Y nosotros admirando a Michael J. Fox…

Hay santos para todos los rubros. Para los divorciados (No es Elizabeth Taylor, es la dos veces divorciada Santa Fabiola de Roma), Para los Jueces (Santo Tomás, aquel que quería meter el dedo en las llagas) Para los cerrajeros (Claro, San Quintín, quien fue encadenado en prisión por predicar en las calles. Sin embargo, las cadenas se soltaron y Quintín escapó tras ese milagro. Lamentablemente fue apresado de nuevo, y decapitado)

No es solo el joven adolescente del siglo XXI Carlo Acutis, que amaba las computadoras y diseñó páginas web, quien está programado para ser el santo patrón de Internet: en otros tiempos, San Isidoro de Sevilla, un obispo y erudito del siglo VII que escribió entonces Enciclopedia Completa, que ya es reverenciada como tal.

En 1978, durante la Copa Mundial de Fútbol en Argentina, el local empataba en un tanto ante Francia y para asegurar el paso a la segunda ronda los dirigidos por Cesar L. Menotti debían ganar. Una vecina había implorado por un segundo gol a Ceferino Namuncurá. Otro vecino le había rezado a un santo desconocido. A los pocos minutos llegó el sablazo de Leopoldo J. Luque, blandiendo redes, derrotando al arquero Dominique Baratelli. El milagro. Y Ceferino ni siquiera tenía dial-up. Al otro lado del Atlántico, las plegarias de 54 millones de franceses no fueron escuchadas. San Martín de Tours y Santa Juana de Arco no existen al lado del Mapuche más famoso. Pero, no pudimos con los italianos. De hecho, Argentina perdió con Italia, solo que Namuncurá no pudo erigirse en Santo Patrono del Fútbol, ya que nos dormimos en los laureles y el título recayó en San Luiggi Scrosoppi, sin mucha conexión con el balompié, pero al que Juan Pablo II canonizó por demostrar amor por los niños, por exhibir extraordinarias virtudes de caridad y paciencia y poseer un espíritu alegre. Nada de insultar a los árbitros, goles con la mano o un “ponte una sotana”

Pero los católicos contemporáneos no deberían sorprenderse de que se esté eligiendo otro santo patrón más contemporáneo para guiar a los que están en Internet a usar su conocimiento e influencia sabiamente. En definitiva para eso están los santos patronos.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Noviembre 12, 2020


 

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