Treinta y un año pasaron desde que el gobierno de Ricardo Alfonsín llevo a juicio a las Juntas de Comandantes con la finalidad de “escarmentar y cerrar una etapa de sucesivos golpes de estado”. Luego, vinieron leyes de pacificación. Obediencia Debida, Punto Final y un Indulto que puso fin a décadas de estériles luchas políticas.
Hasta acá un camino normal y necesario de toda sociedad que busca capitalizar errores y cerrar heridas en la búsqueda de emprender un camino común. Pero el enemigo, infiltrado, en las arterias de los partidos políticos, personificado en Carlos Néstor Kirchner y el traidor agente enemigo, Horacio Verbitsky, derribaron las bases del derecho consagrado en la Constitución Nacional, mediante un siniestro “pacto”.
Así, el Estado Argentino, cometió la traición más cruel que se recuerde al condenar y llevar a la cárcel a sus victoriosos soldados, acusándolos de delitos que no existían. El actual gobierno lleva adelante una reforma histórica del estado y aplica una restricción presupuestaria feroz, pero deja en pie la estructura y caja que abastece el “curro de los DDHH” llamada Secretaria de Derechos Humanos.
También, se jacta de auditar el presupuesto universitario, pero permite que “dicha estructura”, gaste fortunas en tribunales no naturales, fiscales, querellas estatales, abogados, pasajes, estadías, viáticos a testigos, como así también, millonarias indemnizaciones a terroristas y abultados viáticos a jueces que subrogan tribunales orales, “especiales”.
Hoy, el “estado”, ergo, los tres poderes, hacen la plancha con este tema, utilizando de flotador el eslogan: “es un tema que está en manos de las justicia”.
Pregunta: ¿Cual justicia?
Respuesta: ¿La que actúa desde hace veinte años, cuyo mandato es violar la Constitución Nacional?
Resultado: 867 muertos en cautiverio, hasta hoy, condenados por una pseudo justicia.
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Por Juan Giovarruscio.
Treinta y un año pasaron desde que el gobierno de Ricardo Alfonsín llevo a juicio a las Juntas de Comandantes con la finalidad de “escarmentar y cerrar una etapa de sucesivos golpes de estado”. Luego, vinieron leyes de pacificación. Obediencia Debida, Punto Final y un Indulto que puso fin a décadas de estériles luchas políticas.
Hasta acá un camino normal y necesario de toda sociedad que busca capitalizar errores y cerrar heridas en la búsqueda de emprender un camino común. Pero el enemigo, infiltrado, en las arterias de los partidos políticos, personificado en Carlos Néstor Kirchner y el traidor agente enemigo, Horacio Verbitsky, derribaron las bases del derecho consagrado en la Constitución Nacional, mediante un siniestro “pacto”.
Así, el Estado Argentino, cometió la traición más cruel que se recuerde al condenar y llevar a la cárcel a sus victoriosos soldados, acusándolos de delitos que no existían. El actual gobierno lleva adelante una reforma histórica del estado y aplica una restricción presupuestaria feroz, pero deja en pie la estructura y caja que abastece el “curro de los DDHH” llamada Secretaria de Derechos Humanos.
También, se jacta de auditar el presupuesto universitario, pero permite que “dicha estructura”, gaste fortunas en tribunales no naturales, fiscales, querellas estatales, abogados, pasajes, estadías, viáticos a testigos, como así también, millonarias indemnizaciones a terroristas y abultados viáticos a jueces que subrogan tribunales orales, “especiales”.
Hoy, el “estado”, ergo, los tres poderes, hacen la plancha con este tema, utilizando de flotador el eslogan: “es un tema que está en manos de las justicia”.
Pregunta: ¿Cual justicia?
Respuesta: ¿La que actúa desde hace veinte años, cuyo mandato es violar la Constitución Nacional?
Resultado: 867 muertos en cautiverio, hasta hoy, condenados por una pseudo justicia.
Juan Armando Giovarruscio
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 4, 2024
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