Con 8 mil millones de personas en la Tierra, es fácil sentir que somos apenas una mota en un mar de humanidad. ¿Alguien se da cuenta? ¿Importan nuestras acciones? Nuestras historias, pensamientos y vidas personales pueden parecer desaparecer en el ruido de fondo de miles de millones de otras personas. Pero esa es solo una forma de verlo.
He aquí otra: cada uno de nosotros es el centro de su propio universo. Piénselo. Para las personas cercanas a nosotros (nuestros amigos, familia y comunidad) somos cruciales. No somos solo una cara más en la multitud. Nos conocen, se preocupan por nosotros y sentirían nuestra ausencia si no estuviéramos allí. ¿Y qué pasa con los extraños? Incluso una pequeña interacción (una sonrisa, una breve conversación) puede afectar el día de alguien. La idea de que somos insignificantes solo funciona si pensamos que el valor se mide por meros números. Pero ¿lo es?
También hay una forma científica de verlo. En cada una de esas 8 mil millones de mentes, solo hay un “tú”. Nadie más tiene tus experiencias, recuerdos o pensamientos exactos. Eso te hace irreemplazable. Claro, 8 mil millones suena mucho, pero no hace que la realidad de ninguna persona sea menos significativa.
¿Y qué pasa con el impacto? ¿Podría una persona realmente marcar la diferencia? Absolutamente. Pensemos en inventores, artistas o activistas que han cambiado el curso de la historia. Si bien no todos tendrán un impacto tan amplio, cada persona aún contribuye a la historia humana más grande a su manera.
Los filósofos también han lidiado con esto. Jean-Paul Sartre sostuvo que nuestra existencia precede a nuestra esencia, lo que significa que definimos nuestra propia importancia a través de nuestras elecciones. Entonces, ¿realmente importa cuántas personas hay? Los filósofos estoicos sugieren que nuestra importancia no tiene que ver con nuestro alcance global, sino que radica en nuestro sentido de propósito y las vidas que afectamos directamente.
Entonces, ¿qué significa todo esto? Puede que seamos pequeñas partes de un rompecabezas enorme, pero eso no hace que nuestra pieza sea menos esencial. Nuestras experiencias, relaciones y contribuciones individuales son todas importantes. Se trata de encontrar el sentido y el propósito de nuestra propia vida y, al mismo tiempo, reconocer nuestro lugar en el panorama general.
¿Te sientes insignificante? Todo es cuestión de perspectiva. En la gran escala cósmica, podemos parecer pequeños, pero en la red de conexiones humanas, cada uno de nosotros es único e irreemplazable. Nuestra importancia no se define por los números, sino por las vidas que tocamos y las decisiones que tomamos.
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Por Mara Souto.
Con 8 mil millones de personas en la Tierra, es fácil sentir que somos apenas una mota en un mar de humanidad. ¿Alguien se da cuenta? ¿Importan nuestras acciones? Nuestras historias, pensamientos y vidas personales pueden parecer desaparecer en el ruido de fondo de miles de millones de otras personas. Pero esa es solo una forma de verlo.
He aquí otra: cada uno de nosotros es el centro de su propio universo. Piénselo. Para las personas cercanas a nosotros (nuestros amigos, familia y comunidad) somos cruciales. No somos solo una cara más en la multitud. Nos conocen, se preocupan por nosotros y sentirían nuestra ausencia si no estuviéramos allí. ¿Y qué pasa con los extraños? Incluso una pequeña interacción (una sonrisa, una breve conversación) puede afectar el día de alguien. La idea de que somos insignificantes solo funciona si pensamos que el valor se mide por meros números. Pero ¿lo es?
También hay una forma científica de verlo. En cada una de esas 8 mil millones de mentes, solo hay un “tú”. Nadie más tiene tus experiencias, recuerdos o pensamientos exactos. Eso te hace irreemplazable. Claro, 8 mil millones suena mucho, pero no hace que la realidad de ninguna persona sea menos significativa.
¿Y qué pasa con el impacto? ¿Podría una persona realmente marcar la diferencia? Absolutamente. Pensemos en inventores, artistas o activistas que han cambiado el curso de la historia. Si bien no todos tendrán un impacto tan amplio, cada persona aún contribuye a la historia humana más grande a su manera.
Los filósofos también han lidiado con esto. Jean-Paul Sartre sostuvo que nuestra existencia precede a nuestra esencia, lo que significa que definimos nuestra propia importancia a través de nuestras elecciones. Entonces, ¿realmente importa cuántas personas hay? Los filósofos estoicos sugieren que nuestra importancia no tiene que ver con nuestro alcance global, sino que radica en nuestro sentido de propósito y las vidas que afectamos directamente.
Entonces, ¿qué significa todo esto? Puede que seamos pequeñas partes de un rompecabezas enorme, pero eso no hace que nuestra pieza sea menos esencial. Nuestras experiencias, relaciones y contribuciones individuales son todas importantes. Se trata de encontrar el sentido y el propósito de nuestra propia vida y, al mismo tiempo, reconocer nuestro lugar en el panorama general.
¿Te sientes insignificante? Todo es cuestión de perspectiva. En la gran escala cósmica, podemos parecer pequeños, pero en la red de conexiones humanas, cada uno de nosotros es único e irreemplazable. Nuestra importancia no se define por los números, sino por las vidas que tocamos y las decisiones que tomamos.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 3, 2024
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