Escribe Daniel E. Pérez en cartas de lectores del diario La Nación.
¿Derechos humanos?
En una carta publicada el 8 de septiembre, la señora Lorenza Ferrari recordaba el asesinato de su hija Laura, una estudiante de 18 años que en 1975 fue víctima de una bomba colocada por terroristas montoneros. La trágica suerte de Laura, silenciada desde hace 42 años, y la paralela impunidad de sus asesinos, premiados con generosas reparaciones materiales y morales, da cuenta de una situación que se repite con cada una de las 900 víctimas causadas por el terrorismo de izquierda en los años 60 y 70. ¿Es sensato proclamar la defensa de los derechos humanos, que son universales e irrestrictos, y a la vez negárselos a Laura Ferrari, a los soldados conscriptos asesinados por defender su cuartel de Formosa bajo un gobierno constitucional, a Sallustro, Rucci, Mor Roig, Sacheri y otros centenares de víctimas sepultadas en el olvido por un implacable y misterioso tabú? ¿No merecen los familiares de esas víctimas inocentes saber de qué se las acusa? Lamentablemente, si algo demuestran esos 42 años de silencio es que en nuestra sociedad no hay verdaderos defensores de los derechos humanos.
El 15 de julio de 1974, moría asesinado el Dr. Arturo Mor Roig, prestigioso dirigente del radicalismo.
Negar el repudio a los asesinos del Dr. Arturo Mor Roig es hacerse cómplices de los bárbaros que cometieron el crimen y de los que lo festejaban cantando “Hoy, hoy, qué contento estoy, vivan los montoneros que mataron a Mor Roig”.
Y pese a la estatura moral y política del asesinado, son escasos y silenciosos los homenajes que se le rinden. ¿O acaso nunca se produjo este crimen? ¿O acaso será necesario encubrir a los asesinos y a sus cómplices, para que puedan seguir trepando a los más altos cargos?
Cualquier persona de bien debe repudiar un crimen. Pero éste no fue un crimen más. En este caso en particular, se atentó contra quien representaba el más elevado proyecto de convivencia democrática, sin ambiciones personales y con capacidad intelectual y personal suficientes para no necesitar jubilaciones de privilegio ni prebendas personales.
Quienes habían caído en la degradación moral al extremo de planificar fría y metódicamente la muerte de otro ser humano no podían tolerar la existencia de un hombre con tan elevados valores morales.
Hoy al escuchar “el canto de sirenas” de los que mataron a Mor Roig y de otros de su misma calaña, yo, que llevo apilados años de vida, recuerdo que hubo otra historia, cuyas páginas parecen haber sido quemadas en la hoguera de la mentira por los hijos putativos del odio.
Pero es necesario reconstruir esas páginas para que las generaciones futuras conozcan toda la verdad y no sólo una parte de ella, que además está preñada de omisiones y falsedades.
Si no, cualquiera que no haya escuchado las dos campanas pensaría que un nuevo Herodes ordenó matar a nuevos “Santos Inocentes” y no que fue un gobierno constitucional quien ordenó aniquilar a la guerrilla terrorista.
¿Derechos Humanos?
Escribe Daniel E. Pérez en cartas de lectores del diario La Nación.
¿Derechos humanos?
En una carta publicada el 8 de septiembre, la señora Lorenza Ferrari recordaba el asesinato de su hija Laura, una estudiante de 18 años que en 1975 fue víctima de una bomba colocada por terroristas montoneros. La trágica suerte de Laura, silenciada desde hace 42 años, y la paralela impunidad de sus asesinos, premiados con generosas reparaciones materiales y morales, da cuenta de una situación que se repite con cada una de las 900 víctimas causadas por el terrorismo de izquierda en los años 60 y 70. ¿Es sensato proclamar la defensa de los derechos humanos, que son universales e irrestrictos, y a la vez negárselos a Laura Ferrari, a los soldados conscriptos asesinados por defender su cuartel de Formosa bajo un gobierno constitucional, a Sallustro, Rucci, Mor Roig, Sacheri y otros centenares de víctimas sepultadas en el olvido por un implacable y misterioso tabú? ¿No merecen los familiares de esas víctimas inocentes saber de qué se las acusa? Lamentablemente, si algo demuestran esos 42 años de silencio es que en nuestra sociedad no hay verdaderos defensores de los derechos humanos.
Daniel E. Pérez
deperez5@gmail.com
Colaboración: Dra. Andrea Palomas Alarcón.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 16, 2017
ARTURO MOR ROIG, a 43 años de su asesinato
Por Orlando Agustín Gauna Bracamonte.
El 15 de julio de 1974, moría asesinado el Dr. Arturo Mor Roig, prestigioso dirigente del radicalismo.
Negar el repudio a los asesinos del Dr. Arturo Mor Roig es hacerse cómplices de los bárbaros que cometieron el crimen y de los que lo festejaban cantando “Hoy, hoy, qué contento estoy, vivan los montoneros que mataron a Mor Roig”.
Y pese a la estatura moral y política del asesinado, son escasos y silenciosos los homenajes que se le rinden. ¿O acaso nunca se produjo este crimen? ¿O acaso será necesario encubrir a los asesinos y a sus cómplices, para que puedan seguir trepando a los más altos cargos?
Cualquier persona de bien debe repudiar un crimen. Pero éste no fue un crimen más. En este caso en particular, se atentó contra quien representaba el más elevado proyecto de convivencia democrática, sin ambiciones personales y con capacidad intelectual y personal suficientes para no necesitar jubilaciones de privilegio ni prebendas personales.
Quienes habían caído en la degradación moral al extremo de planificar fría y metódicamente la muerte de otro ser humano no podían tolerar la existencia de un hombre con tan elevados valores morales.
Hoy al escuchar “el canto de sirenas” de los que mataron a Mor Roig y de otros de su misma calaña, yo, que llevo apilados años de vida, recuerdo que hubo otra historia, cuyas páginas parecen haber sido quemadas en la hoguera de la mentira por los hijos putativos del odio.
Pero es necesario reconstruir esas páginas para que las generaciones futuras conozcan toda la verdad y no sólo una parte de ella, que además está preñada de omisiones y falsedades.
Si no, cualquiera que no haya escuchado las dos campanas pensaría que un nuevo Herodes ordenó matar a nuevos “Santos Inocentes” y no que fue un gobierno constitucional quien ordenó aniquilar a la guerrilla terrorista.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 11, 2017