Estados Unidos dividido por Vietnam Estados Unidos dividido por la corrupción de Richard Nixon Estados Unidos dividido sobre la “Reaganomía” (reformas económicas) y si el “goteo” era sólo humo y espejos de colores (lo era) Estados Unidos dividido sobre las guerras petroleras de Estados Unidos en el Medio Oriente y sobre si “W” Bush era siquiera un presidente legítimo después de perder tan estrepitosamente el voto popular cuando fue elegido por primera vez (y su paso en Florida).
Estados Unidos dividido por el primer presidente negro, sacando a relucir el profundo racismo que aún permanece horriblemente en Estados Unidos. Pero Trump fue el peor con diferencia. Fue el mayor mentiroso demostrable que llegó a la presidencia en mi época. Era abiertamente racista (“países de mierda”), xenófobo (“los mexicanos son violadores”) e incompetente (más de un millón de muertos por Covid, debido a su inacción inicial, su falta de capacidad de gestión y su incapacidad para liderar). Pero, por supuesto, lo más atroz fue su negación de haber perdido las elecciones de 2020 y su traidor intento de cambiar los resultados de unas elecciones perfectamente legales y válidas. Ahora tenemos este desastre dividido. Y todo se debe a este hombre. Si de alguna manera es reelegido en 2024, es muy posible que Estados Unidos se convierta en una autocracia como Rusia y China. El mundo considerará a Rusia, China y Estados Unidos como el nuevo Eje del Mal. Por otro lado, podrían arruinarlo, y ese sería sin duda el principio del fin del Partido Republicano, un movimiento que pisoteó su plataforma.
América y sus foráneos, una historia de amor y odio.
Por Fabian Kussman.
A América no la forjaron los inmigrantes. Todos esos nombres que descubrimos al recorrer la historia de los Estados Unidos, aquellos Washington, Jefferson, Madison, Franklyn, luego Lincoln o Ulysses S. Grant, y más adelante, aquellos Roosevelt, Eisenhower, Nixon para arribar a los Obama o Trump, parecen ser salidos de una tribu Sioux.
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Vine a América en 1914, por la entrada de Filadelfia. Ahí es donde me bajé del bote. Y luego vine a Baltimore. Fue el lugar más hermoso que hayas visto en tu vida. ¡Había luces por todos lados! ¡Qué luces tenían! ¡Fue una celebración de luces! Pensé que eran para mí, Sam, que estaba en América. Sam estaba en América! No sabía qué día de fiesta era, pero había luces. Y caminé debajo de ellos. El cielo explotó, la gente vitoreó, ¡hubo fuegos artificiales! ¡Qué bienvenida fue, qué bienvenida!, rezaba Sam Krichinsky, uno de los personajes de la obra Avalon (Barry Levinson, 1990), dejando en claro que las palabras de John Fitzgerald Kennedy en su libro Una Nación de Inmigrantes (Poco es más extraordinario, que la decisión de migrar), no eran solo un espejismo. América recibía a los inmigrantes con los brazos abiertos y les enamoraba.
John Fitzgerald Kennedy se apoyó en los inmigrantes italianos en sus primeros pasos en política. Frecuentando bares abarrotados de ciudadanos que llegaron de la península europea, llegó -pese a su aura de niño bien- a hacerles entender que ellos y él eran distintos (En experiencias, en lenguaje, incluso en el color de la piel o rasgos de la cara), pero tenían los mismos derechos.
Pero, siempre hay una línea que se vuelve gruesa. El periodista méxico-americano Jorge Ramos aludió al título del trabajo de Kennedy con su libro Una Nación para Todos. Allí discute sobre la importancia del inmigrante latino ilegal en Estados Unidos de América. Ofrece su perspectiva de que estos -en busca de una vida mejor- hacen los trabajos que el ciudadano americano no quiere hacer y sirven a estos, sin encontrarse valorados. Ramos -quien sostiene una disputa personal con el Presidente Trump- tiende a alabar al ex Presidente Barack Obama, a mi entender, alguien que no va a dejar en su legado intervención alguna en referencia a modificar las leyes de inmigración, precisamente. En sus escritos, Ramos recuerda el caso de Michael Chertoff, Secretario de Seguridad Nacional cuando George W. Bush administraba al país. Aunque sin saberlo, el funcionario pagaba sueldo a personas indocumentadas para el aseo de su casa. Este caso fue expuesto además por el diario Washington Post, demostrando las falencias de organizaciones de control. Esto demuestra una fisura en el sistema. La seguridad no es tal y las familias indocumentadas viven en permanente estado de miedo. Si bien Barack hizo poco (o nada) para revertir la situación, el actual Presidente Trump se esfuerza por empeorar el escenario y las armas usadas suenan similares a las proclamas empleadas por los confederados cuando presionaban en contra de la abolición de la esclavitud. El método era los Negroes (afroamericanos) se apoderarán de nuestros trabajos y desposarán a nuestras blancas hijas. El último punto, matrimonios entre hispanos y americanos ya ha sucedido. El primer argumento fue devastado por el comediante Stephen Colbert, quien certificó y experimentó el duro trabajo de los indocumentados. El departamento de Agricultura solicitó los servicios de trabajadores americanos para recolectar cosecha en California. Solo siete ciudadanos “legales” se inscribieron. Solo uno se presentó a prestar su mano de obra. Colbert reporto los pormenores ante una audiencia en el Congreso.
América no creció gracias a extranjeros. Por eso ningún científico admira a Einstein, ni un solo cowboy usa vaqueros Levi, no hay periodista alguno que quiera ganar el premio Pulitzer, todo diseñador de modas detesta a Oscar de la Renta y nadie agradece a Jan Koum o a su creación WhatsApp. Bueno, esto último puede que tenga algo de cierto…
Un país dividido
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Por Lee Monacuzzo.
Estados Unidos dividido por Vietnam
Estados Unidos dividido por la corrupción de Richard Nixon
Estados Unidos dividido sobre la “Reaganomía” (reformas económicas) y si el “goteo” era sólo humo y espejos de colores (lo era)
Estados Unidos dividido sobre las guerras petroleras de Estados Unidos en el Medio Oriente y sobre si “W” Bush era siquiera un presidente legítimo después de perder tan estrepitosamente el voto popular cuando fue elegido por primera vez (y su paso en Florida).
Estados Unidos dividido por el primer presidente negro, sacando a relucir el profundo racismo que aún permanece horriblemente en Estados Unidos.
Pero Trump fue el peor con diferencia. Fue el mayor mentiroso demostrable que llegó a la presidencia en mi época. Era abiertamente racista (“países de mierda”), xenófobo (“los mexicanos son violadores”) e incompetente (más de un millón de muertos por Covid, debido a su inacción inicial, su falta de capacidad de gestión y su incapacidad para liderar). Pero, por supuesto, lo más atroz fue su negación de haber perdido las elecciones de 2020 y su traidor intento de cambiar los resultados de unas elecciones perfectamente legales y válidas. Ahora tenemos este desastre dividido. Y todo se debe a este hombre. Si de alguna manera es reelegido en 2024, es muy posible que Estados Unidos se convierta en una autocracia como Rusia y China. El mundo considerará a Rusia, China y Estados Unidos como el nuevo Eje del Mal. Por otro lado, podrían arruinarlo, y ese sería sin duda el principio del fin del Partido Republicano, un movimiento que pisoteó su plataforma.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 1, 2024
AMÉRICA NO FUE MOLDEADA POR INMIGRANTES
América y sus foráneos, una historia de amor y odio.
Por Fabian Kussman.
A América no la forjaron los inmigrantes. Todos esos nombres que descubrimos al recorrer la historia de los Estados Unidos, aquellos Washington, Jefferson, Madison, Franklyn, luego Lincoln o Ulysses S. Grant, y más adelante, aquellos Roosevelt, Eisenhower, Nixon para arribar a los Obama o Trump, parecen ser salidos de una tribu Sioux.
[ezcol_1third]Vine a América en 1914, por la entrada de Filadelfia. Ahí es donde me bajé del bote. Y luego vine a Baltimore. Fue el lugar más hermoso que hayas visto en tu vida. ¡Había luces por todos lados! ¡Qué luces tenían! ¡Fue una celebración de luces! Pensé que eran para mí, Sam, que estaba en América. Sam estaba en América! No sabía qué día de fiesta era, pero había luces. Y caminé debajo de ellos. El cielo explotó, la gente vitoreó, ¡hubo fuegos artificiales! ¡Qué bienvenida fue, qué bienvenida!, rezaba Sam Krichinsky, uno de los personajes de la obra Avalon (Barry Levinson, 1990), dejando en claro que las palabras de John Fitzgerald Kennedy en su libro Una Nación de Inmigrantes (Poco es más extraordinario, que la decisión de migrar), no eran solo un espejismo. América recibía a los inmigrantes con los brazos abiertos y les enamoraba.
[/ezcol_1third] [ezcol_2third_end] [/ezcol_2third_end]John Fitzgerald Kennedy se apoyó en los inmigrantes italianos en sus primeros pasos en política. Frecuentando bares abarrotados de ciudadanos que llegaron de la península europea, llegó -pese a su aura de niño bien- a hacerles entender que ellos y él eran distintos (En experiencias, en lenguaje, incluso en el color de la piel o rasgos de la cara), pero tenían los mismos derechos.
Pero, siempre hay una línea que se vuelve gruesa. El periodista méxico-americano Jorge Ramos aludió al título del trabajo de Kennedy con su libro Una Nación para Todos. Allí discute sobre la importancia del inmigrante latino ilegal en Estados Unidos de América. Ofrece su perspectiva de que estos -en busca de una vida mejor- hacen los trabajos que el ciudadano americano no quiere hacer y sirven a estos, sin encontrarse valorados. Ramos -quien sostiene una disputa personal con el Presidente Trump- tiende a alabar al ex Presidente Barack Obama, a mi entender, alguien que no va a dejar en su legado intervención alguna en referencia a modificar las leyes de inmigración, precisamente. En sus escritos, Ramos recuerda el caso de Michael Chertoff, Secretario de Seguridad Nacional cuando George W. Bush administraba al país. Aunque sin saberlo, el funcionario pagaba sueldo a personas indocumentadas para el aseo de su casa. Este caso fue expuesto además por el diario Washington Post, demostrando las falencias de organizaciones de control. Esto demuestra una fisura en el sistema. La seguridad no es tal y las familias indocumentadas viven en permanente estado de miedo. Si bien Barack hizo poco (o nada) para revertir la situación, el actual Presidente Trump se esfuerza por empeorar el escenario y las armas usadas suenan similares a las proclamas empleadas por los confederados cuando presionaban en contra de la abolición de la esclavitud. El método era los Negroes (afroamericanos) se apoderarán de nuestros trabajos y desposarán a nuestras blancas hijas. El último punto, matrimonios entre hispanos y americanos ya ha sucedido. El primer argumento fue devastado por el comediante Stephen Colbert, quien certificó y experimentó el duro trabajo de los indocumentados. El departamento de Agricultura solicitó los servicios de trabajadores americanos para recolectar cosecha en California. Solo siete ciudadanos “legales” se inscribieron. Solo uno se presentó a prestar su mano de obra. Colbert reporto los pormenores ante una audiencia en el Congreso.
América no creció gracias a extranjeros. Por eso ningún científico admira a Einstein, ni un solo cowboy usa vaqueros Levi, no hay periodista alguno que quiera ganar el premio Pulitzer, todo diseñador de modas detesta a Oscar de la Renta y nadie agradece a Jan Koum o a su creación WhatsApp. Bueno, esto último puede que tenga algo de cierto…
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 27, 2017