“El que sabe cuándo puede volar y cuando no, será victorioso”.
Sun Tzu – 544-496 a. C.
Las Estrategias Militares.
La estrategia militar de “aniquilamiento”.
La estrategia militar de “desgaste”
La actual estrategia militar de “desgaste” de Rusia, en Ucrania.
Las guerras en el siglo XXI.
Las Estrategias Militares.
Para quienes siguen -mes a mes- nuestros ensayos referidos a la evolución de la situación estratégica internacional, regional y propia, recordarán que en el pasado mes de Abril publicamos ¿“Qué especie de guerra pelean rusos y ucranianos?” (1). En él establecíamos el encuadramiento de esta guerra en las categorías polemológicas teóricas. En el presente ensayo bajaremos un escalón, estableciendo aquello que en los dos últimos años hemos observado como “actitudes estratégicas” de los contendores y de las probabilidades de cambios que podrían devenir, impuestos por las actuales circunstancias.
Nos ha motivado -en la elección de este tema- el erudito trabajo publicado en RUSI (2) por Alex Vershinin -Dr. en Jurisprudencia y Director de la Biblioteca Nacional de Rusia-, que en su “Conclusión”, advierte:
“Si Occidente se toma en serio un posible conflicto entre grandes potencias, debe examinar detenidamente su capacidad industrial, su doctrina de movilización y sus medios para librar una guerra prolongada, en lugar de realizar simulacros de guerra que abarquen un solo mes de conflicto y esperar que la guerra termine. Como nos enseñó la guerra de Irak, la esperanza no es un método”.
Si bien Vershinin -en el título de su trabajo- cita al empleo de la “guerra de desgaste” y más tarde de la “guerra prolongada”, nos está diciendo que Rusia está empleando a una“estrategia militarde desgaste” -conocida como fabiana- frente a Ucrania, y -además- que es consciente que Occidente se inclina por la estrategia militar de “aniquilamiento”y por las guerras cortas. Cada una de ellas tiene un origen histórico y en sus empleos, éxitos y fracasos, según fuere la lucidez de los conductores militares que “sabíancuando podían volar y cuando no”.
La estrategia militar de “aniquilamiento”.
El Grl Clausewitz es el estratega teórico de mayor prestigio en Occidente, a quien se le reconoce la mayor influencia en su pensamiento estratégico militar y -consecuentemente- en el sostenimiento de las teorías de “aniquilamiento”. Raymond Aron -en su libro “Pensar en la Guerra”- no sólo desvirtuó muchos reparos de autores británicos, sino que reactualizó el pensamiento del Grl prusiano. Como todo tratadista -Clausewitz- fue prisionero de su circunstancia y de su tiempo. Perteneció a un Estado mediterráneo, sin poder ni tradición marítima, en consecuencia no percibió la resolutiva influencia del dominio del mar en la suerte de las guerras napoleónicas y en el destino final del Emperador francés.
En ensayos anteriores hemos recordado que los Grls Clausewitz -1780/1831-y San Martín -1778/1850- como contemporáneos. Ambos -por méritos profesionales- fueron -con las mismas jerarquías- ayudantes de los comandantes austríacos y españoles que combatían desde el Este y desde el Oeste a Bonaparte. Ambos tuvieron frente a ellos al mejor maestro de Estrategia y, con las reconocidas condiciones que los distinguían, uno escribió el monumental Tratado “De La Guerra” y el otro planificó y ejecutó la campaña militar más importante de la Historia Militar Mundial.
Al prusiano se le reconoce ser el autor de una doctrina ofensiva, que postulaba el “enfrentamiento del fuerte con el fuerte, en la batalla decisiva, para lograr la victoria por aniquilamiento”. Al argentino le reconocemos el genio de saber “cuando se puede volar y cuando no”. En Saldán -pueblo cercano a la ciudad de Córdoba- luego de reconocer “que la Patria no se haría camino por el Norte”, planificó la campaña independentista de Medio Continente, vía Chile.
Preveía una “estrategia de aniquilamiento” en el desemboque andino, sobre el llano de Chacabuco, para liberar a Chile, preparar el tramo anfibio y el desembarco en Perú. Allí “no podía volar” pues con 4500 hombres enfrentaba al Virrey, que contaba con 25.000. Entonces previó una “estrategia de desgaste” posterior al desembarco. Quiroga diría que buscaba inicialmente un juego de “contradanzas”. Así obligaría al Virrey a abandonar Lima y refugiarse en las montañas. Entonces retomaría la “estrategia de aniquilamiento”, ahora no con una maniobra operacional de “cerco” -por rodeo-, como intentó en Chacabuco, sino con una maniobra de “ejércitos convergentes”: Álvarez de Arenales por la montaña interior, San Martín desde la costa y Güemes desde el Alto Perú.
En Guayaquil entendió que no sería él quien comandaría en Ayacucho. Y así como supo resolver la torpeza de un Cte. en Chacabuco -que le costó dos años más del tiempo previsto-, también entendió como resolver la finalización de la campaña ante el imponderable de Guayaquil. Nuestro estratega tenía flexibilidad adaptativa y además, grandeza espiritual. Ello lo diferenció y lo hizo Grande, entre los Grandes. Molke el Viejo, Schlieffen, Guderian, Rommel y Manstein, aplicaron las enseñanzas de Clausewitz, aprendidas de Napoléon. Molke con el empleo de los ferrocarriles, Schlieffen con el efecto de “la puerta giratoria” y los Mariscales de la GM II, con la “blitzkrieg”.
San Martín, profundo conocedor de la Historia Militar, siguió a Fabio o a Napoleón, según la circunstancia, pues siempre supo “cuando podía volar y cuando no”. Hitler -porfiadamente- no lo supo frente a Stalingrado.
La estrategia militar de “desgaste”.
Esta estrategia toma su nombre de Quinto Fabio Máximo, político y militar romano que ostentó la dictadura romana durante la Segunda Guerra Púnica -218/202 a. C.-. Antes de enfrentarse a Quinto Fabio Máximo, Aníbal había vencido a los romanos en las batallas de Río Tesino, Lago Trasimeno y Río Trebia, a pesar de su inferioridad numérica. Tras estas derrotas, Quinto Fabio Máximo fue elegido dictador y, consciente de la superioridad militar de los cartagineses y del tremendo ingenio de su jefe supremo, diseñó una “estrategia de desgaste”que tenía como objetivo explotar las vulnerabilidades estratégicasde Aníbal: la falta de líneas de abastecimiento eficaces y el ansia de sus soldados por una campaña rápida.
Aníbal -a pesar de sus victorias- estaba en gran desventaja: aislado de su país y por ello con grandes dificultades para reabastecerse de tropas mientras el Mediterráneo estuviese dominado por las naves romanas. Su única esperanza era recabar apoyos a los pueblos itálicos y que éstos le cedieran suministros y guerreros para cubrir sus bajas.
Mientras los itálicos se mantuvieran fieles a Roma no había posibilidad de victoria. Las aplastantes victorias de Aníbal mermaban la confianza de los itálicos en un triunfo final de Roma. Por ello Fabio creyó que la manera de vencer al General cartaginés era no combatir con él. Con ello evitaba más victorias fáciles de los cartagineses y Aníbal no conseguiría apoyos de los itálicos aliados de Roma. Roca -en 1874- siguió ese rumbo antes de la IIda. Batalla de Santa Rosa y logró una Victoria Maestra.
Fabio calculaba que la falta de suministros para el Ejército Cartaginés y el costo de mantener un ejército en tierras extranjeras, junto a la ansiedad por mantener relaciones cordiales con las tribus itálicas, harían que el tiempo corriera en favor de Roma, por lo que adoptó una estrategia “de desgaste” y se convirtió en la sombra de las tropas de Aníbal, evitando continuamente la confrontación, moviéndose siempre por terrenos montañosos, con el objeto de anular la superioridad de la caballería cartaginesa.
Esta estrategia,aunque supuso un éxito militar,fue un fracaso político. Su pasividad ofensiva se hacía intolerable para las mentes senatoriales, acostumbradas a enfrentarse al enemigo en grandes batallas. De hecho -el pueblo romano- una vez recuperado de la conmoción inicial de las victorias de Aníbal, empezó a poner en duda la utilidad de la Estrategia de Fabio y ansiaba ver una rápida conclusión del conflicto. También creía que si se permitía a Aníbal saquear a Italia, los pueblos itálicos cambiarían su lealtad. Debido a la falta de victorias importantes de Fabio, el Senado lo relevó del mando.
Los sustitutos designados para reemplazarlo fueron Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, que dirigieron al Ejército Romano a una debacle en la batalla de Cannas. Tras experimentar esta fatídica derrota, el pueblo y el Senado aprendieron la lección de que el único medio para expulsar a Aníbal de Italia era emplear una“Estrategia Fabiana”.
La actual estrategia militar de “desgaste” de Rusia, en Ucrania.
La “estrategia de desgaste” requiere -como ya anticipamos- un determinado “arte operacional”. Se libra con un enfoque centrado en la fuerza, a diferencia de las “estrategias de aniquilamiento” que se centran en lo operacional, sobre el terreno. Y tiene su origen en:
una gran capacidad industrial, que permita reponer pérdidas,
profundidad geográfica, para absorber una serie de derrotas y
condiciones tecnológicas, que impidan una rápida pérdida de espacio.
Esta estrategia exige una ágil capacidad para generar nuevas formaciones, más que en realizar exitosas maniobras tácticas. El actor que adopte la “estrategia de desgaste” deberá concentrarse en la destrucción de fuerzas enemigas, en lugar de ganar terreno. Es lo que estamos observando en la guerra ruso-ucraniana. En nuestros últimos ensayos hemos llamado “picadora de carne” a la extensa línea de contacto, que se mantiene con escasos movimientos en los últimos meses.
A medida que esta guerra se prolonga, sela gana la economía, no con los ejércitos. Rusia comprendió esto y lucha mediante una “estrategia de desgaste” destinada a agotar los recursos de la OTAN y -al mismo tiempo- preservar los propios. La forma más rápida de perder una “guerra de desgaste”es centrarse en la maniobra, gastando recursos valiosos en objetivos territoriales. Rusia lo aprendió a lo largo de su historia guerrera, aprovechando a su extensa profundidad y al Grl Invierno.
Las armas occidentales de alta gama tienen un rendimiento excepcional, pero son difíciles de fabricar, especialmente cuando se necesitan para armar a un ejército rápidamente movilizado y sujeto a un alto índice de desgaste. Durante la GM II los Panzer alemanes eran tanques magníficos, pero utilizando aproximadamente los mismos recursos de producción los soviéticos lanzaban ocho T-34 por cada Panzer alemán. La diferencia de rendimiento no justificaba la disparidad numérica en la producción. Las armas de alta gama también requieren tropas de alta gama. Se necesita mucho tiempo para entrenarlos, tiempo del que no se dispone en una guerra con altas tasas de desgaste.
Es más fácil y rápido producir grandes cantidades de armas y municiones baratas, especialmente si sus subcomponentes son duales, intercambiables con bienes civiles, asegurando cantidades masivas sin la expansión de las líneas de producción. Los nuevos reclutas emplearán armas más simples y serán adiestrados más rápidamente, lo que permite la pronta generación de nuevas formaciones o la reconstitución de las existentes. Es lo que Putin está haciendo. Occidente debe analizar -detenidamente-, según concluye el Dr. Vershinin, en “cómo garantizar el exceso de capacidad en -tiempos de paz- en su complejo industrial militar, o correr el riesgo de perder la próxima guerra”.
Los Ejércitos de la OTAN son altamente profesionales. Su fuerte Cuerpo de Suboficiales (NCO) tienen amplia formación y experiencia militar en tiempos de paz. Poseen gran iniciativa individual y una gran libertad de acción, al igual que los oficiales subalternos. Las organizaciones de la OTAN gozan de agilidad y flexibilidad para aprovechar las oportunidades, en un campo de batalla dinámico. Su formación está orientada hacia la “estrategia de aniquilamiento”.
Cuando se emplea una “estrategia de desgaste” –caracterizada por numerosas bajas-, no hay tiempo para reemplazar a los suboficiales perdidos o para generarlos para las nuevas unidades. La idea es que a los suboficiales se los capacite en tres meses y asuman el liderazgo de las pequeñas organizaciones. El tiempo es algo que las demandas masivas de la “estrategia de desgaste”, no da. Ello se agrava cuando la demografía de las partes es de 3 a 1, en favor de quien ha optado por la “estrategia de desgaste”.
La URSS organizó su Ejército para un conflicto -de gran escala- con la OTAN. Se pretendía poder expandirlo rápidamente, recurriendo a reservas masivas. Cada varón ruso recibió dos años de adiestramiento básico al terminar la escuela secundaria. La constante rotación de personal alistado impidió la creación de un cuerpo de suboficiales al estilo occidental, pero generó una enorme reserva “semientrenada”, disponible en tiempos de guerra. La ausencia de suboficiales confiables creó un modelo de mando centrado en los oficiales, menos flexible que el de la OTAN, pero más adaptable a la expansión a gran escala requerida por la“estrategia de desgaste”.
A medida que la presente guerra avanza -más allá del primer año- las unidades de primera línea ganaron experiencia y surgió un cuerpo de suboficiales mejorado, lo que le da al modelo ruso una mayor flexibilidad. Una diferencia clave -entre los dos modelos- es que la doctrina de “aniquilamiento” de la OTAN no puede funcionar sin suboficiales de alto rendimiento. Lo que observamos -en el caso bajo análisis- es que las organizaciones rusas de bajo nivel han mantenido la línea de contacto y han ganado experiencia -lentamente- aumentando su calidad hasta obtener la capacidad para realizar operaciones ofensivas.
Las guerras en el siglo XXI.
En el siglo XXI -en la civilización de conocimiento- el complejo campo de batalla convencional es una estructura integrada por complejos sistemas, que incluyen:
varios tipos de guerra electrónica (EW),
comunicaciones electrónicas encriptadas,
tres tipos básicos de defensa aérea,
cuatro tipos diferentes de artillería,
innumerables tipos de aviones, drones de ataque y reconocimiento,
ingenieros de construcciones y zapadores,
infantería mecanizada, formaciones blindadas y,
-sobre todo- gran logística.
La artillería se ha vuelto más peligrosa gracias al aumento del alcance y de la precisión avanzada, lo que amplía la profundidad del campo de batalla. En la práctica esto significa que es más fácil concentrar fuegos, que fuerzas. Las maniobras profundas -que requieren la concentración del poder de combate- ya no son posibles, porque cualquier fuerza concentrada será destruida por fuegos indirectos, antes de que pueda lograr el éxito en profundidad.
Toda ofensiva terrestre requiere una burbuja protectora asegurada, para protegerse de los sistemas de ataque enemigos. Esta burbuja se genera mediante la superposición de contrafuegos, defensa aérea y guerra electrónica. Mover numerosos sistemas interdependientes es muy complicado y es poco probable que tengan éxito. Los ataques limitados -a lo largo de la primera línea- tienen más probabilidades de éxito, con una relación de costo/beneficio aceptable. Los intentos de penetración profunda quedarán expuestos a fuegos masivos en el momento en que salgan de la protección de la burbuja defensiva.
La integración de elementos de combate -interrelacionados- requiere una planificación centralizada y Oficiales de Estado Mayor excepcionalmente capacitados para lograr dicha integración -múltiples capacidades- sobre la marcha. Se necesitan años para entrenar a tales oficiales y la experiencia de combate no genera tales habilidades en poco tiempo. Las listas de verificación y los procedimientos obligatorios pueden aliviar estas deficiencias, pero sólo en un frente defensivo estático y menos complicado. Las operaciones ofensivas dinámicas requieren tiempos de reacción rápidos, que oficiales semientrenados son incapaces de realizar.
Los fuegos en profundidad -a más de 100/150 km-, que es el alcance promedio de los misiles tácticos- detrás de la línea del frente, tienen como objetivo las capacidad del enemigo para generar renovado poder de combate. Esto incluye instalaciones de producción, depósitos de municiones, depósitos de reparación e infraestructura de energía y transporte. De particular importancia son los objetivos con importantes capacidades de producción -difíciles de reemplazar o reparar- ya que su destrucción causará daños a largo plazo.
En los casos que emplean una “estrategia de desgaste” los ataques tardarán mucho tiempo en surtir efecto. Los bajos volúmenes de producción global de municiones guiadas con precisión, de largo alcance, las efectivas acciones de engaño y ocultamiento, las grandes reservas de misiles antiaéreos y la enorme capacidad de reparación de los Estados fuertes y decididos, se combinan para prolongar los conflictos. La organización eficaz de las defensas aéreas debe incluir sistemas de alta gama en todas las altitudes, junto con sistemas más baratos para contrarrestar las plataformas de ataque masivas de baja gama. Combinada con la fabricación a gran escala y una guerra electrónica eficaz, esta es la única forma de derrotar los fuegos profundos del enemigo.
Se observan dos etapas en la conducción militar rusa de la “estrategia de desgaste”:
La primera etapade la “estrategia de desgaste” se inicia cuando los recursos movilizados ya están disponibles en grandes cantidades y listos para las operaciones de combate. En el caso de darse un ataque sorpresa, es posible una ofensiva rápida hasta que el defensor forma un frente sólido. Este período -en este caso- duró casi un año y medio a dos años. Durante el mismo se evitaron operaciones ofensivas importantes y cuando los grandes ataques tuvieren éxito, provocaron importantes bajas propias, a menudo a cambio de ganancias territoriales mínimas.
Para una “estrategia de desgaste” cualquier espacio que no tenga un centro industrial vital, es irrelevante. Siempre es mejor retirarse y conservar fuerzas, independientemente de las consecuencias políticas. Luchar en terrenos desventajosos conlleva la pérdida de unidades y de soldados experimentados, que son claves para la victoria. La obsesión alemana con Stalingrado -en 1942- es un excelente ejemplo de lucha en un terreno desfavorable, por razones políticas. Lo prudente es empujar al enemigo a luchar en terrenos desventajosos mediante operaciones de inteligencia y explotar objetivos enemigos políticamente sensibles. Un escollo clave que se debe evitar, es ser arrastrado a la misma trampa que se le ha tendido al enemigo.
En la segunda fase de la “estrategia de desgaste” la ofensiva deberá lanzarse en un frente amplio, buscando dispersar al enemigo en múltiples puntos, mediante ataques coordinados. La intención es permanecer dentro de la burbuja establecida por los sistemas de protección, mientras se dividen las agotadas reservas enemigas, hasta que el frente colapse. Hay un efecto en cascada en el que una crisis en un sector, obliga a los defensores a trasladar reservas de un segundo sector sólo para generar a su vez una crisis allí. A medida que las fuerzas empiezan a retroceder y a abandonar las fortificaciones preparadas, la moral se desploma y surge la pregunta obvia: “Si no podemos defender la mega fortaleza, ¿cómo podremos defender estas nuevas trincheras?”.
La retirada se convierte entonces en derrota. Sólo entonces la ofensiva debería extenderse hacia objetivos más profundos, en la retaguardia enemiga. La ofensiva aliada de 1918 es un ejemplo. Los aliados atacaron a lo largo de un amplio frente, mientras que los alemanes carecían de recursos suficientes para defender toda la línea. Una vez que el ejército alemán comenzó a retirarse, resultó imposible detenerlo.
En síntesis: adoptada por Rusia una “estrategia de desgaste”, Putin ha sostenido una economía adecuada a esa doctrina y una organización militar adecuada a las características de esa guerra. El tiempo juega a su favor y por ello cuando aparecieron propuestas para que la OTAN ingrese de lleno en apoyo de Ucrania, Rusia reacciona con el disuasivo de su arsenal nuclear.
La“estrategia de desgaste” rusa, centrada en la defensa al Oeste del Donbass y al Norte de la Península de Crimea, es contraintuitiva para la mentalidad militar occidental, centrada en el “aniquilamiento”. El pensamiento militar clausewitziano considera a la ofensiva como el único medio para lograr el objetivo estratégico decisivo y para obligar al enemigo a sentarse a la mesa de negociaciones, en términos desfavorables. La pacienciaestratégica necesaria para establecer las condiciones de una gran ofensiva va en contra de las experiencias de combate adquiridas en Occidente.
“El que sabe cuándo puede volar y cuando no, será victorioso”.
Sun Tzu – 544-496 a. C.
CITAS Y ACLARACIONES:
(1). H. J. Auel. “¿Qué especie de guerra pelean rusos y ucranianos? Y ¿Cómo salir de este grave error estratégico? 24 Abr 24. www.ieeba.org
(2). A. Vershinin. “El arte de la guerra de desgaste: lecciones de la guerra rusa contra Ucrania”. 18 Mar 24. RUSI -Royal United Services Institute-.
Llegó a Iberoamérica la categoría de la “guerra asimétrica-híbrida”* en su especie de “séptima generación”**.
La “asimetría bélica”, consecuencia de la expansión del espectro de la guerra.
El pensamiento militar chino y el poder imperial emergente en Beijíng.
1). Llegó a Iberoamérica la categoría “asimétrica-híbrida”* en su especie de “séptima generación”**.
La Guerra Mundial en acto -la “Contraterrorista Global”- se da por iniciada -por los estrategas teóricos- el 11S01 a través de un hecho de macro-terrorismo, que bien puede considerarse como el paradigma de la “guerra asimétrica-híbrida” en curso: el ataque a las “Torres Gemelas”.
El General prusiano v. Clausewitz -el más importante teórico de la guerra de Occidente- al señalar en su clásica obra “De la guerra” que este fenómeno sociopolítico era “como el camaleón”, nos dio una clarísima pauta de su permanente mutación, al ritmo que impone la evolución de la civilización humana, rescatando a su vez tres constantes constitutivas como necesarias y permanentes:
La racionalidad en la decisión política.
La creatividad en la decisión estratégica y
La violencia intrínseca de sus componentes.
Cuando en su dinámica evolución la guerra alcanzó -recientemente- la etapa de la presente “asimetría-híbrida”, pueden señalarse -además- algunos principios que la distinguen (2):
Máximo empleo de la tecnología disponible.
Flexibilidad en el plano táctico.
Alta consideración del elemento humano y
Lograr el apoyo de la opinión pública.
A su vez, estos principios exigen:
Reorganización de las Instituciones Armadas del Estado.
Flexibilización de las organizaciones de Inteligencia, en todos sus niveles.
Actualización de la doctrina de guerra, del adiestramiento y de las organizaciones tácticas de las FFAA.
Con lo expresado podemos concluir que las guerras de la etapa de la “civilización del conocimiento” yano serán como las de antes. Hay una nueva forma de hacer la guerra y una nueva forma de producir.
Llegamos así al momento en el que debemos conceptualizar a la “guerra asimétrica”*, abarcar con amplitud la situación belígera en nuestra Iberoamérica y en particular la que corresponde a nuestra Argentina en absoluta indefensión, desarmada espiritual y físicamente por ignorancia, torpeza y decisión de los elementos revolucionarios neocastristas infiltrados en el poder político, desde 1983 (3).
A partir de fines del siglo XX interactúan, promoviendo la transformación de la guerra, las siguientes innovaciones (2):
Las nuevas tecnologías de la comunicación,
La satelización,
La informatización de las tecnologías,
La miniaturización,
El incremento de la letalidad, furtividad y eficacia de los sistemas de armas,
La emergencia de redes de conflictos,
La relativa desaparición de las fronteras geográficas, de las cívico/militares y de la paz/guerra.
La “asimetría” de mayor significación se observa en la confrontación de los Estados con ONG privadas y complejas, compuestas por elementos de carácter religioso fundamentalista, mafias, revolucionarios ideológicos, intereses financieros, etc., que varían en su composición según las regiones, pero que interactúan globalmente.
Necesariamente -luego de la implosión de la URSS- surgieron nuevas estrategias que sirven al débil frente al fuerte, en un ámbito “irrestricto” ***. En ellas el factor tiempo se revaloriza en detrimento del espacio estratégico, que se difumina. En el tiempo, el más débil busca su oportunidad.
Ya no veremos a la caballería de Murat persiguiendo como un rayo al enemigo vencido por Napoleón en el campo de batalla o a Guderian, creando la “ruptura” para lanzar la “blitzkrieg” sobre la profundidad con los “Panzer” y los “Stukas” o al Grl Schwarzkopf, paralizando las estructuras de comando y logística iraquíes con misiles de crucero, antes del lanzamiento de la fase terrestre de la campaña. Como se observa en los casos citados, el más lúcido y fuerte, aceleraba la victoria.
Ahora, en la “asimetría-híbrida”, el Estado fuerte tendrá que “Pensar la Política” capaz de “Pensar a la Guerra”, frente a las ONG (s) débiles que conducirán su “tiempo”.
El modelo para seguir -por el débil- es el de Mao -inspirado en Sun Tzu- cuyo hallazgo estratégico fue ralentizar las operaciones frente al Estado chino cuando inició la “Larga Marcha”. También lo hizo el Cnl Güemes en la “guerra gaucha” o el Cnl Julio A. Roca en los meses previos a la victoria singular de Santa Rosa (4), ambos desde un Estado débil. Estos conductores buscaron en el “tiempo” la variable que les permitió transformar su debilidad en fortaleza.
Raymond Aron (5) sintetizó estos conceptos diciendo: “Los guerrilleros ganan la guerra si no la pierden y quienes luchan contra ellos la pierden, si no la ganan”. -Excelente reflexión para los argentinos de hoy, si se interesaran por su seguridad y su futuro-.
Estas partes operan con “tiempos” diferentes. La asimetría del fuerte radica en su velocidad y la del débil en su capacidad para disminuir el “ritmo” de las operaciones. En una extrema síntesis: la “asimetría-híbrida” es la que niega la ventaja que tiene el oponente.
El débil “no tiene plazos”.
El proceso revolucionario castro-comunista en Iberoamérica lleva sesenta añoscontinuadosy en la Argentina cursa su Quinta Campaña (6). La “asimetría” fue conducida hasta hoy con éxito por los estrategas de La Habana, que demostraron y demuestran una adaptación ágil ante la acelerada evolución geopolítica internacional y propia.
El 29 Jul 19 -en su “XXV Encuentro”- en Caracas, el Foro de San Pablo -FSP- lanzó la actual “contraofensiva revolucionaria” para recuperar los gobiernos perdidos en los últimos años en el subcontinente. En su ejecución -sobre la Cordillera Andina- se observan con claridad los principios de la categoría de “guerra asimétrica”, encuadrando a las flexibles operaciones de “séptima generación”.
En los dos años transcurridos, el FSP tuvo dos intentos fallidos de insurgencia y un gran éxito en Chile. En estos días conduce un empeñamiento de sedición dramático en Colombia. Mientras tanto, en Buenos Aires la oposición sigue hablando de populismo y de inflación, mientras el gobierno explota a la pandemia para quitarse el antifaz…y asegurar su permanencia en el poder, lograr el “partido único” y una nueva Constitución. Ella asegura así su absolución judicial, “pues la Historia ya la absolvió”.
La “asimetría bélica”, consecuencia de la expansión del espectro de la guerra.
Los lanzamientos nucleares en Japón en 1945 expandieron el espectro del conflicto. En un extremo se localizó la hecatombe y en el otro, el terrorismo. En 1947 la “Doctrina Truman” inicia la “Guerra Fría” que aplicó el “Corolario Spykman” –es decir la “Contención” de la URSS- con el “Shatterbelt” sobre el “Rimland”, conformado por bases aéreas y navales.
En los años 1950/53 -sobre el extremo Este del Rimland- se dio la “Guerra de Corea” – el primer chispazo de la Guerra Fría- desarrollándose de modo convencional. Dos años después -sobre el centro del Rimland- ocurrió la “Guerra de Vietnam” o “Segunda Guerra de Indochina”, entre 1955/75. Fue el segundo chispazo de la Guerra Fría y su larga duración –veinte años– nos dice que el actor más débil impuso su estrategia“sin plazos”.
El cursor bélico se desplazó hacia el extremo opuesto al de los arsenales QBN. Los vietnamitas Ho Chi Minh -1890/1969- y el Grl Giap -1911/2013- derrotaron a una superpotencia nuclear con menos recursos tecnológicos, menor equipamiento y menores efectivos regulares. El vencedor describió a esta victoria con la metáfora de la lucha del tigre y el elefante: “con una estrategia adecuada del tigre, el elefante puede morir desangrado”.
Ho adaptó la doctrina Mao que expresaba: “el insurgente es el pez que nada en el océano de la gente”, siguiendo las siguientes fases:
Fase política: obtención de apoyos locales -“entrismo”-.
Expansión de la fase 1: desgaste de la gobernabilidad -“insurgencia”-
Ofensiva revolucionaria abierta, con las fuerza suficientes para lograr la victoria. -“sedición”-.
¿Se han cumplido algunas de estas fases en los últimos sesenta años de castro-comunismo en Iberoamérica? Entendemos que se han cumplido sobradamente las dos primeras, en especial los años transitados por la etapa 2) en la que se ha logrado controlar a un sector -¿un 25%?- de la población. La fase 3), está en sus preliminares.
La “revolución” no pretende el control del espacio geográfico, extemporáneamente. Su resiliente objetivo es el de “ganar las mentes y corazones” de una masa crítica de la población, además de cierto apoyo externo.
La retirada de Saigón de los EEUU produjo un punto de inflexión en Occidente. Los EEUU no se habían adaptado en oportunidad. Ello impulsó la teorización de las “guerras asimétricas”. El nuevo conflicto violento salía de los teatros de operaciones militares y se posaba sobre las ciudades.
La guerra se hacía irregular, apelaba a la voluntad de los actores y la peor derrota que se somatizaba era la psicológica. Desde el punto de vista estratégico la opinión pública, los medios que la manipulan y la mente de ambos contendientes se habían convertido en la arena de la batalla.
Las FFAA de la era pos-heroica -que operarían en ambiente “asimétrico”- debían transformarse en todas sus capacidades. Consecuentemente se inició en los ´90 la “Reforma de los Asuntos Militares -RAM-” y seguidamente la “Reforma Integral” -RI”, que quedó abierta.
Contemporáneamente, la Argentina -en su doble posguerra- y luego de la Guerra del Atlántico Sur -1982-, estaba en óptimas condiciones para tomar el mismo rumbo, pues había acumulado una experiencia homóloga a la estadounidense. Pero aquí el enemigo comunista había avanzado sensiblemente en el “entrismo” correspondiente a la fase 2) y los efectos de la derrota convencional en el Atlántico Sur, hizo el resto.
Las reformas no se hicieron y, contrariamente, se inició un proceso de demolición de la Seguridad Nacional para llegar al nivel de desastre que ostentamos en el 2021, que nos hace vislumbrar la apertura de la fase 3). Cuando en los ´80 los mandos medios de las FFAA reaccionaron para intentar salvar a sus Instituciones, cierta prensa lo observó como un “golpe de Estado” y la población rechazó el intento, mayoritariamente. La fase 2) ya estaba lanzada.
Aún hoy, cuando en la CABA hay que elegir quién encabece la lista de Diputados de “Cambiemos” en las elecciones de medio tiempo, se busca el perfil del “ni” -del progre- que no aleje al electorado “moderado” (7), entendiendo por tal al que relativiza o niega a la amenaza y al riesgo estratégico, presente desde hace sesenta años. La fase 2) ya ha madurado.
Ese electorado “moderado” y sus dirigentes “light”, se perciben derrotados antes de luchar. “Mejor rojos que muertos”. Son quienes desprecian al “mérito”, al “esfuerzo” y consideran al “héroe” como un psicópata que no elije su derecho a “ser feliz”. Conciben que los deberes les son ajenos y, sabiendo que es un dato falso, afirman -por Ley- que hubo treinta mil “desaparecidos”. Estas “tibias palomas” ¿ante quienes se “moderan” y por qué adoptan una máxima “prudencia”?…
Para tomar el pulso actual del proceso de las “Guerras Asimétricas de Séptima Generación” en Iberoamérica y en la Argentina, transcribiremos a continuación tres párrafos de la larga “Resolución del Grupo de Trabajo” del FSP**** del 01 Jun 21:
“Resolución:Reitera su respaldo a los gobiernos revolucionarios, progresistas, populares y de izquierda de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, México y Argentina, por el verdadero compromiso con sus pueblos y los del mundo”.
“Reconocimiento:Reconoce los esfuerzos del gobierno argentino encabezado por el presidente Alberto Fernández, en la búsqueda por revertir las consecuencias de la implantación de políticas neoliberales, que tanto daño causaron a su nación”.
“Proposición:Desarrollar una campaña mediática en respaldo de la lucha que libra el movimiento social, popular y político de izquierda colombiano, contra la implantación de políticas neoliberales y por el cese de las masacres a líderes sociales y excombatientes”.
El pensamiento militar chino y el poder imperial emergente en Beijíng.
En los últimos ensayos publicados por el IEEBA se ha tratado acerca de la expansión geopolítica china sobre la “anilla externa” -dentro de la que se sitúa nuestra Iberoamérica (8), (9) y (10)-. Por esa razón consideramos que es importante conocer -aunque fuere superficialmente- al pensamiento militar chino, toda vez que su presencia en la región es cada vez mayor. Ello origina una natural confrontación de poder con la superpotencia regional americana, que nos afecta de modo directo. Colisionan dos culturas y está en disputa la hegemonía mundial.
La “guerra mundial contraterrorista global” -que abarca a la actual “contraofensiva revolucionaria iberoamericana”- se incardina con el sordo conflicto por la hegemonía mundial entre EE.UU. y China, pugna que por ahora se mantiene en los andariveles económicos, financieros y comerciales, mientras Beijíng consolida su alianza con la Rusia nuclear –“un matrimonio sin amor”- y continúa su carrera de armamentos, para nivelarla con la OTAN.
Decíamos en May 20 y Mar/Abr 21 (8), (9) y (10), describiendo la situación regional:
“Cuando citamos a las “amenazas o guerras híbridas/asimétricas” estamos conceptualizando a una forma ambigua de choque entre actores estatales y no estatales, capaces de combinar acciones militares convencionales o no convencionales con otras, basadas en la desestabilización del enemigo mediante acciones complementarias, sin restricciones, con todos los instrumentos disponibles -diplomáticos, militares, económicos, sociales y de información- explotando las debilidades del opuesto, en todos sus aspectos.
Los chinos les llaman “guerras irrestrictas”:no hay límites. Normalmente su objetivo apunta a la dirección política contraria y a influenciar en la opinión pública propia, internacional y del enemigo. Sin duda su objetivo prioritario es la e influir sobre la voluntad social.
Las “guerras hibridas” son un natural derivado de las “guerras asimétricas”. Son un recurso del débil frente al fuerte. En el 2006 las empleó el Hezbolá frente a Israel, en el 2014 lo hizo el Dáesh, también Rusia en su intervención en Ucrania o China en la construcción de islas artificiales en el Mar de China Meridional, de modo que recientemente se popularizaron en el ámbito de la seguridad internacional.
Como las FFAA no tienen un rol principal en ellas, se crea una“zona gris”, que aumenta los niveles de confusión de nuestros dirigentes ideologizados o estratificados en el pasado.
Lanzada en Iberoamérica la contraofensiva terrorista-revolucionaria por el XXV Encuentro del FSP en 2019, la “amenaza asimétrica- hibrida” se ha encaminado en las modalidades de las “guerras de séptima generación”, como las ha bautizado en el año 2017 César Augusto Niño González -Máster en Seguridad y Defensa- en las que establece que: “el terrorismo sigue siendo la piedra angular del reordenamiento de la Seguridad Internacional y Nacional”.
Seis meses después del lanzamiento de la contraofensiva revolucionaria, en la que hubo fracasos y éxitos -Colombia, Ecuador, Perú, Chile- fuimos sorprendidos por la pandemia del coronavirus. La dirección estratégica revolucionaria, teniendo en cuenta las consecuencias de las cuarentenas, replanteó el plan original, flexibilizando objetivos y plazos. En nuestro país se aceleraron las acciones que conducen al total copamiento del Poder y China reactivó sus planes de inversión y contralor de las economías regionales que le permitan satisfacer sus necesidades de insumos”.
La milenaria cultura china, mientras busca su expansión por los “caminos de la seda” sobre Eurasia, se expande en África e Iberoamérica por vía económica-financiera y no deja de “asegurar” sus mercados e inversiones con tropas en África y “bases militares de control espacial y de comunicaciones” en Iberoamérica.
Su Política Exterior y de Defensa deben mantener un sutil equilibrio para retener el empleo de estrategias sectoriales “indirectas” -todas, menos las de fuerza-. De ese modo, aún en “las zonas grises”no cruzará la “línea roja que se auto impone”. Su principal oponente Occidental -EEUU- es a la vez su mejor socio comercial y financiero, ecuación que exige prudencia, firmeza y sapiencia.
Ello no le impide elaborar doctrinas de eventuales guerras frente a enemigos superiores, tal como la anunciada “guerra irrestricta”. Sus FFAA podrían nivelarse con las de EEUU recién dentro de dos o tres décadas. Hasta entonces, Beijíng deberá mantenerse en la “zona gris”, con “acciones militares no bélicas”. Si las reglas jurídicas internacionales de la guerra entraran en conflicto con los intereses chinos, ellas serán dejadas de lado, sin mayor consideración.
Los “revolucionarios” argentinos -que practican el axioma que reza: “cuando peor, mejor”-, para demostrar el fracaso del capitalismo, tienden su mano hacia China para tomar su exitoso modelo “neocomunista”. Deberían tener en cuenta algunos reparos que XI antepone frente a la corrupción y a la ilegalidad y -además- a algunas consideraciones recientes de analistas internacionales, que pasamos a citar:
Investigadores de la Universidad Camilo José Cela -Madrid- esta semana:
“El futuro del sistema internacional y de su liderazgo, vendrá dado por la forma en que se canalicen las tensiones presentes. Es decir, si el orden hegemónico admite una reforma que pueda acomodar elnuevo papel de China y de EE.UU. o si el enfrentamiento produce una ruptura. Esto abre la puerta a distintos caminos, entre los que se encuentra una hegemonía compartida, con una regionalización del orden mundial en laque ambas potencias se repartan zonas de influencia”.
Nuestro amigo Ricardo Auer expresó el 10 Jun pasado -en Infobae- estas conclusiones:
“El futuro nos ofrece tres escenarios:
1) Como China juega a la estrategia de alargar los tiempos necesarios para su consolidación, EEUU se vería obligado a definir pronto una estrategia de confrontación administrada, con alianzas globales que ralenticen la consolidación china.
2) Como las grietas profundas entre dos grandes suelen ser un negocio mutuo, para impedir la entrada de terceros, existe la posibilidad (baja, por ahora) que China y EEUU se pongan de acuerdo en administrar conjuntamente al mundo, repartiendo zonas de influencia, como ocurrió en la Guerra Fría con la URSS.
3) Que ambas potencias se degasten realmente entre sí y ofrezcan al mundo la oportunidad de un mayor equilibrio multipolar, beneficioso para todos los pueblos del mundo.”
Algunas consecuencias de la confrontación analizada por estos analistas son coincidentes. El pretendido salto -absolutorio- de Ella, a la órbita asiática, debería tener en cuenta lo señalado pues dicho conflicto es prioritario para las decisiones que adopten las grandes potencias y para todos los alineamientos regionales derivados.
“Las guerras son como el camaleón” -decíamos en nuestro encabezamiento- y nuestra dirigencia política lo ignora, o simula hacerlo. Ya estamos encaminados hacia la tercera fase de la larga agresión revolucionaria que padecemos -desde 1959-, sin embargo no se la cita, no la ven. En Chile -Oct 19- y ahora en Colombia, la tercera fase -“sedición”– fue conducida por el FSP a través de centenares de cubanos, venezolanos y colombianos, específicamente adiestrados.
En la Argentina se da la paradoja irónica de que el tramo final de la segunda fase –insurgencia– esta conducida por el propio gobierno nacional movilizando diariamente a “sus” organizaciones sociales, con dineros públicos. Ella comanda la revolución local desde un mutismo atronador, establecida en el instituto patria y Tartufo, el mascarón contratado, simula gobernar destruyendo -a tiempo completo- lo que resta de la dignidad de los argentinos, desde una casa rosada vacía y desde un estado fallido.
¿Se llegará en nuestra querida Patria a la tercera fase -sedición-?
El pueblo argentino sano -que es mayoría- tiene la palabra.
CITAS:
*La guerra asimétrica es un conflicto violento en el que se constata una abismal diferencia cuantitativa y cualitativa entre los recursos políticos, militares y mediáticos de los contendientes comprometidos, que los obliga a utilizar tácticas atípicas. En la guerra asimétrica no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales. Por el contrario, se basa en combinaciones de acciones políticas y militares, implicación de la población civil y otras operaciones similares. El concepto fue acuñado por William Lind en 1986. La guerra híbrida es el producto natural de la adaptación de la guerra irregular (a grandes rasgos contraria a los usos y costumbres de la guerra) y asimétrica (encaminada a explotar las vulnerabilidades de las fuerzas regulares) al mundo actual.
**En las Guerras de Séptima Generación –como las ha conceptualizado el Dr. Niño González- es el terrorismo quien funge como señuelo que exige repensar al viejo modelo de la Seguridad Nacional. Por más que se bombardeen y realicen operaciones militares contra grupos terroristas, el fenómeno será cada vez más difuso para las operaciones de seguridad convencionales y la tendencia es que cuando menos sujetos terroristas cometan los actos, el impacto y la espectacularidad aumentan y más aún cuando los medios sean menos regulares y más sorpresivos.
***Guerra Irrestricta: El término surge del libro “Guerra sin restricciones” de los coroneles chinosQiao Liang y Wang Xiangsui, en Feb 99. Se trata de una obra teórica de profundo calado sobre las guerras asimétricas futuras, a gran escala. De manera muy resumida sus autores postulan la utilización de cualquier clase de lucha -sin tener en cuenta ninguna objeción ética- ante una potencia abrumadoramente superior en fuerza, tecnología o influencia diplomática.
****Foro de San Pablo: Elemento Director Político-Estratégico del castro-comunismo creado en Jul 90 por Fidel Castro y Lula da Silva.
(1). C. v Clausewitz. “De la Guerra”. Princeton Univertsity Press. 1984.
(2). C. Pintado Rodríguez. “De la Guerra Asimétrica”. Documentos de Opinión 55. IEEE. 19 May 14. www.ieee.org
(3). H. J. Auel. “La Guerra Mundial Contraterrorista Global, ¿Híbrida…con derivación QBN? Abr 15. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “Homenaje al Sr. Tte Grl. D. Julio Argentino Roca al cumplirse cien años de su fallecimiento”. 18 Oct 14. www.ieeba.org
(5). R. Aron. “Pensar la Guerra”. Buenos Aires, 1987. Centro Naval, Instituto de Publicaciones Navales, Colección Estrategia, 361 págs.
(6). H. J. Auel. “La Amenaza Híbrida en la Quinta Campaña”. Jul 20. www.ieeba.org
(7). J. Mugica Díaz. “Los motivos por los que Horacio Rodríguez Larreta no quiere que Patricia Bullrich se candidata en la CABA”. 09 Jun 21. Infobae Digital.
(8). H, J, Auel. “El encuadramiento geopolítico internacional de la actual situación estratégica argentina”. Mar 21. www.ieeba.org
(9). H. J. Auel. “Las Guerras Híbridas en el Ámbito de una Nueva Guerra Mundial”. Abr 21. www.ieeba.org
(10). H. J. Auel. “La Geopolítica del Virus Chino”. May20. www.ieeba.org
Hubo un momento en el que los argentinos creyeron que la guerra que los atormentaba, una guerra sucia y desgraciada, colateral de la guerra fría- donde el eje de la acción bélica era la bomba, la huelga revolucionaria o el asesinato por la espalda en cualquier esquina del país, pero también el asalto a cuarteles y el bosque tucumano como remedo de un Vietnam autóctono- había terminado. Era tanto el deseo que así fuera que no se les ocurrió pensar que generalmente las expresiones de deseo casi nunca se cumplen.
Que fue la flaqueza moral de los políticos argentinos lo que llevó, ese 24 de marzo, a unos desconcertados militares a tomar el gobierno es algo que no necesita demostración, pero no exculpa a los mandos militares de este dislate ya que creían, a pie juntillas, que esa guerra era una continuación de la política y que, ganándola militarmente, ahí acababa todo.
Hoy, en Argentina 2021, la realidad se ríe del axioma de Clausewitz porque hace casi cuarenta años que estamos viviendo una política que es la continuación de esa guerra que no se supo manejar, ni menos aún, ganar. Ese día, el 24 de marzo de 1976, la República estaba ganando la guerra y ese mismo día, perdió la oportunidad de terminarla. ¿Por qué sucedió este desatino?
Hay variadas razones que explicarían el desastre, pero solo una es, a mi modo de ver, aceptable y, aunque para muchos sea indecoroso mencionarla, lo que se vive hoy en la Argentina lo confirma. Ese día de marzo de hace cuarenta y cinco años un grupo de generales, almirantes y brigadieres impidieron, con su acción, que la guerra que se libraba en el territorio nacional, y que estaba circunscripta a las “orgas” terroristas y a las Fuerzas Armadas, se extendiera a toda la población, que esa guerra de facciones se convirtiera en una guerra civil hecha y derecha.
Más allá del hecho que permitir a los civiles hacer la guerra a las “orgas”- fuera del servicio militar obligatorio- era la imagen plena de la Patria en armas, esta hubiera tenido también una consecuencia práctica que hoy sería inapreciable, si esa multitud que antes de marzo del ’76 pedía cadalsos y fusilamientos públicos hubieran tenido en sus manos la sangre de los terroristas muertos o desaparecidos otra sería la Argentina de hoy. A nadie, o a muy pocos, les preocuparía si el enemigo había dejado 10 o 30.000 cadáveres, ni si estaban enterrados o fondeados en el mar, porque fuera cual fuese el número, cada uno de ellos nos pertenecería a todos, y de esta manera, la guerra, sí hubiera terminado.
Pero esos jefes se dejaron seducir también por interesados cantos de sirenas que le soplaban al oído que no solo estaban para ganar una guerra, sino que esta era también una oportunidad para hacer algo más que lo que su profesión les dictaba. Tenían una tarea superadora de la guerra- les decían las “sirenas cantoras”- tenían que reorganizar el país, tenían que devolver la ética a la República. Un sueño que solo podían soñar, pero que no estaban capacitados para hacerlo realidad. No permitieron a la sociedad civil meterse en la guerra, pero tampoco le permitieron hacer que la paz fuera algo más que una ilusión.
Siete años después, toda esa ilusión se había perdido. Todo había terminado peor que mal. Con mucha pena y la única gloria que la Argentina tuvo en los últimos años- esa que diez mil tipos con su valor y denuedo le dieron a la Patria en esas islas tan lejanas, pero tan queridas-, el proceso se fue. Los argentinos, vaya novedad, se habían cansado. Con la furia y la cobardía del converso querían abrevar en una biblia nueva, les había fallado la espada, tantas veces pedida, y la “solución” estaba en ese librito liminar de la República al cual, tantas veces, civiles y militares habían usado de papel higiénico. Ni lerdo ni perezoso un “santón” laico- devenido hoy en “padre de la democracia”, porque para la mentalidad “argenta” la muerte mejora a cualquiera- lo ensilló para llevar adelante su proyecto. Nada de su prontuario les importó a los argentinos, ni que hubiera sido abogado defensor de terroristas ni que la ineptitud fuera el común denominador de él y de sus colaboradores, un ilustre conjunto de vanos charlatanes que creían que la única manera de solucionar los problemas de la República era inventando impuestos o revisando el pasado. Pasado del cual ellos, al igual que todos los políticos, habían sido responsables.
Por estupidez o por ideología eligió, el “santón de la democracia”, limpiarse el trasero con la Constitución Nacional y dio el puntapié inicial que inauguró los circos judiciales destinados a vengarse de todo aquel que hubiera combatido a la subversión, primer acto de esta ópera trágica que aún no ha concluido y que tiene como objetivo la destrucción de las Fuerzas Armadas y, por extensión, de la República.
Ese 10 de diciembre de 1983, con el proceso en fuga, comenzó la segunda parte de esa guerra que a la Argentina le había costado tanta sangre y dolor y que se hubiera podido ganar. La subversión, incapacitada militarmente supo que las condiciones estaban dadas para seguirla de otra manera, sembrando en silencio su semilla. Se enfocaron en Gramsci y dejaron para el “Che” las camisetas, porque el tiempo había dejado de importar. Disfrazados de “progres”, sabían que ahora podían contar con la confusión y la hipócrita contrición de la mayoría de los argentinos que, de haber pedido mil horcas en Plaza de Mayo, ahora se horrorizaban por los desaparecidos como si desapariciones y muertes hubieran ocurrido en Mongolia. Y a caballo de nuestra desidia lo fueron haciendo bien. Empezaron a copar las escuelas donde en poco tiempo consiguieron que la disciplina fuera una expresión cuartelera insoportable en la nueva “escuela democrática”, pues era menester que el orden y la autoridad desaparecieran de ella.
Lo que vino después, es conocido, una democracia enclenque manejada por iletrados pedantes que la han reducido a la decisión del voto sin haber enseñado al pueblo que le diferencia de ésta con una dictadura son las obligaciones civiles que su ejercicio conlleva. Si los primeros doce años de la Argentina “democrática” fueron malos, los últimos, hasta el día de hoy, no podrían haber sido peores. Año a año hemos visto que la preocupación de la dirigencia política no ha sido combatir la pobreza que ha crecido hasta el numero vil que nos dice que de cada diez chicos menores de diecisiete años siete son pobres, que pese a las vanas promesas de mejorarla, la educación pública solo sirve para adoctrinar futuros piqueteros y tira bombas en el resentimiento revolucionario. Que, aunque se han llenado la boca con la defensa de la salud pública, esta no ha dejado de ser una ficción, ficción que puesta a prueba en esta pandemia que asola al mundo y nos ha entregado 80.000 cadáveres, de los cuales un tercio podrían seguir vivos si la gestión vacunadora no hubiera sido una infame sucesión de negociados, componendas y hurtos.
Hoy, con este gobierno están dadas las condiciones para que los argentinos perdamos paz y libertad, su objetivo es la pauperización de la sociedad argentina, objetivo que con el “manejo” de la economía y de la pandemia- cuarentenas eternas, cierre de escuelas, fábricas y negocios y pésima gestión en salud- se está logrando. El modelo político que el kirchnerismo promueve es el mismo de los años setenta, un modelo autoritario que de republicano ni siquiera tiene un barniz.
Estos son los hitos de esa guerra que continúa, y que es probable que perdamos definitivamente. Guerra que nunca dejó de estar presente entre nosotros aunque no queríamos verla y los políticos ocultaban.
No hace mucho tiempo se definía en Brasil que la final de la Copa Libertadores se jugaba en Buenos Aires entre River y Boca, los dos clubes de fútbol que convocan el mayor número de socios y adherentes en nuestro país. La alegría y el orgullo envolvían al mundo futbolero y los comentaristas deportivos expresaban este estado de ánimo en todos los medios. La Argentina estaba de fiesta y olvidaba -por un momento- los efectos de la crisis cambiaria y sus consecuencias.
¿Acaso no era el fútbol la principal y única motivación social que sacaba a las calles a la bandera nacional, que ya no aparece en los grandes aniversarios de la Patria en las últimas décadas? Hasta que llegó el momento de definir quién era el campeón. Había que disputar dos partidos y a través ellos, progresivamente, el Dr. Jekyll argentino se transformó en Mr. Hyde -que es el monstruo que los progresistas nos ha creado- (1) como franja transversal transculturizada que nos mantiene socialmente “agrietados” y “contractivos”.
En el mes de Julio de éste año 2018, invitado por las autoridades del Club del Progreso, pronunciamos una conferencia cuyo título fue “Las Claves de la Inseguridad Nacional” (2). En su inicio, dijimos: “¿Pueden los padres ignorar qué “defensas” deben darle a su bebé -a través de vacunas, alimentos y vitaminas- para que rechace la agresión del medio ambiente en el que vive? Pues, valga el caso, eso es lo que estamos haciendo con nuestra sociedad, toda vez que una política comunicacional de la Seguridad Nacional, no existe. Esta es la principal causa de la inseguridad/indefensión que padecemos, pues en las guerras en acto -de 7ma G-, la orientación de la opinión pública es esencial”.
Agregábamos: “En la presente etapa de la civilización, la del “conocimiento”, la Seguridad Pública se unificó con la Seguridad Estratégica, pero en nuestro extremo occidente-sur ello no ha sido difundido. La Argentina -ideológicamente encapsulada en los últimos años, hasta el 2015- (3) se evadió de su circunstancia internacional y envuelta en falacias -el relato- se dirigió inconscientemente al “Estado fallido” (4) a través de la auto-destrucción de su núcleo duro: las FFAA y el sistema Judicial Penal Federal, que fue y es empleado para la destrucción de las primeras”.
(3). H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. Julio de 2010. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “El Estado Nación regional frente a las amenazas estratégicas globalizadas”. Junio de 1988. www.ieeba.org
Más adelante afirmábamos:
“El resultado de las elecciones presidenciales en Colombia el 17 Jun 18, contrario a los intereses de las FARC, dioinicio a una nueva etapa revolucionaria subcontinental. Seguramente se va a manifestar con una nueva ola de violencia en ese país. Además, los resultados de las próximas elecciones en Méjico y Brasil serán definitorios para articular los próximos pasos a dar por los Foros de San Pablo y de Porto Alegre y condicionaránel ritmo/oportunidad para la contraofensiva revolucionaria en el Cono Sur, prometida en el Encuentro de Managua. Los ejercicios preliminares de esta maniobra en acto están en superficie en El Comahue, Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario y Mendoza”.
Estas afirmaciones que realizáramos en aquella conferencia han quedado totalmente corroboradas en los últimos meses y -desde nuestro punto de vista- en la crisis del fútbol que tuvo su punto álgido en Libertador y Lidoro Quinteros y dentro de las instalaciones de River el pasado sábado 24 de Noviembre. Hubo centenares de comentarios sobre estos hechos y aun continúan, en todos los medios. Se han expresado sobre la inseguridad del caso -que nos abochorna- periodistas, politólogos, políticos, psicólogos, psiquiatras, hinchas de fútbol, funcionarios, etc. Pero, como es de costumbre, no hemos escuchado a un solo polemólogo o estratega especializado en amenazas y riesgos contemporáneos a la Seguridad Nacional, que expliquen las causales de estos fenómenos socio-políticos con idoneidad, desde una perspectiva especializada, en un momento tan oportuno para hacerlo.
¿No nos han dicho -en los últimos tiempos- que existe una probada interconexión entre las barras bravas, los sectores políticos violentos y las mafias internacionales?
Lo ocurrido al ómnibus de Boca no fue casual y no fue un imponderable, sino que fue un grave imprevisto o un hecho adecuadamente previsto por el enemigo. El primer caso indicaría que no hubo plan de seguridad y, si lo hubo, careció de una mínima eficiencia. Todo plan determina una organización -ajustada a su objetivo-. Lo que se observó, “desde afuera”, es que ella no existió. El segundo caso nos lleva a pensar ¿se “liberó” éste tramo del viaje del colectivo?
Escuchamos repetidamente -en esos días- de parte de funcionarios, la palabra “coordinación”. Ésta no sirvió para la complejidad operativa e institucional del hecho. Era imprescindible la conjunción. Se quebró el principio de unidad de comando y con ello el ejercicio de las responsabilidades. Un plan, cuando se carece de contacto, necesariamente debe ser proactivo y esto es lo que no vimos. Podría ser reactivo -en el contacto- si existieran destrezas tácticas y procedimientos adquiridos, acompañadas con una enérgica disciplina y agilidad de los elementos intervinientes, que no aparecieron.
La evidente entrega de la iniciativa al agresor -principio de la libertad de acción- indica fuertes carencias de inteligencia oportuna -en el tramo de marras- o bien, el designio de que el atentado ocurriera. La constitución de reservas móviles pre-localizadas, tampoco se observó. Ellas eran indispensables para intervenir, en el caso de una sorpresa.
Si el allanamiento al domicilio del jefe de la “barra brava” el día viernes 23 -previo a los hechos- indicaba que habría un núcleo de 300 hombres -sin entradas- que operarían fuera del estadio como agresores, su localización, cerco y control era fundamental para evitar lo que ocurrió. Allí se reitera una clara tendencia reactiva del planificador, probablemente inercial, originada en sus previas experiencias profesionales o bien, la intención de no controlar al “cuello de botella”, ideal para una emboscada.
Algunas causas de la Inseguridad Nacional.
Decíamos en la conferencia citada renglones más arriba:
“Han pasado treinta y cinco años desde el cese de los combates y aun la sociedad no ha asumido a sus guerras. No las asimilamos. Nuestros TTOOFF legos aceptan lo que las querellas -representantes del agresor de ayer- dictan ante los estrados: “no hubo una guerra”. Si la Justicia y las querellas reconocieran que la hubo, nuestros soldados deberían estar frente a los tribunales del Fuero Militar. Los jurisconsultos del más alto nivel estatal borraron el Art. 18 de la CN y la psico-política hizo el resto. “Una política de estado”, de hecho, ha podido reformar la Constitución Nacional, el Tratado de Roma, la Justicia Militar y los Tribunales de Honor de las FFAA (7)”.
(7). H. J. Auel. “El narco-terrorismo, el Estado Nacional, la democracia y las FFAA”. 26 de Abril de 2014. www.ieeba.org
Si “no hubo una guerra contrarrevolucionaria” y el agresor no existió, como nos dice el “relato”, ¿podemos entender y explicar porqué la inseguridad/indefensión sigue avanzando? Sabemos que hay una constante búsqueda por parte de la izquierda radical -todos los días- de una mayor ingobernabilidad, consecuentemente podríamos plantear la hipótesis de que el partido de la final River-Boca fue una gran oportunidad para crear un hecho bochornoso para el país, a solo días del G 20, en Buenos Aires. Y, si este supuesto fuera válido, ¿no sabíamos que las barras bravas son organizaciones mafiosas, con relaciones políticas interrelacionadas con el narcoterrorismo -sostén financiero de la pseudo revolución neo-marxista-?
¿O es casual que la política de DDHH ha reemplazado a la política de Seguridad Nacional, en los últimos treinta y cinco años?
¿Por qué los licuados partidos políticos se oponen a aceptar la existencia de las nuevas amenazas estratégicas presentes, fronteras adentro, categorizándolas como simples problemas de seguridad pública?
¿Por qué son inamovibles las perversas leyes que garantizan la inseguridad y la indefensión?
¿Por qué se limita el empleo de armas de fuego por parte de las policías, a contramano de la legislación internacional?
¿Por qué se continúa con la “venganza” focalizada en los TTOOFF que “juzgan” a los inexistentes delitos de lesa humanidad?
¿Por qué las “abuelas”,“madres” o “hijos” y demás simpatizantes de antiguos terroristas, entre ellos connotados “idiotas útiles”, quieren mantener a las policías “condicionadas” y a las FFAA “extrañadas”.
Estos actores -políticamente correctos- siempre han justificado a los “jóvenes idealistas” y siguen demonizando a las fuerzas legales que constitucionalmente deberían ostentar el monopolio de la fuerza dentro de nuestros límites, pero que permanecen limitadas o desarmadas, a pesar del grito de la calle por la Seguridad y la Justicia. ¿Será casual que estos mismos actores políticos sostienen el “abolicionismo del derecho penal” y el “garantismo” en la interpretación de las normas existentes? (3).
Podríamos continuar -indefinidamente- haciéndonos preguntas de éste tipo, que no tienen respuestas lógicas y al final arribamos a la conclusión de que la gravedad de la situación que permitiría sincerar la situación, no llegará. Lo comprobamos cuando la Corte se desdice de sus recientes fallos, aceptando aberraciones jurídicas para acomodarse -momentáneamente- con lo políticamente correcto o cuando nos apercibimos del tremendo vaciamiento institucional que padecemos, al compararnos con países vecinos.
Existe otro aspecto de éste fenómeno socio-político en acto, al parecer ignorado por la dirigencia argentina a pesar de su centralidad, para un país en doble posguerra. Es el siguiente:
en toda posguerra se produce una transculturación en el vencido, impulsado normalmente por el vencedor.
Es lo que nos viene ocurriendo desde 1983, en continua profundización. Nuestra identidad se ha “relativizado” y el Estado Nacional argentino continúa debilitando a sus Instituciones.
La Nación Argentina triunfó en todos los combates que nos impuso el agresor terrorista revolucionario en los ´70. Es en los combates -en el nivel táctico- donde se obtiene la VICTORIA. El cuasi-Estado Nacional careció de Estrategia, no dio batalla, que es la imprescindible dirección de los combates. Si ésta hubiese existido la victoria militar-táctica habría trascendido al nivel político, consolidando una nueva PAX. Pero NO fue así.
La derrota táctica en el Atlántico Sur -1982- trajo el colapso del “Gobierno del Proceso” y en razón de dicho colapso, el nuevo gobierno -1983- no reconoció la victoria argentina sobre el agresor revolucionario sino que, contrariamente, le concedió espacios de poder y demonizó a sus FFAA, de Seguridad y Policiales a través de los medios de comunicación del propio Estado.
Cuarenta y ocho horas después de acceder al poder dictó -el 12 Dic 83- el Decreto 158/83, que judicializó al hecho socio-político guerra, con lo que entregó la VICTORIA al agresor revolucionario comunista.
Se produjo así el TRASTOCAMIENTO del triunfo argentino, en el terreno, en la derrotaestratégica que aun padecemos, trastocamiento probable -previsto por Clausewitz en su monumental obra “De La Guerra” (4)- cuando no hay Estrategia.
El efecto inmediato del “trastocamiento” fue el pasaje de los Derechos Humanos -contenidos en nuestra Constitución Nacional- que fueron defendidos por las Fuerzas del Estado Argentino, a manos de los comunistas representados por un sinnúmero de OONNGG de fachada -ello continúa hoy- como fenómeno totalmente naturalizado por una sociedad confundida y ansiosa, ante la multiplicidad de crímenes morbosos, totalmente evitables.
Ésta maniobra, que otorgó a la “revolución vencida” la totalidad de nuestro territorio -como “zona liberada”- ha sido acompañada por el sibilino proceso de transculturación de la ciudadanía desde el Estado, comenzando por la escuela primaria, con una nueva programación ideologizada y acompañada por una comunicación social programada, constante y eficiente.
Bajo el encubrimiento de la “democratización” de las instituciones, de la existencia de un “fascismo” generalizado y de partidarios de las dictaduras, llegamos al anarquía caótica provocada por la “ideología del género”, el “indigenismo”, el “feminismo” y demás “ismos” que responden al “progresismo gramsciano”, en reemplazo o complemento del antiguo “estalinismo”. Éste parsimonioso “entrismo” está presente en todos los niveles sociales y en todos los partidos. Lo hemos visto en la votación por el aborto legal. Es el “transversalismo” cultural.
Acontecimientos como los ocurridos con el ómnibus de Boca o con el caso Maldonado, conmueven a la sociedad durante unos días, pero otros escándalos los dejan rápidamente en el olvido. Continúan los comentarios y las opiniones, pero nadie se anima a poner en superficie la esencia del fenómeno. El “curro de los DDHH” sigue su curso. Hay una cobardía absoluta frente a los anatemas de la izquierda radical, cuyo paradigma es la intocable Hebe Pastor. El control de la opinión pública por parte de la “revolución”, está llegando a su sibilino zenit.
La “excepcionalidad” argentina.
Hay algunos argentinos a quienes les place conducir a contramano. Les place ser la “excepción” frente a la norma. Las razones de ésta sinrazón son numerosas, pero la que queremos señalar en -éste caso- es netamente ideológica. Se agregaron a esta especie de “excepcionalistas” -a lo largo de los últimos treinta y cinco años- un sinnúmero de zánganos e hipócritas, dispuestos a libar en el “curro de la política de los DDHH” y actualmente constituyen un tercio de la población nacional.
Nuestro país es el único de la región que acumuló la desgraciada experiencia de pelear las dos guerras típicas de la era nuclear: una “muy limitada” -no convencional- y otra “limitada” -convencional-. Nuestros vecinos -y algunos que no lo son- observaron, estudiaron y aprendieron de ambas experiencias, ajustando su planeamiento estratégico, su doctrina y sus organizaciones. Nosotros, que las habíamos vivido dramáticamente, no lo hicimos. Y a treinta y cinco años del colapso del Proceso, en estos días, hubo quienes se ufanaron de ser la “excepción”,al costo de padecer un nivel de inseguridad e indefensión inédito en nuestra corta historia. ¿Por qué miramos y no vemos? (5).
El efecto de la derrota en el Atlántico Sur, verdadero mazazo psicológico para los argentinos permitió, a los partícipes ysimpatizantes del terrorismo revolucionario vencido, alcanzar el poder y desde él, buscar “venganza” y “chivos expiatorios”: los Militares, las Fuerzas de Seguridad y Policiales, responsables de “delitos de lesa humanidad”,“partidarios de la dictadura”, “represores”, “fascistas”, etc. Con el relato justificaron el “trastocamiento” y encubrieron su “rumbo hacia un socialismo pseudo revolucionario” y a “un latrocinio incalificable”.
El proceso de transculturación -ya citado- aun continúa,transitando hoy una etapa progresivamente más orgánica y tenebrosa. Tras su derrota en combate, algunos terroristas-revolucionarios tomaron el camino de Antonio Gramsci: se hicieron “progresistas”. Confluyen hoy en ese espacio estalinistas, trotskistas, anarquistas y social-demócratas -que llegaron allí por vía marxista- y, para sorpresa de muchos, también liberales y “tilingos” -los idiotas útiles- kantianos/wilsonianos, reunidos todos por la política de DDHH, organizados en OONNGG y/o en burocracias estatales, voluntariosos constructores de “la grieta cultural” que divide actualmente a los argentinos. Cuentan con muy buena prensa, pues sus operaciones se desarrollan desde el escándalo y el escándalo vende (6).
Éste “progresismo”, vulgarmente abstracto e indefinido, es un comodín político agresivo por su caracterización cultural y es natural y socialmente “transversal”, como quedó demostrado cuando se trató en el Congreso la ley por el aborto legal. La coalición que gobierna -Cambiemos- no escapa a esta “transversalidad”, que se manifiesta por los desencuentros -cada vez más graves- existentes en su seno.
Quienes decían “Macri es mi límite”, antes de las elecciones del 2015, por conveniencias electorales lo acompañaron en la 1ra vuelta y sorpresivamente ganaron en la 2da vuelta, quedando “atrapados” con quien era “el límite”. Ha llegado el momento de sincerar posiciones y homogeneizar a la coalición, arrojando por la borda al “progresismo tansculturizado”,cualquiera fuere su origen. Está en juego la gobernabilidad y nuestro futuro.
Y esa es una responsabilidad insoslayable del presidente Macri, si deseara cumplir con los objetivos políticos enunciados en la pasada campaña electoral.
Si se aspira a “pobreza 0”, deben llegar inversiones y estas están demoradas pues entre quienes le acompañan en el gobierno hay quienes no quieren la “unión de los argentinos”, pues rechazan la pacificación nacional y retienen la política de DDHH, con lo que continúan con la demolición de las FFAA y del Poder Judicial. Esos mismos “progres” -enquistados en el gobierno- impiden “terminar con el narcoterrorismo”, por dos razones: 1. deberían reconocer que ésta es una amenaza estratégica y no un mero asunto policial y
porque perderían el apoyo financiero de la logística revolucionaria. -No olvidemos que el progresismo es la expresión posguerra fría del neo marxismo europeo e iberoamericano-.
Alguien debiera decirle al Sr. Presidente, oportunamente, que quienes le señalan no cumplir con ninguno de los objetivos que prometió, no son solo los KK y la izquierda radicalizada, sino algunos de sus socios de la coalición electoral que hoy gobierna, que lo califican de “corrupto y fascista”. Presumimos que no es por “ser astillas del mismo palo”.
Si no llegamos a las elecciones del 2019 con coaliciones homogéneas y con partidos saneados, continuaremos con gobiernos débiles, inhibidospara actuar, pues sus quintas columnas y el control de las calles operan de consuno, bajo mando unificado. Los cambios estructurales que nos debemos, imprescindibles para progresar, exigeneliminar a los progres y a los hipócritas y zánganos. Es muy probable que “las inversiones” nos estén esperando, pero estamos inmovilizados, el tiempo corre y el riesgo país crece.
La oportunidad para avanzar en el 2019, está abierta. Si no lo lográramos -decisivamente- seguiremos jugando las finales del fútbol en el exterior, pero las manifestaciones de violencia interna ya no se expresarán con “molotov”, piedras o botellazos. Habrá escalada hacia una violencia organizada por una pseudo-revolución humillada en las urnas.
La invitación de los genuinos “progres” -como lo son Alfonsín Jr., Lifschitz o Stolbizer- es una gran oportunidad para higienizar la Política, pues están proponiendo un “Frente Progresista” que necesariamente debería incluir a zánganos e hipócritas. Sin embargo, no somos muy optimistas. El “entrismo”, hasta ahora, ha sido exitoso y lucrativo. ¿Por qué desearían abandonarlo? La Argentina, a diferencia de nuestros vecinos, carece de Institucionessanas. Son ellas las que están actuando para la recuperación cultural y política en Chile y Brasil, por diferentes caminos. ¿Podremos sanear a las nuestras, en tiempo?…No hay indicio alguno.
El macro-terrorismo moderno es el catalizador del diseño arquitectónico de la Seguridad Internacional, totalmente incardinada a la Seguridad Nacional. Se trata de la naturaleza de las guerras de Séptima Generación en acto. Roguemos al Niño de Belén, en éste Adviento, que por vía del milagro la Seguridad Nacional llegue a nuestras playas, desde la Seguridad Internacional.
ES el único punto de partida de un CAMBIO que no llega. La crisis cultural y política no se resuelve desde la economía, sino desde la Seguridad Nacional.
CITAS:
(1). R. L. Stevenson. “El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr Hide”. Librería SF. Bs As. (Según se cuenta en esta novela, en nosotros siempre están el bien y el mal juntos, por eso Hyde, símbolo de todo lo perverso, resulta repugnante a todo aquel que lo ve).
(2). H. J. Auel. “Las Claves de la Inseguridad Nacional”. 18 Jul 18, www.ieeba.org
(3). H. J. Auel. “Política de Derechos Humanos Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 Ago 17. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “La Política de Derechos Humanos”. 22 Jun 16. www.ieeba.org
(5). N. Márquez. “Raúl Alfonsín: un canalla al servicio del euro-comunismo”. 20 Dic 18. www.prensarepublicana.com
(6). H. J. Auel. “La Cultura y la Civilización”. Dc 01. www.ieeba.org
LA CIRCUNSTANCIA ACTUAL INVITA A REFLEXIONAR SOBRE ÉSTE TEMA.
LA NATURALEZA DE LAS COSAS.
¿PORQUÉ NECESITAMOS DETENERNOS HOY EN LA ÉTICA PROFESIONAL MILITAR?
LA CIRCUNSTANCIA ACTUAL INVITA A REFLEXIONAR SOBRE ÉSTE TEMA.
Preliminarmente pretendo plantear la importancia de dar tratamiento al tema enunciado. Es importante pues la crisis de arrastre que nos ha llevado a la actual decadencia, como Nación y Estado, es de origen cultural y político y la circunstancia es oportuna, toda vez que estamos -según promesas oficiales- en las acciones preliminares de la recuperación del núcleo duro del Estado Nación: las FFAA. (1)
A las generaciones de Oficiales de las FFAA argentinas que egresamos en la década 1950/1960 nos tocó vivir, mientras revistábamos en actividad, las crisis socio-políticas más graves del siglo XX que culminaron con las guerras posnucleares -limitada y muy limitada- que hoy, en sus posguerras, retienen a nuestra querida Patria Argentina -mientras nos empeñamos en un nuevo y arduo intento de resurgimiento- en doble “estado de guerra” (2) (3) y en plena inseguridad pública y estratégica, que somatizamos diariamente a través de una fuerte ansiedad colectiva frente al futuro, aun en el de corto plazo.
Las guerras -en la Historia Universal- son anteriores a la existencia de los ejércitos, que recién llegaron cuando lo permitieron los excedentes financieros de las comunidades organizadas. Estos -los ejércitos- siempre fueron medios disuasivos/defensivos frente al agresor eventual o bien, ante una situación crítica interior que conllevara un riesgo existencial y legitimara el empleo de la vía institucional, para retener la sobrevivencia identitaria de la nación.
En manos del conquistador o del revolucionario, las FFAA fueron también empleadas para la perversidad en las relaciones políticas, internacionales o internas. Cuando se agota la comunicación política negociadora entre actores internacionales o internos, la alternativa es siempre la violencia organizada, impulsada por un agresor. En este caso estamos en presencia de una guerra ofensiva, ya fuere internacional o guerra civil -interna-. Ésta última es la peor especie de las guerras, pues su instrumento central es el odio social.
Expresadas estas generalidades conceptuales, volvamos a nuestra situación. Desde 1945, después de la Segunda Guerra Mundial -que finaliza con lanzamientos nucleares en Japón- se inicia la apertura de una nueva rama de la Ciencia Política: la Polemología y una nueva etapa de la Estrategia, la Contemporánea. Reaparecen -desde 1947- “actores agresores no estatales” en el marco interno y externo y la más primitiva modalidad de la acción violenta: el terrorismo. El espectro del conflicto se amplía así, bruscamente, es sus extremos: desde la hecatombe nuclear -en uno de ellos- a las primitivas guerras muy limitadas -en el opuesto- (4).
Al finalizar la Guerra Fría -1989/caída del muro de Berlín – 1991/implosión de la URSS- la disuasión se hace abstracta por carencia de responsabilidad política de los nuevos actores-agresores. Surgen las nuevas amenazas y riesgos estratégicos que la Argentina -aun hoy- legalmente no reconoce, como lo demuestra la legislación de Seguridad Nacional vigente.
La Carta de la ONU y en particular la eficiencia del Consejo de Seguridad para preservar la Paz, ingresan progresivamente en un cono de sombras. El conflicto violento se difumina y generaliza en el orbe, abandona los teatros de operaciones militares y se posa sobre las sociedades, con un número cada vez mayor de “víctimas civiles inocentes” y también de dirigentes políticos y militares “confundidos” (4).
Así llegamos al siglo XXI y a la situación que nos abarca. De las actuales sesenta guerras activas en el mundo, la totalidad de ellas son internas, es decir, guerras civiles que se caracterizan por su tipificación “asimétrica”,“híbrida” o de “séptima generación” como bien lo expresa el artículo de La Nación -“Sin fronteras entre la defensa y la Seguridad”– del 14 Feb 18.
Son las guerras que la Argentina no puede planificar -prever- para evitarlas, por imposición de la vigente legislación de Seguridad Nacional. Esta irracionalidad no es casual, sino consecuencia de las derrotas estratégicas que sufrimos en el siglo XX, aun no asumidas.
Constituye la tremenda paradoja de estas horas: quienes fuimos los primeros en enfrentar a este desconocido tipo de agresión asimétrica sorpresiva -a partir de los años ’60- nos encaminamos ahora a repetir los mismos errores, medio siglo después, como si no nos hubiese ocurrido nada.
El “relato” ha superado a la verdad. La “narrativa” se impuso a través de los medios y de la escuela (5). El pre-juicio domina a la realidad presente y la cobardía permanece ante la pseudo-revolución en retirada, herida pero no vencida.
La mayoría de nuestros vecinos ha reaccionado positivamente ante la evolución acelerada -al ingresar al siglo XXI- del fenómeno “socio-político” guerra. Nuestro país -su dirigencia-, contrariamente, permanece paralizado, confundido y en altísimo riesgo estratégico, frente a una situación que carece de tratamiento público e idóneo por los medios y en particular por parte de los responsables de la comunicación social referida a la Seguridad Nacional. “De eso no se habla”.
Mientras en el mundo desarrollado se vive una constante transformación doctrinaria y orgánica, acompañada por la multiplicación de los presupuestos de Seguridad Nacional, la Argentina permanece de espaldas a esa realidad y a necesidades indiscutibles que la condenan, irremediablemente, a nuevos fracasos (6), si no se recupera el Estado Institucional.
LA NATURALEZA DE LAS COSAS.
Los cambios sorpresivos de la naturaleza del fenómeno guerra, que han llegado con el avance del alto ritmo de evolución de la civilización humana y la creciente crisis cultural de Occidente, no han podido superar -entre nosotros- la explotación estratégica colusiva que nuestros enemigos triunfantes -en el plano político-estratégico- nos han impuesto -a través del Estado- de un elaborado “relato”. Es la homologación de la “purga” que los bolcheviques impusieron a los Oficiales del Zar en 1921, impulsada aquí por el Decreto 158/83, que continúa llevando a centenares de soldados y civiles argentinos a ser condenados ilegalmente con el Código Penal Ordinario, por haber combatido y triunfado en los combates de la guerra contrarrevolucionaria -1974/1989-.
Ambas maniobras -la jurídica y la comunicacional- han “trastocado” la victoria -en combate- de los argentinos e impidieron la creación de una nueva Política de Seguridad Nacional, fruto de la durísima experiencia reciente. Esta ha sido reemplazada por una perversa y falaz política de derechos humanos, unidireccionados.
Prueba de ésta paradójica situación -en las presentes circunstancias- es que a los Cadetes de los Institutos de Formación de nuestras FFAA, no se les puede citar la agresión terrorista-revolucionaria -1959/1989-, sino solamente al “terrorismo de Estado” -1976/1983- bajo supervisión de la UNDEF y por parte de profesores provenientes de “Franja Morada”. Y esto mientras en Azul el JEMGE, al rendir homenaje a los muertos en el ataque al cuartel, expresó todo lo contrario. ¿Puede edificarse sobre la ciénaga del “relato” la personalidad de los futuros oficiales de las FFAA argentinas? ¿Puede existir tanta incoherencia dentro de las Instituciones, en un momento en que se dice que se las recuperará?.
Las guerras en acto -en el mundo entero- siguen siendo fenómenos “lúdicos y agonales” (7) (8)-como en el pasado- pero su naturaleza ha variado. Son de otra “especie”, diría Clausewitz y ellos -los noveles oficiales- inevitablemente -si el Estado no cambia el rumbo- deberán enfrentarlas a su egreso y a lo largo de muchos años, pues no las prevemos y por eso, llegan. Estas nuevas guerras no tienen fácil ni rápida resolución. Nuestra juventud militar ¿será lanzada a combatir -nuevamente- sin previsiones estratégicas y “formados” en las falacias de la política de los derechos humanos?
¿PORQUÉ NECESITAMOS DETENERNOS HOY EN LA ÉTICA PROFESIONAL MILITAR?
Nuestros enemigos -hoy en colusión- en las guerras que peleamos recientemente encontraron -en las posguerras- una “debilidad” en nuestra apertura de la guerra contrarrevolucionaria. El PEN lo hizo por Decreto -que no envió al Congreso- y en él no dictó el concepto “ético – jurídico” que correspondía al empleo de las Fuerzas en el marco interno -la DENAC- (9) y la DEMIL (10). La Convención de Ginebra regula las guerras internacionales y en sus Protocolos II y III, trata la forma de encarar los conflictos armados internos.
Estas normas debieron ser homologadas en el Derecho Nacional, pero no se lo hizo. Esa fue la razón por la cual cada Cte. de Zona tuvo que reemplazar aquel vacío conceptual –deneta responsabilidad política– en la polvareda del combate y establecer sus propias reglas de empeñamiento táctico. Todos ellos se hicieron responsables, pública y oportunamente, de lo que ordenaron durante las operaciones. Éste aspecto ético-jurídico, que es central, ha sido desarrollado detalladamente por el Grl Jorge Apa Ferraro, en su libro “Al gran fraude argentino ¡Salud!” (11)
Aquella “debilidad”, convertida en “vulnerabilidad” por la aguda experiencia coludida de nuestros enemigos, fue explotada a través de una maniobra de pinzas, jurídica y comunicacional, que aun sigue en curso. Tuvo un punto de partida en el Decreto 158/83, complementado por la demonización de las FFAA a través de los medios de comunicación del Estado; desde el mismo Estado que abrió operaciones militares de “aniquilamiento” de modo “defectuoso”, desde el máximo nivel político.
Así las cosas y como consecuencia de éste “trastocamiento” de la victoria táctica frente al terrorismo-revolucionario, en derrota política y estratégica de los argentinos, el país ingresó en una acelerada decadencia que se encamina aun al “Estado fallido”. Sus graves consecuencias están a la vista y en lo que hace a las FFAA, además de su objetivo desarme unilateral y extrañamiento constitucional, se les quitó el fuero militar. Quedaron sin Código de Justicia Militar y de su correspondiente Reglamentación, como principal sustento de la disciplina y del mando militar. Sepamos que somos el único país de la región que sufre semejante despropósito, agravado por los dos “estados de guerra”, como fruto del trastocamiento.
El Jus in Bello -en la Argentina- ha quedado en manos absolutamente legas, como lo están demostrando, hasta el ridículo, los jueces y fiscales de los TTOOFF, en todo el país. Si se entrara en operaciones ¿qué actitud tomarán los futuros mandos operacionales? En sus cuarteles generales ¿estarán los jueces federales y fiscales que acompañen a las tropas de primera línea, para autorizar la apertura del fuego? Tengamos presente que estarán operando según el articulado del Código Penal ordinario y según los principios de la “legítima defensa”. Estos despropósitos, únicos en el mundo, no son solo ignorancia.
En realidad se los ha sancionado -para lograr el “control civil de los militares”- un Jus ad Bellum que, en línea con la legislación de Seguridad Nacional vigentes, niegan por ley la probabilidad de una guerra híbrida, interna. En consecuencia, es muy probable que esa guerra llegue y nuestra derrota está así asegurada, porque está prohibido preverla, por Ley. Como lo expresara Séneca: “Peor que la guerra, es tenerle miedo a la guerra” (13).
No terminan allí las consecuencias del “trastocamiento”. A las FFAA también se les ha quitado el Código de Honor Sanmartiniano y los Tribunales de Honor. Es decir, no solo se han destruido a las FFAA como Instituciones Constitucionales, sino que se ha destruido al SER militar, aquel al que se lo identificaba por su “Honor y su Valor”, y esto también está directamente relacionado con el objetivo de eliminar a las FFAA.
Se está hablando de “re-estructuración”, “reconversión”, “reconstrucción” de las FFAA. Hasta hoy no escuchamos una sola palabra dirigida a lo esencial: la recuperación de la autoestima militar, del espíritu militar, de las Instituciones Militares fundadas en su “Ética Profesional”. Napoleón lo decía en términos sencillos: “Una Fuerza no vale por el número de sus bayonetas, sino por el temple de sus corazones”.Y las burocracias carecen de corazones. ¿Hay alguna “idoneidad” polemológica o estratégica en el ámbito de las decisiones políticas pertinentes? Yo no la observo. Deben ser mis sensores de dinosaurio.
El prostibulario Zaffaroni y la Cte Hebe no están buscando solo la ingobernabilidad. Están anunciando que la pseudo-revolución está activa y que pronto “puede haber un accidente violento”. ¿Así le llama ahora el garantismo -“un accidente”- a un asalto revolucionario violento, que probablemente prevén junto a las mafias de la corrupción, como aliados ocasionales? Y qué hacen nuestros demócratas de cartón. Por lo menos deberían rasgarse las vestiduras, una vez más.
CITAS:
Auel H. J. “¿Cómo salimos de la actual emergencia político-estratégica?. FFAA y Estado Nacional”. Ago 14. ieeba.org
Auel H. J. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil revolucionaria”. Jul 13. ieeba.org
Auel H. J. “La Política de Derechos Humanos”. Jun 16. ieeba.org
Auel H. J. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el Siglo XXI”. Ago 15. ieeba.org
Auel H. J. “El narcoterrorismo, el Estado Nacional, la democracia y las FFAA”. Abr 14. ieeba.org
Auel H. J. “El pensamiento estratégico militar en el siglo XXI”. Oct 14. ieeba.org
Lúdico: Azaroso. Impredecible, pues será consecuencia del choque de voluntades inteligentes.
Agonal: “Perteneciente a lo relativo a los certámenes, luchas y juegos públicos, así corporales como de ingenio”. Diccionario Enciclopédico Salvat. T. I. 8va, Ed. 1957. Aplicado al concepto guerra, el término indica que la Política -responsable de la apertura y el cierre de una guerra- es la que debe dictar a las FFAA “lo relativo” a las normas -éticas- a las que deben ajustarse. Estas, a su vez, emergen de la cultura de la Nación. De estos conceptos se derivarán las “reglas de empeñamiento” a nivel táctico inferior.
DENAC: Directiva Estratégica Nacional.
DEMIL: Directiva Estratégica Militar.
Apa Ferraro. “Al gran fraude argentino ¡Salud!”. Ed. Edivérn SRL. May 17.
Estado de Guerra: (O “estado de beligerancia”).“Situación que se plantea a una nación como eventual ruptura de hostilidades a través de un conflicto armado con otra nación o internamente, en el supuesto de una eventual guerra civil”. Diccionario Militar. T. II. Cabanellas de Torres y Alcalá Zamora. Bs. As. 1962. Argentina cumple con ambas situaciones: frente al RU, en razón de su permanente negativa de negociar la soberanía de las Is. del Atlántico Sur y frente al terrorismo revolucionario, pues éste retiene aun su actitud hostil, ratificada permanentemente por sus organizaciones y representantes actuales, con palabras y hechos.
J. Auel. “Relaciones Cívico Militares, la necesaria reconstrucción del Estado y de imprescindible Seguridad Nacional, Regional y Continental”. May 13. www.ieeba.org
La literatura militar, se ha dedicado más frecuentemente a la “guerra internacional”, que ha permitido denominarla “guerra convencional” habida cuenta que se han escrito documentos internacionales que aspiran a reducir las nefastas consecuencias de la misma. A la vez, hay muchos trabajos de políticos y militares que la han estudiado, sea para hacerla mejor (para matar) o para hacerla más humana. También las naciones que han hecho de la guerra, un negocio más, han mejorado día a día la eficacia de las armas, con el criterio de hacerla más mortal para la mayor cantidad de personas, Eso sí, viendo de reducir el sufrimiento de los que mueren o los objetos culturales que son declarados “patrimonio de la humanidad”.
En vez, sobre la “guerra interna” no existe el mismo entusiasmo. Y esto va desde los políticos, hasta los militares.
En todos se manifiesta la preocupación de no igualar a la guerra convencional con la guerra interna.
Y este esfuerzo, se manifiesta en la preocupación de no identificar como enemigo al que lucha contra uno, “para no darle estado de beligerante”
En mi libro “El problema del terrorismo” explico mi posición sobre el “enemigo”. Expreso:
“Esto ocurre, porque en la guerra, no hay ninguna ley para combatir o para matar al enemigo. Las pocas que existen, se refieren a cuando el enemigo se rinde o para el tratamiento de heridos o con respecto a los muertos encontrados.”
“Lo que existe para los militares, son los reglamentos que indican como realizar las matanzas colectivas para llegar al aniquilamiento del enemigo.”
“Tampoco se habla de ningún juez, para juzgar a un enemigo. No es necesario. Al enemigo se lo mata y ahí queda.”
“Además, al enemigo se lo va a buscar para matarlo o para que se rinda. Si alcanza a rendirse antes que lo maten, no hay que someterlo a ningún juez, porque no cometió ningún delito. Sencillamente es enemigo.”
“No tendrá pena ni castigo. Va a un campo de concentración porque de alguna manera hay que tenerlo inoperante para la guerra.”
“Y aquí es necesario que hablemos de lo que es enemigo”.
“El enemigo es un ciudadano del país que combate contra nosotros. No es un delincuente. Por lo tanto, no hay ningún delito que ”
“No se lo mata como castigo, sino como ejercicio sistemático de la violencia. Humanamente puede ser más virtuoso que nosotros. Eso no está en cuestión.”
“Nadie le enseña a un militar que debe discutir las razones de la guerra, ni trate de convencerlo de la razón de su causa.”
“No se encuentran y toman el café con leche juntos. Porque si bien en la guerra lo usual es matar, es difícil matar sin odio, más cuando no se es un asesino.”
“Por lo tanto, al enemigo se lo odia, y la motivación más común son los propios muertos por un lado y la supuesta razón de nuestra causa. Los propios muertos, son un estímulo muy fuerte.”
“El compañero que convivió con uno las carencias de la guerra, sobrellevó las luchas a muerte, incluso muchas veces le salvó la vida; el compañero permanente, que reemplaza a la familia y a los seres queridos las 24 has. del día, que se ve morir horriblemente, muchas veces despanzurrado por los disparos; impulsa a apretar los dientes y buscar la venganza. ¡Y la venganza está en matar enemigos! A medida que la guerra avanza, el odio hace natural matar enemigos.”
“A la vez, el enemigo no tiene una entidad para toda la vida. Es mientras estén en guerra. “
“Cuando los Gobiernos acuerdan la paz, el militar se queda sin enemigo. No es fácil, dado que el odio almacenado durante la lucha queda sin destino.”
“Pero es ahí donde también la subordinación lo obliga. Ese enemigo que quizás un día antes de la paz, estaba dispuesto a matar, el día de la paz, debe estar en condiciones de abrazar.”
“Para lograr este artilugio emocional, en la historia se observa la educación bélica compatibilizada con la caballerosidad.”
“Los enemigos hasta ayer enfrentados a muerte, no impiden a unos detectar al caballero que se encuentra dentro de los otros.”
Y esto ¿qué tiene que ver con nuestro tema? Tiene y mucho. La tendencia en la guerra interna es no reconocer “enemigos”. Si se está en el bando gubernamental, los rebeldes son delincuentes. Si está en el bando rebelde, los gubernamentales son seres despreciables, mercenarios y crueles al servicio de algo presentado como deleznable, como la tiranía, el imperialismo, etc. etc.
Y ambos pueden tener razón. Pero esto se produce en el marco de un país que les es propio. Son combatientes del mismo país. El contenido emocional que proyecta produce la ruptura del frente interno de la nación. Y hoy los malabaristas de la palabra, la denominan “grieta”.
Lo curioso es que lo dicen asombrados. Todos siembran para profundizar la grieta, pero todos se quejan de que exista. Salvo en la verborrea de los que no saben nada de la guerra, los bandos en lucha no se llaman enemigos, se llaman delincuentes. Y esto es de nunca acabar. Porque como dije, los enemigos son circunstanciales, pero los delincuentes pueden ser permanentes.
Y entonces la “grieta” es para siempre.
Los europeos son más inteligentes que nosotros. Han proyectado el criterio de “enemigo” a los combatientes hasta el término de sus guerras internas. Y luego la paz, implico, aún a regañadientes que eran connacionales. Se dan cuenta que sino debilitan sus países.
Lamentablemente hay experiencias lamentables. Y el motivo es la influencia emotiva del marxismo
Hoy, en el siglo XXI, han quedado pocos rastros del pensamiento de Marx. Uno de ellos es la lucha de clases. El otro su internacionalismo.
Hablar de la lucha de clases, es tratar de polarizar a la población. La famosa tesis – antítesis, impone la división de un país en dos. Y esto es lo mismo que hablar de la grieta. Para peor, para el neo marxista no existe la síntesis, dado que él se ubica en una de las dos y solo supone el éxito de la suya. No hay una nueva situación. Es la imposición de su postura. Esto desdibuja la idea de la guerra. Ya no es una desgraciada circunstancia, es una agudización de la lucha y como tal un avance en la lucha de clases. Por otros medios
En esta postura, para el marxista, no basta tener el poder. Solo es aceptable el monopolio del poder. Y esto hace que la guerra siga “aunque haya terminado”. No en vano, Mao Tse Tung afirmó que “la paz es la prosecución de la guerra por otros medios”[1].
Por suerte, toda inspiración en el “materialismo dialéctico” tiene dos vulnerabilidades: Impone que nadie puede pensar distinto. Sino es de la clase opuesta (sea por ignorancia, maldad, o divergencia). Por lo tanto, dialogar es una mala palabra. Lo correcto es disputar. Gracias a esta manera irreductible de pensar y hacer, se pelea con los propios marxistas.
Esto se debe en principio, que su dialéctica no explica por donde pasa el eje separador de las clases. El método es intuitivo, no reflexivo. Entonces es frecuente que varios marxistas juntos se pelean fácilmente, acusándose mutuamente de servir al imperialismo. Es decir, para uno la lucha es proletarios y burgueses, ¿pero a quienes ponen en la bolsa? Uno de los “lumpen a los obreros industrializados” contra el resto. Otros a los “obreros contra los empresarios”, etc. etc. Esto ayuda a debilitarlos. Pero el problema que en cualquier clasificación que se busque, estamos los militares, los de la seguridad y peor si nos atrevimos a luchar contra ellos; como parte de la clase explotadora.
Digamos que “nos bancamos esta permanente preocupación”. Pero el problema es la población. Con gran habilidad han trasladado la lucha de clases a los problemas de la sociedad. Y una muletilla es, por ejemplo, el derecho de protestar. ¡Qué mejor que protestar, dado que es un derecho! Pero el arte es enfrentar. Alumnos contra maestros, obreros contra empresas, inseguridad contra policías, etc. Y se ha llegado al sumun, dado que, al asumir los problemas de género, lo encaran como la lucha de la mujer contra el hombre.
El producto es una sociedad enfrentada. Es el germen de la lucha de clases. Todos los días se abren grietas. Lo que pasa que de algunas ni nos damos cuenta.
Otro tema es su internacionalismo. Los marxistas son unidos a los extranjeros que piensan como ellos. No son amigos de todos los brasileños, o bolivianos, o cubanos o rusos. Lo son de los que piensan como ellos. El vínculo es casi superior al sentimiento de la nacionalidad.
Por lo tanto, la Patria pierde entidad. Su relación de “Patria” es el internacionalismo, es decir porciones de cada país, que piensan como ellos. Por lo tanto, en el poder, sus proyectos son confrontativos, o burladores del sistema legal. ¿Cómo se hace? Sacando leyes que niegan leyes fundamentales. Un ejemplo claro lo tenemos en la ley que establece que los desaparecidos de los 70, fueron 30.000. ¡Al diablo con la libertad de expresión! Es como el decreto 4161 de la revolución libertadora que prohibía el nombre de Perón.[2]
La “juventud maravillosa” devenida hoy en “adultos mayores que no renuncian al poder”, no solo fueron capaces de asesinar, realizar secuestros extorsivos, robar bancos y armas a vigilantes solitarios, sino mostraron una poderosa facultad para dar vuelta las palabras.
Hay que reconocer que fueron buenos alumnos de sus maestros marxistas. Ya Marx demostró estas habilidades cuando le dio vuelta a la famosa triada de Hegel, terminando con la original conclusión que en realidad Hegel podía entender la dialéctica, cuando “patas para arriba” y apoyado sobre su cabeza como si fueran sus pies, quería aplicarla.
Incluso cuando Proudhon se permitió criticar a Marx, escribiendo “la filosofía de la miseria”, atentamente Marx escribió otro libro de respuesta titulado “La miseria de la filosofía”.
Pero sus sucesores no quedaron atrás de esta costumbre. Mao Tse Tung, mejoró la definición de von Clausewitz, cuando dijo que “la guerra es la prosecución de la paz por otros medios” y ocurrente mente la contrapuso a su definición “la paz es la prosecución de la guerra por otros medios” Y era muy acertada, porque para el líder chino, siempre se estaba en guerra.
No quedan a la zaga los sucesores europeos, pero dado que esto es una nota salto a “nuestros héroes, famélicos de poder”
Cuando su gesta, lanzaron a la palestra que eran guerrilleros. Y nuestros y aliados, así lo aceptaron. Claro olvidaban que en las convenciones de Ginebra los calificaba de “partisanos”. Y esto no era baladí. Porque estas normas internacionales sostenían que a los partisanos se los ultimaba en el lugar donde se encontraban. Ud. observará que con estos “enemigos” las palabras pesaban. Para peor en nuestro campo algunos prefirieron llamarlos “oponentes” en lugar de “enemigos”.
Y esto les permitió cambiar palabras y significados. A los asesinatos los llamaron “ajusticiamientos”, a los “robos”, “recuperaciones”, a los secuestros “justicia popular”, a los secuestros extorsivos, “expropiaciones”. Y llegaron tan bien que lograron incorporarlos al lenguaje de especialistas, que difundian con esa palabra los graves delitos que cometían para alcanzar sus objetivos terroristas.
Pero saltemos a la “post guerra”. Se volvieron locos, cuando escucharon incluso de su bando que desarrollaban una teoría de los “dos demonios”. Esto era inaceptable. El único demonio es el que luchó y obligó a morder el polvo de su derrota militar. Claro yo diría que sería la primera guerra donde solo hay un demonio o a lo más dos o un poco más. La guerra es en sí misma demoníaca. Es como si la lucha quedara en manos de innumerables demonios.
Pero en su astucia, percibieron que su epopeya cruenta no daría buenos dividendos, si materializaban su venganza con sus procedimientos terroristas. Entonces se buscó aniquilar gubernamentalmente a las FFAA y a las FFSS. por un lado y por el otro presentarse como los jóvenes heroicos que con altruismo jugaron su vida contra la dictadura (que yo llamo tiranía). Claro omitían que ellos venían asesinando desde 1970, y el gobierno militar ocupó el poder en 1976. Total ¡que son 6 años de crímenes impunes, sobre 12 que técnicamente duró la guerra!
Y ya en 1983, comenzaron a publicitar la palabra genocidio. No funcionaba bien. Hasta que el kichnerismo descubrió la palabra “lesa humanidad”.
Hoy convencieron, que los delitos de “lesa humanidad” definidos claramente en el “estatuto de Roma”, son de goma. Su razonamiento era que si ellos eran la juventud maravillosa que se jugó la vida desde 1976, todos los que lucharon contra ella, del modo que fuera, cometieron delitos de lesa humanidad. No tenían en cuenta los crímenes cometidos por ellos entre 1970 y 1976, que fueron desde magnicidios, a asesinatos a humildes vigilantes para robarle el arma a costa de la vida de éstos. Y tratando de hacer olvidar que la fuga de Rawson fue un hecho sin precedentes, en la historia del terrorismo, así como el ataque a cuarteles militares, o las bombas a organismos de seguridad como fue el caso de Seguridad Federal, del Ministerio de Defensa y la jefatura de Policía de la provincia de Buenos Aires.
Dado que mi intención es no hacer un extenso documento, daré algunos enunciados que permitan interpretar lo que afirmo. El estatuto de Roma en su artículo 7, establece, que son crimen de lesa humanidad, el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportación o traslado forzoso de población, encarcelación o privación grave de la libertad física, tortura, desaparición forzada de personas, el apartheid u otros actos inhumanos que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten contra la salud física o mental. Pero no es delito haber luchado en ese momento, en su puesto de combate, mientras simultáneamente otro integrante del propio bando cometía estos delitos.
Claro que los que lo escribieron, generalmente hombres de derecho, no se les ocurrió, que todos los efectivos cometían delitos de lesa humanidad por el solo hecho de haber combatido con los que no cumplían este Estatuto.
Y en esto no detallo la inaplicabilidad de leyes internacionales que en el momento no existían, sobre delitos que estaban prescriptos. Ni la irrazonable discusión sobre que el Gobierno era el único que cometía estos delitos., cuando no se afirma en estas leyes la exclusividad de las autorías, sino la alevosía de las acciones que incluso pueden ser vigentes para tiempos de paz.
Pero estos inspirados luchadores presionaron a los jueces con la idea que el hecho de haber pertenecido a la fuerza que los combatían, los hace imputables como delincuentes de lesa humanidad. Y para ello, basta comprobar que estaba incorporado a la fuerza cuestionada. Por lo tanto si Ud. integró una fuerza, por este solo hecho ha cometido delito de lesa humanidad. En una palabra, todos los que lucharon contra ellos, son delincuentes de lesa humanidad, aunque su puesto de combate fuera ser cocinero. No dude que es un planteo inteligente. Puede exterminar a toda un Ejército del cabo más joven al general más viejo. Todos son delincuentes de lesa humanidad. No necesita más prueba que el legajo personal. Y convencieron a la población que de existir esos delitos no están prescriptos, avasallando la Constitución Nacional.
Pero no es suficiente. Hoy descubrimos que el empleo de una fuerza militar, o policial comete un grave crimen si planifica las operaciones, acorde a los reglamentos y protocolos que correspondan.
Y esto me ocasionó un montón de dudas. No conozco operación en que intervenga una fuerza militar que no sea sistemáticamente planeada. Puede haber alguna, pero producto de la impericia del que está al mando.
¿Es deseable, que un jefe militar, que tiene subordinado personal, a los que lleva al combate, generalmente con riesgo de vida lo haga “alegremente”, sin preparar un plan en forma sistemática?
Y curiosamente he ido a ver el diccionario. ¿Qué es sistemático? Y he aquí lo que encontré:
1. Que sigue o se ajusta a un sistema metódico
2. Se refiere a la persona que actúa según un sistema metódico
Se dice de la persona que procede por principios.
p. ext.Conjunto de hechos, datos o métodos erigidos en sistema o que proceden de un sistema.[1]
que se ajusta a un conjunto organizado de reglas.
persona que desarrollauna acción de manera ordenada.
que se realiza de manera regularuna revisión sistemática del funcionamiento de sus máquinas.
Y puesto en estos términos, en lo que hace al Ejército, debo reconocer que las acciones, cuando no fueron por ataques sorpresivos de los terroristas, se prepararon en función de los reglamentos específicos que son las reglas, y mediante el trabajo sistemáticamente estudiado por los integrantes de las respectivas planas mayores y estados mayores de la fuerza considerada. En ese sentido surgen las tácticas y las estrategias.
Claro que me deja más tranquilo saber que dos legisladoras de la Nación considerarán delito el trabajo metódico y sistemático de una fuerza, para una operación contraterrorista.
En mi opinión es una confusión de las legisladoras entre los métodos y los fines. Pero si llegan a promulgar una ley de esta naturaleza, sería conveniente cerrar la Escuela Superior de Guerra y la Escuela de Inteligencia del Ejército Argentino. Todos irían presos. Total seremos espontáneamente creativos ante el enemigo. Y tendríamos que pensar en llevar a la Justicia a Belgrano y San Martín.
Otra opinión que me resultó interesante, es que la Justicia ha dictaminado que la guerra civil de los 70, no fue guerra civil, y a la vez, que ha dado su interpretación histórica de esta tragedia que asoló a nuestro país, como si fuera una condena inapelable.
Realmente me sorprende saber, que los jueces que han intervenido en el plan de exterminio de los Kirchner contra los hoy presos políticos; tengan profundos conocimientos sobre la metodología historiográfica para imponer a la nación la historia de ella en el momento de ese proceso. Hoy será delito no pensar como ellos. Y más me sorprende que quienes tuvieron carencia jurídica o carencia ética para juzgar acorde al derecho, nos deslumbren hoy, con una capacidad impensada en el campo de la historia.
¿QUÉ ESTRATEGIAS MILITARES CONFRONTAN EN LA GUERRA RUSO-UCRANIANA?
◘
Grl Heriberto Justo Auel
Mayo de 2024
“El que sabe cuándo puede volar y cuando no, será victorioso”.
Sun Tzu – 544-496 a. C.
Para quienes siguen -mes a mes- nuestros ensayos referidos a la evolución de la situación estratégica internacional, regional y propia, recordarán que en el pasado mes de Abril publicamos ¿“Qué especie de guerra pelean rusos y ucranianos?” (1). En él establecíamos el encuadramiento de esta guerra en las categorías polemológicas teóricas. En el presente ensayo bajaremos un escalón, estableciendo aquello que en los dos últimos años hemos observado como “actitudes estratégicas” de los contendores y de las probabilidades de cambios que podrían devenir, impuestos por las actuales circunstancias.
Nos ha motivado -en la elección de este tema- el erudito trabajo publicado en RUSI (2) por Alex Vershinin -Dr. en Jurisprudencia y Director de la Biblioteca Nacional de Rusia-, que en su “Conclusión”, advierte:
“Si Occidente se toma en serio un posible conflicto entre grandes potencias, debe examinar detenidamente su capacidad industrial, su doctrina de movilización y sus medios para librar una guerra prolongada, en lugar de realizar simulacros de guerra que abarquen un solo mes de conflicto y esperar que la guerra termine. Como nos enseñó la guerra de Irak, la esperanza no es un método”.
Si bien Vershinin -en el título de su trabajo- cita al empleo de la “guerra de desgaste” y más tarde de la “guerra prolongada”, nos está diciendo que Rusia está empleando a una “estrategia militar de desgaste” -conocida como fabiana- frente a Ucrania, y -además- que es consciente que Occidente se inclina por la estrategia militar de “aniquilamiento” y por las guerras cortas. Cada una de ellas tiene un origen histórico y en sus empleos, éxitos y fracasos, según fuere la lucidez de los conductores militares que “sabían cuando podían volar y cuando no”.
El Grl Clausewitz es el estratega teórico de mayor prestigio en Occidente, a quien se le reconoce la mayor influencia en su pensamiento estratégico militar y -consecuentemente- en el sostenimiento de las teorías de “aniquilamiento”. Raymond Aron -en su libro “Pensar en la Guerra”- no sólo desvirtuó muchos reparos de autores británicos, sino que reactualizó el pensamiento del Grl prusiano. Como todo tratadista -Clausewitz- fue prisionero de su circunstancia y de su tiempo. Perteneció a un Estado mediterráneo, sin poder ni tradición marítima, en consecuencia no percibió la resolutiva influencia del dominio del mar en la suerte de las guerras napoleónicas y en el destino final del Emperador francés.
En ensayos anteriores hemos recordado que los Grls Clausewitz -1780/1831-y San Martín -1778/1850- como contemporáneos. Ambos -por méritos profesionales- fueron -con las mismas jerarquías- ayudantes de los comandantes austríacos y españoles que combatían desde el Este y desde el Oeste a Bonaparte. Ambos tuvieron frente a ellos al mejor maestro de Estrategia y, con las reconocidas condiciones que los distinguían, uno escribió el monumental Tratado “De La Guerra” y el otro planificó y ejecutó la campaña militar más importante de la Historia Militar Mundial.
Al prusiano se le reconoce ser el autor de una doctrina ofensiva, que postulaba el “enfrentamiento del fuerte con el fuerte, en la batalla decisiva, para lograr la victoria por aniquilamiento”. Al argentino le reconocemos el genio de saber “cuando se puede volar y cuando no”. En Saldán -pueblo cercano a la ciudad de Córdoba- luego de reconocer “que la Patria no se haría camino por el Norte”, planificó la campaña independentista de Medio Continente, vía Chile.
Preveía una “estrategia de aniquilamiento” en el desemboque andino, sobre el llano de Chacabuco, para liberar a Chile, preparar el tramo anfibio y el desembarco en Perú. Allí “no podía volar” pues con 4500 hombres enfrentaba al Virrey, que contaba con 25.000. Entonces previó una “estrategia de desgaste” posterior al desembarco. Quiroga diría que buscaba inicialmente un juego de “contradanzas”. Así obligaría al Virrey a abandonar Lima y refugiarse en las montañas. Entonces retomaría la “estrategia de aniquilamiento”, ahora no con una maniobra operacional de “cerco” -por rodeo-, como intentó en Chacabuco, sino con una maniobra de “ejércitos convergentes”: Álvarez de Arenales por la montaña interior, San Martín desde la costa y Güemes desde el Alto Perú.
En Guayaquil entendió que no sería él quien comandaría en Ayacucho. Y así como supo resolver la torpeza de un Cte. en Chacabuco -que le costó dos años más del tiempo previsto-, también entendió como resolver la finalización de la campaña ante el imponderable de Guayaquil. Nuestro estratega tenía flexibilidad adaptativa y además, grandeza espiritual. Ello lo diferenció y lo hizo Grande, entre los Grandes. Molke el Viejo, Schlieffen, Guderian, Rommel y Manstein, aplicaron las enseñanzas de Clausewitz, aprendidas de Napoléon. Molke con el empleo de los ferrocarriles, Schlieffen con el efecto de “la puerta giratoria” y los Mariscales de la GM II, con la “blitzkrieg”.
San Martín, profundo conocedor de la Historia Militar, siguió a Fabio o a Napoleón, según la circunstancia, pues siempre supo “cuando podía volar y cuando no”. Hitler -porfiadamente- no lo supo frente a Stalingrado.
Esta estrategia toma su nombre de Quinto Fabio Máximo, político y militar romano que ostentó la dictadura romana durante la Segunda Guerra Púnica -218/202 a. C.-. Antes de enfrentarse a Quinto Fabio Máximo, Aníbal había vencido a los romanos en las batallas de Río Tesino, Lago Trasimeno y Río Trebia, a pesar de su inferioridad numérica. Tras estas derrotas, Quinto Fabio Máximo fue elegido dictador y, consciente de la superioridad militar de los cartagineses y del tremendo ingenio de su jefe supremo, diseñó una “estrategia de desgaste” que tenía como objetivo explotar las vulnerabilidades estratégicas de Aníbal: la falta de líneas de abastecimiento eficaces y el ansia de sus soldados por una campaña rápida.
Aníbal -a pesar de sus victorias- estaba en gran desventaja: aislado de su país y por ello con grandes dificultades para reabastecerse de tropas mientras el Mediterráneo estuviese dominado por las naves romanas. Su única esperanza era recabar apoyos a los pueblos itálicos y que éstos le cedieran suministros y guerreros para cubrir sus bajas.
Mientras los itálicos se mantuvieran fieles a Roma no había posibilidad de victoria. Las aplastantes victorias de Aníbal mermaban la confianza de los itálicos en un triunfo final de Roma. Por ello Fabio creyó que la manera de vencer al General cartaginés era no combatir con él. Con ello evitaba más victorias fáciles de los cartagineses y Aníbal no conseguiría apoyos de los itálicos aliados de Roma. Roca -en 1874- siguió ese rumbo antes de la IIda. Batalla de Santa Rosa y logró una Victoria Maestra.
Fabio calculaba que la falta de suministros para el Ejército Cartaginés y el costo de mantener un ejército en tierras extranjeras, junto a la ansiedad por mantener relaciones cordiales con las tribus itálicas, harían que el tiempo corriera en favor de Roma, por lo que adoptó una estrategia “de desgaste” y se convirtió en la sombra de las tropas de Aníbal, evitando continuamente la confrontación, moviéndose siempre por terrenos montañosos, con el objeto de anular la superioridad de la caballería cartaginesa.
Esta estrategia, aunque supuso un éxito militar, fue un fracaso político. Su pasividad ofensiva se hacía intolerable para las mentes senatoriales, acostumbradas a enfrentarse al enemigo en grandes batallas. De hecho -el pueblo romano- una vez recuperado de la conmoción inicial de las victorias de Aníbal, empezó a poner en duda la utilidad de la Estrategia de Fabio y ansiaba ver una rápida conclusión del conflicto. También creía que si se permitía a Aníbal saquear a Italia, los pueblos itálicos cambiarían su lealtad. Debido a la falta de victorias importantes de Fabio, el Senado lo relevó del mando.
Los sustitutos designados para reemplazarlo fueron Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, que dirigieron al Ejército Romano a una debacle en la batalla de Cannas. Tras experimentar esta fatídica derrota, el pueblo y el Senado aprendieron la lección de que el único medio para expulsar a Aníbal de Italia era emplear una “Estrategia Fabiana”.
La “estrategia de desgaste” requiere -como ya anticipamos- un determinado “arte operacional”. Se libra con un enfoque centrado en la fuerza, a diferencia de las “estrategias de aniquilamiento” que se centran en lo operacional, sobre el terreno. Y tiene su origen en:
Esta estrategia exige una ágil capacidad para generar nuevas formaciones, más que en realizar exitosas maniobras tácticas. El actor que adopte la “estrategia de desgaste” deberá concentrarse en la destrucción de fuerzas enemigas, en lugar de ganar terreno. Es lo que estamos observando en la guerra ruso-ucraniana. En nuestros últimos ensayos hemos llamado “picadora de carne” a la extensa línea de contacto, que se mantiene con escasos movimientos en los últimos meses.
A medida que esta guerra se prolonga, se la gana la economía, no con los ejércitos. Rusia comprendió esto y lucha mediante una “estrategia de desgaste” destinada a agotar los recursos de la OTAN y -al mismo tiempo- preservar los propios. La forma más rápida de perder una “guerra de desgaste” es centrarse en la maniobra, gastando recursos valiosos en objetivos territoriales. Rusia lo aprendió a lo largo de su historia guerrera, aprovechando a su extensa profundidad y al Grl Invierno.
Las armas occidentales de alta gama tienen un rendimiento excepcional, pero son difíciles de fabricar, especialmente cuando se necesitan para armar a un ejército rápidamente movilizado y sujeto a un alto índice de desgaste. Durante la GM II los Panzer alemanes eran tanques magníficos, pero utilizando aproximadamente los mismos recursos de producción los soviéticos lanzaban ocho T-34 por cada Panzer alemán. La diferencia de rendimiento no justificaba la disparidad numérica en la producción. Las armas de alta gama también requieren tropas de alta gama. Se necesita mucho tiempo para entrenarlos, tiempo del que no se dispone en una guerra con altas tasas de desgaste.
Es más fácil y rápido producir grandes cantidades de armas y municiones baratas, especialmente si sus subcomponentes son duales, intercambiables con bienes civiles, asegurando cantidades masivas sin la expansión de las líneas de producción. Los nuevos reclutas emplearán armas más simples y serán adiestrados más rápidamente, lo que permite la pronta generación de nuevas formaciones o la reconstitución de las existentes. Es lo que Putin está haciendo. Occidente debe analizar -detenidamente-, según concluye el Dr. Vershinin, en “cómo garantizar el exceso de capacidad en -tiempos de paz- en su complejo industrial militar, o correr el riesgo de perder la próxima guerra”.
Los Ejércitos de la OTAN son altamente profesionales. Su fuerte Cuerpo de Suboficiales (NCO) tienen amplia formación y experiencia militar en tiempos de paz. Poseen gran iniciativa individual y una gran libertad de acción, al igual que los oficiales subalternos. Las organizaciones de la OTAN gozan de agilidad y flexibilidad para aprovechar las oportunidades, en un campo de batalla dinámico. Su formación está orientada hacia la “estrategia de aniquilamiento”.
Cuando se emplea una “estrategia de desgaste” –caracterizada por numerosas bajas-, no hay tiempo para reemplazar a los suboficiales perdidos o para generarlos para las nuevas unidades. La idea es que a los suboficiales se los capacite en tres meses y asuman el liderazgo de las pequeñas organizaciones. El tiempo es algo que las demandas masivas de la “estrategia de desgaste”, no da. Ello se agrava cuando la demografía de las partes es de 3 a 1, en favor de quien ha optado por la “estrategia de desgaste”.
La URSS organizó su Ejército para un conflicto -de gran escala- con la OTAN. Se pretendía poder expandirlo rápidamente, recurriendo a reservas masivas. Cada varón ruso recibió dos años de adiestramiento básico al terminar la escuela secundaria. La constante rotación de personal alistado impidió la creación de un cuerpo de suboficiales al estilo occidental, pero generó una enorme reserva “semientrenada”, disponible en tiempos de guerra. La ausencia de suboficiales confiables creó un modelo de mando centrado en los oficiales, menos flexible que el de la OTAN, pero más adaptable a la expansión a gran escala requerida por la “estrategia de desgaste”.
A medida que la presente guerra avanza -más allá del primer año- las unidades de primera línea ganaron experiencia y surgió un cuerpo de suboficiales mejorado, lo que le da al modelo ruso una mayor flexibilidad. Una diferencia clave -entre los dos modelos- es que la doctrina de “aniquilamiento” de la OTAN no puede funcionar sin suboficiales de alto rendimiento. Lo que observamos -en el caso bajo análisis- es que las organizaciones rusas de bajo nivel han mantenido la línea de contacto y han ganado experiencia -lentamente- aumentando su calidad hasta obtener la capacidad para realizar operaciones ofensivas.
En el siglo XXI -en la civilización de conocimiento- el complejo campo de batalla convencional es una estructura integrada por complejos sistemas, que incluyen:
La artillería se ha vuelto más peligrosa gracias al aumento del alcance y de la precisión avanzada, lo que amplía la profundidad del campo de batalla. En la práctica esto significa que es más fácil concentrar fuegos, que fuerzas. Las maniobras profundas -que requieren la concentración del poder de combate- ya no son posibles, porque cualquier fuerza concentrada será destruida por fuegos indirectos, antes de que pueda lograr el éxito en profundidad.
Toda ofensiva terrestre requiere una burbuja protectora asegurada, para protegerse de los sistemas de ataque enemigos. Esta burbuja se genera mediante la superposición de contrafuegos, defensa aérea y guerra electrónica. Mover numerosos sistemas interdependientes es muy complicado y es poco probable que tengan éxito. Los ataques limitados -a lo largo de la primera línea- tienen más probabilidades de éxito, con una relación de costo/beneficio aceptable. Los intentos de penetración profunda quedarán expuestos a fuegos masivos en el momento en que salgan de la protección de la burbuja defensiva.
La integración de elementos de combate -interrelacionados- requiere una planificación centralizada y Oficiales de Estado Mayor excepcionalmente capacitados para lograr dicha integración -múltiples capacidades- sobre la marcha. Se necesitan años para entrenar a tales oficiales y la experiencia de combate no genera tales habilidades en poco tiempo. Las listas de verificación y los procedimientos obligatorios pueden aliviar estas deficiencias, pero sólo en un frente defensivo estático y menos complicado. Las operaciones ofensivas dinámicas requieren tiempos de reacción rápidos, que oficiales semientrenados son incapaces de realizar.
Los fuegos en profundidad -a más de 100/150 km-, que es el alcance promedio de los misiles tácticos- detrás de la línea del frente, tienen como objetivo las capacidad del enemigo para generar renovado poder de combate. Esto incluye instalaciones de producción, depósitos de municiones, depósitos de reparación e infraestructura de energía y transporte. De particular importancia son los objetivos con importantes capacidades de producción -difíciles de reemplazar o reparar- ya que su destrucción causará daños a largo plazo.
En los casos que emplean una “estrategia de desgaste” los ataques tardarán mucho tiempo en surtir efecto. Los bajos volúmenes de producción global de municiones guiadas con precisión, de largo alcance, las efectivas acciones de engaño y ocultamiento, las grandes reservas de misiles antiaéreos y la enorme capacidad de reparación de los Estados fuertes y decididos, se combinan para prolongar los conflictos. La organización eficaz de las defensas aéreas debe incluir sistemas de alta gama en todas las altitudes, junto con sistemas más baratos para contrarrestar las plataformas de ataque masivas de baja gama. Combinada con la fabricación a gran escala y una guerra electrónica eficaz, esta es la única forma de derrotar los fuegos profundos del enemigo.
Se observan dos etapas en la conducción militar rusa de la “estrategia de desgaste”:
La primera etapa de la “estrategia de desgaste” se inicia cuando los recursos movilizados ya están disponibles en grandes cantidades y listos para las operaciones de combate. En el caso de darse un ataque sorpresa, es posible una ofensiva rápida hasta que el defensor forma un frente sólido. Este período -en este caso- duró casi un año y medio a dos años. Durante el mismo se evitaron operaciones ofensivas importantes y cuando los grandes ataques tuvieren éxito, provocaron importantes bajas propias, a menudo a cambio de ganancias territoriales mínimas.
Para una “estrategia de desgaste” cualquier espacio que no tenga un centro industrial vital, es irrelevante. Siempre es mejor retirarse y conservar fuerzas, independientemente de las consecuencias políticas. Luchar en terrenos desventajosos conlleva la pérdida de unidades y de soldados experimentados, que son claves para la victoria. La obsesión alemana con Stalingrado -en 1942- es un excelente ejemplo de lucha en un terreno desfavorable, por razones políticas. Lo prudente es empujar al enemigo a luchar en terrenos desventajosos mediante operaciones de inteligencia y explotar objetivos enemigos políticamente sensibles. Un escollo clave que se debe evitar, es ser arrastrado a la misma trampa que se le ha tendido al enemigo.
En la segunda fase de la “estrategia de desgaste” la ofensiva deberá lanzarse en un frente amplio, buscando dispersar al enemigo en múltiples puntos, mediante ataques coordinados. La intención es permanecer dentro de la burbuja establecida por los sistemas de protección, mientras se dividen las agotadas reservas enemigas, hasta que el frente colapse. Hay un efecto en cascada en el que una crisis en un sector, obliga a los defensores a trasladar reservas de un segundo sector sólo para generar a su vez una crisis allí. A medida que las fuerzas empiezan a retroceder y a abandonar las fortificaciones preparadas, la moral se desploma y surge la pregunta obvia: “Si no podemos defender la mega fortaleza, ¿cómo podremos defender estas nuevas trincheras?”.
La retirada se convierte entonces en derrota. Sólo entonces la ofensiva debería extenderse hacia objetivos más profundos, en la retaguardia enemiga. La ofensiva aliada de 1918 es un ejemplo. Los aliados atacaron a lo largo de un amplio frente, mientras que los alemanes carecían de recursos suficientes para defender toda la línea. Una vez que el ejército alemán comenzó a retirarse, resultó imposible detenerlo.
En síntesis: adoptada por Rusia una “estrategia de desgaste”, Putin ha sostenido una economía adecuada a esa doctrina y una organización militar adecuada a las características de esa guerra. El tiempo juega a su favor y por ello cuando aparecieron propuestas para que la OTAN ingrese de lleno en apoyo de Ucrania, Rusia reacciona con el disuasivo de su arsenal nuclear.
La “estrategia de desgaste” rusa, centrada en la defensa al Oeste del Donbass y al Norte de la Península de Crimea, es contraintuitiva para la mentalidad militar occidental, centrada en el “aniquilamiento”. El pensamiento militar clausewitziano considera a la ofensiva como el único medio para lograr el objetivo estratégico decisivo y para obligar al enemigo a sentarse a la mesa de negociaciones, en términos desfavorables. La paciencia estratégica necesaria para establecer las condiciones de una gran ofensiva va en contra de las experiencias de combate adquiridas en Occidente.
“El que sabe cuándo puede volar y cuando no, será victorioso”.
Sun Tzu – 544-496 a. C.
CITAS Y ACLARACIONES:
(1). H. J. Auel. “¿Qué especie de guerra pelean rusos y ucranianos? Y ¿Cómo salir de este grave error estratégico? 24 Abr 24. www.ieeba.org
(2). A. Vershinin. “El arte de la guerra de desgaste: lecciones de la guerra rusa contra Ucrania”. 18 Mar 24. RUSI -Royal United Services Institute-.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 15, 2024
LAS GUERRAS ASIMÉTRICAS DE SÉPTIMA GENERACIÓN EN IBEROAMÉRICA Y LA ARGENTINA.
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Grl Heriberto Justo Auel
Mayo de 2021
1). Llegó a Iberoamérica la categoría “asimétrica-híbrida”* en su especie de “séptima generación”**.
La Guerra Mundial en acto -la “Contraterrorista Global”- se da por iniciada -por los estrategas teóricos- el 11S01 a través de un hecho de macro-terrorismo, que bien puede considerarse como el paradigma de la “guerra asimétrica-híbrida” en curso: el ataque a las “Torres Gemelas”.
El General prusiano v. Clausewitz -el más importante teórico de la guerra de Occidente- al señalar en su clásica obra “De la guerra” que este fenómeno sociopolítico era “como el camaleón”, nos dio una clarísima pauta de su permanente mutación, al ritmo que impone la evolución de la civilización humana, rescatando a su vez tres constantes constitutivas como necesarias y permanentes:
Cuando en su dinámica evolución la guerra alcanzó -recientemente- la etapa de la presente “asimetría-híbrida”, pueden señalarse -además- algunos principios que la distinguen (2):
A su vez, estos principios exigen:
Con lo expresado podemos concluir que las guerras de la etapa de la “civilización del conocimiento” ya no serán como las de antes. Hay una nueva forma de hacer la guerra y una nueva forma de producir.
Llegamos así al momento en el que debemos conceptualizar a la “guerra asimétrica”*, abarcar con amplitud la situación belígera en nuestra Iberoamérica y en particular la que corresponde a nuestra Argentina en absoluta indefensión, desarmada espiritual y físicamente por ignorancia, torpeza y decisión de los elementos revolucionarios neocastristas infiltrados en el poder político, desde 1983 (3).
A partir de fines del siglo XX interactúan, promoviendo la transformación de la guerra, las siguientes innovaciones (2):
La “asimetría” de mayor significación se observa en la confrontación de los Estados con ONG privadas y complejas, compuestas por elementos de carácter religioso fundamentalista, mafias, revolucionarios ideológicos, intereses financieros, etc., que varían en su composición según las regiones, pero que interactúan globalmente.
Necesariamente -luego de la implosión de la URSS- surgieron nuevas estrategias que sirven al débil frente al fuerte, en un ámbito “irrestricto” ***. En ellas el factor tiempo se revaloriza en detrimento del espacio estratégico, que se difumina. En el tiempo, el más débil busca su oportunidad.
Ya no veremos a la caballería de Murat persiguiendo como un rayo al enemigo vencido por Napoleón en el campo de batalla o a Guderian, creando la “ruptura” para lanzar la “blitzkrieg” sobre la profundidad con los “Panzer” y los “Stukas” o al Grl Schwarzkopf, paralizando las estructuras de comando y logística iraquíes con misiles de crucero, antes del lanzamiento de la fase terrestre de la campaña. Como se observa en los casos citados, el más lúcido y fuerte, aceleraba la victoria.
Ahora, en la “asimetría-híbrida”, el Estado fuerte tendrá que “Pensar la Política” capaz de “Pensar a la Guerra”, frente a las ONG (s) débiles que conducirán su “tiempo”.
El modelo para seguir -por el débil- es el de Mao -inspirado en Sun Tzu- cuyo hallazgo estratégico fue ralentizar las operaciones frente al Estado chino cuando inició la “Larga Marcha”. También lo hizo el Cnl Güemes en la “guerra gaucha” o el Cnl Julio A. Roca en los meses previos a la victoria singular de Santa Rosa (4), ambos desde un Estado débil. Estos conductores buscaron en el “tiempo” la variable que les permitió transformar su debilidad en fortaleza.
Raymond Aron (5) sintetizó estos conceptos diciendo: “Los guerrilleros ganan la guerra si no la pierden y quienes luchan contra ellos la pierden, si no la ganan”. -Excelente reflexión para los argentinos de hoy, si se interesaran por su seguridad y su futuro-.
Estas partes operan con “tiempos” diferentes. La asimetría del fuerte radica en su velocidad y la del débil en su capacidad para disminuir el “ritmo” de las operaciones. En una extrema síntesis: la “asimetría-híbrida” es la que niega la ventaja que tiene el oponente.
El débil “no tiene plazos”.
El proceso revolucionario castro-comunista en Iberoamérica lleva sesenta años continuados y en la Argentina cursa su Quinta Campaña (6). La “asimetría” fue conducida hasta hoy con éxito por los estrategas de La Habana, que demostraron y demuestran una adaptación ágil ante la acelerada evolución geopolítica internacional y propia.
El 29 Jul 19 -en su “XXV Encuentro”- en Caracas, el Foro de San Pablo -FSP- lanzó la actual “contraofensiva revolucionaria” para recuperar los gobiernos perdidos en los últimos años en el subcontinente. En su ejecución -sobre la Cordillera Andina- se observan con claridad los principios de la categoría de “guerra asimétrica”, encuadrando a las flexibles operaciones de “séptima generación”.
En los dos años transcurridos, el FSP tuvo dos intentos fallidos de insurgencia y un gran éxito en Chile. En estos días conduce un empeñamiento de sedición dramático en Colombia. Mientras tanto, en Buenos Aires la oposición sigue hablando de populismo y de inflación, mientras el gobierno explota a la pandemia para quitarse el antifaz…y asegurar su permanencia en el poder, lograr el “partido único” y una nueva Constitución. Ella asegura así su absolución judicial, “pues la Historia ya la absolvió”.
Los lanzamientos nucleares en Japón en 1945 expandieron el espectro del conflicto. En un extremo se localizó la hecatombe y en el otro, el terrorismo. En 1947 la “Doctrina Truman” inicia la “Guerra Fría” que aplicó el “Corolario Spykman” –es decir la “Contención” de la URSS- con el “Shatterbelt” sobre el “Rimland”, conformado por bases aéreas y navales.
En los años 1950/53 -sobre el extremo Este del Rimland- se dio la “Guerra de Corea” – el primer chispazo de la Guerra Fría- desarrollándose de modo convencional. Dos años después -sobre el centro del Rimland- ocurrió la “Guerra de Vietnam” o “Segunda Guerra de Indochina”, entre 1955/75. Fue el segundo chispazo de la Guerra Fría y su larga duración –veinte años– nos dice que el actor más débil impuso su estrategia “sin plazos”.
El cursor bélico se desplazó hacia el extremo opuesto al de los arsenales QBN. Los vietnamitas Ho Chi Minh -1890/1969- y el Grl Giap -1911/2013- derrotaron a una superpotencia nuclear con menos recursos tecnológicos, menor equipamiento y menores efectivos regulares. El vencedor describió a esta victoria con la metáfora de la lucha del tigre y el elefante: “con una estrategia adecuada del tigre, el elefante puede morir desangrado”.
Ho adaptó la doctrina Mao que expresaba: “el insurgente es el pez que nada en el océano de la gente”, siguiendo las siguientes fases:
¿Se han cumplido algunas de estas fases en los últimos sesenta años de castro-comunismo en Iberoamérica? Entendemos que se han cumplido sobradamente las dos primeras, en especial los años transitados por la etapa 2) en la que se ha logrado controlar a un sector -¿un 25%?- de la población. La fase 3), está en sus preliminares.
La “revolución” no pretende el control del espacio geográfico, extemporáneamente. Su resiliente objetivo es el de “ganar las mentes y corazones” de una masa crítica de la población, además de cierto apoyo externo.
La retirada de Saigón de los EEUU produjo un punto de inflexión en Occidente. Los EEUU no se habían adaptado en oportunidad. Ello impulsó la teorización de las “guerras asimétricas”. El nuevo conflicto violento salía de los teatros de operaciones militares y se posaba sobre las ciudades.
La guerra se hacía irregular, apelaba a la voluntad de los actores y la peor derrota que se somatizaba era la psicológica. Desde el punto de vista estratégico la opinión pública, los medios que la manipulan y la mente de ambos contendientes se habían convertido en la arena de la batalla.
Las FFAA de la era pos-heroica -que operarían en ambiente “asimétrico”- debían transformarse en todas sus capacidades. Consecuentemente se inició en los ´90 la “Reforma de los Asuntos Militares -RAM-” y seguidamente la “Reforma Integral” -RI”, que quedó abierta.
Contemporáneamente, la Argentina -en su doble posguerra- y luego de la Guerra del Atlántico Sur -1982-, estaba en óptimas condiciones para tomar el mismo rumbo, pues había acumulado una experiencia homóloga a la estadounidense. Pero aquí el enemigo comunista había avanzado sensiblemente en el “entrismo” correspondiente a la fase 2) y los efectos de la derrota convencional en el Atlántico Sur, hizo el resto.
Las reformas no se hicieron y, contrariamente, se inició un proceso de demolición de la Seguridad Nacional para llegar al nivel de desastre que ostentamos en el 2021, que nos hace vislumbrar la apertura de la fase 3). Cuando en los ´80 los mandos medios de las FFAA reaccionaron para intentar salvar a sus Instituciones, cierta prensa lo observó como un “golpe de Estado” y la población rechazó el intento, mayoritariamente. La fase 2) ya estaba lanzada.
Aún hoy, cuando en la CABA hay que elegir quién encabece la lista de Diputados de “Cambiemos” en las elecciones de medio tiempo, se busca el perfil del “ni” -del progre- que no aleje al electorado “moderado” (7), entendiendo por tal al que relativiza o niega a la amenaza y al riesgo estratégico, presente desde hace sesenta años. La fase 2) ya ha madurado.
Ese electorado “moderado” y sus dirigentes “light”, se perciben derrotados antes de luchar. “Mejor rojos que muertos”. Son quienes desprecian al “mérito”, al “esfuerzo” y consideran al “héroe” como un psicópata que no elije su derecho a “ser feliz”. Conciben que los deberes les son ajenos y, sabiendo que es un dato falso, afirman -por Ley- que hubo treinta mil “desaparecidos”. Estas “tibias palomas” ¿ante quienes se “moderan” y por qué adoptan una máxima “prudencia”?…
Para tomar el pulso actual del proceso de las “Guerras Asimétricas de Séptima Generación” en Iberoamérica y en la Argentina, transcribiremos a continuación tres párrafos de la larga “Resolución del Grupo de Trabajo” del FSP**** del 01 Jun 21:
En los últimos ensayos publicados por el IEEBA se ha tratado acerca de la expansión geopolítica china sobre la “anilla externa” -dentro de la que se sitúa nuestra Iberoamérica (8), (9) y (10)-. Por esa razón consideramos que es importante conocer -aunque fuere superficialmente- al pensamiento militar chino, toda vez que su presencia en la región es cada vez mayor. Ello origina una natural confrontación de poder con la superpotencia regional americana, que nos afecta de modo directo. Colisionan dos culturas y está en disputa la hegemonía mundial.
La “guerra mundial contraterrorista global” -que abarca a la actual “contraofensiva revolucionaria iberoamericana”- se incardina con el sordo conflicto por la hegemonía mundial entre EE.UU. y China, pugna que por ahora se mantiene en los andariveles económicos, financieros y comerciales, mientras Beijíng consolida su alianza con la Rusia nuclear –“un matrimonio sin amor”- y continúa su carrera de armamentos, para nivelarla con la OTAN.
Decíamos en May 20 y Mar/Abr 21 (8), (9) y (10), describiendo la situación regional:
“Cuando citamos a las “amenazas o guerras híbridas/asimétricas” estamos conceptualizando a una forma ambigua de choque entre actores estatales y no estatales, capaces de combinar acciones militares convencionales o no convencionales con otras, basadas en la desestabilización del enemigo mediante acciones complementarias, sin restricciones, con todos los instrumentos disponibles -diplomáticos, militares, económicos, sociales y de información- explotando las debilidades del opuesto, en todos sus aspectos.
Los chinos les llaman “guerras irrestrictas”: no hay límites. Normalmente su objetivo apunta a la dirección política contraria y a influenciar en la opinión pública propia, internacional y del enemigo. Sin duda su objetivo prioritario es la e influir sobre la voluntad social.
Las “guerras hibridas” son un natural derivado de las “guerras asimétricas”. Son un recurso del débil frente al fuerte. En el 2006 las empleó el Hezbolá frente a Israel, en el 2014 lo hizo el Dáesh, también Rusia en su intervención en Ucrania o China en la construcción de islas artificiales en el Mar de China Meridional, de modo que recientemente se popularizaron en el ámbito de la seguridad internacional.
Como las FFAA no tienen un rol principal en ellas, se crea una “zona gris”, que aumenta los niveles de confusión de nuestros dirigentes ideologizados o estratificados en el pasado.
Lanzada en Iberoamérica la contraofensiva terrorista-revolucionaria por el XXV Encuentro del FSP en 2019, la “amenaza asimétrica- hibrida” se ha encaminado en las modalidades de las “guerras de séptima generación”, como las ha bautizado en el año 2017 César Augusto Niño González -Máster en Seguridad y Defensa- en las que establece que: “el terrorismo sigue siendo la piedra angular del reordenamiento de la Seguridad Internacional y Nacional”.
Seis meses después del lanzamiento de la contraofensiva revolucionaria, en la que hubo fracasos y éxitos -Colombia, Ecuador, Perú, Chile- fuimos sorprendidos por la pandemia del coronavirus. La dirección estratégica revolucionaria, teniendo en cuenta las consecuencias de las cuarentenas, replanteó el plan original, flexibilizando objetivos y plazos. En nuestro país se aceleraron las acciones que conducen al total copamiento del Poder y China reactivó sus planes de inversión y contralor de las economías regionales que le permitan satisfacer sus necesidades de insumos”.
La milenaria cultura china, mientras busca su expansión por los “caminos de la seda” sobre Eurasia, se expande en África e Iberoamérica por vía económica-financiera y no deja de “asegurar” sus mercados e inversiones con tropas en África y “bases militares de control espacial y de comunicaciones” en Iberoamérica.
Su Política Exterior y de Defensa deben mantener un sutil equilibrio para retener el empleo de estrategias sectoriales “indirectas” -todas, menos las de fuerza-. De ese modo, aún en “las zonas grises” no cruzará la “línea roja que se auto impone”. Su principal oponente Occidental -EEUU- es a la vez su mejor socio comercial y financiero, ecuación que exige prudencia, firmeza y sapiencia.
Ello no le impide elaborar doctrinas de eventuales guerras frente a enemigos superiores, tal como la anunciada “guerra irrestricta”. Sus FFAA podrían nivelarse con las de EEUU recién dentro de dos o tres décadas. Hasta entonces, Beijíng deberá mantenerse en la “zona gris”, con “acciones militares no bélicas”. Si las reglas jurídicas internacionales de la guerra entraran en conflicto con los intereses chinos, ellas serán dejadas de lado, sin mayor consideración.
Los “revolucionarios” argentinos -que practican el axioma que reza: “cuando peor, mejor”-, para demostrar el fracaso del capitalismo, tienden su mano hacia China para tomar su exitoso modelo “neocomunista”. Deberían tener en cuenta algunos reparos que XI antepone frente a la corrupción y a la ilegalidad y -además- a algunas consideraciones recientes de analistas internacionales, que pasamos a citar:
Investigadores de la Universidad Camilo José Cela -Madrid- esta semana:
“El futuro del sistema internacional y de su liderazgo, vendrá dado por la forma en que se canalicen las tensiones presentes. Es decir, si el orden hegemónico admite una reforma que pueda acomodar el nuevo papel de China y de EE.UU. o si el enfrentamiento produce una ruptura. Esto abre la puerta a distintos caminos, entre los que se encuentra una hegemonía compartida, con una regionalización del orden mundial en la que ambas potencias se repartan zonas de influencia”.
Nuestro amigo Ricardo Auer expresó el 10 Jun pasado -en Infobae- estas conclusiones:
“El futuro nos ofrece tres escenarios:
1) Como China juega a la estrategia de alargar los tiempos necesarios para su consolidación, EEUU se vería obligado a definir pronto una estrategia de confrontación administrada, con alianzas globales que ralenticen la consolidación china.
2) Como las grietas profundas entre dos grandes suelen ser un negocio mutuo, para impedir la entrada de terceros, existe la posibilidad (baja, por ahora) que China y EEUU se pongan de acuerdo en administrar conjuntamente al mundo, repartiendo zonas de influencia, como ocurrió en la Guerra Fría con la URSS.
3) Que ambas potencias se degasten realmente entre sí y ofrezcan al mundo la oportunidad de un mayor equilibrio multipolar, beneficioso para todos los pueblos del mundo.”
Algunas consecuencias de la confrontación analizada por estos analistas son coincidentes. El pretendido salto -absolutorio- de Ella, a la órbita asiática, debería tener en cuenta lo señalado pues dicho conflicto es prioritario para las decisiones que adopten las grandes potencias y para todos los alineamientos regionales derivados.
“Las guerras son como el camaleón” -decíamos en nuestro encabezamiento- y nuestra dirigencia política lo ignora, o simula hacerlo. Ya estamos encaminados hacia la tercera fase de la larga agresión revolucionaria que padecemos -desde 1959-, sin embargo no se la cita, no la ven. En Chile -Oct 19- y ahora en Colombia, la tercera fase -“sedición”– fue conducida por el FSP a través de centenares de cubanos, venezolanos y colombianos, específicamente adiestrados.
En la Argentina se da la paradoja irónica de que el tramo final de la segunda fase –insurgencia– esta conducida por el propio gobierno nacional movilizando diariamente a “sus” organizaciones sociales, con dineros públicos. Ella comanda la revolución local desde un mutismo atronador, establecida en el instituto patria y Tartufo, el mascarón contratado, simula gobernar destruyendo -a tiempo completo- lo que resta de la dignidad de los argentinos, desde una casa rosada vacía y desde un estado fallido.
¿Se llegará en nuestra querida Patria a la tercera fase -sedición-?
El pueblo argentino sano -que es mayoría- tiene la palabra.
CITAS:
*La guerra asimétrica es un conflicto violento en el que se constata una abismal diferencia cuantitativa y cualitativa entre los recursos políticos, militares y mediáticos de los contendientes comprometidos, que los obliga a utilizar tácticas atípicas. En la guerra asimétrica no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales. Por el contrario, se basa en combinaciones de acciones políticas y militares, implicación de la población civil y otras operaciones similares. El concepto fue acuñado por William Lind en 1986. La guerra híbrida es el producto natural de la adaptación de la guerra irregular (a grandes rasgos contraria a los usos y costumbres de la guerra) y asimétrica (encaminada a explotar las vulnerabilidades de las fuerzas regulares) al mundo actual.
**En las Guerras de Séptima Generación –como las ha conceptualizado el Dr. Niño González- es el terrorismo quien funge como señuelo que exige repensar al viejo modelo de la Seguridad Nacional. Por más que se bombardeen y realicen operaciones militares contra grupos terroristas, el fenómeno será cada vez más difuso para las operaciones de seguridad convencionales y la tendencia es que cuando menos sujetos terroristas cometan los actos, el impacto y la espectacularidad aumentan y más aún cuando los medios sean menos regulares y más sorpresivos.
***Guerra Irrestricta: El término surge del libro “Guerra sin restricciones” de los coroneles chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui, en Feb 99. Se trata de una obra teórica de profundo calado sobre las guerras asimétricas futuras, a gran escala. De manera muy resumida sus autores postulan la utilización de cualquier clase de lucha -sin tener en cuenta ninguna objeción ética- ante una potencia abrumadoramente superior en fuerza, tecnología o influencia diplomática.
****Foro de San Pablo: Elemento Director Político-Estratégico del castro-comunismo creado en Jul 90 por Fidel Castro y Lula da Silva.
(1). C. v Clausewitz. “De la Guerra”. Princeton Univertsity Press. 1984.
(2). C. Pintado Rodríguez. “De la Guerra Asimétrica”. Documentos de Opinión 55. IEEE. 19 May 14. www.ieee.org
(3). H. J. Auel. “La Guerra Mundial Contraterrorista Global, ¿Híbrida…con derivación QBN? Abr 15. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “Homenaje al Sr. Tte Grl. D. Julio Argentino Roca al cumplirse cien años de su fallecimiento”. 18 Oct 14. www.ieeba.org
(5). R. Aron. “Pensar la Guerra”. Buenos Aires, 1987. Centro Naval, Instituto de Publicaciones Navales, Colección Estrategia, 361 págs.
(6). H. J. Auel. “La Amenaza Híbrida en la Quinta Campaña”. Jul 20. www.ieeba.org
(7). J. Mugica Díaz. “Los motivos por los que Horacio Rodríguez Larreta no quiere que Patricia Bullrich se candidata en la CABA”. 09 Jun 21. Infobae Digital.
(8). H, J, Auel. “El encuadramiento geopolítico internacional de la actual situación estratégica argentina”. Mar 21. www.ieeba.org
(9). H. J. Auel. “Las Guerras Híbridas en el Ámbito de una Nueva Guerra Mundial”. Abr 21. www.ieeba.org
(10). H. J. Auel. “La Geopolítica del Virus Chino”. May20. www.ieeba.org
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Junio 12, 2021
LA GUERRA QUE CONTINUA
☼
Por JOSÉ LUIS MILIA.
Hubo un momento en el que los argentinos creyeron que la guerra que los atormentaba, una guerra sucia y desgraciada, colateral de la guerra fría- donde el eje de la acción bélica era la bomba, la huelga revolucionaria o el asesinato por la espalda en cualquier esquina del país, pero también el asalto a cuarteles y el bosque tucumano como remedo de un Vietnam autóctono- había terminado. Era tanto el deseo que así fuera que no se les ocurrió pensar que generalmente las expresiones de deseo casi nunca se cumplen.
Que fue la flaqueza moral de los políticos argentinos lo que llevó, ese 24 de marzo, a unos desconcertados militares a tomar el gobierno es algo que no necesita demostración, pero no exculpa a los mandos militares de este dislate ya que creían, a pie juntillas, que esa guerra era una continuación de la política y que, ganándola militarmente, ahí acababa todo.
Hoy, en Argentina 2021, la realidad se ríe del axioma de Clausewitz porque hace casi cuarenta años que estamos viviendo una política que es la continuación de esa guerra que no se supo manejar, ni menos aún, ganar. Ese día, el 24 de marzo de 1976, la República estaba ganando la guerra y ese mismo día, perdió la oportunidad de terminarla. ¿Por qué sucedió este desatino?
Hay variadas razones que explicarían el desastre, pero solo una es, a mi modo de ver, aceptable y, aunque para muchos sea indecoroso mencionarla, lo que se vive hoy en la Argentina lo confirma. Ese día de marzo de hace cuarenta y cinco años un grupo de generales, almirantes y brigadieres impidieron, con su acción, que la guerra que se libraba en el territorio nacional, y que estaba circunscripta a las “orgas” terroristas y a las Fuerzas Armadas, se extendiera a toda la población, que esa guerra de facciones se convirtiera en una guerra civil hecha y derecha.
Más allá del hecho que permitir a los civiles hacer la guerra a las “orgas”- fuera del servicio militar obligatorio- era la imagen plena de la Patria en armas, esta hubiera tenido también una consecuencia práctica que hoy sería inapreciable, si esa multitud que antes de marzo del ’76 pedía cadalsos y fusilamientos públicos hubieran tenido en sus manos la sangre de los terroristas muertos o desaparecidos otra sería la Argentina de hoy. A nadie, o a muy pocos, les preocuparía si el enemigo había dejado 10 o 30.000 cadáveres, ni si estaban enterrados o fondeados en el mar, porque fuera cual fuese el número, cada uno de ellos nos pertenecería a todos, y de esta manera, la guerra, sí hubiera terminado.
Pero esos jefes se dejaron seducir también por interesados cantos de sirenas que le soplaban al oído que no solo estaban para ganar una guerra, sino que esta era también una oportunidad para hacer algo más que lo que su profesión les dictaba. Tenían una tarea superadora de la guerra- les decían las “sirenas cantoras”- tenían que reorganizar el país, tenían que devolver la ética a la República. Un sueño que solo podían soñar, pero que no estaban capacitados para hacerlo realidad. No permitieron a la sociedad civil meterse en la guerra, pero tampoco le permitieron hacer que la paz fuera algo más que una ilusión.
Siete años después, toda esa ilusión se había perdido. Todo había terminado peor que mal. Con mucha pena y la única gloria que la Argentina tuvo en los últimos años- esa que diez mil tipos con su valor y denuedo le dieron a la Patria en esas islas tan lejanas, pero tan queridas-, el proceso se fue. Los argentinos, vaya novedad, se habían cansado. Con la furia y la cobardía del converso querían abrevar en una biblia nueva, les había fallado la espada, tantas veces pedida, y la “solución” estaba en ese librito liminar de la República al cual, tantas veces, civiles y militares habían usado de papel higiénico. Ni lerdo ni perezoso un “santón” laico- devenido hoy en “padre de la democracia”, porque para la mentalidad “argenta” la muerte mejora a cualquiera- lo ensilló para llevar adelante su proyecto. Nada de su prontuario les importó a los argentinos, ni que hubiera sido abogado defensor de terroristas ni que la ineptitud fuera el común denominador de él y de sus colaboradores, un ilustre conjunto de vanos charlatanes que creían que la única manera de solucionar los problemas de la República era inventando impuestos o revisando el pasado. Pasado del cual ellos, al igual que todos los políticos, habían sido responsables.
Por estupidez o por ideología eligió, el “santón de la democracia”, limpiarse el trasero con la Constitución Nacional y dio el puntapié inicial que inauguró los circos judiciales destinados a vengarse de todo aquel que hubiera combatido a la subversión, primer acto de esta ópera trágica que aún no ha concluido y que tiene como objetivo la destrucción de las Fuerzas Armadas y, por extensión, de la República.
Ese 10 de diciembre de 1983, con el proceso en fuga, comenzó la segunda parte de esa guerra que a la Argentina le había costado tanta sangre y dolor y que se hubiera podido ganar. La subversión, incapacitada militarmente supo que las condiciones estaban dadas para seguirla de otra manera, sembrando en silencio su semilla. Se enfocaron en Gramsci y dejaron para el “Che” las camisetas, porque el tiempo había dejado de importar. Disfrazados de “progres”, sabían que ahora podían contar con la confusión y la hipócrita contrición de la mayoría de los argentinos que, de haber pedido mil horcas en Plaza de Mayo, ahora se horrorizaban por los desaparecidos como si desapariciones y muertes hubieran ocurrido en Mongolia. Y a caballo de nuestra desidia lo fueron haciendo bien. Empezaron a copar las escuelas donde en poco tiempo consiguieron que la disciplina fuera una expresión cuartelera insoportable en la nueva “escuela democrática”, pues era menester que el orden y la autoridad desaparecieran de ella.
Lo que vino después, es conocido, una democracia enclenque manejada por iletrados pedantes que la han reducido a la decisión del voto sin haber enseñado al pueblo que le diferencia de ésta con una dictadura son las obligaciones civiles que su ejercicio conlleva. Si los primeros doce años de la Argentina “democrática” fueron malos, los últimos, hasta el día de hoy, no podrían haber sido peores. Año a año hemos visto que la preocupación de la dirigencia política no ha sido combatir la pobreza que ha crecido hasta el numero vil que nos dice que de cada diez chicos menores de diecisiete años siete son pobres, que pese a las vanas promesas de mejorarla, la educación pública solo sirve para adoctrinar futuros piqueteros y tira bombas en el resentimiento revolucionario. Que, aunque se han llenado la boca con la defensa de la salud pública, esta no ha dejado de ser una ficción, ficción que puesta a prueba en esta pandemia que asola al mundo y nos ha entregado 80.000 cadáveres, de los cuales un tercio podrían seguir vivos si la gestión vacunadora no hubiera sido una infame sucesión de negociados, componendas y hurtos.
Hoy, con este gobierno están dadas las condiciones para que los argentinos perdamos paz y libertad, su objetivo es la pauperización de la sociedad argentina, objetivo que con el “manejo” de la economía y de la pandemia- cuarentenas eternas, cierre de escuelas, fábricas y negocios y pésima gestión en salud- se está logrando. El modelo político que el kirchnerismo promueve es el mismo de los años setenta, un modelo autoritario que de republicano ni siquiera tiene un barniz.
Estos son los hitos de esa guerra que continúa, y que es probable que perdamos definitivamente. Guerra que nunca dejó de estar presente entre nosotros aunque no queríamos verla y los políticos ocultaban.
JOSE LUIS MILIA
Josemilia_686@hotmail.com
Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.
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Junio 6, 2021
ALGUNAS CONSECUENCIAS DE DOS GUERRAS NO DIGERIDAS Y DE SUS POSGUERRAS MALVERSADAS
Por el Grl Heriberto J. Auel
Los hechos ocurridos recientemente.
Algunas causas de la Inseguridad Nacional.
La “excepcionalidad”
Los hechos ocurridos recientemente.
No hace mucho tiempo se definía en Brasil que la final de la Copa Libertadores se jugaba en Buenos Aires entre River y Boca, los dos clubes de fútbol que convocan el mayor número de socios y adherentes en nuestro país. La alegría y el orgullo envolvían al mundo futbolero y los comentaristas deportivos expresaban este estado de ánimo en todos los medios. La Argentina estaba de fiesta y olvidaba -por un momento- los efectos de la crisis cambiaria y sus consecuencias.
¿Acaso no era el fútbol la principal y única motivación social que sacaba a las calles a la bandera nacional, que ya no aparece en los grandes aniversarios de la Patria en las últimas décadas? Hasta que llegó el momento de definir quién era el campeón. Había que disputar dos partidos y a través ellos, progresivamente, el Dr. Jekyll argentino se transformó en Mr. Hyde -que es el monstruo que los progresistas nos ha creado- (1) como franja transversal transculturizada que nos mantiene socialmente “agrietados” y “contractivos”.
En el mes de Julio de éste año 2018, invitado por las autoridades del Club del Progreso, pronunciamos una conferencia cuyo título fue “Las Claves de la Inseguridad Nacional” (2). En su inicio, dijimos: “¿Pueden los padres ignorar qué “defensas” deben darle a su bebé -a través de vacunas, alimentos y vitaminas- para que rechace la agresión del medio ambiente en el que vive? Pues, valga el caso, eso es lo que estamos haciendo con nuestra sociedad, toda vez que una política comunicacional de la Seguridad Nacional, no existe. Esta es la principal causa de la inseguridad/indefensión que padecemos, pues en las guerras en acto -de 7ma G-, la orientación de la opinión pública es esencial”.
Agregábamos: “En la presente etapa de la civilización, la del “conocimiento”, la Seguridad Pública se unificó con la Seguridad Estratégica, pero en nuestro extremo occidente-sur ello no ha sido difundido. La Argentina -ideológicamente encapsulada en los últimos años, hasta el 2015- (3) se evadió de su circunstancia internacional y envuelta en falacias -el relato- se dirigió inconscientemente al “Estado fallido” (4) a través de la auto-destrucción de su núcleo duro: las FFAA y el sistema Judicial Penal Federal, que fue y es empleado para la destrucción de las primeras”.
(3). H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. Julio de 2010. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “El Estado Nación regional frente a las amenazas estratégicas globalizadas”. Junio de 1988. www.ieeba.org
Más adelante afirmábamos:
“El resultado de las elecciones presidenciales en Colombia el 17 Jun 18, contrario a los intereses de las FARC, dio inicio a una nueva etapa revolucionaria subcontinental. Seguramente se va a manifestar con una nueva ola de violencia en ese país. Además, los resultados de las próximas elecciones en Méjico y Brasil serán definitorios para articular los próximos pasos a dar por los Foros de San Pablo y de Porto Alegre y condicionarán el ritmo/oportunidad para la contraofensiva revolucionaria en el Cono Sur, prometida en el Encuentro de Managua. Los ejercicios preliminares de esta maniobra en acto están en superficie en El Comahue, Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario y Mendoza”.
Estas afirmaciones que realizáramos en aquella conferencia han quedado totalmente corroboradas en los últimos meses y -desde nuestro punto de vista- en la crisis del fútbol que tuvo su punto álgido en Libertador y Lidoro Quinteros y dentro de las instalaciones de River el pasado sábado 24 de Noviembre. Hubo centenares de comentarios sobre estos hechos y aun continúan, en todos los medios. Se han expresado sobre la inseguridad del caso -que nos abochorna- periodistas, politólogos, políticos, psicólogos, psiquiatras, hinchas de fútbol, funcionarios, etc. Pero, como es de costumbre, no hemos escuchado a un solo polemólogo o estratega especializado en amenazas y riesgos contemporáneos a la Seguridad Nacional, que expliquen las causales de estos fenómenos socio-políticos con idoneidad, desde una perspectiva especializada, en un momento tan oportuno para hacerlo.
¿No nos han dicho -en los últimos tiempos- que existe una probada interconexión entre las barras bravas, los sectores políticos violentos y las mafias internacionales?
Lo ocurrido al ómnibus de Boca no fue casual y no fue un imponderable, sino que fue un grave imprevisto o un hecho adecuadamente previsto por el enemigo. El primer caso indicaría que no hubo plan de seguridad y, si lo hubo, careció de una mínima eficiencia. Todo plan determina una organización -ajustada a su objetivo-. Lo que se observó, “desde afuera”, es que ella no existió. El segundo caso nos lleva a pensar ¿se “liberó” éste tramo del viaje del colectivo?
Escuchamos repetidamente -en esos días- de parte de funcionarios, la palabra “coordinación”. Ésta no sirvió para la complejidad operativa e institucional del hecho. Era imprescindible la conjunción. Se quebró el principio de unidad de comando y con ello el ejercicio de las responsabilidades. Un plan, cuando se carece de contacto, necesariamente debe ser proactivo y esto es lo que no vimos. Podría ser reactivo -en el contacto- si existieran destrezas tácticas y procedimientos adquiridos, acompañadas con una enérgica disciplina y agilidad de los elementos intervinientes, que no aparecieron.
La evidente entrega de la iniciativa al agresor -principio de la libertad de acción- indica fuertes carencias de inteligencia oportuna -en el tramo de marras- o bien, el designio de que el atentado ocurriera. La constitución de reservas móviles pre-localizadas, tampoco se observó. Ellas eran indispensables para intervenir, en el caso de una sorpresa.
Si el allanamiento al domicilio del jefe de la “barra brava” el día viernes 23 -previo a los hechos- indicaba que habría un núcleo de 300 hombres -sin entradas- que operarían fuera del estadio como agresores, su localización, cerco y control era fundamental para evitar lo que ocurrió. Allí se reitera una clara tendencia reactiva del planificador, probablemente inercial, originada en sus previas experiencias profesionales o bien, la intención de no controlar al “cuello de botella”, ideal para una emboscada.
Algunas causas de la Inseguridad Nacional.
Decíamos en la conferencia citada renglones más arriba:
“Han pasado treinta y cinco años desde el cese de los combates y aun la sociedad no ha asumido a sus guerras. No las asimilamos. Nuestros TTOOFF legos aceptan lo que las querellas -representantes del agresor de ayer- dictan ante los estrados: “no hubo una guerra”. Si la Justicia y las querellas reconocieran que la hubo, nuestros soldados deberían estar frente a los tribunales del Fuero Militar. Los jurisconsultos del más alto nivel estatal borraron el Art. 18 de la CN y la psico-política hizo el resto. “Una política de estado”, de hecho, ha podido reformar la Constitución Nacional, el Tratado de Roma, la Justicia Militar y los Tribunales de Honor de las FFAA (7)”.
(7). H. J. Auel. “El narco-terrorismo, el Estado Nacional, la democracia y las FFAA”. 26 de Abril de 2014. www.ieeba.org
Si “no hubo una guerra contrarrevolucionaria” y el agresor no existió, como nos dice el “relato”, ¿podemos entender y explicar porqué la inseguridad/indefensión sigue avanzando? Sabemos que hay una constante búsqueda por parte de la izquierda radical -todos los días- de una mayor ingobernabilidad, consecuentemente podríamos plantear la hipótesis de que el partido de la final River-Boca fue una gran oportunidad para crear un hecho bochornoso para el país, a solo días del G 20, en Buenos Aires. Y, si este supuesto fuera válido, ¿no sabíamos que las barras bravas son organizaciones mafiosas, con relaciones políticas interrelacionadas con el narcoterrorismo -sostén financiero de la pseudo revolución neo-marxista-?
¿O es casual que la política de DDHH ha reemplazado a la política de Seguridad Nacional, en los últimos treinta y cinco años?
¿Por qué los licuados partidos políticos se oponen a aceptar la existencia de las nuevas amenazas estratégicas presentes, fronteras adentro, categorizándolas como simples problemas de seguridad pública?
¿Por qué son inamovibles las perversas leyes que garantizan la inseguridad y la indefensión?
¿Por qué se limita el empleo de armas de fuego por parte de las policías, a contramano de la legislación internacional?
¿Por qué se continúa con la “venganza” focalizada en los TTOOFF que “juzgan” a los inexistentes delitos de lesa humanidad?
¿Por qué las “abuelas”, “madres” o “hijos” y demás simpatizantes de antiguos terroristas, entre ellos connotados “idiotas útiles”, quieren mantener a las policías “condicionadas” y a las FFAA “extrañadas”.
Estos actores -políticamente correctos- siempre han justificado a los “jóvenes idealistas” y siguen demonizando a las fuerzas legales que constitucionalmente deberían ostentar el monopolio de la fuerza dentro de nuestros límites, pero que permanecen limitadas o desarmadas, a pesar del grito de la calle por la Seguridad y la Justicia. ¿Será casual que estos mismos actores políticos sostienen el “abolicionismo del derecho penal” y el “garantismo” en la interpretación de las normas existentes? (3).
Podríamos continuar -indefinidamente- haciéndonos preguntas de éste tipo, que no tienen respuestas lógicas y al final arribamos a la conclusión de que la gravedad de la situación que permitiría sincerar la situación, no llegará. Lo comprobamos cuando la Corte se desdice de sus recientes fallos, aceptando aberraciones jurídicas para acomodarse -momentáneamente- con lo políticamente correcto o cuando nos apercibimos del tremendo vaciamiento institucional que padecemos, al compararnos con países vecinos.
Existe otro aspecto de éste fenómeno socio-político en acto, al parecer ignorado por la dirigencia argentina a pesar de su centralidad, para un país en doble posguerra. Es el siguiente:
en toda posguerra se produce una transculturación en el vencido, impulsado normalmente por el vencedor.
Es lo que nos viene ocurriendo desde 1983, en continua profundización. Nuestra identidad se ha “relativizado” y el Estado Nacional argentino continúa debilitando a sus Instituciones.
La Nación Argentina triunfó en todos los combates que nos impuso el agresor terrorista revolucionario en los ´70. Es en los combates -en el nivel táctico- donde se obtiene la VICTORIA. El cuasi-Estado Nacional careció de Estrategia, no dio batalla, que es la imprescindible dirección de los combates. Si ésta hubiese existido la victoria militar-táctica habría trascendido al nivel político, consolidando una nueva PAX. Pero NO fue así.
La derrota táctica en el Atlántico Sur -1982- trajo el colapso del “Gobierno del Proceso” y en razón de dicho colapso, el nuevo gobierno -1983- no reconoció la victoria argentina sobre el agresor revolucionario sino que, contrariamente, le concedió espacios de poder y demonizó a sus FFAA, de Seguridad y Policiales a través de los medios de comunicación del propio Estado.
Cuarenta y ocho horas después de acceder al poder dictó -el 12 Dic 83- el Decreto 158/83, que judicializó al hecho socio-político guerra, con lo que entregó la VICTORIA al agresor revolucionario comunista.
Se produjo así el TRASTOCAMIENTO del triunfo argentino, en el terreno, en la derrota estratégica que aun padecemos, trastocamiento probable -previsto por Clausewitz en su monumental obra “De La Guerra” (4)- cuando no hay Estrategia.
El efecto inmediato del “trastocamiento” fue el pasaje de los Derechos Humanos -contenidos en nuestra Constitución Nacional- que fueron defendidos por las Fuerzas del Estado Argentino, a manos de los comunistas representados por un sinnúmero de OONNGG de fachada -ello continúa hoy- como fenómeno totalmente naturalizado por una sociedad confundida y ansiosa, ante la multiplicidad de crímenes morbosos, totalmente evitables.
Ésta maniobra, que otorgó a la “revolución vencida” la totalidad de nuestro territorio -como “zona liberada”- ha sido acompañada por el sibilino proceso de transculturación de la ciudadanía desde el Estado, comenzando por la escuela primaria, con una nueva programación ideologizada y acompañada por una comunicación social programada, constante y eficiente.
Bajo el encubrimiento de la “democratización” de las instituciones, de la existencia de un “fascismo” generalizado y de partidarios de las dictaduras, llegamos al anarquía caótica provocada por la “ideología del género”, el “indigenismo”, el “feminismo” y demás “ismos” que responden al “progresismo gramsciano”, en reemplazo o complemento del antiguo “estalinismo”. Éste parsimonioso “entrismo” está presente en todos los niveles sociales y en todos los partidos. Lo hemos visto en la votación por el aborto legal. Es el “transversalismo” cultural.
Acontecimientos como los ocurridos con el ómnibus de Boca o con el caso Maldonado, conmueven a la sociedad durante unos días, pero otros escándalos los dejan rápidamente en el olvido. Continúan los comentarios y las opiniones, pero nadie se anima a poner en superficie la esencia del fenómeno. El “curro de los DDHH” sigue su curso. Hay una cobardía absoluta frente a los anatemas de la izquierda radical, cuyo paradigma es la intocable Hebe Pastor. El control de la opinión pública por parte de la “revolución”, está llegando a su sibilino zenit.
La “excepcionalidad” argentina.
Hay algunos argentinos a quienes les place conducir a contramano. Les place ser la “excepción” frente a la norma. Las razones de ésta sinrazón son numerosas, pero la que queremos señalar en -éste caso- es netamente ideológica. Se agregaron a esta especie de “excepcionalistas” -a lo largo de los últimos treinta y cinco años- un sinnúmero de zánganos e hipócritas, dispuestos a libar en el “curro de la política de los DDHH” y actualmente constituyen un tercio de la población nacional.
Nuestro país es el único de la región que acumuló la desgraciada experiencia de pelear las dos guerras típicas de la era nuclear: una “muy limitada” -no convencional- y otra “limitada” -convencional-. Nuestros vecinos -y algunos que no lo son- observaron, estudiaron y aprendieron de ambas experiencias, ajustando su planeamiento estratégico, su doctrina y sus organizaciones. Nosotros, que las habíamos vivido dramáticamente, no lo hicimos. Y a treinta y cinco años del colapso del Proceso, en estos días, hubo quienes se ufanaron de ser la “excepción”, al costo de padecer un nivel de inseguridad e indefensión inédito en nuestra corta historia. ¿Por qué miramos y no vemos? (5).
El efecto de la derrota en el Atlántico Sur, verdadero mazazo psicológico para los argentinos permitió, a los partícipes y simpatizantes del terrorismo revolucionario vencido, alcanzar el poder y desde él, buscar “venganza” y “chivos expiatorios”: los Militares, las Fuerzas de Seguridad y Policiales, responsables de “delitos de lesa humanidad”, “partidarios de la dictadura”, “represores”, “fascistas”, etc. Con el relato justificaron el “trastocamiento” y encubrieron su “rumbo hacia un socialismo pseudo revolucionario” y a “un latrocinio incalificable”.
El proceso de transculturación -ya citado- aun continúa, transitando hoy una etapa progresivamente más orgánica y tenebrosa. Tras su derrota en combate, algunos terroristas-revolucionarios tomaron el camino de Antonio Gramsci: se hicieron “progresistas”. Confluyen hoy en ese espacio estalinistas, trotskistas, anarquistas y social-demócratas -que llegaron allí por vía marxista- y, para sorpresa de muchos, también liberales y “tilingos” -los idiotas útiles- kantianos/wilsonianos, reunidos todos por la política de DDHH, organizados en OONNGG y/o en burocracias estatales, voluntariosos constructores de “la grieta cultural” que divide actualmente a los argentinos. Cuentan con muy buena prensa, pues sus operaciones se desarrollan desde el escándalo y el escándalo vende (6).
Éste “progresismo”, vulgarmente abstracto e indefinido, es un comodín político agresivo por su caracterización cultural y es natural y socialmente “transversal”, como quedó demostrado cuando se trató en el Congreso la ley por el aborto legal. La coalición que gobierna -Cambiemos- no escapa a esta “transversalidad”, que se manifiesta por los desencuentros -cada vez más graves- existentes en su seno.
Quienes decían “Macri es mi límite”, antes de las elecciones del 2015, por conveniencias electorales lo acompañaron en la 1ra vuelta y sorpresivamente ganaron en la 2da vuelta, quedando “atrapados” con quien era “el límite”. Ha llegado el momento de sincerar posiciones y homogeneizar a la coalición, arrojando por la borda al “progresismo tansculturizado”, cualquiera fuere su origen. Está en juego la gobernabilidad y nuestro futuro.
Y esa es una responsabilidad insoslayable del presidente Macri, si deseara cumplir con los objetivos políticos enunciados en la pasada campaña electoral.
Si se aspira a “pobreza 0”, deben llegar inversiones y estas están demoradas pues entre quienes le acompañan en el gobierno hay quienes no quieren la “unión de los argentinos”, pues rechazan la pacificación nacional y retienen la política de DDHH, con lo que continúan con la demolición de las FFAA y del Poder Judicial. Esos mismos “progres” -enquistados en el gobierno- impiden “terminar con el narcoterrorismo”, por dos razones: 1. deberían reconocer que ésta es una amenaza estratégica y no un mero asunto policial y
porque perderían el apoyo financiero de la logística revolucionaria. -No olvidemos que el progresismo es la expresión posguerra fría del neo marxismo europeo e iberoamericano-.
Alguien debiera decirle al Sr. Presidente, oportunamente, que quienes le señalan no cumplir con ninguno de los objetivos que prometió, no son solo los KK y la izquierda radicalizada, sino algunos de sus socios de la coalición electoral que hoy gobierna, que lo califican de “corrupto y fascista”. Presumimos que no es por “ser astillas del mismo palo”.
Si no llegamos a las elecciones del 2019 con coaliciones homogéneas y con partidos saneados, continuaremos con gobiernos débiles, inhibidos para actuar, pues sus quintas columnas y el control de las calles operan de consuno, bajo mando unificado. Los cambios estructurales que nos debemos, imprescindibles para progresar, exigen eliminar a los progres y a los hipócritas y zánganos. Es muy probable que “las inversiones” nos estén esperando, pero estamos inmovilizados, el tiempo corre y el riesgo país crece.
La oportunidad para avanzar en el 2019, está abierta. Si no lo lográramos -decisivamente- seguiremos jugando las finales del fútbol en el exterior, pero las manifestaciones de violencia interna ya no se expresarán con “molotov”, piedras o botellazos. Habrá escalada hacia una violencia organizada por una pseudo-revolución humillada en las urnas.
La invitación de los genuinos “progres” -como lo son Alfonsín Jr., Lifschitz o Stolbizer- es una gran oportunidad para higienizar la Política, pues están proponiendo un “Frente Progresista” que necesariamente debería incluir a zánganos e hipócritas. Sin embargo, no somos muy optimistas. El “entrismo”, hasta ahora, ha sido exitoso y lucrativo. ¿Por qué desearían abandonarlo? La Argentina, a diferencia de nuestros vecinos, carece de Instituciones sanas. Son ellas las que están actuando para la recuperación cultural y política en Chile y Brasil, por diferentes caminos. ¿Podremos sanear a las nuestras, en tiempo?…No hay indicio alguno.
El macro-terrorismo moderno es el catalizador del diseño arquitectónico de la Seguridad Internacional, totalmente incardinada a la Seguridad Nacional. Se trata de la naturaleza de las guerras de Séptima Generación en acto. Roguemos al Niño de Belén, en éste Adviento, que por vía del milagro la Seguridad Nacional llegue a nuestras playas, desde la Seguridad Internacional.
ES el único punto de partida de un CAMBIO que no llega. La crisis cultural y política no se resuelve desde la economía, sino desde la Seguridad Nacional.
CITAS:
(1). R. L. Stevenson. “El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr Hide”. Librería SF. Bs As. (Según se cuenta en esta novela, en nosotros siempre están el bien y el mal juntos, por eso Hyde, símbolo de todo lo perverso, resulta repugnante a todo aquel que lo ve).
(2). H. J. Auel. “Las Claves de la Inseguridad Nacional”. 18 Jul 18, www.ieeba.org
(3). H. J. Auel. “Política de Derechos Humanos Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 Ago 17. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “La Política de Derechos Humanos”. 22 Jun 16. www.ieeba.org
(5). N. Márquez. “Raúl Alfonsín: un canalla al servicio del euro-comunismo”. 20 Dic 18. www.prensarepublicana.com
(6). H. J. Auel. “La Cultura y la Civilización”. Dc 01. www.ieeba.org
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 22, 2018
LA ÉTICA PROFESIONAL MILITAR . Actualizado
Por
Grl Heriberto Justo Auel
LA CIRCUNSTANCIA ACTUAL INVITA A REFLEXIONAR SOBRE ÉSTE TEMA.
LA NATURALEZA DE LAS COSAS.
¿PORQUÉ NECESITAMOS DETENERNOS HOY EN LA ÉTICA PROFESIONAL MILITAR?
LA CIRCUNSTANCIA ACTUAL INVITA A REFLEXIONAR SOBRE ÉSTE TEMA.
Preliminarmente pretendo plantear la importancia de dar tratamiento al tema enunciado. Es importante pues la crisis de arrastre que nos ha llevado a la actual decadencia, como Nación y Estado, es de origen cultural y político y la circunstancia es oportuna, toda vez que estamos -según promesas oficiales- en las acciones preliminares de la recuperación del núcleo duro del Estado Nación: las FFAA. (1)
A las generaciones de Oficiales de las FFAA argentinas que egresamos en la década 1950/1960 nos tocó vivir, mientras revistábamos en actividad, las crisis socio-políticas más graves del siglo XX que culminaron con las guerras posnucleares -limitada y muy limitada- que hoy, en sus posguerras, retienen a nuestra querida Patria Argentina -mientras nos empeñamos en un nuevo y arduo intento de resurgimiento- en doble “estado de guerra” (2) (3) y en plena inseguridad pública y estratégica, que somatizamos diariamente a través de una fuerte ansiedad colectiva frente al futuro, aun en el de corto plazo.
Las guerras -en la Historia Universal- son anteriores a la existencia de los ejércitos, que recién llegaron cuando lo permitieron los excedentes financieros de las comunidades organizadas. Estos -los ejércitos- siempre fueron medios disuasivos/defensivos frente al agresor eventual o bien, ante una situación crítica interior que conllevara un riesgo existencial y legitimara el empleo de la vía institucional, para retener la sobrevivencia identitaria de la nación.
En manos del conquistador o del revolucionario, las FFAA fueron también empleadas para la perversidad en las relaciones políticas, internacionales o internas. Cuando se agota la comunicación política negociadora entre actores internacionales o internos, la alternativa es siempre la violencia organizada, impulsada por un agresor. En este caso estamos en presencia de una guerra ofensiva, ya fuere internacional o guerra civil -interna-. Ésta última es la peor especie de las guerras, pues su instrumento central es el odio social.
Expresadas estas generalidades conceptuales, volvamos a nuestra situación. Desde 1945, después de la Segunda Guerra Mundial -que finaliza con lanzamientos nucleares en Japón- se inicia la apertura de una nueva rama de la Ciencia Política: la Polemología y una nueva etapa de la Estrategia, la Contemporánea. Reaparecen -desde 1947- “actores agresores no estatales” en el marco interno y externo y la más primitiva modalidad de la acción violenta: el terrorismo. El espectro del conflicto se amplía así, bruscamente, es sus extremos: desde la hecatombe nuclear -en uno de ellos- a las primitivas guerras muy limitadas -en el opuesto- (4).
Al finalizar la Guerra Fría -1989/caída del muro de Berlín – 1991/implosión de la URSS- la disuasión se hace abstracta por carencia de responsabilidad política de los nuevos actores-agresores. Surgen las nuevas amenazas y riesgos estratégicos que la Argentina -aun hoy- legalmente no reconoce, como lo demuestra la legislación de Seguridad Nacional vigente.
La Carta de la ONU y en particular la eficiencia del Consejo de Seguridad para preservar la Paz, ingresan progresivamente en un cono de sombras. El conflicto violento se difumina y generaliza en el orbe, abandona los teatros de operaciones militares y se posa sobre las sociedades, con un número cada vez mayor de “víctimas civiles inocentes” y también de dirigentes políticos y militares “confundidos” (4).
Así llegamos al siglo XXI y a la situación que nos abarca. De las actuales sesenta guerras activas en el mundo, la totalidad de ellas son internas, es decir, guerras civiles que se caracterizan por su tipificación “asimétrica”, “híbrida” o de “séptima generación” como bien lo expresa el artículo de La Nación -“Sin fronteras entre la defensa y la Seguridad”– del 14 Feb 18.
Son las guerras que la Argentina no puede planificar -prever- para evitarlas, por imposición de la vigente legislación de Seguridad Nacional. Esta irracionalidad no es casual, sino consecuencia de las derrotas estratégicas que sufrimos en el siglo XX, aun no asumidas.
Constituye la tremenda paradoja de estas horas: quienes fuimos los primeros en enfrentar a este desconocido tipo de agresión asimétrica sorpresiva -a partir de los años ’60- nos encaminamos ahora a repetir los mismos errores, medio siglo después, como si no nos hubiese ocurrido nada.
El “relato” ha superado a la verdad. La “narrativa” se impuso a través de los medios y de la escuela (5). El pre-juicio domina a la realidad presente y la cobardía permanece ante la pseudo-revolución en retirada, herida pero no vencida.
La mayoría de nuestros vecinos ha reaccionado positivamente ante la evolución acelerada -al ingresar al siglo XXI- del fenómeno “socio-político” guerra. Nuestro país -su dirigencia-, contrariamente, permanece paralizado, confundido y en altísimo riesgo estratégico, frente a una situación que carece de tratamiento público e idóneo por los medios y en particular por parte de los responsables de la comunicación social referida a la Seguridad Nacional. “De eso no se habla”.
Mientras en el mundo desarrollado se vive una constante transformación doctrinaria y orgánica, acompañada por la multiplicación de los presupuestos de Seguridad Nacional, la Argentina permanece de espaldas a esa realidad y a necesidades indiscutibles que la condenan, irremediablemente, a nuevos fracasos (6), si no se recupera el Estado Institucional.
LA NATURALEZA DE LAS COSAS.
Los cambios sorpresivos de la naturaleza del fenómeno guerra, que han llegado con el avance del alto ritmo de evolución de la civilización humana y la creciente crisis cultural de Occidente, no han podido superar -entre nosotros- la explotación estratégica colusiva que nuestros enemigos triunfantes -en el plano político-estratégico- nos han impuesto -a través del Estado- de un elaborado “relato”. Es la homologación de la “purga” que los bolcheviques impusieron a los Oficiales del Zar en 1921, impulsada aquí por el Decreto 158/83, que continúa llevando a centenares de soldados y civiles argentinos a ser condenados ilegalmente con el Código Penal Ordinario, por haber combatido y triunfado en los combates de la guerra contrarrevolucionaria -1974/1989-.
Ambas maniobras -la jurídica y la comunicacional- han “trastocado” la victoria -en combate- de los argentinos e impidieron la creación de una nueva Política de Seguridad Nacional, fruto de la durísima experiencia reciente. Esta ha sido reemplazada por una perversa y falaz política de derechos humanos, unidireccionados.
Prueba de ésta paradójica situación -en las presentes circunstancias- es que a los Cadetes de los Institutos de Formación de nuestras FFAA, no se les puede citar la agresión terrorista-revolucionaria -1959/1989-, sino solamente al “terrorismo de Estado” -1976/1983- bajo supervisión de la UNDEF y por parte de profesores provenientes de “Franja Morada”. Y esto mientras en Azul el JEMGE, al rendir homenaje a los muertos en el ataque al cuartel, expresó todo lo contrario. ¿Puede edificarse sobre la ciénaga del “relato” la personalidad de los futuros oficiales de las FFAA argentinas? ¿Puede existir tanta incoherencia dentro de las Instituciones, en un momento en que se dice que se las recuperará?.
Las guerras en acto -en el mundo entero- siguen siendo fenómenos “lúdicos y agonales” (7) (8)-como en el pasado- pero su naturaleza ha variado. Son de otra “especie”, diría Clausewitz y ellos -los noveles oficiales- inevitablemente -si el Estado no cambia el rumbo- deberán enfrentarlas a su egreso y a lo largo de muchos años, pues no las prevemos y por eso, llegan. Estas nuevas guerras no tienen fácil ni rápida resolución. Nuestra juventud militar ¿será lanzada a combatir -nuevamente- sin previsiones estratégicas y “formados” en las falacias de la política de los derechos humanos?
¿PORQUÉ NECESITAMOS DETENERNOS HOY EN LA ÉTICA PROFESIONAL MILITAR?
Nuestros enemigos -hoy en colusión- en las guerras que peleamos recientemente encontraron -en las posguerras- una “debilidad” en nuestra apertura de la guerra contrarrevolucionaria. El PEN lo hizo por Decreto -que no envió al Congreso- y en él no dictó el concepto “ético – jurídico” que correspondía al empleo de las Fuerzas en el marco interno -la DENAC- (9) y la DEMIL (10). La Convención de Ginebra regula las guerras internacionales y en sus Protocolos II y III, trata la forma de encarar los conflictos armados internos.
Estas normas debieron ser homologadas en el Derecho Nacional, pero no se lo hizo. Esa fue la razón por la cual cada Cte. de Zona tuvo que reemplazar aquel vacío conceptual –de neta responsabilidad política– en la polvareda del combate y establecer sus propias reglas de empeñamiento táctico. Todos ellos se hicieron responsables, pública y oportunamente, de lo que ordenaron durante las operaciones. Éste aspecto ético-jurídico, que es central, ha sido desarrollado detalladamente por el Grl Jorge Apa Ferraro, en su libro “Al gran fraude argentino ¡Salud!” (11)
Aquella “debilidad”, convertida en “vulnerabilidad” por la aguda experiencia coludida de nuestros enemigos, fue explotada a través de una maniobra de pinzas, jurídica y comunicacional, que aun sigue en curso. Tuvo un punto de partida en el Decreto 158/83, complementado por la demonización de las FFAA a través de los medios de comunicación del Estado; desde el mismo Estado que abrió operaciones militares de “aniquilamiento” de modo “defectuoso”, desde el máximo nivel político.
Así las cosas y como consecuencia de éste “trastocamiento” de la victoria táctica frente al terrorismo-revolucionario, en derrota política y estratégica de los argentinos, el país ingresó en una acelerada decadencia que se encamina aun al “Estado fallido”. Sus graves consecuencias están a la vista y en lo que hace a las FFAA, además de su objetivo desarme unilateral y extrañamiento constitucional, se les quitó el fuero militar. Quedaron sin Código de Justicia Militar y de su correspondiente Reglamentación, como principal sustento de la disciplina y del mando militar. Sepamos que somos el único país de la región que sufre semejante despropósito, agravado por los dos “estados de guerra”, como fruto del trastocamiento.
El Jus in Bello -en la Argentina- ha quedado en manos absolutamente legas, como lo están demostrando, hasta el ridículo, los jueces y fiscales de los TTOOFF, en todo el país. Si se entrara en operaciones ¿qué actitud tomarán los futuros mandos operacionales? En sus cuarteles generales ¿estarán los jueces federales y fiscales que acompañen a las tropas de primera línea, para autorizar la apertura del fuego? Tengamos presente que estarán operando según el articulado del Código Penal ordinario y según los principios de la “legítima defensa”. Estos despropósitos, únicos en el mundo, no son solo ignorancia.
En realidad se los ha sancionado -para lograr el “control civil de los militares”- un Jus ad Bellum que, en línea con la legislación de Seguridad Nacional vigentes, niegan por ley la probabilidad de una guerra híbrida, interna. En consecuencia, es muy probable que esa guerra llegue y nuestra derrota está así asegurada, porque está prohibido preverla, por Ley. Como lo expresara Séneca: “Peor que la guerra, es tenerle miedo a la guerra” (13).
No terminan allí las consecuencias del “trastocamiento”. A las FFAA también se les ha quitado el Código de Honor Sanmartiniano y los Tribunales de Honor. Es decir, no solo se han destruido a las FFAA como Instituciones Constitucionales, sino que se ha destruido al SER militar, aquel al que se lo identificaba por su “Honor y su Valor”, y esto también está directamente relacionado con el objetivo de eliminar a las FFAA.
Se está hablando de “re-estructuración”, “reconversión”, “reconstrucción” de las FFAA. Hasta hoy no escuchamos una sola palabra dirigida a lo esencial: la recuperación de la autoestima militar, del espíritu militar, de las Instituciones Militares fundadas en su “Ética Profesional”. Napoleón lo decía en términos sencillos: “Una Fuerza no vale por el número de sus bayonetas, sino por el temple de sus corazones”. Y las burocracias carecen de corazones. ¿Hay alguna “idoneidad” polemológica o estratégica en el ámbito de las decisiones políticas pertinentes? Yo no la observo. Deben ser mis sensores de dinosaurio.
El prostibulario Zaffaroni y la Cte Hebe no están buscando solo la ingobernabilidad. Están anunciando que la pseudo-revolución está activa y que pronto “puede haber un accidente violento”. ¿Así le llama ahora el garantismo -“un accidente”- a un asalto revolucionario violento, que probablemente prevén junto a las mafias de la corrupción, como aliados ocasionales? Y qué hacen nuestros demócratas de cartón. Por lo menos deberían rasgarse las vestiduras, una vez más.
CITAS:
PrisioneroEnArgentina.com
Septiembre 6, 2018
LA GUERRA INTERNA
Escribe Carlos Españadero.
La literatura militar, se ha dedicado más frecuentemente a la “guerra internacional”, que ha permitido denominarla “guerra convencional” habida cuenta que se han escrito documentos internacionales que aspiran a reducir las nefastas consecuencias de la misma. A la vez, hay muchos trabajos de políticos y militares que la han estudiado, sea para hacerla mejor (para matar) o para hacerla más humana. También las naciones que han hecho de la guerra, un negocio más, han mejorado día a día la eficacia de las armas, con el criterio de hacerla más mortal para la mayor cantidad de personas, Eso sí, viendo de reducir el sufrimiento de los que mueren o los objetos culturales que son declarados “patrimonio de la humanidad”.
En vez, sobre la “guerra interna” no existe el mismo entusiasmo. Y esto va desde los políticos, hasta los militares.
En todos se manifiesta la preocupación de no igualar a la guerra convencional con la guerra interna.
Y este esfuerzo, se manifiesta en la preocupación de no identificar como enemigo al que lucha contra uno, “para no darle estado de beligerante”
En mi libro “El problema del terrorismo” explico mi posición sobre el “enemigo”. Expreso:
“Esto ocurre, porque en la guerra, no hay ninguna ley para combatir o para matar al enemigo. Las pocas que existen, se refieren a cuando el enemigo se rinde o para el tratamiento de heridos o con respecto a los muertos encontrados.”
“Lo que existe para los militares, son los reglamentos que indican como realizar las matanzas colectivas para llegar al aniquilamiento del enemigo.”
“Tampoco se habla de ningún juez, para juzgar a un enemigo. No es necesario. Al enemigo se lo mata y ahí queda.”
“Además, al enemigo se lo va a buscar para matarlo o para que se rinda. Si alcanza a rendirse antes que lo maten, no hay que someterlo a ningún juez, porque no cometió ningún delito. Sencillamente es enemigo.”
“No tendrá pena ni castigo. Va a un campo de concentración porque de alguna manera hay que tenerlo inoperante para la guerra.”
“Y aquí es necesario que hablemos de lo que es enemigo”.
“El enemigo es un ciudadano del país que combate contra nosotros. No es un delincuente. Por lo tanto, no hay ningún delito que ”
“No se lo mata como castigo, sino como ejercicio sistemático de la violencia. Humanamente puede ser más virtuoso que nosotros. Eso no está en cuestión.”
“Nadie le enseña a un militar que debe discutir las razones de la guerra, ni trate de convencerlo de la razón de su causa.”
“No se encuentran y toman el café con leche juntos. Porque si bien en la guerra lo usual es matar, es difícil matar sin odio, más cuando no se es un asesino.”
“Por lo tanto, al enemigo se lo odia, y la motivación más común son los propios muertos por un lado y la supuesta razón de nuestra causa. Los propios muertos, son un estímulo muy fuerte.”
“El compañero que convivió con uno las carencias de la guerra, sobrellevó las luchas a muerte, incluso muchas veces le salvó la vida; el compañero permanente, que reemplaza a la familia y a los seres queridos las 24 has. del día, que se ve morir horriblemente, muchas veces despanzurrado por los disparos; impulsa a apretar los dientes y buscar la venganza. ¡Y la venganza está en matar enemigos! A medida que la guerra avanza, el odio hace natural matar enemigos.”
“A la vez, el enemigo no tiene una entidad para toda la vida. Es mientras estén en guerra. “
“Cuando los Gobiernos acuerdan la paz, el militar se queda sin enemigo. No es fácil, dado que el odio almacenado durante la lucha queda sin destino.”
“Pero es ahí donde también la subordinación lo obliga. Ese enemigo que quizás un día antes de la paz, estaba dispuesto a matar, el día de la paz, debe estar en condiciones de abrazar.”
“Para lograr este artilugio emocional, en la historia se observa la educación bélica compatibilizada con la caballerosidad.”
“Los enemigos hasta ayer enfrentados a muerte, no impiden a unos detectar al caballero que se encuentra dentro de los otros.”
Y esto ¿qué tiene que ver con nuestro tema? Tiene y mucho. La tendencia en la guerra interna es no reconocer “enemigos”. Si se está en el bando gubernamental, los rebeldes son delincuentes. Si está en el bando rebelde, los gubernamentales son seres despreciables, mercenarios y crueles al servicio de algo presentado como deleznable, como la tiranía, el imperialismo, etc. etc.
Y ambos pueden tener razón. Pero esto se produce en el marco de un país que les es propio. Son combatientes del mismo país. El contenido emocional que proyecta produce la ruptura del frente interno de la nación. Y hoy los malabaristas de la palabra, la denominan “grieta”.
Lo curioso es que lo dicen asombrados. Todos siembran para profundizar la grieta, pero todos se quejan de que exista. Salvo en la verborrea de los que no saben nada de la guerra, los bandos en lucha no se llaman enemigos, se llaman delincuentes. Y esto es de nunca acabar. Porque como dije, los enemigos son circunstanciales, pero los delincuentes pueden ser permanentes.
Y entonces la “grieta” es para siempre.
Los europeos son más inteligentes que nosotros. Han proyectado el criterio de “enemigo” a los combatientes hasta el término de sus guerras internas. Y luego la paz, implico, aún a regañadientes que eran connacionales. Se dan cuenta que sino debilitan sus países.
Lamentablemente hay experiencias lamentables. Y el motivo es la influencia emotiva del marxismo
Hoy, en el siglo XXI, han quedado pocos rastros del pensamiento de Marx. Uno de ellos es la lucha de clases. El otro su internacionalismo.
Hablar de la lucha de clases, es tratar de polarizar a la población. La famosa tesis – antítesis, impone la división de un país en dos. Y esto es lo mismo que hablar de la grieta. Para peor, para el neo marxista no existe la síntesis, dado que él se ubica en una de las dos y solo supone el éxito de la suya. No hay una nueva situación. Es la imposición de su postura. Esto desdibuja la idea de la guerra. Ya no es una desgraciada circunstancia, es una agudización de la lucha y como tal un avance en la lucha de clases. Por otros medios
En esta postura, para el marxista, no basta tener el poder. Solo es aceptable el monopolio del poder. Y esto hace que la guerra siga “aunque haya terminado”. No en vano, Mao Tse Tung afirmó que “la paz es la prosecución de la guerra por otros medios”[1].
Por suerte, toda inspiración en el “materialismo dialéctico” tiene dos vulnerabilidades: Impone que nadie puede pensar distinto. Sino es de la clase opuesta (sea por ignorancia, maldad, o divergencia). Por lo tanto, dialogar es una mala palabra. Lo correcto es disputar. Gracias a esta manera irreductible de pensar y hacer, se pelea con los propios marxistas.
Esto se debe en principio, que su dialéctica no explica por donde pasa el eje separador de las clases. El método es intuitivo, no reflexivo. Entonces es frecuente que varios marxistas juntos se pelean fácilmente, acusándose mutuamente de servir al imperialismo. Es decir, para uno la lucha es proletarios y burgueses, ¿pero a quienes ponen en la bolsa? Uno de los “lumpen a los obreros industrializados” contra el resto. Otros a los “obreros contra los empresarios”, etc. etc. Esto ayuda a debilitarlos. Pero el problema que en cualquier clasificación que se busque, estamos los militares, los de la seguridad y peor si nos atrevimos a luchar contra ellos; como parte de la clase explotadora.
Digamos que “nos bancamos esta permanente preocupación”. Pero el problema es la población. Con gran habilidad han trasladado la lucha de clases a los problemas de la sociedad. Y una muletilla es, por ejemplo, el derecho de protestar. ¡Qué mejor que protestar, dado que es un derecho! Pero el arte es enfrentar. Alumnos contra maestros, obreros contra empresas, inseguridad contra policías, etc. Y se ha llegado al sumun, dado que, al asumir los problemas de género, lo encaran como la lucha de la mujer contra el hombre.
El producto es una sociedad enfrentada. Es el germen de la lucha de clases. Todos los días se abren grietas. Lo que pasa que de algunas ni nos damos cuenta.
Otro tema es su internacionalismo. Los marxistas son unidos a los extranjeros que piensan como ellos. No son amigos de todos los brasileños, o bolivianos, o cubanos o rusos. Lo son de los que piensan como ellos. El vínculo es casi superior al sentimiento de la nacionalidad.
Por lo tanto, la Patria pierde entidad. Su relación de “Patria” es el internacionalismo, es decir porciones de cada país, que piensan como ellos. Por lo tanto, en el poder, sus proyectos son confrontativos, o burladores del sistema legal. ¿Cómo se hace? Sacando leyes que niegan leyes fundamentales. Un ejemplo claro lo tenemos en la ley que establece que los desaparecidos de los 70, fueron 30.000. ¡Al diablo con la libertad de expresión! Es como el decreto 4161 de la revolución libertadora que prohibía el nombre de Perón.[2]
Bueno, ya es largo esto. Se la sigo en otra nota.
[1] ¡Pobre Carl von Clausewitz!
[2] Lo puede ver en Internet
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 14, 2017
¿SISTEMÁTICO?
Escribe Carlos Españadero.
La “juventud maravillosa” devenida hoy en “adultos mayores que no renuncian al poder”, no solo fueron capaces de asesinar, realizar secuestros extorsivos, robar bancos y armas a vigilantes solitarios, sino mostraron una poderosa facultad para dar vuelta las palabras.
Hay que reconocer que fueron buenos alumnos de sus maestros marxistas. Ya Marx demostró estas habilidades cuando le dio vuelta a la famosa triada de Hegel, terminando con la original conclusión que en realidad Hegel podía entender la dialéctica, cuando “patas para arriba” y apoyado sobre su cabeza como si fueran sus pies, quería aplicarla.
Incluso cuando Proudhon se permitió criticar a Marx, escribiendo “la filosofía de la miseria”, atentamente Marx escribió otro libro de respuesta titulado “La miseria de la filosofía”.
Pero sus sucesores no quedaron atrás de esta costumbre. Mao Tse Tung, mejoró la definición de von Clausewitz, cuando dijo que “la guerra es la prosecución de la paz por otros medios” y ocurrente mente la contrapuso a su definición “la paz es la prosecución de la guerra por otros medios” Y era muy acertada, porque para el líder chino, siempre se estaba en guerra.
No quedan a la zaga los sucesores europeos, pero dado que esto es una nota salto a “nuestros héroes, famélicos de poder”
Cuando su gesta, lanzaron a la palestra que eran guerrilleros. Y nuestros y aliados, así lo aceptaron. Claro olvidaban que en las convenciones de Ginebra los calificaba de “partisanos”. Y esto no era baladí. Porque estas normas internacionales sostenían que a los partisanos se los ultimaba en el lugar donde se encontraban. Ud. observará que con estos “enemigos” las palabras pesaban. Para peor en nuestro campo algunos prefirieron llamarlos “oponentes” en lugar de “enemigos”.
Y esto les permitió cambiar palabras y significados. A los asesinatos los llamaron “ajusticiamientos”, a los “robos”, “recuperaciones”, a los secuestros “justicia popular”, a los secuestros extorsivos, “expropiaciones”. Y llegaron tan bien que lograron incorporarlos al lenguaje de especialistas, que difundian con esa palabra los graves delitos que cometían para alcanzar sus objetivos terroristas.
Pero saltemos a la “post guerra”. Se volvieron locos, cuando escucharon incluso de su bando que desarrollaban una teoría de los “dos demonios”. Esto era inaceptable. El único demonio es el que luchó y obligó a morder el polvo de su derrota militar. Claro yo diría que sería la primera guerra donde solo hay un demonio o a lo más dos o un poco más. La guerra es en sí misma demoníaca. Es como si la lucha quedara en manos de innumerables demonios.
Pero en su astucia, percibieron que su epopeya cruenta no daría buenos dividendos, si materializaban su venganza con sus procedimientos terroristas. Entonces se buscó aniquilar gubernamentalmente a las FFAA y a las FFSS. por un lado y por el otro presentarse como los jóvenes heroicos que con altruismo jugaron su vida contra la dictadura (que yo llamo tiranía). Claro omitían que ellos venían asesinando desde 1970, y el gobierno militar ocupó el poder en 1976. Total ¡que son 6 años de crímenes impunes, sobre 12 que técnicamente duró la guerra!
Y ya en 1983, comenzaron a publicitar la palabra genocidio. No funcionaba bien. Hasta que el kichnerismo descubrió la palabra “lesa humanidad”.
Hoy convencieron, que los delitos de “lesa humanidad” definidos claramente en el “estatuto de Roma”, son de goma. Su razonamiento era que si ellos eran la juventud maravillosa que se jugó la vida desde 1976, todos los que lucharon contra ella, del modo que fuera, cometieron delitos de lesa humanidad. No tenían en cuenta los crímenes cometidos por ellos entre 1970 y 1976, que fueron desde magnicidios, a asesinatos a humildes vigilantes para robarle el arma a costa de la vida de éstos. Y tratando de hacer olvidar que la fuga de Rawson fue un hecho sin precedentes, en la historia del terrorismo, así como el ataque a cuarteles militares, o las bombas a organismos de seguridad como fue el caso de Seguridad Federal, del Ministerio de Defensa y la jefatura de Policía de la provincia de Buenos Aires.
Dado que mi intención es no hacer un extenso documento, daré algunos enunciados que permitan interpretar lo que afirmo. El estatuto de Roma en su artículo 7, establece, que son crimen de lesa humanidad, el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportación o traslado forzoso de población, encarcelación o privación grave de la libertad física, tortura, desaparición forzada de personas, el apartheid u otros actos inhumanos que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten contra la salud física o mental. Pero no es delito haber luchado en ese momento, en su puesto de combate, mientras simultáneamente otro integrante del propio bando cometía estos delitos.
Claro que los que lo escribieron, generalmente hombres de derecho, no se les ocurrió, que todos los efectivos cometían delitos de lesa humanidad por el solo hecho de haber combatido con los que no cumplían este Estatuto.
Y en esto no detallo la inaplicabilidad de leyes internacionales que en el momento no existían, sobre delitos que estaban prescriptos. Ni la irrazonable discusión sobre que el Gobierno era el único que cometía estos delitos., cuando no se afirma en estas leyes la exclusividad de las autorías, sino la alevosía de las acciones que incluso pueden ser vigentes para tiempos de paz.
Pero estos inspirados luchadores presionaron a los jueces con la idea que el hecho de haber pertenecido a la fuerza que los combatían, los hace imputables como delincuentes de lesa humanidad. Y para ello, basta comprobar que estaba incorporado a la fuerza cuestionada. Por lo tanto si Ud. integró una fuerza, por este solo hecho ha cometido delito de lesa humanidad. En una palabra, todos los que lucharon contra ellos, son delincuentes de lesa humanidad, aunque su puesto de combate fuera ser cocinero. No dude que es un planteo inteligente. Puede exterminar a toda un Ejército del cabo más joven al general más viejo. Todos son delincuentes de lesa humanidad. No necesita más prueba que el legajo personal. Y convencieron a la población que de existir esos delitos no están prescriptos, avasallando la Constitución Nacional.
Pero no es suficiente. Hoy descubrimos que el empleo de una fuerza militar, o policial comete un grave crimen si planifica las operaciones, acorde a los reglamentos y protocolos que correspondan.
Y esto me ocasionó un montón de dudas. No conozco operación en que intervenga una fuerza militar que no sea sistemáticamente planeada. Puede haber alguna, pero producto de la impericia del que está al mando.
¿Es deseable, que un jefe militar, que tiene subordinado personal, a los que lleva al combate, generalmente con riesgo de vida lo haga “alegremente”, sin preparar un plan en forma sistemática?
Y curiosamente he ido a ver el diccionario. ¿Qué es sistemático? Y he aquí lo que encontré:
1. Que sigue o se ajusta a un sistema metódico
2. Se refiere a la persona que actúa según un sistema metódico
Se dice de la persona que procede por principios.
p. ext.Conjunto de hechos, datos o métodos erigidos en sistema o que proceden de un sistema.[1]
que se ajusta a un conjunto organizado de reglas.
persona que desarrollauna acción de manera ordenada.
que se realiza de manera regularuna revisión sistemática del funcionamiento de sus máquinas.
Y puesto en estos términos, en lo que hace al Ejército, debo reconocer que las acciones, cuando no fueron por ataques sorpresivos de los terroristas, se prepararon en función de los reglamentos específicos que son las reglas, y mediante el trabajo sistemáticamente estudiado por los integrantes de las respectivas planas mayores y estados mayores de la fuerza considerada. En ese sentido surgen las tácticas y las estrategias.
Claro que me deja más tranquilo saber que dos legisladoras de la Nación considerarán delito el trabajo metódico y sistemático de una fuerza, para una operación contraterrorista.
En mi opinión es una confusión de las legisladoras entre los métodos y los fines. Pero si llegan a promulgar una ley de esta naturaleza, sería conveniente cerrar la Escuela Superior de Guerra y la Escuela de Inteligencia del Ejército Argentino. Todos irían presos. Total seremos espontáneamente creativos ante el enemigo. Y tendríamos que pensar en llevar a la Justicia a Belgrano y San Martín.
Otra opinión que me resultó interesante, es que la Justicia ha dictaminado que la guerra civil de los 70, no fue guerra civil, y a la vez, que ha dado su interpretación histórica de esta tragedia que asoló a nuestro país, como si fuera una condena inapelable.
Realmente me sorprende saber, que los jueces que han intervenido en el plan de exterminio de los Kirchner contra los hoy presos políticos; tengan profundos conocimientos sobre la metodología historiográfica para imponer a la nación la historia de ella en el momento de ese proceso. Hoy será delito no pensar como ellos. Y más me sorprende que quienes tuvieron carencia jurídica o carencia ética para juzgar acorde al derecho, nos deslumbren hoy, con una capacidad impensada en el campo de la historia.
[1] Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Carlos Españadero
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 14, 2017