Cesar Enciso – Prisionero en Argentina

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Por Claudio Kussman.

LOS MATAPRESOS Y LOS INDIFERENTES

Con fecha agosto 06 de 2019, tomamos conocimiento que en la Unidad Penitenciaria Federal 31 de Ezeiza, había un prisionero de 68 años de edad que, afectado por el cáncer, estaba agonizando en su celda, sin atención médica. Ese mismo día, FABIAN KUSSMAN, desde la ciudad de Orlando, Florida, EEUU, por vía telefónica logró entrevistarlo, constatando la veracidad de la información que nos daban. En este caso la victima de semejante aberración era un ex agente de la SIDE, alojado en el pabellón 6 de dicha unidad penitenciaria, imputado por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, llamado CESAR ENCISO. Su caso, como el de muchos otros, demostraba la falsedad y las mentiras que se pregonan sobre derechos humanos en Argentina. Al día siguiente de publicarse sus palabras, ENCISO fue trasladado para su muy tardío e inútil tratamiento a un hospital público de la localidad de Quilmes. Allí, falleció el 04 de septiembre, 29 días después de ser entrevistado. Le faltaban 09 días para cumplir los 69 años de edad. Desgraciadamente estos hechos criminales son silenciados tanto por los políticos, los medios de comunicación y la misma iglesia, lo cual le brinda impunidad a los miembros del poder judicial cuando actúan como eficientes verdugos nuestros. Por supuesto también le son de gran ayuda el silencio cómplice del resto de los prisioneros, los familiares de la víctima y los médicos que no cumplen con su juramento hipocrático, a cambio de un sucio y magro sueldo mensual. Ahora bien, esos mismos miembros del poder judicial u otros, como ellos, enérgicamente se oponen a las grabaciones subrepticias (este no es el caso de ser una de ellas), porque “es una conducta que menoscaba la buena fe procesal y decoro que debe guardarse durante el proceso penal”. Ver y palpar tanta hipócrita iniquidad e impunidad por parte de quienes imparte “Justicia” y de todos en general, realmente produce náuseas. Como insignificante e inútil consuelo espero que el destino dé a cada uno de nuestros depredadores lo que realmente se merecen. Mientras tanto no dejo de preguntarme: ¿Si hechos como el de ENCISO, le hubiera ocurrido a un miembro de las organizaciones radicalizadas, que “a donde vayamos nos irán a buscar”, qué hubiera pasado?…La respuesta es muy obvia, por supuesto.