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  Por John Porcari.

El compartimento de la tripulación del transbordador espacial Challenger tenía un contenido extremadamente inquietante cuando la Marina de los EE. UU. finalmente lo recuperó del océano.

El trágico destino de la tripulación del transbordador espacial Challenger sigue siendo un recuerdo inquietante para muchos.

Cuando la Armada de los EE. UU. finalmente recuperó el compartimiento de la tripulación del océano, su contenido era realmente extremadamente inquietante.

Uno de los descubrimientos más impactantes fue que los restos de los miembros de la tripulación todavía estaban sentados en sus sillas, con los cinturones de seguridad aún abrochados, un testimonio espantoso de la naturaleza repentina y catastrófica del desastre.

La investigación reveló que el compartimento de la tripulación había permanecido notablemente intacto, a pesar de las intensas fuerzas generadas por la explosión.

Esto se debió en parte al diseño robusto del compartimento, que era capaz de soportar presiones intensas y temperaturas extremas.

Después del desastre, el compartimiento de la tripulación estuvo sujeto a una serie de fuerzas intensas, que incluyeron desaceleración extrema, ondas de choque masivas y calor intenso generado por la explosión.

La investigación posterior al accidente también reveló que la tripulación probablemente había sobrevivido a la explosión inicial, pero sucumbió a las condiciones extremas durante la posterior caída libre hacia el océano.

Esto era evidente por el hecho de que los miembros de la tripulación todavía estaban atados a sus asientos, y algunos incluso todavía tenían sus cascos puestos, lo que indica que no habían perdido el conocimiento de inmediato.

La recuperación del compartimiento de la tripulación fue una operación compleja y desafiante, que involucró a un equipo de buzos e ingenieros que trabajaron incansablemente para localizar y recuperar los restos.

La operación se hizo aún más difícil por el hecho de que los escombros estaban esparcidos en una amplia zona, y algunos pedazos se hundieron a profundidades de más de 12.000 pies.

Uno de los aspectos más conmovedores de la operación de recuperación fue el descubrimiento de objetos personales pertenecientes a la tripulación, entre ellos un juego de llaves, una calculadora y un reproductor de CD, que sirvieron como un inquietante recordatorio de las vidas humanas perdidas en la tragedia.

El estado intacto del compartimento de la tripulación también planteó importantes cuestiones sobre el diseño y las características de seguridad del programa del transbordador espacial, lo que provocó cambios significativos en los años siguientes.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 8, 2024