Se dice que quien dice la verdad necesita un caballo veloz.
El año pasado, por ejemplo, un empleado de alto rango de una compañía alemana de seguros de salud públicos fue despedido por revelar las cifras de lesiones por negligencia médica.
Hoy en día, el ministro de salud reconoce estos daños, pero el exempleado no ha sido reincorporado.
A veces las cosas suceden de otra manera, pero no a menudo.
Era 1986.
Boisjoly
El transbordador espacial Challenger se estrelló tan solo 73 segundos después de su despegue. Cinco astronautas de la NASA y dos especialistas en carga útil murieron en el accidente.
Considerando la magnitud del accidente, este desastre representó un gran revés para la exploración espacial estadounidense.
Investigaciones posteriores determinaron que la causa del accidente fue un fallo mecánico en una junta tórica de uno de los propulsores de combustible sólido.
Un ingeniero llamado Roger Boisjoly había anticipado este mismo problema casi seis meses antes.
Había enviado un memorando al vicepresidente de Morton Thiokol, la empresa que fabricaba los propulsores sólidos para cohetes.
El memorando de Roger no solo no se tomó en serio.
Incluso fue despedido tras revelar el asunto al comité de investigación presidencial tras el desastre.
Sin embargo, Roger recibió posteriormente el Premio AAAS a la Libertad y Responsabilidad Científica como muestra de su valentía al exponer la verdad.
Vivimos en una época en la que muchas verdades salen a la luz y en la que necesitamos muchísimos caballos veloces.
Es una época en la que la verdad es más impopular que nunca.
El compartimento de la tripulación del transbordador espacial Challenger tenía un contenido extremadamente inquietante cuando la Marina de los EE. UU. finalmente lo recuperó del océano.
El trágico destino de la tripulación del transbordador espacial Challenger sigue siendo un recuerdo inquietante para muchos.
Cuando la Armada de los EE. UU. finalmente recuperó el compartimiento de la tripulación del océano, su contenido era realmente extremadamente inquietante.
Uno de los descubrimientos más impactantes fue que los restos de los miembros de la tripulación todavía estaban sentados en sus sillas, con los cinturones de seguridad aún abrochados, un testimonio espantoso de la naturaleza repentina y catastrófica del desastre.
La investigación reveló que el compartimento de la tripulación había permanecido notablemente intacto, a pesar de las intensas fuerzas generadas por la explosión.
Esto se debió en parte al diseño robusto del compartimento, que era capaz de soportar presiones intensas y temperaturas extremas.
Después del desastre, el compartimiento de la tripulación estuvo sujeto a una serie de fuerzas intensas, que incluyeron desaceleración extrema, ondas de choque masivas y calor intenso generado por la explosión.
La investigación posterior al accidente también reveló que la tripulación probablemente había sobrevivido a la explosión inicial, pero sucumbió a las condiciones extremas durante la posterior caída libre hacia el océano.
Esto era evidente por el hecho de que los miembros de la tripulación todavía estaban atados a sus asientos, y algunos incluso todavía tenían sus cascos puestos, lo que indica que no habían perdido el conocimiento de inmediato.
La recuperación del compartimiento de la tripulación fue una operación compleja y desafiante, que involucró a un equipo de buzos e ingenieros que trabajaron incansablemente para localizar y recuperar los restos.
La operación se hizo aún más difícil por el hecho de que los escombros estaban esparcidos en una amplia zona, y algunos pedazos se hundieron a profundidades de más de 12.000 pies.
Uno de los aspectos más conmovedores de la operación de recuperación fue el descubrimiento de objetos personales pertenecientes a la tripulación, entre ellos un juego de llaves, una calculadora y un reproductor de CD, que sirvieron como un inquietante recordatorio de las vidas humanas perdidas en la tragedia.
El estado intacto del compartimento de la tripulación también planteó importantes cuestiones sobre el diseño y las características de seguridad del programa del transbordador espacial, lo que provocó cambios significativos en los años siguientes.
Verdades incómodas
♦
Se dice que quien dice la verdad necesita un caballo veloz.
El año pasado, por ejemplo, un empleado de alto rango de una compañía alemana de seguros de salud públicos fue despedido por revelar las cifras de lesiones por negligencia médica.
Hoy en día, el ministro de salud reconoce estos daños, pero el exempleado no ha sido reincorporado.
A veces las cosas suceden de otra manera, pero no a menudo.
Era 1986.
El transbordador espacial Challenger se estrelló tan solo 73 segundos después de su despegue. Cinco astronautas de la NASA y dos especialistas en carga útil murieron en el accidente.
Considerando la magnitud del accidente, este desastre representó un gran revés para la exploración espacial estadounidense.
Investigaciones posteriores determinaron que la causa del accidente fue un fallo mecánico en una junta tórica de uno de los propulsores de combustible sólido.
Un ingeniero llamado Roger Boisjoly había anticipado este mismo problema casi seis meses antes.
Había enviado un memorando al vicepresidente de Morton Thiokol, la empresa que fabricaba los propulsores sólidos para cohetes.
El memorando de Roger no solo no se tomó en serio.
Incluso fue despedido tras revelar el asunto al comité de investigación presidencial tras el desastre.
Sin embargo, Roger recibió posteriormente el Premio AAAS a la Libertad y Responsabilidad Científica como muestra de su valentía al exponer la verdad.
Vivimos en una época en la que muchas verdades salen a la luz y en la que necesitamos muchísimos caballos veloces.
Es una época en la que la verdad es más impopular que nunca.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 16, 2025
Despues de la explosión
○
El compartimento de la tripulación del transbordador espacial Challenger tenía un contenido extremadamente inquietante cuando la Marina de los EE. UU. finalmente lo recuperó del océano.
El trágico destino de la tripulación del transbordador espacial Challenger sigue siendo un recuerdo inquietante para muchos.
Cuando la Armada de los EE. UU. finalmente recuperó el compartimiento de la tripulación del océano, su contenido era realmente extremadamente inquietante.
Uno de los descubrimientos más impactantes fue que los restos de los miembros de la tripulación todavía estaban sentados en sus sillas, con los cinturones de seguridad aún abrochados, un testimonio espantoso de la naturaleza repentina y catastrófica del desastre.
La investigación reveló que el compartimento de la tripulación había permanecido notablemente intacto, a pesar de las intensas fuerzas generadas por la explosión.
Esto se debió en parte al diseño robusto del compartimento, que era capaz de soportar presiones intensas y temperaturas extremas.
Después del desastre, el compartimiento de la tripulación estuvo sujeto a una serie de fuerzas intensas, que incluyeron desaceleración extrema, ondas de choque masivas y calor intenso generado por la explosión.
La investigación posterior al accidente también reveló que la tripulación probablemente había sobrevivido a la explosión inicial, pero sucumbió a las condiciones extremas durante la posterior caída libre hacia el océano.
Esto era evidente por el hecho de que los miembros de la tripulación todavía estaban atados a sus asientos, y algunos incluso todavía tenían sus cascos puestos, lo que indica que no habían perdido el conocimiento de inmediato.
La recuperación del compartimiento de la tripulación fue una operación compleja y desafiante, que involucró a un equipo de buzos e ingenieros que trabajaron incansablemente para localizar y recuperar los restos.
La operación se hizo aún más difícil por el hecho de que los escombros estaban esparcidos en una amplia zona, y algunos pedazos se hundieron a profundidades de más de 12.000 pies.
Uno de los aspectos más conmovedores de la operación de recuperación fue el descubrimiento de objetos personales pertenecientes a la tripulación, entre ellos un juego de llaves, una calculadora y un reproductor de CD, que sirvieron como un inquietante recordatorio de las vidas humanas perdidas en la tragedia.
El estado intacto del compartimento de la tripulación también planteó importantes cuestiones sobre el diseño y las características de seguridad del programa del transbordador espacial, lo que provocó cambios significativos en los años siguientes.
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 8, 2024