Quizás la parte más ilustrativa en torno a Carlos Sfulcini quedó fuera de la charla, y porque ya cuando nos despedía de su casa se le ocurrió decirnos: “¿Quieren conocer mi otro perfil?”. Entonces nos dirigió a la terraza de su edificio, un lugar poblado por aproximadamente unas… ¡400 plantas!, todas traídas por él mismo. Un verdadero jardín botánico. Hay allí desde cipreses a palmeras iraquíes (“de Babilonia”, aclara); desde pasionarias, baobabs y pinos del Himalaya a datileras egipcias, cactus de todos los colores y, posiblemente, hasta especies aún no categorizadas por la biología. “Esta palmerita”, dice, con curiosa afectación, “nació en mi celda”. Con seguridad, cuando el señor Sfulcini está a solas con sus plantas… debe hablarles y hacerles mimos.
“Es lo que quedó después de los 6 años de prisión”, dice. “Mi señora no daba abasto para cuidarlas a todas. Muchas tuvo que regalar y otras muchas no sobrevivieron”. ¡Menos mal…! Que si fuera de otro modo, habría hasta algas del polo Ártico.
De hecho, si Carlos Sfulcini no hubiera estado detenido ilegalmente en Marcos Paz, en condición de Preso Político, no sólo su terraza se vería más frondosa todavía, sino que aún sería profesor de Derecho en la Universidad Abierta Interamericana y la cuestión de los años setenta sería acaso un resabio más de los tantos que deja la vida. Pero a él, como a otros dos mil Presos Políticos Argentinos, el destino le impuso una última misión.
“Estando preso la vida es más sencilla, y uno puede mirar para dentro y crecer interiormente”, dice, y en otra parte agrega que “si uno no lo toma de esa manera, terminal mal”. Según nos cuenta, él no guarda “resentimientos por haber estado preso. Ha sido un puente por el que tuve que cruzar”.
Y vaya que lo ha cruzado, a diferencia de todos aquellos que aún – después de tantos años de infamia – le siguen endilgando el ya inútil e infantil mote de “genocida” o “represor”. De los veinte años que, en un principio, recibió como condena en función de toda esa parodia abstrusa de los “jóvenes idealistas”, debió cumplir sólo seis. Es decir, luego de seis años – y gracias al excelente trabajo del doctor Gonzalo Miño – resulta que la Justicia finalmente entendió que Carlos Sfulcini no podía ser responsable de nada de todo lo que le acusaban, de modo que su condena se redujo al tiempo que prácticamente ya llevaba preso.
Hoy Carlos Sfulcini podría ser un ciudadano más, común y corriente, cuya única particularidad podría ser el amor desmesurado hacia sus plantas. Pero el destino y los seis años de encierro le signaron una tarea más, un deber y una renovada esperanza de justicia y paz entre todos los argentinos.
DAVID REY: ¿Por qué ha estado usted en prisión y por qué ha sido usted un Preso Político?
CARLOS SFULCINI: Estuve en prisión porque me condenaron, pasé por un juicio que podríamos considerar injusto porque no se atiene a las normas constitucionales. Eso desde el punto de vista formal. Desde el punto de vista concreto, hubo una falsa acusación de un solo testigo y eso valió para que entendieran que uno es culpable.
A mí me acusaban de haber participado en el secuestro, tortura y desaparición física de un dirigente del Partido Comunista llamado “Tito” Messiez.
David Rey y su pelea por la verdad choca contra los grandes muros de la hipocresía. El periodista recorrió el camino de recoger testimonios de una más que considerable cantidad presos políticos abandonados en las cárceles argentinas y emprende su lucha desde un lugar muy difícil, lleno de trabas y alterado por una ideología enfrentada que repite el mismo discurso sin evidencias. Rey, luego de ver y escuchar con sus sentidos bien despiertos arremete contra Martín Balza y su política del “yo no fui… yo no estuve” tan famosa y presente en los labios del militar. Sobre todo, embiste y toma posición ante las opiniones del controvertido militar y las tan distantes del prisionero de guerra Juan Giovarruscio.
David Rey, en lo que el titula Caradura Humanista, declara:
“Qué cara rota que es el General Balza, por favor… Acaba de publicar un artículo en Infobae hablando sobre “Derechos Humanos”.
Balza, ¿y qué hay de los Derechos Humanos que no mencionás, es decir, los de tus camaradas del Ejército que cumplen ilegal presidio en condición de PRESOS POLÍTICOS?
Tus propios camaradas, los que están vivos, los que murieron defendiendo esta Patria y los que hoy penan ilegalmente en cárceles comunes, ¿no tienen Derechos Humanos?
Por qué antes de hablar estupideces no leés la carta que te escribió hace un tiempo atrás el Suboficial Mayor Juan Giovarruscio y que jamás tuviste el compañerismo, la educación y el valor de responder (subscribo carta en artículo subyacente).
Ah, y ya que estás… también podés leer los “cariñosos” mensajes que te deja la gente después del artículo.
Estimado Balza… pocas veces una hipocresía tan insoportable como la suya. Personas como usted han ensuciado el Ejército del General José de San Martín, y eso es algo que usted sabe muy bien que no tiene perdón.
Generalmente, respecto de la cuestión “Juicios de Lesa Humanidad”, suelen oírse reproches hacia el presidente de la Nación, hacia los políticos en general y hacia los diversos organismos de Derechos Humanos, todos ellos cómplices (tanto por acción u omisión) del actual orden de cosas. Pero prácticamente nunca se ha generado un cuestionamiento al curioso silencio nada menos que de los actuales generales de las distintas armas del Ejército Nacional. Por este motivo cobra especial relevancia la carta que a ellos dirige el Suboficial Mayor (R) Juan Armando Giovarruscio. Sabrá el lector digerir e interpretar las duras expresiones que siguen a continuación y que, aunque pocas veces han sido pronunciadas, seguramente reflejarán el sentir de miles de familias argentinas.
Escribe: Juan Armando Giovarruscio
Señores
Generales de la Nación Argentina
De mi mayor consideración:
En mi calidad de Suboficial Mayor Retirado del Arma de Infantería, prisionero del estado argentino, detenido ilegítimamente, procesado, con ya casi cuatro años de prisión preventiva, me nace la inquietud de hacerles llegar estas líneas.
Me dirijo a todos los Generales en actividad tras haberlo hecho en su momento y en particular con los señores Jefes de Estado Mayor Gral. César Milani y Luis Cúndom, sin haber obtenido ninguna respuesta. ¿Por qué será así?
Particularmente, a mí se me acusa de haber violado, siendo suboficial – sargento – los derechos humanos hace 38 años. Todo esto… sin absolutamente ninguna prueba.
David Rey entrevista a Carlos Sfulcini
Escribe David Rey.
Quizás la parte más ilustrativa en torno a Carlos Sfulcini quedó fuera de la charla, y porque ya cuando nos despedía de su casa se le ocurrió decirnos: “¿Quieren conocer mi otro perfil?”. Entonces nos dirigió a la terraza de su edificio, un lugar poblado por aproximadamente unas… ¡400 plantas!, todas traídas por él mismo. Un verdadero jardín botánico. Hay allí desde cipreses a palmeras iraquíes (“de Babilonia”, aclara); desde pasionarias, baobabs y pinos del Himalaya a datileras egipcias, cactus de todos los colores y, posiblemente, hasta especies aún no categorizadas por la biología. “Esta palmerita”, dice, con curiosa afectación, “nació en mi celda”. Con seguridad, cuando el señor Sfulcini está a solas con sus plantas… debe hablarles y hacerles mimos.
“Es lo que quedó después de los 6 años de prisión”, dice. “Mi señora no daba abasto para cuidarlas a todas. Muchas tuvo que regalar y otras muchas no sobrevivieron”. ¡Menos mal…! Que si fuera de otro modo, habría hasta algas del polo Ártico.
De hecho, si Carlos Sfulcini no hubiera estado detenido ilegalmente en Marcos Paz, en condición de Preso Político, no sólo su terraza se vería más frondosa todavía, sino que aún sería profesor de Derecho en la Universidad Abierta Interamericana y la cuestión de los años setenta sería acaso un resabio más de los tantos que deja la vida. Pero a él, como a otros dos mil Presos Políticos Argentinos, el destino le impuso una última misión.
“Estando preso la vida es más sencilla, y uno puede mirar para dentro y crecer interiormente”, dice, y en otra parte agrega que “si uno no lo toma de esa manera, terminal mal”. Según nos cuenta, él no guarda “resentimientos por haber estado preso. Ha sido un puente por el que tuve que cruzar”.
Y vaya que lo ha cruzado, a diferencia de todos aquellos que aún – después de tantos años de infamia – le siguen endilgando el ya inútil e infantil mote de “genocida” o “represor”. De los veinte años que, en un principio, recibió como condena en función de toda esa parodia abstrusa de los “jóvenes idealistas”, debió cumplir sólo seis. Es decir, luego de seis años – y gracias al excelente trabajo del doctor Gonzalo Miño – resulta que la Justicia finalmente entendió que Carlos Sfulcini no podía ser responsable de nada de todo lo que le acusaban, de modo que su condena se redujo al tiempo que prácticamente ya llevaba preso.
Hoy Carlos Sfulcini podría ser un ciudadano más, común y corriente, cuya única particularidad podría ser el amor desmesurado hacia sus plantas. Pero el destino y los seis años de encierro le signaron una tarea más, un deber y una renovada esperanza de justicia y paz entre todos los argentinos.
DAVID REY: ¿Por qué ha estado usted en prisión y por qué ha sido usted un Preso Político?
CARLOS SFULCINI: Estuve en prisión porque me condenaron, pasé por un juicio que podríamos considerar injusto porque no se atiene a las normas constitucionales. Eso desde el punto de vista formal. Desde el punto de vista concreto, hubo una falsa acusación de un solo testigo y eso valió para que entendieran que uno es culpable.
A mí me acusaban de haber participado en el secuestro, tortura y desaparición física de un dirigente del Partido Comunista llamado “Tito” Messiez.
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PrisioneroEnArgentina.com
Enero 22, 2017
Un día de Furia: David Rey y el General Balza
David Rey y su pelea por la verdad choca contra los grandes muros de la hipocresía. El periodista recorrió el camino de recoger testimonios de una más que considerable cantidad presos políticos abandonados en las cárceles argentinas y emprende su lucha desde un lugar muy difícil, lleno de trabas y alterado por una ideología enfrentada que repite el mismo discurso sin evidencias. Rey, luego de ver y escuchar con sus sentidos bien despiertos arremete contra Martín Balza y su política del “yo no fui… yo no estuve” tan famosa y presente en los labios del militar. Sobre todo, embiste y toma posición ante las opiniones del controvertido militar y las tan distantes del prisionero de guerra Juan Giovarruscio.
David Rey, en lo que el titula Caradura Humanista, declara:
Fabian Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 10, 2016
“Nos entregaron al enemigo”, la tremenda carta de un militar a los Generales argentinos
Juan Giovarruscio en DavidRey.com.ar
Generalmente, respecto de la cuestión “Juicios de Lesa Humanidad”, suelen oírse reproches hacia el presidente de la Nación, hacia los políticos en general y hacia los diversos organismos de Derechos Humanos, todos ellos cómplices (tanto por acción u omisión) del actual orden de cosas. Pero prácticamente nunca se ha generado un cuestionamiento al curioso silencio nada menos que de los actuales generales de las distintas armas del Ejército Nacional. Por este motivo cobra especial relevancia la carta que a ellos dirige el Suboficial Mayor (R) Juan Armando Giovarruscio. Sabrá el lector digerir e interpretar las duras expresiones que siguen a continuación y que, aunque pocas veces han sido pronunciadas, seguramente reflejarán el sentir de miles de familias argentinas.
Escribe: Juan Armando Giovarruscio
Señores
Generales de la Nación Argentina
De mi mayor consideración:
En mi calidad de Suboficial Mayor Retirado del Arma de Infantería, prisionero del estado argentino, detenido ilegítimamente, procesado, con ya casi cuatro años de prisión preventiva, me nace la inquietud de hacerles llegar estas líneas.
Me dirijo a todos los Generales en actividad tras haberlo hecho en su momento y en particular con los señores Jefes de Estado Mayor Gral. César Milani y Luis Cúndom, sin haber obtenido ninguna respuesta. ¿Por qué será así?
Particularmente, a mí se me acusa de haber violado, siendo suboficial – sargento – los derechos humanos hace 38 años. Todo esto… sin absolutamente ninguna prueba.
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PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 1, 2016