¿SE REPETIRA LA HISTORIA CON LAS FFAA?

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  Por Dr. Gonzalo P. Miño.

Parece que el gobierno tiene la firme idea de avanzar con el proyecto de incluir a las Fuerzas Armadas en tareas de apoyo para la lucha contra el narcotráfico y habilitarlas para combatir eventuales acciones terroristas que puedan darse en el país.

Aún no está claro si ello se hará por decreto o por Ley.  Por ahora solo se sabe que tanto el Ministerio de Defensa como el de Seguridad, están trabajando en el citado proyecto.

Ante esta cierta posibilidad, quien escribe adelanta, que no se está de acuerdo en el empleo de las Fuerzas Armadas para el combate del narcotráfico, ni aún en calidad de apoyo. No están ni entrenadas ni preparadas para ello. Tampoco es la misión que deben tener. Ello es un tema de las fuerzas de seguridad y en especial las federales. Más aún, lo que en realidad se debería hacer es crear una fuerza especial, dentro de las fuerzas de seguridad, destinadas exclusivamente al combate contra el narcotráfico, habilitándolas incluso a hacer inteligencia sobre los grupos narcos y con un presupuesto acorde para tal fin. Además, se deberían crear Unidades Fiscales especializadas en narcotráfico, que se ocupen únicamente de investigar este delito.

Sin mencionar obvio, que se debe establecer como política de estado que los jueces federales investiguen y condenen debidamente a los grupos narcos, sus ramificaciones empresariales y políticas, y se dejen de joder ya con los hechos que ocurrieron hace ya casi 50 años y que a nadie le importa.

Con respecto a incluir a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo, lo que en principio nos parece adecuado, no puede evitarse pensar si no se estará repitiendo la historia reciente.

En los años 70, un gobierno constitucional, totalmente sobrepasado por el demencial ataque terrorista que sufría nuestro país, ordenó la intervención de las Fuerzas Armadas para conjurar el mismo. Lo hizo con varios decretos y con la anuencia de la mayoría del arco político y de casi toda la sociedad. 50 años después, quienes cumplieron eficazmente esa orden, terminaron presos y condenados. Ese mismo arco político que apoyó la lucha contra el terrorismo hoy condena a quienes lo hicieron y la sociedad que los aplaudió ayer, hoy se muestra indiferente.

Al respecto el Ministro de Defensa ha dicho: “Es un absurdo que ante un ataque de un grupo terrorista como ocurrió en Israel con Hamas los militares no puedan actuar”. Le asiste razón al Señor Ministro, pero debe entender que el problema no es legal sino cultural.

Hasta que no se cambie el paradigma cultural que impusieron las organizaciones de derechos humanos por veinte años y que gran parte de la sociedad aceptó mansamente, de que todo lo que lleve uniforme es malo, que siempre lo serán y que hagan lo que hagan serán eternamente represores, no se podrá avanzar en un proyecto de tal naturaleza.

No olvidemos que para muchos el terrorismo es algo que solo sucede solamente en Medio Oriente. A su vez, para para los sectores de izquierda, a lo que es terrorismo, lo llaman “jóvenes idealistas”, “luchadores populares”, “organizaciones sociales” o “grupos autóctonos”; al punto que lo reivindican; como hacen con el grupo Hamas, llegando a decir que el Estado de Israel y que por el solo hecho de defenderse de ellos comete el delito de genocidio. Mientras que para una gran parte del periodismo –que dice lo políticamente correcto- se lo debe combatir, pero sin represión. Este extravagante razonamiento lo sufren hoy las fuerzas policíales y de seguridad, que por solo “mirar feo” a alguien, ni hablar si es un delincuente o un manifestante agrediendo o tirando piedras, ya es una “brutal represión”.  

Reiteramos el cambio es cultural no tanto legal. Como dijimos en la columna de la semana pasada; resulta absurdo que se hagan homenajes a quienes heroicamente defendieron las unidades militares de ataques terroristas en el pasado y al mismo tiempo se calle que por esas mismas acciones heroicas, esos uniformados, sean infamemente condenados en delirantes juicios penales. 

Primero hay que reivindicar a las Fuerzas Armadas, saldar su pasado y equiparlas debidamente para que eventualmente puedan defender la soberanía de la Patria. Después desratizar -como dijo el ex Fiscal General Moldes- el Poder Judicial de la Nación y agregamos el Ministerio Publico Fiscal, sobre todo de militantes y miembros de la perversa Justicia Legitima. Para luego si, sancionar una batería de leyes (Congreso Nacional por medio) que las habilite a la lucha contra el terrorismo, salvo conducto legal incluido, como es en cualquier parte del mundo. Primero las medias y después los zapatos. 

Porque es lógico que cualquier oficial en actividad, de cualquiera de las tres fuerzas armadas, piense diez veces antes de actuar -en caso de que se lo requiera ante un ataque terrorista-, sabiendo lo que le pasó a sus camaradas, con el serio temor de que en algunos años termine preso por cometer delitos de lesa humanidad. No es un dato menor que muchos de esos oficiales en actividad tienen un padre, un tío o un abuelo preso por haber hecho lo mismo en los años 70. O peor, lo vio morirse en una prisión por ese motivo.

Resulta un disparate que se piense en hacer intervenir a las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico, cuando quienes lo hicieron en la década del 70 son sometidos a infames juicios y condenados a la pena más alta.  ¿Qué seguridad o respaldo jurídico tendrá el soldado que hoy o mañana que sea llamado a esa misión? 

La sociedad, pero sobre todo los Altos Mandos militares deberían pensar y reflexionar en ello.

Como digo el poeta y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana “quien olvida su historia está condenado a repetirla”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 4, 2024


 

 

JUICIOS DE LESA: LOS JUECES Y EL FUTURO

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  Por Dr. Gonzalo Miño.

Todavía una parte de la sociedad no pudo salir de la inmovilidad que le produjo, primero el “sopapo” electoral que le pegó el peluca liberal al oficialismo en el balotaje, y ahora el “terrible trompazo al estómago” que les significa su asunción como Presidente de la Nación con mucha gente en la calle vitoreándolo. En ese trance están sumidos los organismos de derechos humanos, la izquierda, el kirchnerismo, los líderes piqueteros, incluidos muchos jueces del fuero federal.

Bullrich
Villarruel

Siempre dijimos desde esta columna que el Poder Judicial tenía un poder de anticipación a prueba de todo. Con meses de antelación, sabían ciertamente lo que ocurriría en el país. Sin embargo, esta vez el olfato les falló, como se dice vulgarmente, se les chingó el gps.

La enorme mayoría de los togados federales apostaron al triunfo del ya ex Ministro de Economía de la Nación. Estaban convencidos de su victoria y que se mantendría el “status quo judicial” que reinó por décadas. Ni en sus peores pesadillas advirtieron que la formula libertaria conseguiría regir los destino del país y encima con la contundencia electoral con la que arriba. Jamás tan siquiera imaginaron que la hija de un militar veterano de guerra de Las Malvinas y férrea defensora de las víctimas del terrorismo que asoló nuestro país, llegara a ocupar el cargo de Vicepresidente de la Nación o que la ex Ministra de Seguridad de la Nación del gobierno macrista llegaría nuevamente a ocupar ese cargo, esta vez con más fuerza y más experiencia. 

Dicen los que saben, que un helado sudor llegó a correr en algunos despachos tribunalicios. Hasta se atreven esas mismas fuentes a señalar que, algunos comenzaron a reflexionar críticamente: “así como metimos en cana y condenamos a jueces que actuaron en la época del gobierno militar… ahora nos tocara a nosotros…”. Como confiesan esas mismas fuentes: “la realidad los agarró con los pantalones bajos”.

 Justamente, aunque nadie del gobierno que acaba de asumir habló una sola palabra sobre este tema, es su propio accionar los conduce a esa conclusión. Se cansaron de prorrogar prisiones preventivas por más de 11, 12 o hasta 16 años sin juicio previo; encarcelaron enfermos ancianos de 70 y 80 años en una cárcel común negándoles la posibilidad de la detención domiciliaria; abrieron causas sobre la base de la mórbida imaginación de los fiscales (a los que saben militantes y nunca les pusieron limite) y hasta condenaron a prisiones perpetuas sin prueba alguna.

Milei

No pasó desapercibido la frase del nuevo Presidente de la Nación en su discurso de asunción:  “No es casualidad que esta inauguración presidencial ocurra durante la fiesta de Hanukkah, la fiesta de la luz, ya que la misma celebra la verdadera esencia de la libertad. La guerra de los macabeos es el símbolo del triunfo de los débiles por sobre los poderosos, de los pocos por sobre los muchos, de la luz por sobre la oscuridad y sobre todas las cosas, de la verdad por sobre la mentira”. Encima, en su traslado a la Casa Rosada como Presiente electo, los Granaderos a Caballo (escolta presidencial) volvieron a hace sonar -con suma estridencia- los acordes de la marcha militar “Ituzaingó”, prohibida por años por el kirchnerismo porque “daba a militar”.

Los tiempos cambian, hay que saber ver.

Nadie duda ya que los denominados juicios de lesa humanidad tienen un claro contenido político, pero sobre todo económico. Ello quedó al descubierto cuando la abuela putativa de todos los argentinos le exigió al nuevo presidente que le siga enviando plata, revelándose que la última transferencia que recibió la asociación que lidera fue de 211.744.000 pesos, el día 5/6/23. Ello en un país donde la pobreza escaló a casi el 45 % de la población y afecta al 62,9 % de los niños.

Ante ello cabe preguntarse, por qué si tanta gente -como alardean los grupos de derechos humanos- están de acuerdo con sus políticas y el mundo entero los aplaude, no continúan sus actividades con el aporte privado de esa gente, dejando que esas obscenas sumas de dinero que cobran sean empleadas por el Estado para pailar la grave crisis social y económica que sacude a muchos compatriotas, que realmente hoy no tienen para comer

En igual sentido, los jueces federales disfrutaban su propia lontananza hasta que “el tortazo” de la nueva era que comienza en Argentina los sacudió. Ellos cobran entre dos y tres veces más que el Presidente y entre cuatro y cinco veces más que un senador nacional. Más escalofriante aún, entre 30 y 40 veces más que el salario mínimo, o 11 y 40 veces más que un docente con jornada completa (según la provincia) y cerca de diez veces más que el salario de un comisario de la policía federal. Aunque no lo crean cerca de 30 veces más que el ingreso promedio de un trabajador registrado. Sin mencionar que muchos no pagan ganancias (sólo lo hacen quienes ocupan sus cargos desde 2017). Todo ello, insistimos, en un país quebrado, que no puede pagarle un salario digno a sus jubilados y con la gran mayoría de sus trabajadores con paupérrimos salarios.  Situación los ubica claramente como parte de “la casta”.

Moldes

Ello explica, por sí solo, porque han sido tan complacientes con los espurios  caprichos de la politiquería, poniéndose al servicio de los mismos, lo que ahora los lleva a preguntarse inquietantemente por su futuro. La acogedora comodidad de “crocantes” sueldos los habilitó a encarcelar y condenar ancianos, cosa que hoy los tiene inquietos. Como no va a ser así, cuando hicieron de la mala praxis judicial lo habitual. Y lo saben…

  Si el nuevo gobierno quiere realmente dar “por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive y comenzar el camino de la reconstrucción de nuestro país”, tal como anunció el nuevo Presidente de la Nación en su discurso en las escalinatas del Congreso Nacional, debe purificar el Poder Judicial de la Nación, dotándolo de transparencia, independencia, probidad, con jueces que sean esclavos de la Ley y no de una ideología, que lo hagan por vocación y no como salida laboral.

Como digo alguna vez el ex Fiscal General German Moldes: “no todos los que actualmente tienen el honor de llamarse jueces, lo merecen, no todos son rescatables, es necesaria una desratización y una fumigación de este ambiente tan corrompido”

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Diciembre 11, 2023

 

El “partido del bien”

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Escribe GERMÁN MOLDES

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En la columna de opinión del periodista Jorge Sigal, exsecretario de medios públicos del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, acomete sin complejos un tema tan escasamente analizado como apasionante. “Almas bellas que militan con fervor en el “partido del bien” es su título, y allí desenmascara al espía soviético Willi Münzemberg, lanzado en tiempos de Stalin por todo el mundo a la caza del ego de los intelectuales. Para adscribirlos al ideario de sus empleadores Sigal nos explica cuándo y cómo nació este “dogma de fe” por el cual, en el mundillo de la cultura, la izquierda representa el bien, aunque implique irracionalidad y totalitarismo mientras el liberalismo, en cambio, es el mal, inmotivadamente identificado con la derecha. Una construcción teórica caprichosa del pensamiento “progresista”. El aluvión tecnológico que nos desborda ha tornado imposible razonar con la hegemonía cultural de la izquierda, porque tiene un sustrato religioso y un trasfondo de fe. Sus predicadores difunden ese evangelio desde los “mass media” y las redes sociales son los confesionarios donde la gente cuenta su vida privada y hasta la ilustra con fotografías asumiendo el riesgo, si se aparta de los mandamientos de ese nuevo credo, de que al día siguiente se “viralice” la etiqueta “lo destrozaron”. Lo “políticamente correcto”, una de sus más audaces creaciones, es un conjunto de dogmas que exigen profesión de fe para todo aquel que no desee ser tachado de “facho” o “neoliberal”, que es como ahora se denomina a los que en tiempo de la Inquisición simplemente eran “herejes”. A aquellos los consumía el fuego de la hoguera, a estos el fuego de la descalificación pública.
La sumisión acrítica e inquebrantable a esa parodia de progresismo, a sus paradigmas ideológicos y morales es el peaje insoslayable a pagar para transmitir a la sociedad cualquier contenido intelectual sin caer en la ignominia y conservar un mínimo de prestigio social. En un tiempo donde la religión es tomada con el toque “light” del relativismo dudo que haya muchos valientes que se animen a incumplir los mandamientos de lo “políticamente correcto”. Sus encíclicas son las encuestas y la santa madre iglesia, que acoge a los fieles y envía a misionar a sacerdotes y oficiantes; es el aparato propagandístico internacional de la izquierda cuya hegemonía cultural y su reinado sobre la opinión pública son evidentes hasta para el más ciego entre los ciegos.

Willi Münzemberg

Este “soft power” constituye el patrimonio inmaterial más valioso de ese sector de la sociedad que ha logrado la ventaja de autopresentarse cabalgando sobre un fingido “progresismo” que en realidad no es tal. Se trata, en suma, de evangelizar extendiendo su predominio estructural, petrificando categorías intocables, desde aquellas que el escritor español José Manuel de Prada llama “derechos de bragueta” hasta las más caricaturescas tonterías, como esa del “lenguaje inclusivo”.
Esas necedades pasan así a integrar el “progreso de la humanidad”, de modo tal que no resulta aceptable poner en valor otra visión de la sociedad sin el visado de su complacencia que no se extiende más allá de la visión sectaria de su propio ombligo.

Germán Moldes es un fiscal argentino que desde 1995 se desempeña como Fiscal General ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal.

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Almas bellas que militan con fervor en el “partido del bien”
Por JORGE SIGAL
El kirchnerismo obtuvo coartada moral entre los intelectuales, con una eficaz maniobra tan vieja como la URSS
“A mí me llaman ‘cal El Milagro’, sirvo para blanquear”. El profesor Alfredo Bravo, hombre culto y honesto que se afilió al Partido Socialista cuando era casi un niño, solía repetir la ingeniosa frase cada vez que un gobierno o un frente electoral lo convocaba para algún cargo público o una candidatura. Se la escuché decir -entre carcajadas-, a mediados de los 80, luego de rechazar una de esas propuestas. A pesar de los múltiples rechazos, aquel intelectual ocupó varias funciones en la democracia y murió como diputado nacional en 2003. La anécdota viene a cuento de una tradición, muy arraigada durante el siglo XX, por la cual el pensamiento se consideraba un insumo esencial de las elites. Política y teoría iban juntas.
“Hacer política”, “militar”, “activar” eran por entonces sinónimos de discusión ideológica. Y, por tanto, artistas, novelistas, poetas, ensayistas y docentes constituían un insumo imprescindible. Hoy parecería que las cosas han cambiado. Según Jaime Durán Barba -basado en su enorme experiencia como estudioso de la opinión pública-, esa liga no pesa en las decisiones del electorado. No trae votos. Fue.
Sin embargo, como las matemáticas no lo explican todo, cuando asoma la temporada alta de elecciones , cualquier líder que se precie sigue requiriendo de un guiño, una mirada, y si es posible una caricia, de esa legión de voces potentes, altivas y glamorosas. Los intelectuales lubrican la lucha por el poder, ponen miel donde hay espinas, les dan una razón de ser al cálculo y la especulación. Entonces todos, absolutamente todos los candidatos, empiezan a prestarles atención a los “trabajadores de la cultura”, como los denominó la Internacional Comunista para brindarles un estatus preferencial en el reino del proletariado.
La teoría blanqueadora -que con picardía y calidez esbozaba el maestro Bravo- tiene un antecedente, en verdad una versión cínica y perversa creada en la década de 1920 por un sofisticado espía soviético llamado Willi Münzenberg. Por supuesto, este agente de NKDV (la abuelita rústica de la KGB), que supo ganarse la confianza de Lenin y Stalin, no tenía una pizca de ingenuidad. Willi era un fanático y disciplinado combatiente, un convencido de que las grandes batallas se libran no solo en el terreno militar. Ciudadano alemán de escasa formación académica, el joven militante poseía sin embargo una sabiduría intuitiva que supo deslumbrar a los jefes bolcheviques. Se jactaba de que su especialidad era masajear la vanidad de aquellas personas sensibles que trajinaban el mundo de las pasiones creativas. Propuso entonces construir una gran red para seducir a los más destacados creadores, artistas y pensadores de su tiempo. Lo logró, y con creces.
Instalado en París, provisto de suculentos fondos suministrados por la caja de la revolución, el astuto agente de inteligencia salió a cazar egos por dos continentes. En poco tiempo, los principales referentes de las culturas europea y estadounidense ya integraban su colección. Ernest Hemingway, John Dos Passos, Guy Burness, André Malraux, André Gide y Bertolt Brecht fueron algunos de los primeros alistados. Pero siguieron miles. Nadie por entonces quería estar fuera de la crème de las buenas conciencias. La izquierda era el bien; la derecha, el mal. Instalar ese sentido común fue la clave del éxito de la misión Münzenberg.
El fin de la inocencia, una minuciosa biografía sobre el poderoso espía germano-soviético escrita en 1997 por Stephen Koch, explica las profundas motivaciones que inducían a las bellas almas hegelianas a caer en las redes del astuto topo: “El ansia de justificación moral para la propia vida es una de las necesidades más profundas, una de las fuerzas más poderosas e intrínsecamente humanas que existen”. Aquel cerebro de la inteligencia soviética -continúa el escritor norteamericano- “alentó lo que podría considerarse la mayor ilusión ética del siglo XX: la idea de que el principal escenario de la vida moral, el verdadero reino del bien y del mal, era la política. Él fue el organizador invisible de esa modalidad, indispensable en una cultura de oposición al sistema, que podríamos llamar política del bien”.
Willi les brindaba a sus seguidores sedientos de redención el combustible que necesitaban: un sustituto de la fe religiosa. “Ofrecía a todos sin excepción un papel en la búsqueda de la justicia. Al definir la culpabilidad (el capitalismo), proponía indulgencia a sus seguidores. Y millones lo aceptaron”, remata Koch. Aunque en público era un profeta de nobles causas, ante sus jefes y colaboradores íntimos, Münzenberg -que apareció convenientemente muerto en 1940 en una zona montañosa de Francia- nunca ocultó cierta mirada despectiva hacia sus ilustres reclutas. Decía que integraban “clubes de inocentes”, núcleos de gente buena y confiada que prestaba un servicio a la gran causa de los obreros sin tener que ensuciarse con las ingratas tareas que suele demandar la lucha por el poder. Así logró, por ejemplo, que los socios de su selecta grey ignoraran cuando en la URSS se asesinaba a millones de personas en las purgas estalinistas. Las acusaciones (“maniobras de la derecha”) rebotaban ante la fuerza gravitante de la convicción y el fanatismo.
En la Argentina reciente, el kirchnerismo supo desempolvar aquella metodología de la coartada perfecta. Los clubes de inocentes nacionales y populares se nutrieron de una fórmula que resultó -puesta en escala, por supuesto- tan infalible como la vacuna de Willi. Néstor y Cristina Kirchner, que no registraban antecedentes en ninguno de los movimientos de derechos humanos que se forjaron para reclamar por los crímenes de la dictadura, apuntaron directo al corazón de los carenciados de fe. Por un precio módico, más simbólico que real, se adueñaron de una historia que no les perteneció, la convirtieron en relato encantado y salieron a cazar voluntades en los foros nativos del bien.
Un poco aligeradas, con actores políticos algo degradados, aquellas consignas de los tiempos de utopías totalizadoras volvieron a irrumpir en escena. El poder patentó una marca ajena, le dio rango de creencia y la utilizó sin pudor. La receta funcionó. El ruido de los deseos tapó la realidad del latrocinio. Aquí tampoco nadie vio nada. Ni corrupción, ni pobreza extrema, ni abusos de poder. Sentimiento mata razón.
Por supuesto que no toda la intelectualidad se dejó seducir por el canto de sirena del progresismo populista. Centenares de figuras del pensamiento marcharon a contramano de la política oficial, se sublevaron ante el discurso único y generaron un sentido común de resistencia. Pero, al estilo Münzenberg, los estrategas de la doctrina oficial forzaron a sus oponentes a convertirse en minorías disidentes. Se podía estar en contra, claro. Pero había que explicar por qué. La verdad era única. Lo otro, pura desviación. Así se construyó la historia oficial.
Sería imprudente, y sobre todo injusto, afirmar que los políticos se aprovechan de los creadores de cultura. Ni los primeros son tan inteligentes (y malditos) ni los segundos tan nobles (y tontos). Es una relación que suele alimentarse por una doble necesidad. Cambiar las condiciones de vida es una motivación propia de los creadores; conducir ese cambio es tarea de los políticos. Pero, como enseñaba Raymond Aron -el enfant terribleque en los 50 se rebeló ante el dogmatismo ciego de la izquierda-, son los intelectuales los que deben cuidarse de las tentaciones mesiánicas porque “hay una actividad humana que puede ser más importante que la política: la búsqueda de la verdad”.

Jorge Sigal es periodista y miembro del Club Político Argentino

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Envío: DRA ANDREA PALOMAS ALARCÓN

PrisioneroEnArgentina.com

Mayo 11, 2019


 

Escrache legal vs. Escrache ilegal: si la víctima es magistrado o preso político.

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 Por Mario Sandoval[1]

 

           El 14 de diciembre pasado, el fiscal general Germán Moldes fue víctima de un escrache por parte del militante kirchnerista Facundo Daelli, miembro del Colectivo “magos peronistas”. El 16 diciembre intervino de oficio el fiscal Guillermo Marijuan quien luego de diversas investigaciones, dispuso varios allanamientos y la detención del autor del hecho.  El juez federal Ariel Lijo, al procesar al mago delincuente, consideró que “la amenaza y posterior publicación de Daelli no se encuentra dentro de la esfera de protección del derecho a la libertad de expresión y, contrariamente, son del tipo de expresiones prohibidas expresamente por la Convención Americana -entre otros instrumentos internacionales- conocidos como ‘expresiones de odio’https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2018/12/27/procesaron-por-amenazas-al-joven-que-insulto-al-fiscal-moldes-en-un-bar/  Ese procedimiento es correcto, justo y necesario en un país respetuoso del Estado de derecho.
La abogada de políticos kirchneristas Graciana Peñafort minimizó el delito cometido por su defendido Facundo Daelli, argumentando una ausencia de amenazas y la libertad de opinión.
   Facundo Daelli                                                 G. Peñafort “Verán que hay un escrache, pero no hay amenazas
Nadie ignora que el “El escrache[2] es una nueva forma de militancia, es una idea y una práctica diferente de la justicia, en oposición con la justicia formal. En el escrache, la justicia no depende de la institución que la encarna, sino de la acción que la produce. No es ni la institución, ni la norma, el derecho positivo que funda lo justo, sino la acción practica concreta de la justicia. Es una nueva forma de concebir la democracia[3]”. Es un instrumento subversivo de contestación violenta al orden republicano.
I°) Este fallo judicial deja a la luz varias afirmaciones; el escrache es reconocido por la justicia como delito, pero solo cuando la víctima es un magistrado y no si el afectado es un miembro del grupo social acusado ilegalmente de lesa humanidad quien sufre de manera permanente los escraches sistemáticos por parte de las organizaciones ilegales como Hijos. Esa discriminación confirma que la justicia ante dos hechos delictivos idénticos, toma decisiones diferentes según el estatus de la víctima. En los ataques contra los perseguidos politicos-jurídicos, la justicia ignora el hecho, guarda silencio, no interviene, lo que equivale para el autor de ese delito considerarlo como un acto legal. La justicia es cómplice por acción y omisión.
El fiscal Germán Moldes vivió una experiencia mínima de lo que numerosos PP y sus familias viven cotidianamente, pero tuvo la suerte que un Fiscal y un Juez Federan intervinieran rápidamente y que el autor del delito fue detenido y procesado.
  • Los escraches contra los Presos Politicos estan planificados, organizados, se publica la convocatoria, se efectúan actos públicos, los organizadores realizan videos, fotos, que luego suben en las redes sociales, la prensa los publica, los medios se asocian a esa aventura. En esos hechos si hay amenazas, incitación al odio, discriminación e innumerables delitos cometidos por la horda de asociaciones llamadas de derechos humanos. ¿Como es posible que la justicia no actúa e ignora esos hechos?
En todos los países democráticos, los escraches, son considerados delitos y de llevarse a cabo idénticos actos ante un domicilio, frente a una persona, ante los tribunales…, en una ciudad europea, los responsables serían llevados ante la justicia, juzgados y condenados porque el bien jurídico protegido es el orden público, la tranquilidad publica, es decir la obligación del Estado de garantizar el derecho de la sociedad a no ser víctima de actos de intimidaciones, sentimiento de temor, y sobre todo proteger los derechos fundamentales de los individuos. En Argentina, no existe esa garantía del Estado de derecho para todos por igual https://www.informadorpublico.com/wp-content/uploads/2018/04/Hijos-VF.pdf
II°) El otro aspecto importante de esta causa son las declaraciones de la mediática Graciana Peñafort, abogada del delincuente Daelli, para quien si bien “hubo un escrache no existieron amenazas”, (21dic2018) https://twitter.com/gracepenafort/status/1076268069914320902, agregando que “el acto de Daelli fue una opinión política, una opinión sobre el desempeño público de un funcionario público”, pero que “Facundo paso toda una noche y todo un día encanado por un delito por el no hubiese correspondido ni un día de cárcel” https://twitter.com/gracepenafort/status/1078115787532091392  ¿Lo que propone la abogada Peñafort es felicitar a Daelli por haber cometido un delito o que se le otorgue un diploma de impunidad?
Graciana Peñafort buscó excusar su defendido con un silogismo o una analogía inoperante e interpeló la sociedad sobre las conductas de la asociación ilegal Hijos que estarían exentas de críticas o de responsabilidades penales, próxima de un dogma o doctrina irrefutable: “También le imputan a Facundo haber publicado el vídeo en redes sociales, con la leyenda ” a donde vayan los iremos a buscar”. ¿Ustedes… estarían dispuestos a considerar amenazas la conducta de los Hijos? (22dic2018) https://twitter.com/gracepenafort/status/1076480093822861312
Hijos Capital se asoció rápidamente al cuestionamiento de la militante Graciana Peñafort, respondiendo a su mensaje con un discurso político radical “Gobiernan con el odio. Por eso llaman amenaza a la condena social. Mienten. Odian. Persiguen. Sus métodos sistemáticos. Vamos a seguir diciendo que, a los genocidas, como a los nazis les va a pasar: A DONDE VAYAN LOS IREMOS A BUSCAR” (22dic2018) https://twitter.com/hijos_capital/status/1076486699889451009
III°) La tercera enseñanza en esta causa, es el Twitter de Hijos Capital que dejó al descubierto y confirmó lo contrario de lo que la abogada Peñafort trató de desinformar o manipular al preguntar ¿Ustedes… estarían dispuestos a considerar amenazas la conducta de los Hijos?
Si, Señora Peñafort, Hijos son una amenaza a la democracia, al orden público, al Estado de derecho, violan los derechos humanos que dicen defender. Los diversos motivos no limitativos son:
Pero, además: los miembros de Hijos se organizan para realizar las acciones delictivas, asignando roles, efectuando previa actividad de inteligencia del lugar y de la persona a escrachar (ilícitos previstos en los arts. 45, 46, 54, 56, 201 del Código Penal). Instigan a cometer esos delitos (art. 209 CP), públicamente hacen la apología del crimen (art. 213 CP) y de manera permanente cometen numerosos delitos contra el honor (arts. 109 a 117 bis CP).
  1. Realizan llamados públicos a escrachar con el nombre, apellido, domicilio y fotos de la persona, por intermedio de afiches pegados en diversas zonas, en los programas de radio y redes sociales Preparan las acciones, los cánticos, la logística (transportes, gastos para las movilizaciones de militantes, altos parlantes, murgas o barras, panfletos con los datos de la persona a escrachar). El orden y la tranquilidad publica de la sociedad no están garantizados.
  2. Ocasionan daños (art. 183 CP) en bienes muebles e inmuebles, en los ámbitos públicos y privados: pintura en el piso para indicar el domicilio de la persona que ellos designan como genocida, ruidos incesantes durante horas ante el domicilio de la persona perseguida.
  3. Aterrorizan una parte de la sociedad, las personas de un barrio, de un inmueble, (art. 41 quinquies CP), alarman, amedrentan, las personas tanto a la que designaron escrachar como los que puedan oponerse a sus actos (art,149 bis CP), no dudan en hacer uso de la intimidación publica para llevar a cabo sus objetivos (arts. 211-212 CP), imponen sus ideas o combaten las ajenas por todos los medios o transmitiendo temor, por el solo hecho de ser miembro de la asociación Hijos (art. 213 bis CP). Si no logran sus objetivos se presentan rápidamente como víctimas de amenazas y otros delitos.
  4. Atentan contra el orden constitucional y la vida democrática, al impedir el libre ejercicio de las facultades constitucionales de las personas perseguidas por ellos (artículos 226, 226bis, 227 CP). Ocupan espacios públicos, las calles, impiden la libre circulación (art. 14 CN), se atribuyen los derechos del pueblo que no tienen y peticionan a nombre de éste, cometiendo sedición (art. 229 CP, art. 22 CN). Violan el Estado de Derecho al no reconocer las resoluciones dictadas por los tribunales de justicia, desconocerlas y no someterse a las mismas. Y en su lugar, ejecutar las decisiones que ellos mismos dictan y que consideran correctas.
  5. Por el tiempo de sus acciones, privan a una o varias personas de su libertad individual, impidiéndoles disponer libremente de sus movimientos, utilizando la violencia, amenazas, con cánticos de venganza “no perdonamos, no olvidamos, no nos reconciliamos” (art. 142 CP), para que abandone su domicilio y vuelva o vayan a la cárcel, bajo el lema “ como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar” (art. 149 ter CP).
  6. Violan la ley 23592 de Actos discriminatorios, el articulo 13, inciso 5 de la Convención de San José, y  las Convenciones Interamericanas:1) sobre la protección de los derechos humanos de las personas adultas, 2) contra el Racismo, la Discriminación Racial y formas conexas de intolerancia, 3) para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad, y 4) contra toda forma de Discriminación e Intolerancia.
Si Hijos como las otras organizaciones bajo formas criminales, que amenazan, intimidan, cometen delitos contra los presos politicos y la sociedad, no cambian sus métodos y reivindicaciones políticas, no se podrán presentar una vez más como jóvenes idealistas que querían un mundo mejor, que luchan por el boleto estudiantil, un vaso de leche en las villas, etc., serán juzgados por sus actos y el rechazo será acorde con su sed de venganza. De ellos depende cambiar esa estrategia en nombre del Estado de Derecho y el futuro del país. Si el Estado no pone fin a la situación conflictiva e ilegal de estas asociaciones las consecuencias serán incontrolables. https://www.informadorpublico.com/opinion/defendamos-nuestra-seguridad-y-nuestros-derechos-humanos-no-vivamos-mas-bajo-la-amenaza-de-las-organizaciones-criminales-o-de-los-enemigos-de-la-nacion
Finalmente,
Los fiscales Guillermo Marijuan, German Moldes y el juez federal Ariel Lijo deben intervenir de oficio en los escraches que hubo contra los presos politicos antes que la prescripción impida la acción pública. Los autores de esos delitos están debidamente identificados porque realizan sus hechos públicamente, en toda impunidad. La mediatización de esos ilícitos es cubierta por los medios de prensa nacionales, provinciales e internacionales y se encuentran en las redes sociales.
  • No obstante, los PP que fueron víctimas de esos delitos y/o sus defensores tienen que presentar inmediatamente sus denuncias antes estos magistrados dado la jurisprudencia Moldes/Daelli. ¿Porque en el caso del fiscal Moldes el escrache sería un delito y no cuando son víctimas los presos politicos? Un rechazo de los magistrados a interesarse en esas causas justificará aún más la discriminación, será una prueba suplementaria de la denegación de justicia y confirmará el estatus de presos politicos por parte del poder judicial.
Al iluminado mago militante Facundo Daelli habría que hacerle un escrache cuando realiza una actuación artística o en calle para enviarle un espejo de su acto delictivo y así podrá medir la vivencia de una opinión pública sobre su persona. Todo en nombre de la libertad de opinión, expresión y pensamiento.
Dado que respondí a la invitación de la abogada Graciana Peñafort, solicito que la misma pueda responder y negar mis acusaciones contra la asociación ilegal Hijos. También pueden hacerlo los fiscales Marijuan, Moldes, el juez Lijo u otros defensores de causas similares.
Yo elegí defender y proteger los derechos humanos de todas las personas por igual, como también la libertad, la igualdad y la democracia, el fiscal Guillermo Marijuan, el juez Ariel Lijo, la abogada Graciana Peñafort, el mago Facundo Daelli, la red u organización Hijos, como los enemigos de los presos políticos y del Estado de derecho, no. Paris, Prof. Mario Sandoval, presidente del CASPPA,  marios46@hotmail.com, 03enero2019.

 

 

[1] Mario Sandoval, francés, nació en Buenos Aires. Formación y actividades en ciencias políticas y filosofía, habiendo ocupado funciones en la docencia superior y consultorías, a nivel nacional e internacional en los campos de las relaciones internacionales, la geopolítica y una trayectoria publica conocida. Regularmente realiza à nivel internacional conferencias, asesorías y publicaciones. Miembro de centros de investigaciones, asociaciones multidisciplinarias. Presidente del Comité de Ayuda y Solidaridad de los Presos Políticos en Argentina (CASPPA)

[2] Por escrache Hijos se pudo inspirar en la llamada cencerrada (de cencerros) descripto por Edward P. Thomson, in Costumbres en común, Ed. Critica, Barcelona, 1995.

[3] In L’escrache des HIJOS : une pratique de la mémoire subversive. Silvina Stirnemann, HIJOS-Paris Documento presentado ante una universidad francesa.

[4] La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Transnacional Organizada y sus protocolos, Resolución 55/25 de la Asamblea General, de 15 de noviembre de 2000 https://www.unodc.org/documents/treaties/UNTOC/Publications/TOC%20Convention/TOCebook-s.pdf

[5] Decisión marco 2008/841/JAI del Consejo, 24octubre2008, relativa a la lucha contra la delincuencia organizada http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32008F0841&from=FR

 


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Enero 3, 2018