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El ataque sorpresa de las fuerzas egipcias y sirias contra Israel en octubre de 1973 sume en el caos a Oriente Medio y amenaza con llevar a Estados Unidos y la Unión Soviética a un conflicto directo por primera vez desde la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962. Aunque no se produjo un combate real entre las dos naciones, los acontecimientos que rodearon la Guerra del Yom Kippur dañaron gravemente las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética y prácticamente destruyeron la muy publicitada política de distensión del presidente Richard Nixon.
Inicialmente, parecía que Egipto y Siria saldrían victoriosos del conflicto. Armados con armamento soviético moderno, las dos naciones esperaban vengar su humillante derrota en la Guerra de los Seis Días de 1967. Israel, sorprendido, inicialmente se tambaleó ante el ataque en dos frentes, pero los contraataques israelíes cambiaron el curso de las cosas, ayudados por cantidades masivas de asistencia militar estadounidense, así como por la desorganización entre las fuerzas sirias y egipcias. Los sirios fueron rechazados y las tropas israelíes tomaron los estratégicos Altos del Golán. Las fuerzas egipcias tuvieron aún peor suerte: al retirarse a través del desierto del Sinaí, miles de sus tropas fueron rodeadas y aisladas por el ejército israelí.
El secretario de Estado Henry Kissinger, junto con sus homólogos soviéticos, finalmente logró un inestable alto el fuego. Cuando se hizo evidente que Israel no abandonaría su asedio a las tropas egipcias (que en ese momento tenían pocos alimentos y medicinas), los soviéticos amenazaron con tomar medidas unilaterales para rescatarlas. Los ánimos se caldearon tanto en Washington como en Moscú; las fuerzas militares estadounidenses pasaron a una alerta de nivel 3 (el nivel 1 es guerra). Los soviéticos se retractaron de su amenaza, pero el daño a las relaciones entre las dos naciones fue grave y duradero.
Kissinger trabajó frenéticamente para lograr un acuerdo de paz entre Israel y Siria y Egipto. En lo que llegó a conocerse como “diplomacia de lanzadera”, el secretario de Estado voló de nación en nación para ultimar los detalles del acuerdo de paz. Finalmente, las tropas israelíes se retiraron de algunas de sus posiciones tanto en el Sinaí como en territorio sirio, mientras que Egipto prometió renunciar al uso de la fuerza en sus relaciones con Israel. Siria aceptó a regañadientes el plan de paz, pero siguió oponiéndose rotundamente a la existencia del Estado israelí.
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El fenómeno electoral conocido como la ‘sorpresa de octubre’ en los años que hay comicios surge de repente en vísperas de las presidenciales en EE.UU. en forma de noticias o revelaciones de impacto que logran alterar el balance de las simpatías de los votantes estadounidenses.
“Esencialmente es algo inesperado que sucede muy tarde, generalmente en octubre, en la fase de campaña, para influir en el resultado”, explica el especialista en política estadounidense del Instituto de Estudios Avanzados de Turku (Finlandia), Oscar Winberg.
De acuerdo con este experto, existen tres categorías de ‘sorpresas de octubre’:
- EE.UU. realiza un repentino paso diplomático en el escenario internacional.
- Una filtración sobre el pasado de un candidato provoca un escándalo político.
- Una catástrofe natural, una pandemia, el inicio de una investigación criminal, etc. que se convierte en un evento noticioso de escala nacional.
La primera de estas ‘sorpresas’ se registró en EE.UU. el 26 de octubre de 1972. Unos días antes de que los votantes estadounidenses fueran a votar en las elecciones, Henry Kissinger —el asesor presidencial de seguridad de Richard Nixon— de repente declaró que la paz estaba “al alcance de la mano” en la costosa y prolongada campaña bélica de EE.UU. en Vietnam.
Esta perspectiva de paz permitió que Nixon ganara a su oponente con una abrumadora mayoría, superándole por 18 millones de votos. El hecho de que menos de dos meses después las conversaciones iniciales de paz fracasaran, ya es otra historia.
De acuerdo con el medio, una de las ‘sorpresas de octubre’ más agitadas se produjo en 2016, cuando las carreras presidenciales de la candidata demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump se vieron agitadas por cuatro noticias de gran alcance en un plazo de 28 días.
La primera vino de las páginas de The New York Times, que publicó una declaración fiscal de 1995 de Trump en la que se indicaba que había sufrido pérdidas por valor de 916 millones de dólares, lo que le habría permitido no pagar impuestos federales durante los 18 años siguientes. La segunda llegó una semana después con la filtración por WikiLeaks de unos 2.000 correos electrónicos de John Podesta, el jefe de campaña de la candidata demócrata a la presidencia de EE.UU.
Al día siguiente, el diario estadounidense The Washington Post rememoró un video de Trump que databa de 2005 donde el multimillonario presumía de besar y manosear a las mujeres. En él, Trump realizó diversos comentarios vejatorios y malsonantes sobre las mujeres durante una conversación informal con el presentador de televisión Billy Bush.
Y luego, el 28 de octubre, el entonces director del FBI, James Comey, envió a varios miembros del Congreso una carta en la que anunció que se investigarían nuevos correos del servidor privado de Hillary Clinton para determinar si contenían información clasificada y evaluar su relevancia. Y a pesar de que Comey no reveló en aquel momento el contenido de ninguna de las cartas investigadas de Hillary Clinton, la noticia en sí sobre la investigación del FBI “le costó la carrera” a la candidata demócrata, indicó el periodista de The Washington Post Devlin Barrett en su libro ‘October Surprise’ (‘La sorpresa de octubre’, en español).
También hay ejemplos de ‘sorpresas de octubre’ que no lograron influir lo suficiente en la opinión pública con respecto a los candidatos presidenciales. Así, en 2000 se reveló que George W. Bush, en la década de los 70, había sido arrestado por conducir ebrio, pero igualmente logró ser el presidente de EE.UU.
Sin embargo, en opinión de Winberg, las ‘sorpresas de octubre’ con el paso de los años están perdiendo su ‘efecto guau’ y se han vuelto “menos importantes que antes”. Esto se debe al sistema bipartidista polarizado de EE.UU., en el cual actualmente tanto el bando demócrata como el republicano ya cuenta con el apoyo del 45 % al 47 % de los votantes, por lo que de hecho quedan pocos electores indecisos.
Además, las noticias impactantes de última hora, “que antes podrían haber sido percibidas como un punto de inflexión” en vísperas de las elecciones, no sirven de nada si el voto ya está emitido de manera anticipada, por ejemplo mediante el voto por correo, una práctica que ha aumentado desde la época de la pandemia de covid-19.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 3, 2024
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Por Karen Boyd.
En la madrugada del 2 de abril de 1982, comandos navales argentinos desembarcaron a tres millas al sur de Puerto Stanley, la capital de las Islas Malvinas. Se dirigieron al pequeño cuartel que albergaba a un contingente de infantes de marina británicos. Una vez fuera del edificio, rompieron las ventanas y lanzaron botes de gas lacrimógeno al interior para deslumbrar a las tropas británicas que dormían. Unas horas antes, los infantes de marina habían sido alertados de la invasión y se habían atrincherado en la casa del gobernador, la sede administrativa de las islas. En el tiroteo que siguió, los infantes de marina británicos mantuvieron a raya a una fuerza argentina mucho más grande durante más de una hora antes de rendirse finalmente. Cuando el sol salió en el horizonte, Argentina finalmente había capturado las Islas Malvinas después de siglos de disputa.
La Guerra de las Malvinas que duró de abril a junio de 1982 fue un conflicto entre el Reino Unido y Argentina por la soberanía de las Islas Malvinas en el Atlántico Sur. Aunque breve, el conflicto fue uno de los más grandes en términos de fuerzas involucradas desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Aparentemente, el Reino Unido luchó en la guerra solo. Sin embargo, Estados Unidos proporcionó apoyo diplomático, logístico y de inteligencia clave al país. Mediante la asociación de inteligencia Five Eyes, Estados Unidos compartió información crítica de todas las fuentes con su aliado, lo que resultó clave para la victoria británica final. Sin embargo, el apoyo de Estados Unidos al Reino Unido no era seguro. Argentina era un socio sudamericano importante para Estados Unidos, especialmente en la lucha contra el comunismo durante la Guerra Fría. No obstante, la política exterior y los intereses de seguridad nacional impulsaron la decisión de Estados Unidos de apoyar a Gran Bretaña.
Cuando el gobierno británico decidió recuperar las Malvinas, lo hizo con el entendimiento de que recibiría apoyo, incluso extraoficial, de su aliado más importante: Estados Unidos. Como cantaron los Beatles en 1967, el Reino Unido navegaba hacia la guerra “con un poco de ayuda de [sus] amigos”.
Aunque públicamente Estados Unidos quería parecer imparcial –con el riesgo de ofender a los británicos–, en privado, el presidente Roland Reagan se comprometió a apoyar al Reino Unido si era necesario. Desde el comienzo de la guerra, su posición fue de neutralidad sobre qué país tenía un mejor derecho sobre las Malvinas, pero de firme oposición a la agresión militar, es decir, a Argentina.
Una vez que la Casa Blanca se comprometió a apoyar a Gran Bretaña, incluso a puertas cerradas, la inteligencia empezó a fluir. El intercambio de inteligencia incluía “programas compartimentados y sensibles”, que incluían inteligencia de señales y comunicaciones. La NSA proporcionó inteligencia de señales clave casi en tiempo real al Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ), la agencia de inteligencia del Reino Unido, que ayudó al grupo de trabajo británico a proteger sus portaaviones, tal vez los activos más valiosos del ejército británico. Aunque el GCHQ trabajó con la Marina Real y puso al HMS Endurance en la zona para interceptar el tráfico de radio argentino mucho antes de la invasión, los británicos no pudieron descifrar el código argentino. La NSA intervino entonces y ayudó a sus camaradas del GCHQ. Además, la NSA le concedió al GCHQ acceso a su tecnología de interceptación de satélites. Curiosamente, el GCHQ se mostró reacio a compartir información sobre los movimientos de tropas del Reino Unido con la NSA por temor a que el Departamento de Estado filtrara la información mientras el Secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, se inclinaba hacia Argentina.
Sin embargo, el Reino Unido recibió información de inteligencia más allá de la inteligencia de señales estipulada por el acuerdo Five Eyes. Los británicos recibieron información clave sobre los planes e intenciones militares argentinos de la operación A.G. Crypto de la CIA. Además, la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO), la agencia de inteligencia que diseña, lanza y opera satélites espía, reubicó un satélite que estaba rastreando los movimientos soviéticos en el hemisferio norte y lo dedicó al conflicto. Utilizando estos datos en bruto, la Agencia de Cartografía de Defensa (DMA) proporcionó al Reino Unido imágenes satelitales del Océano Atlántico al oeste de las Malvinas, las Malvinas y las pequeñas islas de Georgia del Sur. Curiosamente, Estados Unidos proporcionó imágenes satelitales a ambos combatientes: en virtud de un Memorando de Entendimiento entre Estados Unidos y Argentina que Estados Unidos tuvo que honrar, la NASA proporcionó imágenes satelitales de las mismas áreas a Argentina.
La asistencia estadounidense a la campaña británica fue más allá del intercambio de inteligencia. La administración Reagan permitió que los aviones y buques británicos utilizaran bases estadounidenses y proporcionó apoyo logístico. El ejército estadounidense incluso estaba dispuesto a prestar portaaviones a los británicos en caso de que los suyos resultaran dañados o se hundieran. Los británicos también recibieron apoyo a nivel de unidad individual. Delta Force, la principal unidad de lucha contra el terrorismo y rescate de rehenes del ejército estadounidense, proporcionó a su homólogo británico, el Special Air Service (SAS), equipo para clima frío, misiles antiaéreos FIM-92 Stinger y teléfonos satelitales.
Argentina fue un socio importante de Estados Unidos en América del Sur. Durante la década de 1970, sucesivos gobiernos estadounidenses mantuvieron buenas relaciones con las juntas militares argentinas que llegaron y se fueron al poder. Cuando una nueva junta asumió el poder en 1976, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, estaba ansioso por no dejar que los oficiales militares argentinos pensaran que Estados Unidos se oponía a ellos. Esta junta lanzaría la “guerra sucia” contra la oposición izquierdista interna y otros oponentes políticos que vería a miles de personas asesinadas, torturadas, desaparecidas y encarceladas. Pero con la Guerra Fría en pleno apogeo, Estados Unidos vio en Argentina un socio anticomunista comprometido que podría evitar un “efecto dominó” en el patio trasero de Estados Unidos. Estados Unidos también vendió a Argentina sistemas de armas por valor de cientos de millones de dólares, aunque dejó de hacerlo a fines de la década de 1970. Cuando Roland Reagan fue elegido presidente, las relaciones con Argentina mejoraron aún más.
Sin embargo, Estados Unidos decidió apoyar al Reino Unido. Estados Unidos y el Reino Unido compartían fuertes intereses políticos y estratégicos. Reagan y Thatcher eran amigos cercanos, y el presidente estadounidense quería “[darle] a Maggie [Thatcher] lo suficiente para seguir adelante”. Aunque Argentina era un socio valioso de Estados Unidos en Sudamérica, la alianza angloamericana en materia de defensa e inteligencia superaba con creces todo lo que Argentina podía proporcionar a Estados Unidos. Además, Estados Unidos se oponía al uso de la fuerza militar y criticaba a los argentinos por disparar los primeros tiros. Además, la opinión pública estadounidense apoyaba en gran medida la causa británica. Algunos incluso temían que Argentina colaborara con la Unión Soviética después de capturar las Malvinas. En una carta personal al director de la CIA, William Casey, el periodista Ernst Cuneo adjuntó una copia de un artículo que había escrito instando a ayudar al Reino Unido y evitar una apertura soviética en el patio trasero de Estados Unidos.
Otra posible consideración política que motivó el apoyo al Reino Unido fueron los profundos vínculos entre las agencias de inteligencia de Estados Unidos y el Reino Unido, formalizados en la asociación Five Eyes. En 1985, tres años después de la guerra, la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos realizó una evaluación de la asociación de inteligencia Five Eyes, en particular del componente UKUSA. En el informe de alto secreto desclasificado pero con muchas censuras, la Comunidad de Inteligencia evaluó el valor de la relación como “alto [que] permite un esfuerzo de SIGINT [inteligencia de señales] mucho más completo de lo que es posible con sólo recursos estadounidenses”. El informe afirmaba que había “un flujo intenso de interceptaciones en bruto, resultados analíticos técnicos y productos SIGINT entre la NSA y el GCHQ, que incluía la distribución directa del producto por cada parte a los usuarios de ambos países”.
Sin embargo, al elegir apoyar al Reino Unido, la administración Reagan se enfrentó a un enigma. Un apoyo abierto alejaría a Argentina. Además, la CIA tenía información de inteligencia que indicaba que los argentinos estaban movilizando unidades de inteligencia y paramilitares para “hacer desaparecer a ciudadanos estadounidenses en Argentina si el gobierno de Estados Unidos [adoptaba] la posición británica con respecto a la disputa en las Islas Malvinas”. Esta preocupación se complicó por el hecho de que la junta argentina no tenía el control total del aparato de seguridad nacional del país.
Durante 74 días, el Reino Unido y Argentina lucharon encarnizadamente por una pequeña porción de tierra en el Atlántico Sur. Al final, Gran Bretaña prevaleció y lo hizo con un importante apoyo de inteligencia de Estados Unidos. En el contexto de una mayor vacilación de Estados Unidos a la hora de apoyar abiertamente la posición británica, la asociación Five Eyes jugó un papel integral en la victoria británica. Frente a los enigmas políticos y de políticas, la administración Reagan optó por apoyar la “Relación Especial”, como se ha descrito a las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido. En el caso de la Guerra de las Malvinas, esa relación resultó ser realmente muy especial.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 23, 2024
¿Por qué dos figuras políticas muy prominentes, Henry Kissinger y George Soros, son tan detestadas?
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Por Mick Olsen.
Porque los humanos no forman un bloque político monolítico. El doctor Henry Kissinger fue una de las figuras más controvertidas de la política estadounidense del siglo XX. Fue Secretario de Estado bajo los presidentes Nixon y Ford, lo que ya es suficiente para ganarse enemigos. Pero Kissinger también era un firme creyente en la política real, promoviendo los intereses estadounidenses por todos los medios necesarios.
Sus partidarios señalan que sus métodos funcionaron, que sus acciones hicieron que Estados Unidos fuera más poderoso y más próspero como nación. Sus detractores señalan que a menudo se saltaba la ley o incluso la violaba abiertamente, y que debería ser considerado un criminal de guerra.
George Soros es un hombre de negocios y uno de los hombres más ricos del mundo. El tipo de persona que gana dinero haciendo dinero. Aunque no ocupa ningún cargo político oficial, Soros es un filántropo que utiliza su dinero para influir en determinadas causas.
Sus partidarios señalan que su dinero ha contribuido enormemente a la educación de los negros en la Sudáfrica del apartheid y a fomentar la democracia en los antiguos estados soviéticos, e incluso hace donaciones a Wikipedia. Sus detractores señalan que nadie con esa cantidad de dinero lo ha hecho de manera justa, y que este es el hombre que una vez ganó millones de dólares vendiendo en descubierto la libra esterlina.
Sus otros detractores lo acusan de ser parte de una vasta red “globalista” que busca derrocar a las naciones del mundo para lograr el Nuevo Orden Mundial.
En otras palabras, Kissinger y Soros están en extremos opuestos del espectro político. Los de derechas suelen tener una buena opinión de Kissinger y no les gusta Soros. Los de izquierdas son todo lo contrario.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 7, 2024
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En un discurso de campaña del Partido Demócrata en la ciudad de Reno, Nevada, Joe Biden volvió a protagonizar este martes una situación curiosa a causa de un fallo de la memoria. En esta ocasión confundió dos países, uno de ellos recientementemente ingresado en la OTAN.
Durante su intervención, el presidente estadounidense afirmó que habló con Henry Kissinger unos diez días antes de su muerte el 29 de noviembre de 2023. En esa conversación, según Biden, el que fuera secretario de Estado durante el mandato de Richard Nixon le aseguró que Europa temía a Rusia desde hacía mucho tiempo y que la política de Joe Biden había llevado al fortalecimiento de la OTAN y, al mismo tiempo, a la unificación de Europa.
“Él dijo que […] durante mucho tiempo Europa miró por encima del hombro a Rusia con cierto temor y dijo que desde Napoleón no habían mirado por encima del hombro hasta que llegamos nosotros. Dijo: ‘Has reforzado la OTAN como nunca antes se había hecho. En cierto modo has unido Europa, has ampliado la OTAN y la frontera de la OTAN al incorporar a Suecia y Noruega’. Y dijo que eso cambió el mundo”, citó Biden las palabras de Kissinger.
Sin embargo, el jefe de la Casa Blanca se equivocó de país, ya que Noruega fue uno de los países fundadores de la OTAN. En realidad se refería a otro país nórdico, Finlandia, que se unió a la Alianza en abril de 2023.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 20, 2024
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Grl Heriberto Justo Auel
17 de Febrero de 2024
“Cuando todo parece ir en tu contra, recuerda que el avión despega contra el viento, no con él.”
Henry Ford -1863/1947-
- LOS PRESENTES DESAFÍOS ESTRATÉGICOS DE OCCIDENTE.
- LOS PRESENTES DESAFÍOS ESTRATÉGICOS DE LA ARGENTNA.
- LOS PRESENTES DESAFÍOS ESTRATÉGICOS DE OCCIDENTE.
Mientras en la CABA se soporta el “verano porteño” y en el Congreso Nacional continúan cayendo las máscaras de los “topos” de izquierda y de derecha, fuera del recinto se oyen aún los falaces y lejanos lamentos de las “voces en off” de conocidas/os hipócritas en retirada y no deja de ser oportuno volver a recordarles -a algunos políticos y particularmente a variables categóricas tales como las del oscuro fenotipo Fontecchia- la sabia sentencia de Moliere -1622/1673- :
“La hipocresía es el colmo de todas las maldades”.
Mucho más allá de nuestro entorno geográfico, la guerra civil europea ruso/ucraniana ingresa a su tercer año y promueve profundas reflexiones, por los efectos que irradia, que alcanzan a afectar nuestra ansiedad en acto, provocado por el arriesgado y demorado intento de abandonar la dramática decadencia -que nos avergüenza- y retomar el sendero que extraviamos a principios del siglo XX. Hemos homologado este hecho con un salto en altura, desde un trapecio a otro, sin red de seguridad (1), (2) y (3). Un tanto más cercano -en el Gran Medio Oriente- y abarcado por la antigua guerra civil palestino/israelí- un sorpresivo golpe del macro terrorismo también tiene consecuencias que nos alcanzan. A continuación dedicaremos breves reflexiones sobre ambos desafíos estratégicos.
Nuestro Occidente Cristiano -en prolongada decadencia- ha sido duramente afectado por la última globalización -1989/1991- que produjo “una situación internacional líquida” –según Zygmunt Bauman 1925/2017- que apunta hacia una posible e inestable multipolaridad, o hacia una nueva eventual bipolaridad. Por sobre todo, el hecho ha potenciado al progresivo “relativismo moral” hemisférico, desde la propia intimidad del núcleo fundador europeo.
El novel catalizador central del secular proceso de caída es el “globalismo”, reactivo social originado en su seno. Su conceptualización abarca aspectos físicos y espirituales. Un hardware compuesto por elementos físicos que operan como soporte de la relación trasatlántica, la OTAN, alianza militar de intereses políticos y desarrollos comunes y un software -su cimiento identitario- constituido por la espiritualidad religiosa cristiana -histórica cultura fundante- actualmente afectada seriamente por el “relativismo” que provoca una actitud “contractiva” y una progresiva caída en las relaciones de poder internacionales.
Es motivo actual de una gran preocupación -en los centros occidentales de pensamiento político/estratégico independientes- el camino que podría adoptarse para alcanzar la paz en los focos activos de estas guerras civiles, en el “borde asiático occidental” y en el “borde occidental de Occidente”, –“ambos, espacios geopolíticos de fractura, hipersensibilizados”-.
La forma en que se cierren estas guerras- será la que asegure una posible Paz futura. Las experiencias de las Grandes Guerras Civiles Europeas 1914/18 y 1939/45, así lo indican.
¿Cuáles podrían ser las salidas, en cada uno de estos casos?
Rusia se ha preparado para continuar la guerra en los próximos años, tanto en su industria para la Defensa como en sus finanzas y contrariamente, dentro de la OTAN -imprescindible fuente financiera y logística de Ucrania- hay desacuerdos. A su vez, una reedición del Tratado de Brest-Litovsk pareciera no ser una solución en los 2000 -entrega de espacios por incapacidad operacional-. Ante tal realidad evidente, posiciones intermedias podrían ser aceptables.
En las últimas semanas ha circulado la entrevista que Putin concedió al periodista estadounidense Tucker Carlson, en la que se trató acerca de la propuesta del Presidente ruso para negociar con Kiev el fin de la guerra, mientras Bruselas manifestaba haber financiado el esfuerzo bélico de Ucrania con 28 millones de euros y prometía 50 millones más para los próximos cuatro años y además, duplicar la producción de munición de artillería en el 2025. Sin embargo se calcula que serían necesarios 100 millones de euros más para actualizar la producción europea de Defensa, pero de eso no se habla.
Dinamarca, Alemania, Suecia y Polonia han planteado en la OTAN que Moscú se prepara para invadir a la UE en un plazo de 3 a 5 años. No es extraño entonces que el respaldo de la opinión europea -para apoyar financieramente a Zelensky- llegue al 72% y que el 84% sea favorable a cobijar a los refugiados ucranianos. El principal componente de esta alianza militar -EE.UU.- tiene elecciones dentro de siete meses -05 Oct 24- y el principal candidato republicano -Trump- afirma que -en el caso de ser elegido- “permitirá el ataque ruso a los países que no hayan cumplido con el presupuesto de la OTAN”. A ello podemos agregar que Elon Musk -esperado en Buenos Aires próximamente- ha facilitado el empleo -a los rusos- de su sistema de comunicaciones por satélite Starlink en Ucrania.
Hasta la fecha, Kiev ha ignorado la oferta de Putin. Recientemente relevó con honores -“Héroe de Ucrania”- al Cte. de las FF.AA. -Grl Valeri Zaloujny- que pasó a formar parte del gobierno y nombró en su reemplazo al Grl Oleksandr Syrsky -hasta ahora Cte. del Ejército- a quien se le encomendó “planificar detalladamente la continuación de las operaciones” y “preservar la vida y la salud de las tropas, como valor central del Ejército, manteniendo el equilibrio entre las misiones de combate y la formación de los militares”.
Para los observadores occidentales que se inclinan por la inmediata negociación de la Paz, el Grl Valeri Zaloujny sería el próximo reemplazo del Presidente Zelensky y el negociador de la Paz por parte de Ucrania. Federico Aznar Fernández-Montesinos (4) en su enjundioso trabajo “¿Qué es Occidente? Occidente ante su identidad: desafíos contemporáneos”, ha señalado:
“Podemos concluir, en esta tesitura y cuando el mundo marcha hacia una nueva bipolaridad que la guerra en Ucrania, más allá de sus razones y causas, resulta difícilmente comprensible en términos geopolíticos. Esta guerra no pertenece ni obedece a la lógica geopolítica. Está fuera de lugar y de su tiempo y no hará de Rusia la superpotencia que fue. Un 2% del PIB mundial no da para tanto. Es un conflicto intracivilizatorio -¿o intracultural- del que nada positivo cabe esperar.
Como lo expresáramos en nuestros ensayos ya citados -(1), (2) y (3)-, esta guerra fue gestada a lo largo de años por la “progresía occidental” a través de sus organizaciones “globalistas o universalistas” -aliadas en Iberoamérica con el castrocomunismo (5)- y como lo advirtiera el recientemente fallecido Henry Kissinger, era “absolutamente absurdo provocar a Moscú”, llevando la OTAN a sus fronteras.
“Frente a la falta de compromiso creciente con la Patria, de quienes no viven ciertos valores, no puede pedírseles que la defiendan”. Coronel Jean Paul Laffite
La pugna de poder en el siglo XXI se da entre EE.UU. y China, en la que la UE es un tercero que podría volver a ser espacio de encuentro belígero. Rusia -hasta los Urales- es europea y Putin intentó en vano ingresar -hace años- a la Unión. No fue aceptado y hoy pragmáticamente se alinea detrás de China, a la que hasta hace unas décadas subordinaba, con algunas dificultades.
Si Rusia gana a esta guerra no recuperará su antigua posición de superpotencia. Pero, si la guerra se prolongara y los Republicanos regresan a fin del año 24 al poder en Washington, una UE demasiado cercana a Venus (4) podría provocar a Putin para que éste intente la realización de sus sueños imperiales, actitud que a su vez lo llevaría a un aislamiento internacional y a una muy difícil posición frente a China.
Si Ucrania lograra la victoria se repetiría la humillación rusa de la derrota frente a Japón en 1905 y el correspondiente desequilibrio de poder en el Asia Pacífico, en favor de China.
Si se llegara al enfrentamiento nuclear muy probablemente llegaríamos a la “noche invernal universal”. Las experiencias vividas por la humanidad en las posguerras son hoy materia de profunda reflexión por parte de un sector responsable de las dirigencias internacionales, ante la búsqueda de la salida de una guerra que, parafraseando a Fouché, “es peor que un crimen, ¡es un error!” (5).
Hemos dicho hace dos años (7) que la solución estaría en la mesa de negociaciones, con China y la India representando a Rusia y EE.UU y la UE representando a Ucrania. Hay que detener a esta masacre humana que carece de todo sentido y es producto criminal de la “batalla cultural” que se desarrolla en la intimidad de un Occidente que se suicida. Las operaciones en Ucrania están en un “punto muerto”, apenas activado con la llegada de las primaveras. Se está repitiendo el drama final en las trincheras del año 1918.
En Jul 24 la OTAN celebrará su cumpleaños septuagésimo quinto. Hay quienes esperan se anuncie allí la incorporación de Ucrania a esa alianza militar. No lo creemos. Hay demasiadas dificultades el seno de las partes. Sí entendemos que será una gran oportunidad para aprender de lo ocurrido en los dos primeros años de esta guerra perversa.
La antigua y prolongada guerra civil palestino-israelí se ha complicado en las últimas décadas. Fue cuando se empezó a hablar del Gran Medo Oriente, por el ingreso -en la disputa por la hegemonía regional- de Irán, Turquía y Arabia Saudita. La negociaciones y “buenos oficios” para alcanzar la Paz de la región, han sido incontables. Siempre que alguna de ellas prosperaba, los sectores dogmáticos/fundamentalistas de ambas partes encontraron la forma de sabotear a una eventual pacificación.
Los persas aspiran convertirse en un país poseedor de la bomba N y apoyan decididamente al Hezbolá libanés, que ha llegado al gobierno de ese país hoy disgregado, y al Hamas palestino en Gaza, organización que también llegó a dominar a esta Franja superpoblada que he conocido muy bien, por vivir allí como Observador Militar de la ONU, hace cincuenta años. La situación ha cambiado totalmente, pero tengo la certeza que la mayoría de la población palestina e israelí, no comprometida con las organizaciones extremistas, continúa aspirando a vivir pacíficamente.
La gravedad del reciente sorpresivo golpe terrorista de Hamas en la frontera Sur de Israel, con toma de rehenes, provocó la incursión de las FF.AA israelíes, que aún continúa. Es muy difícil pensar que Israel se retire de la Franja y que Irán no active al frente Norte y Este, con el Hezbolá. En la periferia, ya lo hizo en Yemen, actuando sobre el tráfico comercial en el Golfo y en la guerra civil siria, que ha provocado once millones de refugiados, la mayor crisis de este carácter a nivel mundial.
El nuevo gobierno argentino ha tomado un posicionamiento opuesto al anterior en su política exterior. Esta firme definición de inserción internacional exige estar acompañada por una política de Defensa que considere la total interrelación del proceso revolucionario regional, con los acontecimientos en desarrollo en el Gran Medio Oriente. Las limitaciones legales que nos impuso el enemigo impiden prever las verdaderas amenazas estratégicas internas. Los nuevos responsables de la Seguridad Nacional deberían considerar -cuanto antes- lo que ocurre en el país trasandino, que marcha un paso adelante en el proceso abierto por la contraofensiva revolucionaria del 19. Los altos mandos de las FF.AA. chilenas nuevamente “exigen un marco jurídico claro que defina sus funciones, atribuciones, estructura de mando y reglas de uso de la fuerza” (8), ante la tensa situación interna que se les plantea.
Carecemos de planeamiento estratégico sobre las verdaderas amenazas. Consecuentemente no hay input para la inteligencia estratégica y si lo hubiere, sepamos que carecemos de sistema de inteligencia estratégica, pues los retazos que de él subsistían fueron licuados recientemente, en el año 23. Avanzamos a ciegas y con las manos atadas en la espalda. El enemigo revolucionario, en éste frente, fue muy eficaz.
- LOS PRESENTES DESAFÍOS ESTRATÉGICOS DE LA ARGENTNA.
Iberoamérica no escapa al despertar estratégico internacional posguerra fría. Las publicaciones del IEEBA han estado centradas siempre en dicho tema. -Ver Inventario en www.ieeba.org.- Los ciclos de crisis y de sus correspondientes intentos de reformas liberales -normalmente fallidos- han sido cooptadas por el castrocomunismo, débil pero resiliente, agazapado en los frentes internos y férreamente organizado regionalmente desde la implosión soviética -1991- en el Foro de San Pablo -FSP-.
La declinación Occidental -tratada en el punto 1.- dio lugar al ingreso en la región de China, Rusia e Irán. Inicialmente -en los años 2000- impulsado por el petrodólar venezolano, el proceso “revolucionario del Socialismo del Siglo XXI” se expandió -por vía electoral- en toda la región. Su corrupción e ineptitud no les permitió continuidad en el tiempo. Por esa razón, en el “XXV Encuentro del FSP” en Caracas -Jul 19-, se estableció la recuperación de los gobiernos perdidos, ya fuere por vía judicial -caso Brasil- o por sedición violenta -caso Chile-.
En Dic 23 “la revolución” perdió nuevamente el gobierno en la Argentina. Asumió la presidencia un outsider de la política, que se auto define como “anarco-libertario”. Por primera vez -desde 1984- las cosas empiezan a llamarse por su nombre, si bien hay un amplio sector social que aún emplea el lenguaje del hipócrita relato “revolucionario”.
Puestas a votación en Diputados las reformas estructurales prometidas por el nuevo Presidente, surgieron otra vez los “topos” -socialistas -encubiertos-, de variados pelajes, señalados ahora como “traidores”. Reiteradamente -en nuestros ensayos de los dos últimos años- señalábamos la necesidad electoral de sincerar a las coaliciones penetradas por los “topos” encubiertos.
Decíamos entonces que lo que no se hacía por vía racional y ante una evidente necesidad electoral, lo haría más tarde la ciudadanía, a través del largo proceso de las elecciones internas y de las generales, con un mayor desgaste de capital político y con una gran pérdida de tiempo. Y así fue.
Recién ahora -caída la Ley “Bases”- se está negociando la conformación de la nueva coalición de gobierno separando la paja del trigo, mientras estamos suspendidos en el aire para alcanzar al nuevo trapecio capitalista, sin haber recuperado suficientemente a las Instituciones y con amenazas estratégicas indiscutibles, desconocidas por el soberano.
El Presidente Milei, con el soporte electoral obtenido el balotaje, asumió con fuerza el liderazgo pero su gobierno es débil pues tiene minoría en el Congreso Nacional, carece de territorialidad propia y su partido no tiene experiencia burocrática. La coalición en ciernes le es indispensable, como también lo es su creciente prestigio externo.
El enemigo “revolucionario” ha dictado su manual para la “resistencia”, que puso en práctica el mismo día en que fue desplazado del poder. La depredación socioeconómica que padeció el país luego de dos décadas de pseudo-revolución delincuencial, exige hoy prioridades indiscutibles. Se prioriza la salida de la estanflación y el socorro social, pues hay un sector de argentinos que carece de alimentos. PERO, ello no debe ocultar que la causa primera de nuestra crisis-decadencia es cultural y política.
El riesgo estratégico de la Argentina sigue siendo la pérdida del Estado Institucional -vivimos en un Estado fallido- y la amenaza estratégica central es el narcoterrorismo, -sostén imprescindible de la pseudo revolución castro-comunista y de sus aliados.
El FSP efectuó su último Encuentro -Nro. XXVI- entre el 29 Jun/02 Jul 23, en Brasilia, bajo control directo de Lula. El motivo “público” central del Encuentro ha sido el de la “Integración Regional”, que ha encubierto al verdadero motivo: la aplicación del principio de reunión de la fuerza regional. Públicamente nada se dijo con referencia a la “contraofensiva revolucionaria” establecida en el 2019 -en el Encuentro Nro. XXV- pero sí lo sugiere la publicidad interna del Encuentro Nro. XXVI: “La convocatoria del cónclave se realizará en medio de un escenario complejo, de victorias y también de mucha lucha. Entre los temas principales están la necesidad de construir la integración de nuestros países, proteger nuestra naturaleza, pueblos y soberanía además de luchar contra los efectos del neoliberalismo en nuestra región”.
Los políticos y la prensa continúan soslayando el tratamiento del actual “estado de guerra” revolucionario. No se ha concientizado la actual situación estratégica en nuestra doble posguerra, como consecuencia de la total ausencia de conocimientos polemológicos de nuestras dirigencias.
En necesario levantar la mirada y entender a la compleja circunstancia internacional y a la oportunidad histórica que transitamos para alcanzar la PACIFICACIÓN NACIONAL.
“Cuando todo parece ir en tu contra, recuerda que el avión despega contra el viento, no con él.”
CITAS Y ACLARACIONES:
(1). H. J. Auel. “Cruzamos el Rubicón”. 30 Nov 23. www.ieeba.org
(2). H. J. Auel. “La contrarrevolución se reinicia en la Argentina”. Dic 23. www.ieeba.org
(3). H. J. Auel. “El terrorismo y la guerra civil contrarrevolucionaria”. 07 Ene 24. www.ieeba.org
(4). G. Carbonaro. “¿Por qué los ejércitos europeos tienen dificultades para reclutar soldados?” 16 Feb 24. www.euronews.com
(5). F. Aznar Fernández-Montesinos. “¿Qué es Occidente? Occidente ante su identidad: desafíos contemporáneos”. 01 Feb 24. www.ieee.es
(6). Justicia y Concordia. “El Pacto”. 12 Nov 20. www.elpacto.com.ar
(7). H. J. Auel. “La Guerra en Ucrania, la Disuasión Ausente y la Inseguridad Argentina”. Jul 22. www.ieeba.org
(8). N. García. “Las FFAA de Chile plantean reparos a la participación militar en tareas de orden público”. 15 Feb 24. www.infodefensa.com
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 17, 2024
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El sobresaliente (tristemente famoso para algunos, funcionario de lujo para otros) político y diplomático estadounidense Henry Alfred Kissinger falleció a la edad de 100 años. Fue una figura indispensable en la historia de la diplomacia estadounidense, fue un destacado protagonista de la escena internacional del siglo XX, y su reputación mundial va mucho más allá de los cargos de 56º Secretario de Estado de los EE.UU. y consejero personal del presidente Nixon para asuntos de seguridad nacional que desempeñó. Miembro del Partido Republicano durante los 50 años que trabajó en el ámbito de la política exterior, asesoró también a varios presidentes, tanto demócratas como republicanos, además de liderar distintos estudios para organismos gubernamentales e instituciones privadas.
De “un verdadero gigante entre los diplomáticos y políticos de todo el mundo” lo calificó el embajador ruso en EE.UU., Anatoli Antónov, al hablar de su larga trayectoria profesional en un mensaje que le envió a Kissinger con motivo de su 99 cumpleaños.
¿Por qué es tan destacado el papel y la importancia de Kissinger en la política estadounidense y mundial? ¿Y cómo un niño alemán de una familia judía religiosa logró alcanzar la máxima responsabilidad en el ámbito de la política exterior de EE.UU.?
Hijo de un maestro y una devota ama de casa judíos de Alemania, llegó a este mundo con el nombre Heinz Alfred Kissinger el 27 de mayo de 1923 en la ciudad bávara de Fuerth.
En 1938, huyendo de la persecución nazi, los Kissinger se mudaron a los Estados Unidos. El joven ingresó al New York City College y luego fue reclutado para el Ejército. Su fluidez al hablar alemán, la capacidad de analizar rápidamente la situación, el ingenio y la inteligencia del joven hicieron que el mando militar pronto le asignara funciones en el contraespionaje.
Terminada la II Guerra Mundial, en 1945 y 1946 sirvió en la zona de Alemania que quedó bajo la influencia de EE.UU. desempeñando tareas en el servicio de contraespionaje y ejerciendo de instructor en una escuela de espionaje. En 1947 regresó a los Estados Unidos e ingresó al Harvard College, donde se graduó en 1950 en Ciencias Políticas, y consiguió en 1952 y 1954 la maestría y el doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard.
Al dejar Harvard, hizo de director de su proyecto en estudios especiales en Rockefeller Brothers Foundation entre los años de 1956 a 1958, y posteriormente, hasta 1971, asumió la dirección del programa estatal de estudios de defensa de Harvard, ideado para asesorar a los principales políticos y militares del país. Además, desempeñó las tareas de asesor para varios políticos y organismos estatales.
El presidente republicano Richard Nixon quiso contar con sus conocimientos en materia de política internacional y lo nombró asesor para asuntos de seguridad nacional en 1968.
Durante el tiempo que estuvo en el cargo, Kissinger fue el representante de los Estados Unidos en las negociaciones para terminar la guerra de Vietnam, que finalizó en 1973 con un acuerdo de alto el fuego. Ese mismo año recibió el Premio Nobel de la Paz.
La brillantez con la que ejerció su labor en 1973 hizo que el presidente Nixon le nombrara secretario de Estado. Es más, cuando Nixon tuvo que dimitir en medio del escándalo Watergate, el hasta entonces vicepresidente, Gerald Ford, tomó las riendas de la Casa Blanca como presidente y mantuvo a Kissinger al frente de la política exterior hasta 1977.
Todos estos años desempeñó un papel dominante en la política exterior de Estados Unidos. Muchas iniciativas diplomáticas están asociadas a su persona, incluida la de seguir una política de distensión en plena Guerra Fría, lo que supuso un alivio en las extremadamente complicadas relaciones soviético-estadounidenses. A partir de ese momento, disminuyó la intensidad de la confrontación entre los países del bloque socialista y los que estaban bajo la influencia de Washington.
Una consecuencia importante de esta política de distensión fueron las negociaciones sobre la limitación de las armas estratégicas, que terminaron con la suscripción, en 1972, de los tratados entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre la limitación de este tipo de armas y la defensa antimisiles. También firmaron una serie de acuerdos sobre cooperación bilateral en áreas no militares.
Fue uno de los principales artífices del acercamiento de EE.UU. a la República Popular China, que terminó con el reconocimiento diplomático del régimen de Mao y la visita a China del presidente Nixon en 1972.
Gracias a su ‘diplomacia de lanzadera’ a principios de la década de 1970, las negociaciones para resolver el conflicto árabe-israelí terminaron con la firma de dos acuerdos sobre la separación de las tropas israelíes y egipcias en la península del Sinaí, que puso fin a la Guerra de Yom Kippur (1973).
En una encuesta de la revista Foreign Policy de 2015, fue calificado como el secretario de estado de EE.UU. más eficaz de los últimos 50 años.
Después de su paso por la primera línea de la diplomacia estadounidense, comenzó a enseñar en el Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad de Georgetown. En 1982, fundo ‘Kissinger Associates’, una compañía de consultoría a políticos y empresarios.
Entre 1984 y 1990 asesoró a los presidentes Ronald Reagan y George W. Bush en la preparación de sus reuniones con Mijaíl Gorbachov.
En 2002, encabezó una comisión independiente para investigar los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Kissinger es autor de varios libros sobre diplomacia y el sistema político internacional actual. En sus obras, no solo analizó el pasado de las relaciones internacionales, sino que también expresó sus puntos de vista sobre la historia, la filosofía y los problemas de la política internacional.
Al referirse a tensiones internacionales de la actualidad, Kissinger consideraba que su país se encuentra actualmente al borde de una guerra con Moscú y Pekín alentada en parte por Washington.
“Estamos al borde de una guerra contra Rusia y China por cuestiones que en parte creamos, sin ninguna idea de cómo va a terminar esto o a qué se supone que conducirá”, afirmó Kissinger en una entrevista publicada en agosto de 2022.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 29, 2023
Dean Dexter, un hombre profesional y afectivamente ligado al fallecido ex Embajador en Argentina Robert Charles Hill, conoce la trágica historia de nuestro país y de Latinoamérica en los años setenta. En sus funciones de periodista y servidor público domina dos lados importantes de estos sucesos. El señor Dexter, ahora en su cargo en la Secretaría de Estado de New Hampshire tuvo la amabilidad de dialogar con PrisioneroEnArgentina.com y compartir sus observaciones y sapiencias.
PrisioneroEnArgentina.com: Señor Dexter, por un tiempo prolongado he tenido la aspiración de conversar con usted ya que sé que ha tenido experiencias con la Argentina de los años setentas.
Dean Dexter: Bueno, sí. Primero de todo… Fabian Kussman, tu nombre me suena muy familiar…
PrisioneroEnArgentina.com: En realidad he escrito algunos artículos. Claro, no tan buenos como los que usted ha redactado. Digo ha, ya que ahora usted se ha dedicado a la política.
Dean Dexter: Soy un periodista, y he trabajado para Robert C. Hill, y le he visitado en Argentina cuando él era embajador allí. Yo era muy cercano a su hijo, Graham Hill, quien falleció hace dos años, en septiembre. Actualmente en mi puesto de Asistente de la Secretaría de Estado en New Hampshire.
PrisioneroEnArgentina.com: Usted escribió una serie de artículos sobre Argentina en esos tumultuosos años. ¿Por qué Argentina? Entonces era un territorio muy peligroso.
Dean Dexter: Si, lo era. Pero cuando estuve allí, no lo hice en mi capacidad de periodista. Más lo hice como visitante. Como amigo y como asistente del Embajador Hill. No estaba destacado allí.
PrisioneroEnArgentina.com: El embajador Hill mencionó, en un reportaje de 1978, lo peligroso que era ser funcionario o empresario americano en Argentina.
Dean Dexter: Si. El embajador Hill era muy cercano al presidente Nixon. El conoció a Richard Nixon cuando Nixon era el vicepresidente de Eisenhower. Bajo la administración de este último fue (Hill) embajador en Costa Rica, El Salvador y México. Pero cuando estaba prestando servicios en Argentina, tuvo que tener mucho personal de seguridad. Más que en cualquier otro destino. Cuando viajé a visitarle en diciembre de 1975, le aguardé en su residencia ya que el Embajador estaba en una reunión. Cuando él retornó, me relató que apenas pudo escapar con su auto de un atentado con una bomba en las calles de Buenos Aires. Salvó su vida gracias a su auto acorazado y a que poseía un muy bien entrenado cuerpo de seguridad. Entre estos últimos, guardaespaldas, marines y más guardaespaldas que el gobierno argentino le proporcionaba. En otra oportunidad, nos encontrábamos en la residencia del Embajador a finales de 1975 y hubo un intento de golpe de estado, fallido. Sin embargo, no apreciamos ninguna manifestación de la gente contra este evento.
PrisioneroEnArgentina.com: Luego vino el golpe de estado efectivo. Usted escribió sobre esto. ¿Cuándo se enteraron que se produciría?
Dean Dexter: Nos encontrábamos allí. Nos enteramos en el mismo momento que se produjo. Diferentes agencias nos avisaban.
PrisioneroEnArgentina.com: ¿Usted tiene conocimiento de cierta disputa entre el Embajador Hill y el Secretario de Estado Henry Kissinger?
Dean Dexter: Yo sé de alguna disputa. El Embajador Hill estaba muy preocupado con lo que sucedía en la guerra entre militares y terroristas. Él había estado aconsejando al gobierno que deberían moderarse. El problema fue que el Canciller Guzzetti, cuando este se entrevistaba con Kissinger, Kissinger le informaba lo contrario a lo que Hill pensaba. Había un elemento allí… de discrepancia. El Embajador Hill estaba preocupado por ciertas violaciones a los derechos humanos y por el terrorismo reinante.
PrisioneroEnArgentina.com: ¿Cuáles eran estas preocupaciones?
Dean Dexter: El Embajador Hill estaba muy preocupado. Algo emocionante es que firmó un documento en el cual decía que, en caso de ser secuestrado por organizaciones terroristas, no se pagara ningún rescate por su persona.
PrisioneroEnArgentina.com: Esto hubiera sentado un precedente.
Dean Dexter: Claro. No sé si estas al tanto de esto, pero algo muy interesante del Embajador Robert C. Hill es que él era un conservador. Él era anti comunista, y lo fue durante la Guerra Fría. Pero esta ideología no lo trababa para corregir errores. El Embajador sostenía un legado al comienzo y al final de su vida. En el comienzo, él fue uno de los primeros -en su desempeño como representante en México- que vio a Castro como comunista y como un tirano. Un visionario que detectó esto antes del golpe a Batista. Hill era amigo íntimo de Spruille Braden -fugaz embajador en Argentina en los ‘40-. Braden fue Embajador en Cuba y fue muy controversial en Argentina. Perón solicitó que Braden sea removido de su posición en Argentina. Le donó mucha información a Hill. Este último era Embajador en España cuando Perón estaba exiliado allí. Es por ello que tenía mucho conocimiento de la situación en Argentina. Y de Sudamérica, donde había mucha actividad terrorista.
PrisioneroEnArgentina.com: ¿El Embajador Hill informaba al presidente y además al Congreso de toda actividad terrorista?
Dean Dexter: Hill no solo servía como Embajador, sino que además era de asistencia en relaciones con el Congreso. Tenía muchas relaciones con senadores americanos. Era muy conocido (Hill) en Washington y no temía hablar de temas que podrían estar en conflicto con la opinión de pesos pesados, alguien como Kissinger. Por ejemplo, en 1959 cuando la revolución en Cuba, Hill enviaba cables a sus superiores en Washington. Principalmente a Milton Eisenhower -quien era hermano del presidente Ike Eisenhower-. Esa información decía que Castro era ya un comunista, mientras el New York Times le celebraba como el salvador de la nación (cubana). No hay que escapar a la realidad de que Batista era un dictador y que estaba muy ligado en negocios turbios con la mafia americana. No son situaciones placenteras, pero en los tiempos de la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética se desplegaba a través de toda Latinoamérica, Hill era uno de los pocos embajadores, jóvenes embajadores, que advertían sobre esta amenaza.
Continuará.
Fotos: Archivo personal de Dean Dexter.
Fabian Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 8, 2017