En su primer mes como presidente de Argentina, Javier Milei ha procurado realizar más reformas que las que logran algunos gobiernos a lo largo de todo un mandato. El libertario asumió el 10 de diciembre con la máxima de que “no hay alternativa al shock” y días después anunció un decreto con más de 300 medidas para desregular la economía, abriendo desde el mercado doméstico hasta la posibilidad de privatizar empresas estatales. El megadecreto de Milei deroga o modifica decenas de leyes aprobadas por el Congreso (que para rechazarlo precisaría el voto negativo de ambas cámaras) y ya enfrenta obstáculos en la justicia, que suspendió la reforma laboral que contenía. Luego presentó un proyecto de “ley ómnibus” de 664 artículos que también cambia normas anteriores, declara una “emergencia pública” por al menos dos años en los que el Poder Ejecutivo podría asumir facultades que corresponden al Parlamento. Milei sostiene que todo esto busca ampliar la libertad de los argentinos como base de la una suerte de refundación del país, y califica a sus opositores de “idiotas útiles” o “casta política” que busca mantener privilegios. Sin embargo, Javier Corrales, un profesor de ciencia política en el Amherst College de Massachusetts que ha estudiado el surgimiento de outsiders en América Latina, cree que Milei tiene por ahora rasgos similares a otros líderes que llegaron al poder en la región con discursos antisistema.
“Más que libertario yo diría que es como un mandamás”, sostiene Corrales. “Hay varios rasgos que ya son claros, por lo menos las preferencias principales de Javier Milei. No se sabe si las va a poder sostener. En términos económicos, es el mayor impulso hacia una economía de mercado que Argentina ha tenido desde el primer gobierno de Carlos Menem en los años ’90.mY en términos de políticas, estamos viendo que se le ha olvidado a Milei que vive en un país donde existen procedimientos que se deben llevar a cabo a la hora de impulsar reformas. Hay una paradoja: entramos en la idea de cómo utilizar la fuerza de un decreto para liberar a los argentinos, como él habla. Esto va a traer problemas, porque las instituciones en Argentina van a hacer lo posible por resistir. Lo que veo mayormente es un deseo de desregularizar la economía. No estoy tan seguro que sea de tipo libertario necesariamente. Milei estuvo en el Congreso dos años y rápidamente se convierte en candidato presidencial. Y el escaño como diputado tampoco es un cargo ejecutivo. En ese aspecto, es parte del fenómeno de los latinoamericanos cayendo bajo el hechizo de este tipo de personas que prometen hacer una limpieza del sistema. Pero uno de los problemas de estas personas es que efectivamente piensan que esa marea o tsunami que los lleva al poder se puede perpetuar estando en el poder. Y así no es como funcionan los sistemas democráticos. Este tsunami lo llevó al poder y ahora está enfrentando las primeras barreras. Hay que ver qué pasa: si el gobierno decidirá ir por partes y ver qué se puede hacer o no, o si se va a convertir en un gobierno más impaciente con las resistencias que existen en el sistema.”
“La forma de gobernar de Milei por ahora ves más rasgos de un outsider que de un ultraliberal o libertario, como él se define… Más que libertario yo diría que es como un mandamás: cree que tiene las mejores ideas, considera que hay que cambiarlo todo y de golpe, con la fuerza de los decretos. Esto no sería necesariamente algo que yo consideraría libertarismo, pero sí es una especie de aplanadora política que tiende a avanzar en muchos frentes muy rápido, independientemente de las normas que ya existan en el país para realizar estos cambios. El tema preocupante es el megadecreto. Lo quiso abarcar todo. Hasta cierto punto, te da una noción de que es una persona que piensa que la solución a todo tipo de problemas es derogar cosas que ya existen. Y no creo que esa sea siempre la solución. Veremos si sigue empeñado en actuar de este modo.”
“En gran parte va a depender de lo que ocurra con la economía. Si se repite que un presidente llega y estabiliza algunas variables macroeconómicas como la inflación o el problema del dólar y reactiva la economía, eso lo va a ayudar mucho. No cabe duda de que si él es capaz de arreglar la economía pudiera sobrevivir. Pero si no tiene grandes logros económicos inmediatamente y encima mantiene esta actitud de aplanadora política, sí creo que en Argentina va a haber mucha resistencia y por lo menos un panorama de turbulencia política.”
“Un mandamás que considera que hay que cambiarlo todo y de golpe”
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En su primer mes como presidente de Argentina, Javier Milei ha procurado realizar más reformas que las que logran algunos gobiernos a lo largo de todo un mandato. El libertario asumió el 10 de diciembre con la máxima de que “no hay alternativa al shock” y días después anunció un decreto con más de 300 medidas para desregular la economía, abriendo desde el mercado doméstico hasta la posibilidad de privatizar empresas estatales. El megadecreto de Milei deroga o modifica decenas de leyes aprobadas por el Congreso (que para rechazarlo precisaría el voto negativo de ambas cámaras) y ya enfrenta obstáculos en la justicia, que suspendió la reforma laboral que contenía. Luego presentó un proyecto de “ley ómnibus” de 664 artículos que también cambia normas anteriores, declara una “emergencia pública” por al menos dos años en los que el Poder Ejecutivo podría asumir facultades que corresponden al Parlamento. Milei sostiene que todo esto busca ampliar la libertad de los argentinos como base de la una suerte de refundación del país, y califica a sus opositores de “idiotas útiles” o “casta política” que busca mantener privilegios. Sin embargo, Javier Corrales, un profesor de ciencia política en el Amherst College de Massachusetts que ha estudiado el surgimiento de outsiders en América Latina, cree que Milei tiene por ahora rasgos similares a otros líderes que llegaron al poder en la región con discursos antisistema.
“Más que libertario yo diría que es como un mandamás”, sostiene Corrales. “Hay varios rasgos que ya son claros, por lo menos las preferencias principales de Javier Milei. No se sabe si las va a poder sostener. En términos económicos, es el mayor impulso hacia una economía de mercado que Argentina ha tenido desde el primer gobierno de Carlos Menem en los años ’90.mY en términos de políticas, estamos viendo que se le ha olvidado a Milei que vive en un país donde existen procedimientos que se deben llevar a cabo a la hora de impulsar reformas. Hay una paradoja: entramos en la idea de cómo utilizar la fuerza de un decreto para liberar a los argentinos, como él habla. Esto va a traer problemas, porque las instituciones en Argentina van a hacer lo posible por resistir. Lo que veo mayormente es un deseo de desregularizar la economía. No estoy tan seguro que sea de tipo libertario necesariamente. Milei estuvo en el Congreso dos años y rápidamente se convierte en candidato presidencial. Y el escaño como diputado tampoco es un cargo ejecutivo. En ese aspecto, es parte del fenómeno de los latinoamericanos cayendo bajo el hechizo de este tipo de personas que prometen hacer una limpieza del sistema. Pero uno de los problemas de estas personas es que efectivamente piensan que esa marea o tsunami que los lleva al poder se puede perpetuar estando en el poder. Y así no es como funcionan los sistemas democráticos. Este tsunami lo llevó al poder y ahora está enfrentando las primeras barreras. Hay que ver qué pasa: si el gobierno decidirá ir por partes y ver qué se puede hacer o no, o si se va a convertir en un gobierno más impaciente con las resistencias que existen en el sistema.”
“La forma de gobernar de Milei por ahora ves más rasgos de un outsider que de un ultraliberal o libertario, como él se define… Más que libertario yo diría que es como un mandamás: cree que tiene las mejores ideas, considera que hay que cambiarlo todo y de golpe, con la fuerza de los decretos. Esto no sería necesariamente algo que yo consideraría libertarismo, pero sí es una especie de aplanadora política que tiende a avanzar en muchos frentes muy rápido, independientemente de las normas que ya existan en el país para realizar estos cambios. El tema preocupante es el megadecreto. Lo quiso abarcar todo. Hasta cierto punto, te da una noción de que es una persona que piensa que la solución a todo tipo de problemas es derogar cosas que ya existen. Y no creo que esa sea siempre la solución. Veremos si sigue empeñado en actuar de este modo.”
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