“Hay que elegir muy bien a nuestros enemigos, porque uno termina pareciéndose a ellos”.
Jorge Luis Borges
Era evidente que el triunfo de Javier Milei en el ballotage del 19 de noviembre pasado produciría una implosión en todos los partidos políticos relevantes de nuestro país, o sea, el peronismo, el radicalismo y el PRO, porque los demás, sobre todos los bulliciosos y agresivos de izquierda, no cuentan. Pero nadie podía prever la magnitud que tendría. El kirchnerismo, la última franquicia del famoso movimiento, hoy se está matando entre las apetencias de dos horrores, el carísimo e incapaz Axel Kiciloff y el inútil hijísimo Máximo, una competencia que, al menos por ahora, la dueña del espacio no dirime, y que podría llevarla a optar por presidir la marca en la Provincia de Buenos Aires.
El más que centenario partido de Leandro Alem, Hipólito Irigoyen y Aristóbulo del Valle, en una curiosa voltereta que lo llevó a desechar el histórico cursus honorum que debían recorrer sus líderes y candidatos, eligió para encabezarlo a un sobrevenido Martín Lousteau, adepto a las alianzas contra natura, que lo han obligado a votar solitariamente en contra de toda su bancada en el H° Aguantadero, una prueba más del escaso acompañamiento a su gestión de las provincias que gobierna la UCR. Y en el fragmentado sector amarillo, Mauricio Macri no termina de digerir la masiva fuga, en el ballotage, de sus votantes hacia La Libertad Avanza, una actitud claramente racional y esperable para evitar el mal enormemente mayor que hubiera significado la victoria de Sergio Aceitoso Massa y la continuidad de sus ruinosos políticas económicas, amén de la desaforada corrupción del régimen que representaba.
Patricia Bullrich, que derrotó en las PASO a Horacio Rodríguez Larreta, un muy eficiente gestor que adolece de falta de carisma llevó los colores del PRO al primer turno electoral pero, al resultar tercera en esa carrera, no dudó en escuchar la voz de sus seguidores y se incorporó, sin reclamar contraprestación alguna, al gabinete nacional en el más que difícil sillón de Ministro de Seguridad. Las encuestas muestran lo acertado de esa decisión, puesto que la ubican, junto con el propio Presidente y la Vicepresidente, Victoria Villarruel, entre las figuras públicas mejor calificadas por la ciudadanía, las únicas que superan el 50% de aprobación.
Todo eso hace que la gestión del Presidente, aunque errática en algunas áreas, en especial en el hiperbólico Ministerio de Capital Humano (creo necesario insistir en mi sugerencia de incorporar en cada ministerio un consejo asesor formado por gente con experiencia en cada tema, siempre ad honorem), no encuentre demasiada oposición, pese a la magnitud del ajuste que está llevando a cabo. La propia CGT, también fisurada entre los “gordos” y los camioneros de Pablo Moyano, se ha guardado a silencio y dejado en soledad a la combativa ATE, que patalea diariamente contra el cierre de organismos innecesarios y costosísimos, siempre aptos para el robo, y la consecuente “desvinculación” de miles de “ñoquis” incorporados a mansalva por los Fernández² a una ya gigantesca masa de empleados públicos.
Por lo demás, con sólo revisar la historia y, en especial, cómo surgieron a la escena Juan Domingo Perón, Néstor Kirchner y Javier Milei, se puede constatar la forma de acumular poder que caracterizó el comienzo de sus gestiones. Perón, que lo logró ya durante el proceso militar de 1943, derrotó a todos los partidos unificados y llegó aupado por las masas. Kirchner, que sólo contaba con el 22% de los votos de la primera vuelta, tenía a su favor el respaldo de todo el pragmático peronismo, al que supo encolumnar rápidamente detrás suyo. Milei, en cambio, pese al 56% logrado en el ballotage, carecía de partido propio, de gobernadores e intendentes adictos y hasta de legisladores fieles, todo lo cual lo obliga a actuar como depredador ante todas las formaciones adversarias.
El flanco más justificadamente débil de esta Presidencia es, sin dudas, el impulso que continúa dando a la candidatura del Juez Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema. A medida que transcurren los días desde que fuera anunciada, más voces, todas seriamente relevantes, se alzan en público contra este monumental e inexplicado disparate institucional que, con certeza, tendrá una enorme repercusión negativa sobre la imagen de seguridad jurídica que el país necesita imperiosamente ofrecer a los inversores, sean éstos locales o internacionales, a punto tal que hasta el propio Wall Street Journal, el periódico financiero más leído en el mundo, hizo suyas tales fundamentadas críticas. Si el individuo en cuestión tuviera un mínimo de dignidad, ya hubiera renunciado no sólo a esa absurda candidatura sino como juez de la Nación, un cargo que requiere de quien lo ejerce y que, como tal, dispone sobre la honra, la libertad y el patrimonio de los ciudadanos, de excelsos saberes y condiciones morales.
Es una verdadera pena, porque esa presión para designar a un tan cuestionado personaje, sumada al írrito fallo de la Cámara Federal de Casación Penal que benefició a Angelo Calcaterra, se dan cuando la tan denostada Justicia estaba recuperando cierta credibilidad ante una sociedad que contemplaba, pasmada, sus desmanejos anteriores. Los recientes fallos que desecharon las nulidades en la “causa Cuadernos”, que confirmaron el procesamiento por delitos sexuales de Fernando Espinosa (Intendente vitalicio de La Matanza, vergonzosamente reelegido esta semana como Presidente de la Federación Argentina de Municipios), que condenaron por hechos similares del ex-zar de Tucumán (José Alperovich), o el pedido fiscal de condena para Guillermo Moreno (ex Secretario de Comercio de Néstor Kirchner) por falsear las estadísticas del INDEC, fueron en ese sentido, pero el affaire Lijo sepultará tales esfuerzos.
La semana que terminó tuvo, como hecho destacado, el tan controvertido discurso de Javier Milei en el foro de Davos, ante un público compuesto por líderes mundiales y titulares de los conglomerados económico-financieros del mundo.
Fue sumamente duro, en especial al meter en la misma bolsa al socialismo, al nazismo, al fascismo, a los socialdemócratas y a los comunistas, acusándolos de ser responsables, desde todo el abanico ideológico, de la decadencia mundial, con especial énfasis en la agenda globalista 2030. Cosechó aplausos de Donald Trump, de Elon Musk y de muchos otros personajes importantes, y muy pocos rechazos trascendentes, tal vez porque expresó la generalizada queja de quienes creen que, desde lo alto de la pirámide del poder internacional, se los está intentando manipular y controlar.
El miércoles 24, las escuálidas y desprestigiadas centrales obreras y las organizaciones sociales gerentes de la pobreza pulsearán no sólo contra el Presidente y sus paquetes legislativos sino, principalmente, contra quienes lo acompañamos, en el ballotage, para alcanzar el 56% de los votos. Sobre todo, intentarán torcer al brazo a la Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, para evitar que ésta termine de arrebatarles el control de la calle.
Triunfar en esa lid les resultará difícil porque enfrente tienen a una sociedad que, al menos por ahora y pese a la estanflación que vivimos, ha hecho aumentar la valoración positiva de Javier Milei, al 61%, tal como confirmó el titular de una de las empresas de encuestas más reconocidas del mercado.
Los medios de prensa informan hoy que el paquete legislativo enviado al Congreso, está muy cerca de resultar aprobado, en general, en la Cámara de Diputados; ayer mismo, el sedicioso Pablo Moyano lo reconoció cuando acusó de traidores y amenazó con represalias a los legisladores peronistas que, está convencido, votarán a favor.
No creo que, pese a los dichos del camionero disfrazado de revolucionario castrista, tampoco el Gobierno encuentre dificultades en el Senado para su aprobación, dado que los gobernadores ya han obtenido cambios en los artículos que más resistían, algunos de ellos con mucha razón.
La fuerte recesión que ya se ve en la calle está haciendo retroceder los precios y reduciendo el impacto inflacionario, aunque generará dificultades adicionales para los salarios y el trabajo, puesto que se resentirá la actividad industrial, que ya viene en caída hace tiempo. Sin embargo, si los índices de precios continúan disminuyendo y, en abril o mayo, vuelven a ser de un dígito, el Gobierno y el país podrán comenzar a respirar aliviados al haber evitado una cantada hiperinflación.
De todas maneras, me sigue preocupando mucho la previsible reacción social de quienes más sufren el monumental ajuste que Milei está llevando a cabo –desde su asunción, redujo el gasto público en 30%, en gran parte debido a la enorme inflación- y que ya tienen ingresos mensuales que no les permiten subsistir más allá de la primera quincena.
De allí la persistente recomendación que hago al Gobierno para que acompañe ese natural descontento con la persecución penal de quienes son responsables directos de la pobreza y de la miseria que nos espantan.
“Napoleón buscó la virtud y, como no la encontró, asumió el poder”
Johann Wolfgang von Goethe
Hoy parece que la diferencia entre el Gobierno y sus potenciales aliados legislativos se reduce a las formas en que se está desempeñando desde hace sólo veinte días y, si bien éstas no dejan de ser importantes, creo que el debate debiera trascenderlas. El Presidente, con la legitimidad de origen que le dio el 56% de los votos que obtuvo en el ballotage el plan que expuso en campaña con sinceridad y dureza, está peleando el poder simultáneamente a todas las corporaciones que, hasta ahora, lo han ejercido sólo en beneficio propio y, en ese camino, mientras busca la legitimidad de ejercicio, demuestra que es un eximio jugador de ajedrez. La mayoría de los legisladores carece de tal virtud porque, si bien también ingresaron a la Cámara por el voto popular, la realidad es que para hacerlo se treparon a las penosas listas sábana armadas por los diferentes partidos políticos para pagar favores y lealtades oscuras, que nada tienen que ver con la capacidad para desempeñar tan trascendente rol republicano.
Si el DNU se hubiera dictado mientras estudiaba Derecho, seguramente entonces hubiera estado de acuerdo con todos los constitucionalistas –algunos de ellos, queridos y respetados amigos- que hoy impugnan este decreto de innegables necesidad y urgencia que entró en vigencia ayer. Pero he vivido nada menos que setenta y siete años aquí, y he visto a muchos radicales que hoy se rasgan las vestiduras por las formas, tolerar que Raúl Alfonsín hasta cambiara la moneda por decreto, en la época en que no existían los DNU, y a muchos peronistas también contagiados de un republicanismo que siempre les fue ajeno y extraño, ceder sin pudor alguno facultades legislativas a distintos mandatarios; con ellos Néstor y Cristina Kirchner pretendieron, vanamente, por cierto, ir por todo.
Los dirigentes sindicales, que se mantuvieron en un silencio comprado, sin hacer un solo paro, durante los cuatro años en que el trío maravilla (Fernández & Massa) trituró salarios y jubilaciones, trabajo registrado, educación, salud y economía e impulsó la pobreza hasta el 50% (llevó la indigencia al 15%) y ahora, a sólo tres semanas de su asunción, rápidos y furiosos convocaron a una huelga general para el 24 de enero y amenazan, como hizo el violento camionero Pablo Moyano ayer, con voltear al Gobierno desde la calle para defender sus intereses y cajas personales. Los gerentes e intermediarios de la asistencia social –todos ellos, sumados, obtuvieron sólo setecientos mil votos- vociferan su apoyo, para intentar, con mal pronóstico, evitar que Patricia Bullrich imponga el orden y la ley en un terreno copado, hasta ahora, por ese mismo kirchnerismo depredador.
Los empresarios, también expertos depredadores, salieron a remarcar sideralmente sus productos, hasta que los grandes supermercados y hasta los pequeños consumidores reaccionaron y les pusieron un límite al disparate, sobre todo con la caída en el consumo. En el nuevo mundo que Milei quiere crear, cada cosa valdrá lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella: cada uno podrá pedir el precio que quiera por sus bienes o servicios, pero no encontrará quienes los compren o contraten hasta que ambos factores –oferta y demanda- encuentren su equilibrio; y eso vale tanto para alimentos cuanto para alquileres, honorarios profesionales, etc..
Uno de mis principales críticas a las políticas de Milei se refería al inicuo régimen de protección a las ensambladoras de Tierra del Fuego, que esta misma semana fue omitido del proyecto de “ley ómnibus” que el Gobierno envió al Congreso. Pero, como habría sido compensado de hecho con la absoluta libertad de importar bienes para consumo personal, dejó de tener sentido. Y lo mismo sucederá con la absurda industria textil, tan protegida, tan cara y tan mala. Cuando podemos traer productos fabricados fuera, las mismas computadoras, celulares o ropa mejores y más baratos sin pagar inicuos impuestos disfrazados de derechos aduaneros, el coto de caza de los empresarios prebendarios pierde sus alambrados.
Aplaudo con entusiasmo la política de cielos abiertos y los miles de desregulaciones del comercio interno e internacional, del sistema financiero, de la salud, de los alquileres y del universo del trabajo y el sindicalismo y hasta del ejercicio profesional, y el fin del monopolio de Papel Prensa, que tanto han impedido nuestro desarrollo individual y colectivo. Y respaldaré, sin duda, la futura rebaja de la edad de imputabilidad penal, para que los menores que cometen delitos de adultos sean juzgados como tales.
El verano no será, precisamente, un lecho de rosas para los argentinos: deberemos hacer frente, en medio de una altísima inflación heredada, a las facturas de las grandes fiestas a las que no fuimos invitados –la mayor, los US$ 16.000 millones debidos por la cómplice mala praxis de Axel Kiciloff en el tema YPF en beneficio de Cristina Fernández, que se nos presentará el 10 de enero- pero, para divertirnos, podremos asistir al debut del sainete que se desplegará durante el año en el Congreso; allí, entre cómicos y onanistas discursos, se discutirá la validez del DNU y cada artículo del monumental proyecto de ley ómnibus, con la cual el Gobierno pretende enseñar a diputados y senadores a leer velozmente y a comprender los textos.
A pesar de todo ello, ¡el mejor 2024 posible para todos! Y recemos para conservar la frágil paz que hemos logrado con tanto esfuerzo y el sacrificio de centenares de valientes soldados, hoy ancianos presos.
Los innombrables dirigentes del peronismo, la izquierda endógena, militantes kirchneristas, los titulares de las dos CTA, Hugo Yasky y Pablo Michelli; el secretario general del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano; y representantes de Multisectorial 21F y las 62 Organizaciones Peronistas organizaron una manifestación de protesta contra la suba de tarifas de los servicios públicos -gas y luz, en especial-, que no pueden ignorar que estuvieron congeladas y pesificadas desde enero de 2002 en los distritos de la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, por cuestiones electorales del kirchnerismo, que las distribuidoras de los servicios se fundieron y el Estado tuvo que subsidiarlas para que pagaran los salarios, y ni hablar del mantenimiento de las redes eléctricas, como sucede con Edesur, que sigue cortando el fluido eléctrico durante días; no así en el interior del país, donde siempre se pagaron en base al costo de los combustibles. En el fondo lo que procuran es unir el peronismo desbandado con vistas a las elecciones presidenciales de octubre próximo, ya que carecen de candidato, y ni hablar de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner que estará muy ocupada en Comodoro Py en los tres o cuatro juicios orales, sentada en le banquillo de reo, para responder sobre el origen de la fortuna de la familia Kirchner, de supuestos bienes mal habidos, de manera que en lugar de hacer campaña electoral tendrá que responder a sus jueces sobre las sedicentes maniobras dolosas y corruptas, que son de público conocimiento, de modo que no es necesario entrar en mayores detalles, recordando el “gloriagate“, es decir las distribuciones de bolsos con millones de dólares y euros (pesos no, que eran despreciados por Néstor Kirchner), a la residencia de la ex mandataria de Uruguay y Junín, y a la provincia de Santa Cruz.
Lo que no puede ignorarse es que el costo de los servicios hay que pagarlos y por ello, el actual Gobierno está atravesando dificultades económicas y tener en un año electoral que actualizar el costo de los servicios, pues como antes era regalado se gastaba sin preocuparse de cómo se pagaría, y que ello se terminó, pues el kirchnerismo llevó el gasto público del 25% al 50% del Producto (PBI) de unos U$s 500 mil millones, con los recurrentes déficits fiscales que se financiaba con impresión espuria provocando inflación -el país estuvo en estanflación durante cinco años, recesión más alta inflación superior al 30%-, amén de la presión fiscal superior al 35%, que es confiscatoria según la Corte Suprema, que ahoga a las empresas y licua salarios y jubilaciones; que pagamos entre todos, que el actual Gobierno reemplazó con endeudamiento externo, pero ello también tiene su límite; en virtud de la crisis cambiaria, desatada por el diputado Sergio Massa, que tuvo la brillante idea el gravar con un impuesto del 5% sobre la renta de las Lebac (invento del kirchnerismo) a los tenedores foráneos, a partir del 1º de mayo, que por el cambio de regla de juego, vendieron las Letras del Banco Central en abril, pasando al dólar y provocando la estampida cambiaria, con los resultados conocidos, siendo lamentable que Cambiemos haya caído en la trampa preparadas por el veleta y oportunista Massa.
No está demás sostener que se sale de las dificultades económicas presentes con el trabajo de todos, y un plan de mediano y largo plazo de reformas del Estado, Tributaria y de leyes laborales, que brilla por su ausencia; y que por lo tanto las tarifas de los servicios públicos hay que pagarlas, de acuerdo con su costo real, como sucede en todas las provincias del interior de nuestro país; así que no vengan los peronistas con su supuesta protesta de la suba de las tarifas, que no hay derecho a que se sigan pagando con los impuestos de la población en general, de todo el país.
CARÍSIMO DISLATE
•
Por Enrique Guillermo Avogadro.
“Hay que elegir muy bien a nuestros enemigos, porque uno termina pareciéndose a ellos”.
Jorge Luis Borges
Era evidente que el triunfo de Javier Milei en el ballotage del 19 de noviembre pasado produciría una implosión en todos los partidos políticos relevantes de nuestro país, o sea, el peronismo, el radicalismo y el PRO, porque los demás, sobre todos los bulliciosos y agresivos de izquierda, no cuentan. Pero nadie podía prever la magnitud que tendría. El kirchnerismo, la última franquicia del famoso movimiento, hoy se está matando entre las apetencias de dos horrores, el carísimo e incapaz Axel Kiciloff y el inútil hijísimo Máximo, una competencia que, al menos por ahora, la dueña del espacio no dirime, y que podría llevarla a optar por presidir la marca en la Provincia de Buenos Aires.
El más que centenario partido de Leandro Alem, Hipólito Irigoyen y Aristóbulo del Valle, en una curiosa voltereta que lo llevó a desechar el histórico cursus honorum que debían recorrer sus líderes y candidatos, eligió para encabezarlo a un sobrevenido Martín Lousteau, adepto a las alianzas contra natura, que lo han obligado a votar solitariamente en contra de toda su bancada en el H° Aguantadero, una prueba más del escaso acompañamiento a su gestión de las provincias que gobierna la UCR. Y en el fragmentado sector amarillo, Mauricio Macri no termina de digerir la masiva fuga, en el ballotage, de sus votantes hacia La Libertad Avanza, una actitud claramente racional y esperable para evitar el mal enormemente mayor que hubiera significado la victoria de Sergio Aceitoso Massa y la continuidad de sus ruinosos políticas económicas, amén de la desaforada corrupción del régimen que representaba.
Patricia Bullrich, que derrotó en las PASO a Horacio Rodríguez Larreta, un muy eficiente gestor que adolece de falta de carisma llevó los colores del PRO al primer turno electoral pero, al resultar tercera en esa carrera, no dudó en escuchar la voz de sus seguidores y se incorporó, sin reclamar contraprestación alguna, al gabinete nacional en el más que difícil sillón de Ministro de Seguridad. Las encuestas muestran lo acertado de esa decisión, puesto que la ubican, junto con el propio Presidente y la Vicepresidente, Victoria Villarruel, entre las figuras públicas mejor calificadas por la ciudadanía, las únicas que superan el 50% de aprobación.
Todo eso hace que la gestión del Presidente, aunque errática en algunas áreas, en especial en el hiperbólico Ministerio de Capital Humano (creo necesario insistir en mi sugerencia de incorporar en cada ministerio un consejo asesor formado por gente con experiencia en cada tema, siempre ad honorem), no encuentre demasiada oposición, pese a la magnitud del ajuste que está llevando a cabo. La propia CGT, también fisurada entre los “gordos” y los camioneros de Pablo Moyano, se ha guardado a silencio y dejado en soledad a la combativa ATE, que patalea diariamente contra el cierre de organismos innecesarios y costosísimos, siempre aptos para el robo, y la consecuente “desvinculación” de miles de “ñoquis” incorporados a mansalva por los Fernández² a una ya gigantesca masa de empleados públicos.
Por lo demás, con sólo revisar la historia y, en especial, cómo surgieron a la escena Juan Domingo Perón, Néstor Kirchner y Javier Milei, se puede constatar la forma de acumular poder que caracterizó el comienzo de sus gestiones. Perón, que lo logró ya durante el proceso militar de 1943, derrotó a todos los partidos unificados y llegó aupado por las masas. Kirchner, que sólo contaba con el 22% de los votos de la primera vuelta, tenía a su favor el respaldo de todo el pragmático peronismo, al que supo encolumnar rápidamente detrás suyo. Milei, en cambio, pese al 56% logrado en el ballotage, carecía de partido propio, de gobernadores e intendentes adictos y hasta de legisladores fieles, todo lo cual lo obliga a actuar como depredador ante todas las formaciones adversarias.
El flanco más justificadamente débil de esta Presidencia es, sin dudas, el impulso que continúa dando a la candidatura del Juez Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema. A medida que transcurren los días desde que fuera anunciada, más voces, todas seriamente relevantes, se alzan en público contra este monumental e inexplicado disparate institucional que, con certeza, tendrá una enorme repercusión negativa sobre la imagen de seguridad jurídica que el país necesita imperiosamente ofrecer a los inversores, sean éstos locales o internacionales, a punto tal que hasta el propio Wall Street Journal, el periódico financiero más leído en el mundo, hizo suyas tales fundamentadas críticas. Si el individuo en cuestión tuviera un mínimo de dignidad, ya hubiera renunciado no sólo a esa absurda candidatura sino como juez de la Nación, un cargo que requiere de quien lo ejerce y que, como tal, dispone sobre la honra, la libertad y el patrimonio de los ciudadanos, de excelsos saberes y condiciones morales.
Es una verdadera pena, porque esa presión para designar a un tan cuestionado personaje, sumada al írrito fallo de la Cámara Federal de Casación Penal que benefició a Angelo Calcaterra, se dan cuando la tan denostada Justicia estaba recuperando cierta credibilidad ante una sociedad que contemplaba, pasmada, sus desmanejos anteriores. Los recientes fallos que desecharon las nulidades en la “causa Cuadernos”, que confirmaron el procesamiento por delitos sexuales de Fernando Espinosa (Intendente vitalicio de La Matanza, vergonzosamente reelegido esta semana como Presidente de la Federación Argentina de Municipios), que condenaron por hechos similares del ex-zar de Tucumán (José Alperovich), o el pedido fiscal de condena para Guillermo Moreno (ex Secretario de Comercio de Néstor Kirchner) por falsear las estadísticas del INDEC, fueron en ese sentido, pero el affaire Lijo sepultará tales esfuerzos.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Julio 5, 2024
POST DATA DE… ¿ESTAREMOS EN DINAMARCA?
•
Por Dr. Enrique Guillermo Avogadro.
La semana que terminó tuvo, como hecho destacado, el tan controvertido discurso de Javier Milei en el foro de Davos, ante un público compuesto por líderes mundiales y titulares de los conglomerados económico-financieros del mundo.
Fue sumamente duro, en especial al meter en la misma bolsa al socialismo, al nazismo, al fascismo, a los socialdemócratas y a los comunistas, acusándolos de ser responsables, desde todo el abanico ideológico, de la decadencia mundial, con especial énfasis en la agenda globalista 2030. Cosechó aplausos de Donald Trump, de Elon Musk y de muchos otros personajes importantes, y muy pocos rechazos trascendentes, tal vez porque expresó la generalizada queja de quienes creen que, desde lo alto de la pirámide del poder internacional, se los está intentando manipular y controlar.
El miércoles 24, las escuálidas y desprestigiadas centrales obreras y las organizaciones sociales gerentes de la pobreza pulsearán no sólo contra el Presidente y sus paquetes legislativos sino, principalmente, contra quienes lo acompañamos, en el ballotage, para alcanzar el 56% de los votos. Sobre todo, intentarán torcer al brazo a la Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, para evitar que ésta termine de arrebatarles el control de la calle.
Triunfar en esa lid les resultará difícil porque enfrente tienen a una sociedad que, al menos por ahora y pese a la estanflación que vivimos, ha hecho aumentar la valoración positiva de Javier Milei, al 61%, tal como confirmó el titular de una de las empresas de encuestas más reconocidas del mercado.
Los medios de prensa informan hoy que el paquete legislativo enviado al Congreso, está muy cerca de resultar aprobado, en general, en la Cámara de Diputados; ayer mismo, el sedicioso Pablo Moyano lo reconoció cuando acusó de traidores y amenazó con represalias a los legisladores peronistas que, está convencido, votarán a favor.
No creo que, pese a los dichos del camionero disfrazado de revolucionario castrista, tampoco el Gobierno encuentre dificultades en el Senado para su aprobación, dado que los gobernadores ya han obtenido cambios en los artículos que más resistían, algunos de ellos con mucha razón.
La fuerte recesión que ya se ve en la calle está haciendo retroceder los precios y reduciendo el impacto inflacionario, aunque generará dificultades adicionales para los salarios y el trabajo, puesto que se resentirá la actividad industrial, que ya viene en caída hace tiempo. Sin embargo, si los índices de precios continúan disminuyendo y, en abril o mayo, vuelven a ser de un dígito, el Gobierno y el país podrán comenzar a respirar aliviados al haber evitado una cantada hiperinflación.
De todas maneras, me sigue preocupando mucho la previsible reacción social de quienes más sufren el monumental ajuste que Milei está llevando a cabo –desde su asunción, redujo el gasto público en 30%, en gran parte debido a la enorme inflación- y que ya tienen ingresos mensuales que no les permiten subsistir más allá de la primera quincena.
De allí la persistente recomendación que hago al Gobierno para que acompañe ese natural descontento con la persecución penal de quienes son responsables directos de la pobreza y de la miseria que nos espantan.
Hasta el próximo sábado.
Un abrazo grande.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Enero 21, 2024
FORMAS Y FONDOS
•
por Enrique Guillermo Avogadro.
“Napoleón buscó la virtud y, como no la encontró, asumió el poder”
Johann Wolfgang von Goethe
Hoy parece que la diferencia entre el Gobierno y sus potenciales aliados legislativos se reduce a las formas en que se está desempeñando desde hace sólo veinte días y, si bien éstas no dejan de ser importantes, creo que el debate debiera trascenderlas. El Presidente, con la legitimidad de origen que le dio el 56% de los votos que obtuvo en el ballotage el plan que expuso en campaña con sinceridad y dureza, está peleando el poder simultáneamente a todas las corporaciones que, hasta ahora, lo han ejercido sólo en beneficio propio y, en ese camino, mientras busca la legitimidad de ejercicio, demuestra que es un eximio jugador de ajedrez. La mayoría de los legisladores carece de tal virtud porque, si bien también ingresaron a la Cámara por el voto popular, la realidad es que para hacerlo se treparon a las penosas listas sábana armadas por los diferentes partidos políticos para pagar favores y lealtades oscuras, que nada tienen que ver con la capacidad para desempeñar tan trascendente rol republicano.
Si el DNU se hubiera dictado mientras estudiaba Derecho, seguramente entonces hubiera estado de acuerdo con todos los constitucionalistas –algunos de ellos, queridos y respetados amigos- que hoy impugnan este decreto de innegables necesidad y urgencia que entró en vigencia ayer. Pero he vivido nada menos que setenta y siete años aquí, y he visto a muchos radicales que hoy se rasgan las vestiduras por las formas, tolerar que Raúl Alfonsín hasta cambiara la moneda por decreto, en la época en que no existían los DNU, y a muchos peronistas también contagiados de un republicanismo que siempre les fue ajeno y extraño, ceder sin pudor alguno facultades legislativas a distintos mandatarios; con ellos Néstor y Cristina Kirchner pretendieron, vanamente, por cierto, ir por todo.
Los dirigentes sindicales, que se mantuvieron en un silencio comprado, sin hacer un solo paro, durante los cuatro años en que el trío maravilla (Fernández & Massa) trituró salarios y jubilaciones, trabajo registrado, educación, salud y economía e impulsó la pobreza hasta el 50% (llevó la indigencia al 15%) y ahora, a sólo tres semanas de su asunción, rápidos y furiosos convocaron a una huelga general para el 24 de enero y amenazan, como hizo el violento camionero Pablo Moyano ayer, con voltear al Gobierno desde la calle para defender sus intereses y cajas personales. Los gerentes e intermediarios de la asistencia social –todos ellos, sumados, obtuvieron sólo setecientos mil votos- vociferan su apoyo, para intentar, con mal pronóstico, evitar que Patricia Bullrich imponga el orden y la ley en un terreno copado, hasta ahora, por ese mismo kirchnerismo depredador.
Los empresarios, también expertos depredadores, salieron a remarcar sideralmente sus productos, hasta que los grandes supermercados y hasta los pequeños consumidores reaccionaron y les pusieron un límite al disparate, sobre todo con la caída en el consumo. En el nuevo mundo que Milei quiere crear, cada cosa valdrá lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella: cada uno podrá pedir el precio que quiera por sus bienes o servicios, pero no encontrará quienes los compren o contraten hasta que ambos factores –oferta y demanda- encuentren su equilibrio; y eso vale tanto para alimentos cuanto para alquileres, honorarios profesionales, etc..
Uno de mis principales críticas a las políticas de Milei se refería al inicuo régimen de protección a las ensambladoras de Tierra del Fuego, que esta misma semana fue omitido del proyecto de “ley ómnibus” que el Gobierno envió al Congreso. Pero, como habría sido compensado de hecho con la absoluta libertad de importar bienes para consumo personal, dejó de tener sentido. Y lo mismo sucederá con la absurda industria textil, tan protegida, tan cara y tan mala. Cuando podemos traer productos fabricados fuera, las mismas computadoras, celulares o ropa mejores y más baratos sin pagar inicuos impuestos disfrazados de derechos aduaneros, el coto de caza de los empresarios prebendarios pierde sus alambrados.
Aplaudo con entusiasmo la política de cielos abiertos y los miles de desregulaciones del comercio interno e internacional, del sistema financiero, de la salud, de los alquileres y del universo del trabajo y el sindicalismo y hasta del ejercicio profesional, y el fin del monopolio de Papel Prensa, que tanto han impedido nuestro desarrollo individual y colectivo. Y respaldaré, sin duda, la futura rebaja de la edad de imputabilidad penal, para que los menores que cometen delitos de adultos sean juzgados como tales.
El verano no será, precisamente, un lecho de rosas para los argentinos: deberemos hacer frente, en medio de una altísima inflación heredada, a las facturas de las grandes fiestas a las que no fuimos invitados –la mayor, los US$ 16.000 millones debidos por la cómplice mala praxis de Axel Kiciloff en el tema YPF en beneficio de Cristina Fernández, que se nos presentará el 10 de enero- pero, para divertirnos, podremos asistir al debut del sainete que se desplegará durante el año en el Congreso; allí, entre cómicos y onanistas discursos, se discutirá la validez del DNU y cada artículo del monumental proyecto de ley ómnibus, con la cual el Gobierno pretende enseñar a diputados y senadores a leer velozmente y a comprender los textos.
A pesar de todo ello, ¡el mejor 2024 posible para todos! Y recemos para conservar la frágil paz que hemos logrado con tanto esfuerzo y el sacrificio de centenares de valientes soldados, hoy ancianos presos.
Colonia del Sacramento, 30 Dic 23
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Diciembre 29, 2023
PROTESTAS BUFONESCAS
Los innombrables dirigentes del peronismo, la izquierda endógena, militantes kirchneristas, los titulares de las dos CTA, Hugo Yasky y Pablo Michelli; el secretario general del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano; y representantes de Multisectorial 21F y las 62 Organizaciones Peronistas organizaron una manifestación de protesta contra la suba de tarifas de los servicios públicos -gas y luz, en especial-, que no pueden ignorar que estuvieron congeladas y pesificadas desde enero de 2002 en los distritos de la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, por cuestiones electorales del kirchnerismo, que las distribuidoras de los servicios se fundieron y el Estado tuvo que subsidiarlas para que pagaran los salarios, y ni hablar del mantenimiento de las redes eléctricas, como sucede con Edesur, que sigue cortando el fluido eléctrico durante días; no así en el interior del país, donde siempre se pagaron en base al costo de los combustibles. En el fondo lo que procuran es unir el peronismo desbandado con vistas a las elecciones presidenciales de octubre próximo, ya que carecen de candidato, y ni hablar de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner que estará muy ocupada en Comodoro Py en los tres o cuatro juicios orales, sentada en le banquillo de reo, para responder sobre el origen de la fortuna de la familia Kirchner, de supuestos bienes mal habidos, de manera que en lugar de hacer campaña electoral tendrá que responder a sus jueces sobre las sedicentes maniobras dolosas y corruptas, que son de público conocimiento, de modo que no es necesario entrar en mayores detalles, recordando el “gloriagate“, es decir las distribuciones de bolsos con millones de dólares y euros (pesos no, que eran despreciados por Néstor Kirchner), a la residencia de la ex mandataria de Uruguay y Junín, y a la provincia de Santa Cruz.
Lo que no puede ignorarse es que el costo de los servicios hay que pagarlos y por ello, el actual Gobierno está atravesando dificultades económicas y tener en un año electoral que actualizar el costo de los servicios, pues como antes era regalado se gastaba sin preocuparse de cómo se pagaría, y que ello se terminó, pues el kirchnerismo llevó el gasto público del 25% al 50% del Producto (PBI) de unos U$s 500 mil millones, con los recurrentes déficits fiscales que se financiaba con impresión espuria provocando inflación -el país estuvo en estanflación durante cinco años, recesión más alta inflación superior al 30%-, amén de la presión fiscal superior al 35%, que es confiscatoria según la Corte Suprema, que ahoga a las empresas y licua salarios y jubilaciones; que pagamos entre todos, que el actual Gobierno reemplazó con endeudamiento externo, pero ello también tiene su límite; en virtud de la crisis cambiaria, desatada por el diputado Sergio Massa, que tuvo la brillante idea el gravar con un impuesto del 5% sobre la renta de las Lebac (invento del kirchnerismo) a los tenedores foráneos, a partir del 1º de mayo, que por el cambio de regla de juego, vendieron las Letras del Banco Central en abril, pasando al dólar y provocando la estampida cambiaria, con los resultados conocidos, siendo lamentable que Cambiemos haya caído en la trampa preparadas por el veleta y oportunista Massa.
No está demás sostener que se sale de las dificultades económicas presentes con el trabajo de todos, y un plan de mediano y largo plazo de reformas del Estado, Tributaria y de leyes laborales, que brilla por su ausencia; y que por lo tanto las tarifas de los servicios públicos hay que pagarlas, de acuerdo con su costo real, como sucede en todas las provincias del interior de nuestro país; así que no vengan los peronistas con su supuesta protesta de la suba de las tarifas, que no hay derecho a que se sigan pagando con los impuestos de la población en general, de todo el país.
PrisioneroEnArgentina.com