Muchos niegan que en los años 70, se vivió una guerra entre el estado y las organizaciones terroristas armadas, a pesar que los montoneros en su revista “Evita Montonera” daban los partes de guerra.
Un acta de confección del partido montonero expresaba: “ Por resolución 015/78, de Agosto 1978, instituir entre las condecoraciones oficiales del Partido Montonero, la orden al héroe en combate y a todos aquellos militantes que hayan tenido un comportamiento heroico durante el desarrollo de enfrentamientos militares con el enemigo, sean estos ofensivos o defensivos , es el ejemplo del compañero Arturo Lewinger” firmado por la conducción nacional de montoneros el 15/01/79, compuesta por Mario E. Firmenich, Roberto C.Perdía, Raúl Yagor, Horacio Mendizabal y los segundos comandantes, Fernando Vaca Narvaja y Horacio D. Campiglia.
También el ERP en su revista “Estrella Roja” daban sus partes de guerra.
Viví esa época, los argentinos, estábamos aterrorizados y a la vez acostumbrados a la muerte de inocentes por bombas y todo tipo de actos sangrientos realizados por los subversivos para sembrar el terror.
Pasaron casi 45 años de estos graves sucesos, los únicos que son llevados a juicios, son quienes ganaron la guerra, que eran carne de cañón al igual que sus familiares. Se los juzga con leyes posteriores a los hechos, con códigos y jueces no militares. Las organizaciones de Derechos Humanos (para unos sí para otros no), son querellantes. Algunos fiscales y jueces son parientes o amigos de los terroristas como también de su misma condición ideológica, comportándose ilegalmente, como prevaricadores. También participan “testigos” falsos y preparados.
Estos juicios son realmente “circos de venganza”, lo increíble son las condenas que van de 20, 25 años a perpetua y con jugosas indemnizaciones para quienes dicen ser las víctimas. Estas condenas son verdaderas penas de muerte encubiertas, así lo demuestran los 865 fallecidos privados de su libertad.
Horacio Verbitsky y el Kirchnerismo son los principales responsables de estas megas causas que a los argentinos nos cuesta, miles de millones de dólares y siguen con estas injusticias a favor de quienes intentaron derrocar gobiernos democráticos y militares para lograr una patria comunista.
No puedo entender ni aceptar como empresarios, religiosos, sindicalistas, políticos, jueces, periodistas, etc. que pedían la intervención militar hoy nos aturden con su silencio y peor aún, muchos ¡Los condenan!
En los medios masivos de comunicación no escucho ni veo hablar sobre estas causas, los políticos no se quieren involucrar, cuando fueron ellos los que solicitaron la intervención de militares con los decretos 261/75, 2770/71/72 del año 1975. A uno de sus firmantes, Carlos Ruckauf casi a diario podemos verlo dando clases de democracia en algún medio de comunicación gozando de buena salud y libertad no merecida. Esta Argentina no es la que me gusta.
“El Planeta de los Simios” es una exitosa película de ciencia ficción, que Hollywood estrenó en el año 1968, basada en la novela homónima del escritor francés PIERRE BOULLE, protagonizada por CHARLTON HESTON e importantes artistas de la época. Luego siguieron, secuelas, series de TV, dibujos animados y más secuelas que llegan hasta nuestros días. En el año 2001 fue considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y por consiguiente el filme fue seleccionado para su preservación en el National Film Registry. Su argumento hace referencia a 4 astronautas que se estrellan en un planeta desconocido, dominado por una raza de simios inteligentes, mientras que los humanos son seres primitivos que inclusive no hablan. Con un muy entretenido desarrollo se mezcla la discriminación, la iniquidad, el abuso de derechos que son solo para unos, el sojuzgamiento a una especie, la crueldad con los animales y los temores que todos llevamos adentro. Ese primer filme termina cuando el coronel GEORGE TAYLOR (Charlton Heston) huyendo de sus captores (los simios) acompañado por NOVA (Linda Harrison), por supuesto una mujer muy bonita, descubre que en realidad estaban luego de un viaje a través del tiempo, en la tierra. Un cataclismo nuclear provocado por el hombre había cambiado la historia de la humanidad, cuyos miembros ahora habían pasado a ser tratados como subhumanos por los simios. Esta película, impactó en la cultura popular y dejó pensando y debatiendo a no pocos habitantes de este mundo.
Mientras tanto, algo similar, pero sin cataclismo nuclear se produjo a lo largo de varias decenas de años en la Argentina. Quien regresara a este país luego de un imaginario viaje espacial, se sorprendería de ver a una sociedad, devastada, con la mitad de su gente sumida en la pobreza, la ignorancia y por supuesto el delito y la violencia. Dominada por una privilegiada clase política corrupta en donde privan únicamente sus derechos e intereses personales, en detrimento del resto compuesto por una población desorientada, sometida y mansa. En esta nación la justicia de los simios fue emulada por la de “la memoria, verdad y justicia” y así asesinos como ROBERTO PERDIA, infunden temor y se pasean por los tribunales declarando contra los subhumanos del presente, adultos mayores imputados por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad. Otros terroristas o sus descendientes como si fueran miembros de una raza de simios inteligentes ocupan cargos gubernamentales y sanguinarios personajes como HORACIO VERBITSKY o EDUARDO ANGUITA, muy respetuosamente considerados, dan clases de ética por los medios de difusión. Para congraciarse con la “especie dominante”, los dirigentes de TODOS los signos políticos, levantan monumentos en honor a esos asesinos del pasado devenidos en idealistas que lucharon por la “libertad de todos, todas y todes”, según el relato. En este territorio como dijimos, el cataclismo no fue nuclear y en consecuencia sin pausa, aún está en pleno desarrollo, ante la indiferencia de sus habitantes que bien saben, tienen ante sí un futuro distópico asegurado.
¡Dios mío! ¡Estoy de vuelta! Estoy en mi casa otra vez. Durante todo este tiempo no me había dado cuenta de que estaba en ella… ¡Por fin lo conseguí! ¡Maniáticos! ¡La habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos! ¡Maldigo las guerras! ¡¡Os maldigo!!…
Charlton Heston (1923-2008)
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“Tengan cuidado de la bestia humana, pues él es el instrumento del diablo. Sólo entre los primates de Dios mata por diversión, por codicia, o por avaricia. Sí, asesinará a su hermano para poseer la tierra de su hermano. No dejen que se reproduzca en grandes números pues convertirá en un desierto su hogar y el de Ustedes. Evítenlo. No lo dejen salir de su guarida en la selva pues él es presagio de la muerte”.
Cornelius.
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LA PRESENTE NOTA SOLO ES FICCIÓN, YA QUE LOS SIMIOS SON SERES INTELIGENTES, SOCIALES, HONESTOS Y NOBLES, A DIFERENCIA DE NUESTROS DIRIGENTES POLÍTICOS Y MIEMBROS DE ORGANIZACIONES RADICALIZADAS, QUE CARECEN DE ESE TIPO DE VIRTUDES.
Julio Narciso Flores, salteño de 61 años, a fines del año 1976, con dieciocho egresó de la Escuela de Suboficiales de Córdoba como Cabo, especialidad Mecánico de Mantenimiento de Aeronaves. Para los adolescentes argentinos de familias humildes, las escuelas de suboficiales de las fuerzas armadas constituían una oportunidad para ascender socialmente a través de la carrera militar, adquirir instrucción profesional y desarrollarse espiritualmente. Le tocó en suerte que su primer y único destino fuera la Ira Brigada Aérea (El Palomar – Buenos Aires), donde se desempeñó hasta 1980, año en que solicitó y se le concedió la baja. Finalizada su actividad militar, su vida laboral continuó vinculada a la aviación. Trabajó en el país y en el exterior hasta el 24 de noviembre de 2014, día en que fue detenido en el aeropuerto de Ezeiza, a su llegada de Indonesia. El juez federal Daniel Rafecas lo procesó porque su nombre apareció en el Libro de Guardia de la Brigada Aérea del Palomar y, dado que dicha Brigada está catalogada como Centro Clandestino de Detención, Rafecas, interpretó que Julio Flores, de hecho, fue parte del “grupo de tareas” que privaba de su libertad a subversivos y que cumplió Guardias en “Mansión Seré”. Además y en virtud del sólo ejercicio de su imaginación, el juez le atribuyó la “jefatura” de dicho grupo de tareas. El hecho que no exista en la causa ni una sola prueba, indicio o testimonio que relacione a Julio Flores con los hechos que se le imputan, dada su condición militar, no reviste la menor importancia.
El supuesto delito por el que fue procesado es de agosto de 1977. Por entonces, Flores acababa de cumplir 19 años de edad, revistaba en la Fuerza Aérea como Cabo y computaba 8 meses de antigüedad en el grado. Es decir, que salvo los colimbas rasos, Flores, era un perfecto “último orejón del tarro” del escalafón militar. “Orejón” que, como es obvio, jamás tuvo entidad para desempeñarse como “Jefe de Guardia” o “Jefe de Patrulla” (como ridículamente le endilga, Rafecas).
Por la misma época (1977), el Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, contaba con 37 años (dieciocho más que Julio Flores) y una cómoda posición socioeconómica fruto de su sueldo de Juez Nacional en lo Criminal de Sentencia de la Capital Federal. Cargo éste que le confería la competencia para negar habeas corpus a detenidos-desaparecidos y la calificación pertinente para escribir y publicar un libro que justificara la represión del gobierno militar. Al respecto, decir cosas como, por ejemplo: “La excepcional necesidad de dar muerte al delincuente” en virtud de la “necesidad terribilísima”.
En el mismo 1977, Horacio Verbitsky, de 35 años de edad e hijo de un periodista destacado ya se había hecho de una sólida trayectoria en los medios de comunicación y en la organización guerrillera Montoneros; en la que revistaba con el grado de oficial y Subjefe de Inteligencia; Es en su calidad de tal que fue parte central en el atentado terrorista del 1 de julio de 1976 del Comedor de la Superintendencia de la Policía Federal que le costó la vida a 24 personas.
Por otro lado, Roberto Cirilo Perdía, con 36 años cumplidos, en 1977 (17 más que Flores) tenía unos cuantos años de abogado aunque no ejercía. Lo suyo no era el Derecho. Su vocación, a la que abrazó con pasión, era otra. Como segundo al mando de la banda Montoneros a mediados de los setenta contaba ya en su foja de servicios con una larga lista de homicidios. Entre otros cientos, José Ignacio Rucci, el comisario Villar y su señora, la niña Paula Lambruschini, el dirigente radical Arturo Mor Roig, el empresario Alberto Bosch y el chofer Juan Carlos Pérez.
Desde 1977 a la fecha han pasado más de 40 años. El Dr. Zaffaroni, aquel Míster Hyde pilar jurídico del gobierno militar (el que negaba habeas corpus a desaparecidos) se ha transformado en el Dr. Jeckill y referente jurídico de los que persiguen a ex militares como Julio Narciso Flores. Tan es así que, como miembro de la Corte Suprema de Justicia, no le ha temblado el pulso al firmar el fallo violatorio de la Carta Magna que habilita la persecución infame contra todo aquel que sea acusado de lesa humanidad (el excluido, por supuesto). Horacio Vertbitsky, por su parte goza de un excelente pasar económico y del prestigio nacional e internacional que le da el hecho de presidir el CELS, la ONG de DD.HH. subvencionada por el estado más influyente del país (en Argentina, nada más humano y derecho que un terrorista ocupándose de sus víctimas). Roberto Cirilo Perdía, en tanto, disfruta de la renta que le toca por los 60 millones de dólares del secuestro de los hermanos Born. Aprovecha su tiempo libre para publicar libros en los cuales describe sus crímenes como hazañas de jóvenes idealistas aunque equivocados. Suele declarar como testigo de contexto en los juicios de lesa humanidad. En el juicio por “la contraofensiva de Montoneros”, en pose de anciano venerable narró parte de su épica asesina. Declaró, entre otras cosas, que él envió a la Argentina a los jóvenes montoneros (exiliados en Europa y México) con la misión de ajusticiar (léase, asesinar) a Martínez de Hoz y su equipo del Ministerio de Economía. Los jueces y fiscales lo escuchaban embelesados.
Pues bien, el ministerio público Fiscal, integrado por los fiscales Ángeles Ramos y Leonardo Filippini junto a la auxiliar fiscal Nuria Piñol Sala, en su alegato (a partir de la sola mención en un libro de Guardia) consideró probada la responsabilidad de Julio Narciso Flores en 31 privaciones ilegales de la libertad, etc., etcétera.
Así, los jueces Alfredo Justo Ruiz Paz y Marcelo Gonzalo Díaz Cabral y la jueza María Claudia Morgese Martín, integrantes del Tribunal Nº5, sin siquiera sonrojarse, condenaron Julio Narciso Flores a la pena de 25 años de reclusión perpetua. Todos los diarios celebran que se haya hecho “justicia”.
Julio Narciso Flores se pudrirá en una cárcel el resto de su vida y a nadie o, a casi nadie, le importa…
El ex terrorista Roberto Cirilo Perdía, primero durante el gobierno constitucional de Juan Perón e Isabel Martínez y luego durante el gobierno militar, ensangrentó la Argentina asesinando policías, militares, empresarios, sindicalistas, niños, políticos y ciudadanos comunes. Es responsable también de la muerte de miles de los suyos, a quienes abandonó escapando a Europa con los 60 millones de dólares del secuestro de los Born. Si bien nunca se hizo el recuento de los crímenes por los cuales este sujeto permanece impune, sólo en el atentado con bomba vietnamita al comedor de la Superintendencia de la Policía Federal de Buenos Aires este depravado segó la vida de 23 personas e hirió gravemente a otras sesenta. En libros y en notas de la que es autor, Perdía suele desplegar su pasado de homicida justificándolo sin el menor sentimiento de culpa. En la Argentina asesinar en nombre de la izquierda no está mal visto y hasta se puede reivindicar sin caer en apología del delito. Más aún si los asesinados son policías, militares o empresarios. Y a las pruebas me remito: los terroristas que atacaron el Cuartel de La Tablada están libres, los que lo defendieron siguiendo órdenes del gobierno constitucional de entonces, están presos. Así pagan los políticos argentinos.
Sin embargo, si bien la apología del delito de un criminal en libros y notas es grave, pavoroso, deplorable y perturbador, peor aún resulta que este criminal impune confiese y haga apología de su propio delito frente a un tribunal impávido. El jefe terrorista Roberto Cirilo Perdía declaró en la primera audiencia testimonial del juicio de lesa humanidad “Contraofensiva Montonera” ante el Tribunal Federal Número 4 de San Martín, integrado por los jueces Alejandro De Korvez, Matías Alejandro Mancini y Esteban Carlos Rodríguez Eggers, que tiene a nueve acusados imputados por privación ilegítima de la libertad, tormentos y asesinatos. Bajo juramento, declaró: “Nuestro plan era atacar al grupo económico de Martínez de Hoz” con las TEI (Tropas Especiales de Infantería) montoneras, también, que en la “Contraofensiva” participaron más de 450 combatientes. “La mitad llegó al país del exterior, sobre todo desde México y España, y la otra mitad fue reclutada de militantes que estaban en Argentina”, agregó. No precisó detalles de cómo, cumpliendo el objetivo trazado, las TEI asesinaron a Francisco Soldatti y al cabo primero Ricardo Durán (Policía Federal Argentina), su chofer, en pleno centro de Buenos Aires, ni tampoco cómo volaron la casa de la familia Klein asesinando a los policías José Cardaci y Julio Moreno. Por cierto, los homicidios de Soldatti y Durán no les salieron gratis. En el lugar, cinco terroristas perdieron la vida. Dos abatidos por la policía y tres al manipular una bomba. Pues bien, para la Justicia argentina estos cinco y el resto de los abatidos lo fueron, no porque andaban asesinando según un plan terrorista preconcebido, sino porque al gobierno militar se le dio por matar civiles. Hay que decir que el asesino Perdía se retiró aplaudido por el público.
En relación al engendro legal llamado, “Plan Sistemático de Exterminio de la Población Civil”, conviene hacer algunas precisiones: 1) Que si el plan en verdad existió, es obvio que no era contra la población civil al voleo sino, en todo caso, específicamente contra aquellos que, además de civiles, eran salvajes asesinos; 2) Que de las propias palabras de Perdía, se desprende que la “Contraofensiva” constituía un deliberado plan sistemático de exterminio contra el “Grupo Martínez de Hoz”; 3) Que policías que abatieron a los asesinos de Soldatti no lo hicieron en virtud de ejecutar un Plan Sistemático de Exterminio de la Población Civil (que ni siquiera conocían) sino reacción espontánea en cumplimiento del deber de defender la vida de Soldatti y Durán; 4) Que sostener semejante disparate implica, por un lado, negar el ataque terrorista que sufrió la sociedad argentina y, por el otro, criminalizar en sí misma (no por su forma) a la represión contra el terrorismo con la patraña ridícula de confundirlo con “población civil”.
¿Se puede llamar seriamente “país” a una sociedad que tolera impasible que un criminal repugnante se erija en campeón de la moral y los derechos humanos? ¿Y que, además, se tomen sus dichos para condenar a los que evitaron que el sujeto siga asesinando? Que ni la Corte Suprema, el Concejo de la Magistratura, los colegios de abogados o los catedráticos de las facultades de derecho no hayan acusado recibo de semejante disparate lleva a inferir forzosamente que el sistema judicial argentino está intoxicado.
Como no va a ser Argentina el edén…para los asesinos más perversos. Si ayer la “justicia independiente” de MAURICIO MACRI y “su” Ministro de Justicia y Derechos Humanos GERMÁN GARAVANO, hizo declarar como testigo a ROBERTO CIRILO PERDÍA, en el juicio que, por Lesa Humanidad, se lleva a cabo en el Tribunal Federal de San Martín contra nueve “represores”.
Este “prócer” de la muerte, junto con MARIO FIRMENICH y FERNANDO VACA NARVAJA, en los años 70 dirigió la temida organización terrorista MONTONEROS. Fue indultado en 1990 por el presidente CARLOS MENEM y pasó a ser integrante de la Subsecretaría de Derechos Humanos, en su gobierno.
Desde hace 3 años es dirigente de una organización de desocupados, con lo cual en las tres últimas décadas siempre tuvo un lugar en los sucesos públicos de Argentina.
Pero seguramente el sumun de su “gloriosa vida”, habrá sido ayer, cuando luego de levantar su justiciero dedo acusador, que en otras épocas tiraba del gatillo de poderosos fusiles para asesinar, fuera aclamado, fotografiado y hasta se le requiriera autógrafos como premio a su perversidad.
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El acusador dedo ensangrentado del “prócer” argentino ROBERTO CIRILO PERDÍA
La popularidad y el agradecimiento para ROBERTO CIRILO PERDÍA por sus “servicios para el bien del país”.
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TERRORISTAS INTERNACIONALES,
ARGENTINA ES SU MEJOR DESTINO
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Muy atento y sin pudor alguno, escucha el tribunal federal, entre cuyos togados podemos ver a mi “ex amigo” el doctor ALEJANDRO DE KORVEZ
Señores terroristas internacionales a no arriesgar más escapando por el mundo. Argentina puede tener el mejor futuro para ustedes. Acá serán respetados y admirados, podrán ocupar cargos públicos, ser subvencionados por el estado y tener medios de difusión a su disposición para sus proclamas revolucionarias y “justas”.
Un poder judicial “independiente” junto con el poder político velarán por sus derechos humanos.
El día que mueran, sus nombres serán inmortalizados en el bronce del monumental “Parque de la Memoria” junto a 30.000 desaparecidos por ley.
Allí serán honrados no solos por los mandatarios de este territorio, sino que estos traerán al país a los de otras latitudes para en conjunto, arrojar flores al Río de la Plata.
Vean entre muchos otros, las experiencias y los goces del señor ROBERTO CIRILO PERDÍA y no lo duden, Argentina es el país por excelencia para ustedes, los perversos.
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Y Evidentemente, vencieron
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ARGENTINA EL MEJOR PAÍS PARA USTEDES, LOS MÁS BUSCADOS
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SHAYKH AMINULLAH
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FAKER BEN ABDELAZZIZ BOUSSORA
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ABDULLAH AL-RIMI
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IBRAHIM SALIH MOHAMMED AL-YACOUB
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Claudio Kussman
Interno L.P.U. 345.349
Servicio Penitenciario Federal
Abril 17, 2019
“Hay seres tan envenenados que detestan a quienes
irradian fortaleza y contento y, en lugar de limitarse a alejarse
de ellos, les tienden las redes y los cazan y los sepultan
bajo toneladas de tierra por darse la perversa satisfacción
de ver cómo muere lentamente todo aquello que odian…”
CENTRO DE ESTUDIOS EN HISTORIA, POLÍTICA Y DERECHOS HUMANOS DE SALTA
Participé como miles de argentinos del Operativo Independencia en la provincia de Tucumán. Todos, soldados, suboficiales y oficiales de las fuerzas legales, ya en combate, ya custodiando a los civiles, cumplimos con nuestro deber al derrotar a la Compañía de Monte “Ramón Rosa Giménez” del Ejército Revolucionario del Pueblo. Han pasado cuarenta años de aquella patriada, tiempo más que suficiente para que vencedores y vencidos escriban la historia mirando hacia adelante y no como si tuvieran los ojos en la nuca. Conviene precisar que fue el Estado nacional, presidido por el gobierno de María Estela Martínez de Perón, con la aquiescencia del Congreso, el Poder Judicial, los gobernadores y todas las fuerzas políticas el que ordenó a las Fuerzas Armadas y de seguridad aniquilar la subversión en Tucumán. Paradójicamente, casi medio siglo después, son los mismos actores políticos los que implementaron una “política de Estado” para perseguir a aquellos que cumplieron con su anterior “política de Estado” de aniquilar la subversión. Los que ayer ordenaron aniquilar, hoy se constituyen en inclementes jueces de aniquiladores. En los juicios de lesa humanidad, el del Operativo Independencia no es la excepción, lo que verdaderamente se juzga es el “delito aberrante” haber reprimido a un intocable del ERP o de Montoneros. Tanto es así que la comisión del delito de “violación de domicilio” se convierte en “lesa humanidad” si se perpetró contra el subversivo-víctima que asesinó al capitán Viola y a su hija María Cristina. Crimen, éste último, infinitamente menos grave para la justicia argentina. Y ¡guay! de que algún letrado “defensor de genocidas” en el oral se le ocurra “revictimizarlos” con preguntas le revuelvan sus “pecados de juventud”.
Párrafo aparte merece el alegato final del fiscal Pablo Camuña. Su esfuerzo retórico está dirigido a condenar al Operativo Independencia como empresa maligna para, luego, deducir la culpabilidad objetiva de los acusados por el mero hecho de haber participado en ese operativo. De allí que las pruebas resulten ociosas y el testimonio del enemigo de los imputados le baste y sobre para pedir perpetua. El alegato de Camuña podría definirse como un mamarracho jurídico “políticamente correcto” a la altura de la cobardía generalizada que atraviesa la sociedad argentina. Para Camuña, “El Ejército, con las unidades sumadas a él o puestas bajo su control, invadió y ocupó la provincia de Tucumán durante un período que llegó por lo menos hasta 1978”.
Pero ¿cómo se entiende esto? Acaso, que hay que considerar al Ejército argentino como el enemigo invasor del territorio nacional? ¿Camuña coincide con la tesis de los terroristas? Es más, ¿por qué las FF.AA. ocuparon y ocupan Tucumán y el resto del territorio nacional? ¡Porque éste, todavía, es argentino! El invasor, el que hacia flamear una bandera extraña a la celeste y blanca, el que aliado al Estado cubano pretendía adueñarse de la “cuna de la Independencia” y mutilarla del territorio nacional, fue el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).
Agrega, “que no existió una guerra”…. “Vamos a analizar y rechazar la porfiada, descabellada y por cierto cobarde alusión a la guerra”. Desconozco si Camuña había nacido cuando se libraron los combates, entre otros, de Manchalá y Acheral; pero, en caso de haber actuado de buena fe, bien podría haberse ahorrado semejante dislate poniendo atención a la montaña de documentación presentada por la defensa o a las declaraciones de los testigos-combatientes de Manchalá durante el juicio ¿Son “cobardes”, como dice Camuña, los imputados que hacen “alusión a la guerra para explicar sus conductas? ¿O son cobardes los guerrilleros que siempre la reivindicaron y la niegan en los juicios? Repugna escuchar cuando los Perdía, Mattini, Verbitsky, Anguita y compañía lloran presentándose como víctimas inocentes. ¿Habrán sido así de miserables los que no sobrevivieron? Cuesta imaginarse a un Roberto Santucho patético y lastimero. Descartado que los subversivos fueron parte argentina del movimiento hippie mundial, quienes se encontraban de picnic en el monte tucumano predicando el amor a la naturaleza y la paz del mundo, quedan sólo dos opciones para definirlos: o fueron soldados peleando (por extraviada que fuera) su guerra revolucionaria o fueron criminales seriales, psicópatas o
degenerados que asesinaban por el placer perverso de matar. Ante la duda, y a pesar del deshonor con que los ofenden los Camuña, prefiero pensar que murieron como ¿valientes? soldados. Pero hay más, ¿por qué el fiscal habría de perder r semejante oportunidad de equiparar al Operativo Independencia con el horror nazi de Treblinka, de igualar a la víctima Ana Frank con el victimario Gorriarán Merlo? Los judíos europeos fueron asesinados por el “delito” nazi de existir. Es un agravio y un deshonor al martirio de millones de inocentes el, siquiera, equipararlos con esos repugnantes seres que no respetaban ni la vida propia, ni la ajena.
Como broches del alegato, Camuña solicita al Tribunal: 1) que en la sentencia se declare que, durante el Operativo Independencia, no existió “enfrentamiento armado” (no se sabía de la adhesión a la corriente historiográfica estalinista del fiscal) y 2) que los juicios que en su época condenaron a los asesinos del capitán Viola y su hija sean declarados nulos (nadie podrá acusarlo de incoherente). El juicio al Operativo Independencia es, salvando las distancias, como el juicio por crimen de lesa humanidad que podría ¿instruirse? al comando militar que mató a Osama Bin Laden o el que podría abrirse a los 88.000 policías franceses que participaron en la caza y muerte de los dos terroristas que atentaron contra la revista Charlie Hebdó. Como mínimo, sería considerado “Traición a la Patria”.
Las cosas son así y poco o nada se puede hacer para evitar que esos ancianos se pudran en prisión. Más allá de las defensas valientes y brillantes de los abogados defensores tucumanos, no albergo la menor esperanza de justicia por parte de jueces que son fieles a la “política de Estado” antes que a la Constitución Nacional. No soy genocida, ni invasor, ni violador de los derechos humanos por haber sido parte del Operativo Independencia. Al contrario y por eso mismo me debo el reconocimiento de haber estado allí. Guardo celosamente el diploma que acredita mi participación de soldado argentino, que tiene en mi hogar el lugar de honor que se merece…
Uno más bravo que otro y cortados por la misma tijera. Nadie con tanto poder como los “tutores” de los derechos humanos para hacer de la vida un infierno. La presunta acusación de la comisión de crimen de lesa humanidad formulada por un fiscal transforma al desgraciado en un argentino de cuarta. Un maldito a expensas de linchamiento judicial y mediático al que se puede condenar con el simple testimonio del guerrillero que hace cuarenta años intentó matarlo. Los juicios parten de la premisa de que todo aquel que participó de la lucha contra la subversión marxista en los años ’70, cometió prima facie un delito de lesa humanidad. No es la forma en que se reprimió lo que se condena sino el hecho de haberlos reprimido. De allí que, para los fiscales y jueces cualquier acto de represión contra un combatiente del ERP o Montoneros, por nimio, brutal o justificado debe considerarse dentro del “plan sistemático de exterminio de la población civil”. Por lo contrario, el expreso “plan sistemático de exterminio de las fuerzas armadas y de la burguesía” ejecutado en parte por aquellos a quienes los jueces llaman “población civil”, no merece la atención de los “derechos humanos” ni de los Lorenzetti, Zaffaroni, Avruj, Garavano, Macri, Bergoglio o Lanata.
Hay que ver a los cazadores de brujas cuando querellan desde el Ministerio Público fiscal y desde la Secretaría de DD.HH. para tener una idea cabal de la sangre fría y determinación con que acosan a sus presas (Ah… si el viejo Roland Freisler estuviera para verlos). Inconmovibles e implacables llevan adelante, en nombre de los derechos humanos, una persecución feroz para impedir la “impunidad” biológica; la de esos ancianos que muriéndose antes del juicio pretenden privar a la sociedad del “humano” espectáculo de verlos pudrirse en una mazmorra. Pero los argentinos pueden dormir tranquilos; ahí están los titanes al pie del cañón exigiendo la prisión efectiva en cárcel o negando la domiciliaria a los temibles octogenarios. ¡Y minga de 2 x 1! A ver si se entiende: ¡Los derechos humanos no son para cualquiera! El rechazo unánime (con la excepción del marciano Olmedo) expedito y fulminante del congreso nacional al fallo “disparate” de la Corte así lo indica. Vaya uno a saber en qué estarían pensando los ministros Highton, Rosenkrantz y Rosatti para cometer la herejía de fallar contra la “política de Estado de derechos humanos” consensuada por los tres poderes ¿No saben, acaso, que gracias a ese calculado odio inyectado se han montado a lo largo y ancho del país, burocracias de DD.HH. que dan trabajo a miles de argentinos? El odio puede tener su lado bueno ¡Por qué no!
Respecto del origen y diseño de la política de derechos humanos lo aconsejable es ir a las fuentes mismas: Roberto Cirilo Perdía, segundo comandante de Montoneros, en “Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona”; p. 646/47, (obra maestra del cinismo), dice: “De todas maneras mi principal actividad en esos años estuvo concentrada en la cuestión de los Derechos Humanos (…) Más adelante lo haría como asesor de la propia Subsecretaría de Derechos Humanos (…) En el marco de estas políticas, en el año 95, se crearon las condiciones para la reapertura de los juicios con motivo de los crímenes cometidos durante la dictadura”. Todo bien pero no me cierra el que un violador serial de los derechos humanos como Roberto Perdía se constituya nada menos que en un mentor de la “política de Estado” en derechos humanos. Y no sólo él, también otros. Por ejemplo, los ex terroristas Horacio Vertbisky, Rodolfo Matarollo y Luis Duhalde, por citar algunos entre tantos. El primero presidente del CELS, la principal ONG de derechos humanos del país, y los otros dos subsecretario y secretario de DD.HH. de la nación, respectivamente.
Pero no sólo la calidad de quienes fueron los padres de la criatura, hace ruido, también el que en nombre de los derechos humanos se violen esos derechos a personas de carne y hueso. Un hecho del pasado puede que ayude a resolver esta aparente contradicción: Isaac Nachman Steinberg quien desde diciembre de 1917 a marzo de 1918 ejerció el cargo de comisario del pueblo de Justicia en el gobierno soviético liderado por Vladímir Lenin, cuenta que en medio de un conflicto que tuvo con la Cheka (la policía del régimen montada para asesinar opositores) se suscitó el siguiente diálogo: “¿Para qué sirve un Comisariado del Pueblo para la Justicia? –preguntó Steinberg a Lenin–. ¡Que lo llamen Comisariado del Pueblo para el Exterminio Social y se entenderá la razón!”. “Excelente idea –respondió Lenin–. Es exactamente como yo lo veo. ¡Desgraciadamente, no se le puede llamar así!”
“No me arrepiento. No me alcanza la vida para arrepentirme de un error” (Luis Mattini sobre su actuación terrorista y el asesinato de María Cristina Viola)
“Los crímenes de hoy son superioeres a los crímenes en otros tiempos… los casos de gatillo fácil (?)” (Roberto Perdía)
“Nosotros no secuestramos a nadie” (Luis Mattini)
“Nosotros secuestramos, pero no hicimos desaparecer a nadie” (Luis Mattini, después que la dra. Villarruel le recordara el secuestro, tortura y asesinato del Cnl. Larrabure)
“Si esto es sobre la teoria de los dos demonios, este debate no me interesa. No estoy dispuesto a aceptarlo” (Roberto Perdía)
“Si hubieramos ganado, sería un país mas justo” (Roberto Perdía)
“No puedo hablar de lo que hubiera pasado” (Luis Mattini, ante la pregunta de cuantos hiubieran fusilado de haber ganado la guerra)
CUARENTA Y CINCO AÑOS DESPUÉS DEL TERROR
○
Por Miguel F. Prestofelippo.
Muchos niegan que en los años 70, se vivió una guerra entre el estado y las organizaciones terroristas armadas, a pesar que los montoneros en su revista “Evita Montonera” daban los partes de guerra.
Un acta de confección del partido montonero expresaba: “ Por resolución 015/78, de Agosto 1978, instituir entre las condecoraciones oficiales del Partido Montonero, la orden al héroe en combate y a todos aquellos militantes que hayan tenido un comportamiento heroico durante el desarrollo de enfrentamientos militares con el enemigo, sean estos ofensivos o defensivos , es el ejemplo del compañero Arturo Lewinger” firmado por la conducción nacional de montoneros el 15/01/79, compuesta por Mario E. Firmenich, Roberto C.Perdía, Raúl Yagor, Horacio Mendizabal y los segundos comandantes, Fernando Vaca Narvaja y Horacio D. Campiglia.
También el ERP en su revista “Estrella Roja” daban sus partes de guerra.
Viví esa época, los argentinos, estábamos aterrorizados y a la vez acostumbrados a la muerte de inocentes por bombas y todo tipo de actos sangrientos realizados por los subversivos para sembrar el terror.
Pasaron casi 45 años de estos graves sucesos, los únicos que son llevados a juicios, son quienes ganaron la guerra, que eran carne de cañón al igual que sus familiares. Se los juzga con leyes posteriores a los hechos, con códigos y jueces no militares. Las organizaciones de Derechos Humanos (para unos sí para otros no), son querellantes. Algunos fiscales y jueces son parientes o amigos de los terroristas como también de su misma condición ideológica, comportándose ilegalmente, como prevaricadores. También participan “testigos” falsos y preparados.
Estos juicios son realmente “circos de venganza”, lo increíble son las condenas que van de 20, 25 años a perpetua y con jugosas indemnizaciones para quienes dicen ser las víctimas. Estas condenas son verdaderas penas de muerte encubiertas, así lo demuestran los 865 fallecidos privados de su libertad.
Horacio Verbitsky y el Kirchnerismo son los principales responsables de estas megas causas que a los argentinos nos cuesta, miles de millones de dólares y siguen con estas injusticias a favor de quienes intentaron derrocar gobiernos democráticos y militares para lograr una patria comunista.
No puedo entender ni aceptar como empresarios, religiosos, sindicalistas, políticos, jueces, periodistas, etc. que pedían la intervención militar hoy nos aturden con su silencio y peor aún, muchos ¡Los condenan!
En los medios masivos de comunicación no escucho ni veo hablar sobre estas causas, los políticos no se quieren involucrar, cuando fueron ellos los que solicitaron la intervención de militares con los decretos 261/75, 2770/71/72 del año 1975. A uno de sus firmantes, Carlos Ruckauf casi a diario podemos verlo dando clases de democracia en algún medio de comunicación gozando de buena salud y libertad no merecida. Esta Argentina no es la que me gusta.
MIGUEL F. PRESTOFELIPPO
Ciudadano de Argentina
Nota 114 de Miguel Prestofelippo en este portal
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 16, 2024
ARGENTINA – EL PLANETA DE LOS SIMIOS
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Por CLAUDIO KUSSMAN.
“El Planeta de los Simios” es una exitosa película de ciencia ficción, que Hollywood estrenó en el año 1968, basada en la novela homónima del escritor francés PIERRE BOULLE, protagonizada por CHARLTON HESTON e importantes artistas de la época. Luego siguieron, secuelas, series de TV, dibujos animados y más secuelas que llegan hasta nuestros días. En el año 2001 fue considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y por consiguiente el filme fue seleccionado para su preservación en el National Film Registry. Su argumento hace referencia a 4 astronautas que se estrellan en un planeta desconocido, dominado por una raza de simios inteligentes, mientras que los humanos son seres primitivos que inclusive no hablan. Con un muy entretenido desarrollo se mezcla la discriminación, la iniquidad, el abuso de derechos que son solo para unos, el sojuzgamiento a una especie, la crueldad con los animales y los temores que todos llevamos adentro. Ese primer filme termina cuando el coronel GEORGE TAYLOR (Charlton Heston) huyendo de sus captores (los simios) acompañado por NOVA (Linda Harrison), por supuesto una mujer muy bonita, descubre que en realidad estaban luego de un viaje a través del tiempo, en la tierra. Un cataclismo nuclear provocado por el hombre había cambiado la historia de la humanidad, cuyos miembros ahora habían pasado a ser tratados como subhumanos por los simios. Esta película, impactó en la cultura popular y dejó pensando y debatiendo a no pocos habitantes de este mundo.
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]Mientras tanto, algo similar, pero sin cataclismo nuclear se produjo a lo largo de varias decenas de años en la Argentina. Quien regresara a este país luego de un imaginario viaje espacial, se sorprendería de ver a una sociedad, devastada, con la mitad de su gente sumida en la pobreza, la ignorancia y por supuesto el delito y la violencia. Dominada por una privilegiada clase política corrupta en donde privan únicamente sus derechos e intereses personales, en detrimento del resto compuesto por una población desorientada, sometida y mansa. En esta nación la justicia de los simios fue emulada por la de “la memoria, verdad y justicia” y así asesinos como ROBERTO PERDIA, infunden temor y se pasean por los tribunales declarando contra los subhumanos del presente, adultos mayores imputados por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad. Otros terroristas o sus descendientes como si fueran miembros de una raza de simios inteligentes ocupan cargos gubernamentales y sanguinarios personajes como HORACIO VERBITSKY o EDUARDO ANGUITA, muy respetuosamente considerados, dan clases de ética por los medios de difusión. Para congraciarse con la “especie dominante”, los dirigentes de TODOS los signos políticos, levantan monumentos en honor a esos asesinos del pasado devenidos en idealistas que lucharon por la “libertad de todos, todas y todes”, según el relato. En este territorio como dijimos, el cataclismo no fue nuclear y en consecuencia sin pausa, aún está en pleno desarrollo, ante la indiferencia de sus habitantes que bien saben, tienen ante sí un futuro distópico asegurado.
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
Abril 11, 2021
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
LA PRESENTE NOTA SOLO ES FICCIÓN, YA QUE LOS SIMIOS SON SERES INTELIGENTES, SOCIALES, HONESTOS Y NOBLES, A DIFERENCIA DE NUESTROS DIRIGENTES POLÍTICOS Y MIEMBROS DE ORGANIZACIONES RADICALIZADAS, QUE CARECEN DE ESE TIPO DE VIRTUDES.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 11, 2021
JULIO NARCISO FLORES, UN SALTEÑO QUE A NADIE LE IMPORTA
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Julio Narciso Flores, salteño de 61 años, a fines del año 1976, con dieciocho egresó de la Escuela de Suboficiales de Córdoba como Cabo, especialidad Mecánico de Mantenimiento de Aeronaves. Para los adolescentes argentinos de familias humildes, las escuelas de suboficiales de las fuerzas armadas constituían una oportunidad para ascender socialmente a través de la carrera militar, adquirir instrucción profesional y desarrollarse espiritualmente. Le tocó en suerte que su primer y único destino fuera la Ira Brigada Aérea (El Palomar – Buenos Aires), donde se desempeñó hasta 1980, año en que solicitó y se le concedió la baja. Finalizada su actividad militar, su vida laboral continuó vinculada a la aviación. Trabajó en el país y en el exterior hasta el 24 de noviembre de 2014, día en que fue detenido en el aeropuerto de Ezeiza, a su llegada de Indonesia. El juez federal Daniel Rafecas lo procesó porque su nombre apareció en el Libro de Guardia de la Brigada Aérea del Palomar y, dado que dicha Brigada está catalogada como Centro Clandestino de Detención, Rafecas, interpretó que Julio Flores, de hecho, fue parte del “grupo de tareas” que privaba de su libertad a subversivos y que cumplió Guardias en “Mansión Seré”. Además y en virtud del sólo ejercicio de su imaginación, el juez le atribuyó la “jefatura” de dicho grupo de tareas. El hecho que no exista en la causa ni una sola prueba, indicio o testimonio que relacione a Julio Flores con los hechos que se le imputan, dada su condición militar, no reviste la menor importancia.
El supuesto delito por el que fue procesado es de agosto de 1977. Por entonces, Flores acababa de cumplir 19 años de edad, revistaba en la Fuerza Aérea como Cabo y computaba 8 meses de antigüedad en el grado. Es decir, que salvo los colimbas rasos, Flores, era un perfecto “último orejón del tarro” del escalafón militar. “Orejón” que, como es obvio, jamás tuvo entidad para desempeñarse como “Jefe de Guardia” o “Jefe de Patrulla” (como ridículamente le endilga, Rafecas).
Por la misma época (1977), el Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, contaba con 37 años (dieciocho más que Julio Flores) y una cómoda posición socioeconómica fruto de su sueldo de Juez Nacional en lo Criminal de Sentencia de la Capital Federal. Cargo éste que le confería la competencia para negar habeas corpus a detenidos-desaparecidos y la calificación pertinente para escribir y publicar un libro que justificara la represión del gobierno militar. Al respecto, decir cosas como, por ejemplo: “La excepcional necesidad de dar muerte al delincuente” en virtud de la “necesidad terribilísima”.
En el mismo 1977, Horacio Verbitsky, de 35 años de edad e hijo de un periodista destacado ya se había hecho de una sólida trayectoria en los medios de comunicación y en la organización guerrillera Montoneros; en la que revistaba con el grado de oficial y Subjefe de Inteligencia; Es en su calidad de tal que fue parte central en el atentado terrorista del 1 de julio de 1976 del Comedor de la Superintendencia de la Policía Federal que le costó la vida a 24 personas.
Por otro lado, Roberto Cirilo Perdía, con 36 años cumplidos, en 1977 (17 más que Flores) tenía unos cuantos años de abogado aunque no ejercía. Lo suyo no era el Derecho. Su vocación, a la que abrazó con pasión, era otra. Como segundo al mando de la banda Montoneros a mediados de los setenta contaba ya en su foja de servicios con una larga lista de homicidios. Entre otros cientos, José Ignacio Rucci, el comisario Villar y su señora, la niña Paula Lambruschini, el dirigente radical Arturo Mor Roig, el empresario Alberto Bosch y el chofer Juan Carlos Pérez.
Desde 1977 a la fecha han pasado más de 40 años. El Dr. Zaffaroni, aquel Míster Hyde pilar jurídico del gobierno militar (el que negaba habeas corpus a desaparecidos) se ha transformado en el Dr. Jeckill y referente jurídico de los que persiguen a ex militares como Julio Narciso Flores. Tan es así que, como miembro de la Corte Suprema de Justicia, no le ha temblado el pulso al firmar el fallo violatorio de la Carta Magna que habilita la persecución infame contra todo aquel que sea acusado de lesa humanidad (el excluido, por supuesto). Horacio Vertbitsky, por su parte goza de un excelente pasar económico y del prestigio nacional e internacional que le da el hecho de presidir el CELS, la ONG de DD.HH. subvencionada por el estado más influyente del país (en Argentina, nada más humano y derecho que un terrorista ocupándose de sus víctimas). Roberto Cirilo Perdía, en tanto, disfruta de la renta que le toca por los 60 millones de dólares del secuestro de los hermanos Born. Aprovecha su tiempo libre para publicar libros en los cuales describe sus crímenes como hazañas de jóvenes idealistas aunque equivocados. Suele declarar como testigo de contexto en los juicios de lesa humanidad. En el juicio por “la contraofensiva de Montoneros”, en pose de anciano venerable narró parte de su épica asesina. Declaró, entre otras cosas, que él envió a la Argentina a los jóvenes montoneros (exiliados en Europa y México) con la misión de ajusticiar (léase, asesinar) a Martínez de Hoz y su equipo del Ministerio de Economía. Los jueces y fiscales lo escuchaban embelesados.
Pues bien, el ministerio público Fiscal, integrado por los fiscales Ángeles Ramos y Leonardo Filippini junto a la auxiliar fiscal Nuria Piñol Sala, en su alegato (a partir de la sola mención en un libro de Guardia) consideró probada la responsabilidad de Julio Narciso Flores en 31 privaciones ilegales de la libertad, etc., etcétera.
Así, los jueces Alfredo Justo Ruiz Paz y Marcelo Gonzalo Díaz Cabral y la jueza María Claudia Morgese Martín, integrantes del Tribunal Nº5, sin siquiera sonrojarse, condenaron Julio Narciso Flores a la pena de 25 años de reclusión perpetua. Todos los diarios celebran que se haya hecho “justicia”.
Julio Narciso Flores se pudrirá en una cárcel el resto de su vida y a nadie o, a casi nadie, le importa…
PrisioneroEnArgentina.com
Septiembre 18, 2019
¿PAÍS?
Por Mauricio Ortín
El ex terrorista Roberto Cirilo Perdía, primero durante el gobierno constitucional de Juan Perón e Isabel Martínez y luego durante el gobierno militar, ensangrentó la Argentina asesinando policías, militares, empresarios, sindicalistas, niños, políticos y ciudadanos comunes. Es responsable también de la muerte de miles de los suyos, a quienes abandonó escapando a Europa con los 60 millones de dólares del secuestro de los Born. Si bien nunca se hizo el recuento de los crímenes por los cuales este sujeto permanece impune, sólo en el atentado con bomba vietnamita al comedor de la Superintendencia de la Policía Federal de Buenos Aires este depravado segó la vida de 23 personas e hirió gravemente a otras sesenta. En libros y en notas de la que es autor, Perdía suele desplegar su pasado de homicida justificándolo sin el menor sentimiento de culpa. En la Argentina asesinar en nombre de la izquierda no está mal visto y hasta se puede reivindicar sin caer en apología del delito. Más aún si los asesinados son policías, militares o empresarios. Y a las pruebas me remito: los terroristas que atacaron el Cuartel de La Tablada están libres, los que lo defendieron siguiendo órdenes del gobierno constitucional de entonces, están presos. Así pagan los políticos argentinos.
Sin embargo, si bien la apología del delito de un criminal en libros y notas es grave, pavoroso, deplorable y perturbador, peor aún resulta que este criminal impune confiese y haga apología de su propio delito frente a un tribunal impávido. El jefe terrorista Roberto Cirilo Perdía declaró en la primera audiencia testimonial del juicio de lesa humanidad “Contraofensiva Montonera” ante el Tribunal Federal Número 4 de San Martín, integrado por los jueces Alejandro De Korvez, Matías Alejandro Mancini y Esteban Carlos Rodríguez Eggers, que tiene a nueve acusados imputados por privación ilegítima de la libertad, tormentos y asesinatos. Bajo juramento, declaró: “Nuestro plan era atacar al grupo económico de Martínez de Hoz” con las TEI (Tropas Especiales de Infantería) montoneras, también, que en la “Contraofensiva” participaron más de 450 combatientes. “La mitad llegó al país del exterior, sobre todo desde México y España, y la otra mitad fue reclutada de militantes que estaban en Argentina”, agregó. No precisó detalles de cómo, cumpliendo el objetivo trazado, las TEI asesinaron a Francisco Soldatti y al cabo primero Ricardo Durán (Policía Federal Argentina), su chofer, en pleno centro de Buenos Aires, ni tampoco cómo volaron la casa de la familia Klein asesinando a los policías José Cardaci y Julio Moreno. Por cierto, los homicidios de Soldatti y Durán no les salieron gratis. En el lugar, cinco terroristas perdieron la vida. Dos abatidos por la policía y tres al manipular una bomba. Pues bien, para la Justicia argentina estos cinco y el resto de los abatidos lo fueron, no porque andaban asesinando según un plan terrorista preconcebido, sino porque al gobierno militar se le dio por matar civiles. Hay que decir que el asesino Perdía se retiró aplaudido por el público.
En relación al engendro legal llamado, “Plan Sistemático de Exterminio de la Población Civil”, conviene hacer algunas precisiones: 1) Que si el plan en verdad existió, es obvio que no era contra la población civil al voleo sino, en todo caso, específicamente contra aquellos que, además de civiles, eran salvajes asesinos; 2) Que de las propias palabras de Perdía, se desprende que la “Contraofensiva” constituía un deliberado plan sistemático de exterminio contra el “Grupo Martínez de Hoz”; 3) Que policías que abatieron a los asesinos de Soldatti no lo hicieron en virtud de ejecutar un Plan Sistemático de Exterminio de la Población Civil (que ni siquiera conocían) sino reacción espontánea en cumplimiento del deber de defender la vida de Soldatti y Durán; 4) Que sostener semejante disparate implica, por un lado, negar el ataque terrorista que sufrió la sociedad argentina y, por el otro, criminalizar en sí misma (no por su forma) a la represión contra el terrorismo con la patraña ridícula de confundirlo con “población civil”.
¿Se puede llamar seriamente “país” a una sociedad que tolera impasible que un criminal repugnante se erija en campeón de la moral y los derechos humanos? ¿Y que, además, se tomen sus dichos para condenar a los que evitaron que el sujeto siga asesinando? Que ni la Corte Suprema, el Concejo de la Magistratura, los colegios de abogados o los catedráticos de las facultades de derecho no hayan acusado recibo de semejante disparate lleva a inferir forzosamente que el sistema judicial argentino está intoxicado.
¿País, esto? Vaya murga que somos…
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 21, 2019
[ess_grid settings='{“max-entries”:”5″,”entry-skin”:”1″,”layout-sizing”:”boxed”,”grid-layout”:”even”,”spacings”:”40″,”rows-unlimited”:”off”,”columns”:”5″,”rows”:”1″,”grid-animation”:”fade”,”use-spinner”:”0″}’ special=’related’][/ess_grid]
ARGENTINA EL EDÉN… PARA LOS PERVERSOS
Escribe CLAUDIO KUSSMAN
LA JUSTICIA “INDEPENDIENTE”
[ezcol_1half]Como no va a ser Argentina el edén…para los asesinos más perversos. Si ayer la “justicia independiente” de MAURICIO MACRI y “su” Ministro de Justicia y Derechos Humanos GERMÁN GARAVANO, hizo declarar como testigo a ROBERTO CIRILO PERDÍA, en el juicio que, por Lesa Humanidad, se lleva a cabo en el Tribunal Federal de San Martín contra nueve “represores”.
Este “prócer” de la muerte, junto con MARIO FIRMENICH y FERNANDO VACA NARVAJA, en los años 70 dirigió la temida organización terrorista MONTONEROS. Fue indultado en 1990 por el presidente CARLOS MENEM y pasó a ser integrante de la Subsecretaría de Derechos Humanos, en su gobierno.
Desde hace 3 años es dirigente de una organización de desocupados, con lo cual en las tres últimas décadas siempre tuvo un lugar en los sucesos públicos de Argentina.
Pero seguramente el sumun de su “gloriosa vida”, habrá sido ayer, cuando luego de levantar su justiciero dedo acusador, que en otras épocas tiraba del gatillo de poderosos fusiles para asesinar, fuera aclamado, fotografiado y hasta se le requiriera autógrafos como premio a su perversidad.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]El acusador dedo ensangrentado del “prócer” argentino ROBERTO CIRILO PERDÍA
La popularidad y el agradecimiento para ROBERTO CIRILO PERDÍA por sus “servicios para el bien del país”.
[/ezcol_1half_end]TERRORISTAS INTERNACIONALES,
ARGENTINA ES SU MEJOR DESTINO
[ezcol_1half]Muy atento y sin pudor alguno, escucha el tribunal federal, entre cuyos togados podemos ver a mi “ex amigo” el doctor ALEJANDRO DE KORVEZ
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]Señores terroristas internacionales a no arriesgar más escapando por el mundo. Argentina puede tener el mejor futuro para ustedes. Acá serán respetados y admirados, podrán ocupar cargos públicos, ser subvencionados por el estado y tener medios de difusión a su disposición para sus proclamas revolucionarias y “justas”.
Un poder judicial “independiente” junto con el poder político velarán por sus derechos humanos.
El día que mueran, sus nombres serán inmortalizados en el bronce del monumental “Parque de la Memoria” junto a 30.000 desaparecidos por ley.
Allí serán honrados no solos por los mandatarios de este territorio, sino que estos traerán al país a los de otras latitudes para en conjunto, arrojar flores al Río de la Plata.
Vean entre muchos otros, las experiencias y los goces del señor ROBERTO CIRILO PERDÍA y no lo duden, Argentina es el país por excelencia para ustedes, los perversos.
[/ezcol_1half_end] [ezcol_1third]Y Evidentemente, vencieron
[/ezcol_1third] [ezcol_1third_end][/ezcol_1third_end]
ARGENTINA EL MEJOR PAÍS PARA USTEDES, LOS MÁS BUSCADOS
[ezcol_1quarter]SHAYKH AMINULLAH
[/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter]FAKER BEN ABDELAZZIZ BOUSSORA
[/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter]ABDULLAH AL-RIMI
[/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter_end]IBRAHIM SALIH MOHAMMED AL-YACOUB
[/ezcol_1quarter_end]
Claudio Kussman
Interno L.P.U. 345.349
Servicio Penitenciario Federal
Abril 17, 2019
“Hay seres tan envenenados que detestan a quienes
irradian fortaleza y contento y, en lugar de limitarse a alejarse
de ellos, les tienden las redes y los cazan y los sepultan
bajo toneladas de tierra por darse la perversa satisfacción
de ver cómo muere lentamente todo aquello que odian…”
Ángeles Caso (1959- )
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 17, 2019
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HONOR Y MISERIA EN EL JUICIO POR EL OPERATIVO INDEPENDENCIA
POR MAURICIO ORTÍN
CENTRO DE ESTUDIOS EN HISTORIA, POLÍTICA Y DERECHOS HUMANOS DE SALTA
Participé como miles de argentinos del Operativo Independencia en la provincia de Tucumán. Todos, soldados, suboficiales y oficiales de las fuerzas legales, ya en combate, ya custodiando a los civiles, cumplimos con nuestro deber al derrotar a la Compañía de Monte “Ramón Rosa Giménez” del Ejército Revolucionario del Pueblo. Han pasado cuarenta años de aquella patriada, tiempo más que suficiente para que vencedores y vencidos escriban la historia mirando hacia adelante y no como si tuvieran los ojos en la nuca. Conviene precisar que fue el Estado nacional, presidido por el gobierno de María Estela Martínez de Perón, con la aquiescencia del Congreso, el Poder Judicial, los gobernadores y todas las fuerzas políticas el que ordenó a las Fuerzas Armadas y de seguridad aniquilar la subversión en Tucumán. Paradójicamente, casi medio siglo después, son los mismos actores políticos los que implementaron una “política de Estado” para perseguir a aquellos que cumplieron con su anterior “política de Estado” de aniquilar la subversión. Los que ayer ordenaron aniquilar, hoy se constituyen en inclementes jueces de aniquiladores. En los juicios de lesa humanidad, el del Operativo Independencia no es la excepción, lo que verdaderamente se juzga es el “delito aberrante” haber reprimido a un intocable del ERP o de Montoneros. Tanto es así que la comisión del delito de “violación de domicilio” se convierte en “lesa humanidad” si se perpetró contra el subversivo-víctima que asesinó al capitán Viola y a su hija María Cristina. Crimen, éste último, infinitamente menos grave para la justicia argentina. Y ¡guay! de que algún letrado “defensor de genocidas” en el oral se le ocurra “revictimizarlos” con preguntas le revuelvan sus “pecados de juventud”.
Párrafo aparte merece el alegato final del fiscal Pablo Camuña. Su esfuerzo retórico está dirigido a condenar al Operativo Independencia como empresa maligna para, luego, deducir la culpabilidad objetiva de los acusados por el mero hecho de haber participado en ese operativo. De allí que las pruebas resulten ociosas y el testimonio del enemigo de los imputados le baste y sobre para pedir perpetua. El alegato de Camuña podría definirse como un mamarracho jurídico “políticamente correcto” a la altura de la cobardía generalizada que atraviesa la sociedad argentina. Para Camuña, “El Ejército, con las unidades sumadas a él o puestas bajo su control, invadió y ocupó la provincia de Tucumán durante un período que llegó por lo menos hasta 1978”.
Pero ¿cómo se entiende esto? Acaso, que hay que considerar al Ejército argentino como el enemigo invasor del territorio nacional? ¿Camuña coincide con la tesis de los terroristas? Es más, ¿por qué las FF.AA. ocuparon y ocupan Tucumán y el resto del territorio nacional? ¡Porque éste, todavía, es argentino! El invasor, el que hacia flamear una bandera extraña a la celeste y blanca, el que aliado al Estado cubano pretendía adueñarse de la “cuna de la Independencia” y mutilarla del territorio nacional, fue el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).
Agrega, “que no existió una guerra”…. “Vamos a analizar y rechazar la porfiada, descabellada y por cierto cobarde alusión a la guerra”. Desconozco si Camuña había nacido cuando se libraron los combates, entre otros, de Manchalá y Acheral; pero, en caso de haber actuado de buena fe, bien podría haberse ahorrado semejante dislate poniendo atención a la montaña de documentación presentada por la defensa o a las declaraciones de los testigos-combatientes de Manchalá durante el juicio ¿Son “cobardes”, como dice Camuña, los imputados que hacen “alusión a la guerra para explicar sus conductas? ¿O son cobardes los guerrilleros que siempre la reivindicaron y la niegan en los juicios? Repugna escuchar cuando los Perdía, Mattini, Verbitsky, Anguita y compañía lloran presentándose como víctimas inocentes. ¿Habrán sido así de miserables los que no sobrevivieron? Cuesta imaginarse a un Roberto Santucho patético y lastimero. Descartado que los subversivos fueron parte argentina del movimiento hippie mundial, quienes se encontraban de picnic en el monte tucumano predicando el amor a la naturaleza y la paz del mundo, quedan sólo dos opciones para definirlos: o fueron soldados peleando (por extraviada que fuera) su guerra revolucionaria o fueron criminales seriales, psicópatas o
degenerados que asesinaban por el placer perverso de matar. Ante la duda, y a pesar del deshonor con que los ofenden los Camuña, prefiero pensar que murieron como ¿valientes? soldados. Pero hay más, ¿por qué el fiscal habría de perder r semejante oportunidad de equiparar al Operativo Independencia con el horror nazi de Treblinka, de igualar a la víctima Ana Frank con el victimario Gorriarán Merlo? Los judíos europeos fueron asesinados por el “delito” nazi de existir. Es un agravio y un deshonor al martirio de millones de inocentes el, siquiera, equipararlos con esos repugnantes seres que no respetaban ni la vida propia, ni la ajena.
Como broches del alegato, Camuña solicita al Tribunal: 1) que en la sentencia se declare que, durante el Operativo Independencia, no existió “enfrentamiento armado” (no se sabía de la adhesión a la corriente historiográfica estalinista del fiscal) y 2) que los juicios que en su época condenaron a los asesinos del capitán Viola y su hija sean declarados nulos (nadie podrá acusarlo de incoherente). El juicio al Operativo Independencia es, salvando las distancias, como el juicio por crimen de lesa humanidad que podría ¿instruirse? al comando militar que mató a Osama Bin Laden o el que podría abrirse a los 88.000 policías franceses que participaron en la caza y muerte de los dos terroristas que atentaron contra la revista Charlie Hebdó. Como mínimo, sería considerado “Traición a la Patria”.
Las cosas son así y poco o nada se puede hacer para evitar que esos ancianos se pudran en prisión. Más allá de las defensas valientes y brillantes de los abogados defensores tucumanos, no albergo la menor esperanza de justicia por parte de jueces que son fieles a la “política de Estado” antes que a la Constitución Nacional. No soy genocida, ni invasor, ni violador de los derechos humanos por haber sido parte del Operativo Independencia. Al contrario y por eso mismo me debo el reconocimiento de haber estado allí. Guardo celosamente el diploma que acredita mi participación de soldado argentino, que tiene en mi hogar el lugar de honor que se merece…
Centro de Estudios SALTA
En Historia, Política y Derechos Humanos
Mauricio Ortín
PrisioneroEnArgentina.com
Septiembre 14, 2017
¡Ni que hubieran hecho un casting de despiadados, che!
Por Mauricio Ortín.
Uno más bravo que otro y cortados por la misma tijera. Nadie con tanto poder como los “tutores” de los derechos humanos para hacer de la vida un infierno. La presunta acusación de la comisión de crimen de lesa humanidad formulada por un fiscal transforma al desgraciado en un argentino de cuarta. Un maldito a expensas de linchamiento judicial y mediático al que se puede condenar con el simple testimonio del guerrillero que hace cuarenta años intentó matarlo. Los juicios parten de la premisa de que todo aquel que participó de la lucha contra la subversión marxista en los años ’70, cometió prima facie un delito de lesa humanidad. No es la forma en que se reprimió lo que se condena sino el hecho de haberlos reprimido. De allí que, para los fiscales y jueces cualquier acto de represión contra un combatiente del ERP o Montoneros, por nimio, brutal o justificado debe considerarse dentro del “plan sistemático de exterminio de la población civil”. Por lo contrario, el expreso “plan sistemático de exterminio de las fuerzas armadas y de la burguesía” ejecutado en parte por aquellos a quienes los jueces llaman “población civil”, no merece la atención de los “derechos humanos” ni de los Lorenzetti, Zaffaroni, Avruj, Garavano, Macri, Bergoglio o Lanata.
Hay que ver a los cazadores de brujas cuando querellan desde el Ministerio Público fiscal y desde la Secretaría de DD.HH. para tener una idea cabal de la sangre fría y determinación con que acosan a sus presas (Ah… si el viejo Roland Freisler estuviera para verlos). Inconmovibles e implacables llevan adelante, en nombre de los derechos humanos, una persecución feroz para impedir la “impunidad” biológica; la de esos ancianos que muriéndose antes del juicio pretenden privar a la sociedad del “humano” espectáculo de verlos pudrirse en una mazmorra. Pero los argentinos pueden dormir tranquilos; ahí están los titanes al pie del cañón exigiendo la prisión efectiva en cárcel o negando la domiciliaria a los temibles octogenarios. ¡Y minga de 2 x 1! A ver si se entiende: ¡Los derechos humanos no son para cualquiera! El rechazo unánime (con la excepción del marciano Olmedo) expedito y fulminante del congreso nacional al fallo “disparate” de la Corte así lo indica. Vaya uno a saber en qué estarían pensando los ministros Highton, Rosenkrantz y Rosatti para cometer la herejía de fallar contra la “política de Estado de derechos humanos” consensuada por los tres poderes ¿No saben, acaso, que gracias a ese calculado odio inyectado se han montado a lo largo y ancho del país, burocracias de DD.HH. que dan trabajo a miles de argentinos? El odio puede tener su lado bueno ¡Por qué no!
Respecto del origen y diseño de la política de derechos humanos lo aconsejable es ir a las fuentes mismas: Roberto Cirilo Perdía, segundo comandante de Montoneros, en “Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona”; p. 646/47, (obra maestra del cinismo), dice: “De todas maneras mi principal actividad en esos años estuvo concentrada en la cuestión de los Derechos Humanos (…) Más adelante lo haría como asesor de la propia Subsecretaría de Derechos Humanos (…) En el marco de estas políticas, en el año 95, se crearon las condiciones para la reapertura de los juicios con motivo de los crímenes cometidos durante la dictadura”. Todo bien pero no me cierra el que un violador serial de los derechos humanos como Roberto Perdía se constituya nada menos que en un mentor de la “política de Estado” en derechos humanos. Y no sólo él, también otros. Por ejemplo, los ex terroristas Horacio Vertbisky, Rodolfo Matarollo y Luis Duhalde, por citar algunos entre tantos. El primero presidente del CELS, la principal ONG de derechos humanos del país, y los otros dos subsecretario y secretario de DD.HH. de la nación, respectivamente.
Pero no sólo la calidad de quienes fueron los padres de la criatura, hace ruido, también el que en nombre de los derechos humanos se violen esos derechos a personas de carne y hueso. Un hecho del pasado puede que ayude a resolver esta aparente contradicción: Isaac Nachman Steinberg quien desde diciembre de 1917 a marzo de 1918 ejerció el cargo de comisario del pueblo de Justicia en el gobierno soviético liderado por Vladímir Lenin, cuenta que en medio de un conflicto que tuvo con la Cheka (la policía del régimen montada para asesinar opositores) se suscitó el siguiente diálogo: “¿Para qué sirve un Comisariado del Pueblo para la Justicia? –preguntó Steinberg a Lenin–. ¡Que lo llamen Comisariado del Pueblo para el Exterminio Social y se entenderá la razón!”. “Excelente idea –respondió Lenin–. Es exactamente como yo lo veo. ¡Desgraciadamente, no se le puede llamar así!”
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 23, 2017
Victoria Villarruel en “A Fuego Lento”
“No me arrepiento. No me alcanza la vida para arrepentirme de un error” (Luis Mattini sobre su actuación terrorista y el asesinato de María Cristina Viola)
“Los crímenes de hoy son superioeres a los crímenes en otros tiempos… los casos de gatillo fácil (?)” (Roberto Perdía)
“Nosotros no secuestramos a nadie” (Luis Mattini)
“Nosotros secuestramos, pero no hicimos desaparecer a nadie” (Luis Mattini, después que la dra. Villarruel le recordara el secuestro, tortura y asesinato del Cnl. Larrabure)
“Si esto es sobre la teoria de los dos demonios, este debate no me interesa. No estoy dispuesto a aceptarlo” (Roberto Perdía)
“Si hubieramos ganado, sería un país mas justo” (Roberto Perdía)
“No puedo hablar de lo que hubiera pasado” (Luis Mattini, ante la pregunta de cuantos hiubieran fusilado de haber ganado la guerra)
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 23, 2017