El General José de San Martín, venerado como uno de los mayores libertadores de Sudamérica, fue un hombre de profunda visión militar e integridad personal; sin embargo, notablemente, albergaba poco interés en el poder político. Si bien desempeñó un papel central en la independencia de Argentina, Chile y Perú, San Martín se distanció constantemente de las maquinaciones políticas que siguieron a la liberación. Sus acciones reflejaban una profunda convicción: que los militares debían servir a la nación, no gobernarla.
La aversión de San Martín a la política fue evidente a lo largo de su carrera. Tras liberar Lima en 1821, fue nombrado “Protector del Perú”, título que le otorgaba amplia autoridad. Sin embargo, utilizó este poder con moderación, centrándose en estabilizar la región y sentar las bases para la gobernabilidad democrática. Se negó a declararse presidente o dictador, incluso cuando sus partidarios lo instaron a hacerlo. En cambio, buscó transferir el liderazgo a las instituciones civiles y fomentar la unidad entre las naciones recién independizadas.
Su rechazo más simbólico a la ambición política se produjo en 1822, durante su histórico encuentro con Simón Bolívar en Guayaquil, Ecuador. Aunque los detalles de la conversación se mantienen en secreto, el resultado fue claro: San Martín se hizo a un lado, permitiendo que Bolívar continuara la campaña para liberar a Perú. Renunció al mando, abandonó el continente y nunca regresó a la vida pública. Este acto de modestia fue poco común entre los líderes revolucionarios y subrayó su convicción de que la ambición personal nunca debía eclipsar la causa de la libertad.
La negativa de San Martín a involucrarse en las luchas internas de poder en Argentina ilustra aún más su moderación política. Se negó a apoyar a la facción unitaria contra los federalistas, incluso cuando fue invitado a regresar y liderar. En cambio, se retiró a Europa, viviendo modestamente en Francia hasta su muerte en 1850. Rechazó las ofertas para gobernar o asesorar gobiernos, enfatizando su deseo de mantenerse al margen del conflicto partidista. Los historiadores suelen interpretar la retirada política de San Martín como un reflejo de su carácter: íntegro, austero y comprometido con los ideales de la independencia, más que con el botín del poder. Su legado no es solo el de un brillante estratega, sino el de un hombre que comprendió que el verdadero liderazgo a veces implica saber cuándo dar un paso al costado.
En una época de fervor revolucionario y ambición personal, la silenciosa salida de San Martín es un poderoso testimonio de humildad, patriotismo y el valor perdurable del servicio sin egoísmo.
En la bulliciosa ciudad china de Pekín, lejos de la Cordillera de los Andes y del Río de la Plata, se alza una estatua de bronce del General José de San Martín, uno de los líderes independentistas más venerados de Sudamérica. Este monumento no es solo una conmemoración del héroe argentino, sino también un testimonio de los lazos diplomáticos y culturales entre Argentina y China.
José de San Martín (1778-1850) desempeñó un papel fundamental en la liberación de Argentina, Chile y Perú del dominio colonial español. Su liderazgo, visión y compromiso con la autodeterminación le valieron un lugar junto a figuras como Simón Bolívar en el panteón de la independencia latinoamericana. La estatua en Pekín honra su legado, representándolo con atuendo militar y a caballo, una pose dinámica que transmite fuerza e impulso.
El monumento fue inaugurado a finales del siglo XX como parte de un programa de intercambio cultural, en un momento en que Argentina y China profundizaban sus relaciones bilaterales. Estos gestos son comunes en la diplomacia internacional, donde la instalación de estatuas y monumentos conmemorativos sirve como puente simbólico entre naciones distantes. Para China, albergar la imagen de San Martín simboliza el respeto por las luchas de Latinoamérica por la soberanía y sus héroes.
Ubicada en un espacio público, la estatua invita a los transeúntes a reflexionar sobre los ideales de libertad, liderazgo y respeto intercultural. También funciona como un motivo de orgullo para la comunidad argentina en China, ofreciendo un vínculo tangible con su patria. Para los visitantes chinos, es una oportunidad de aprender sobre una figura histórica de otro continente, enriqueciendo su comprensión de la historia global.
Pues sí, otra vez… con una de esas preguntas difíciles de contestar o, como mínimo, incómodas. Supongo que algunos de vosotros, y espero que no seáis muchos, me tacharéis de superficial o simplista por los argumentos esgrimidos en este artículo, pero esto no es un ensayo o una tesis doctoral, son preguntas que, como mero aficionado a la historia, siempre me he planteado y que ahora comparto con vosotros. Entiendo que son cuestiones harto difíciles y que si se detallasen todos los factores y protagonistas serían necesarios varios volúmenes para tener una respuesta más precisa. En este caso, e independientemente de la situación actual, me voy a fijar en los EEUU y en la Gran Colombia (lo más parecido al intento de Simón Bolívar por construir un Imperio sudamericano): potencialmente y en origen dos naciones con mimbres de superpotencias, pero cuyos destinos fueron muy diferentes.
Tras la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, el 4 de julio de 1776, las Trece Colonias británicas (Nueva Hampshire, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia) se segregaban de la Corona británica. En 1789 se nombraba presidente a George Washigton.
El 15 de febrero de 1819, en el Congreso de Angostura, se creaba la Gran Colombia (ocupaba las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá así como a pequeñas porciones de terreno que hoy pertenecen a Costa Rica, Perú, Brasil, Guyana y Nicaragua) independizada de la Corona española. En 1821 se nombró presidente a Simón Bolívar.
Se pueden establecer varias similitudes entres ambos sucesos: eran colonias de imperios europeos, formados por extensos y ricos territorios, los insurrectos contra la metrópoli fueron los colonos/criollos, los nativos apenas estaban involucrados y, además, el ideólogo de la independencia sudamericana fue el caraqueño Francisco de Miranda que había mamado y vivido la independencia de EEUU. Hasta aquí, mimbres muy parecidos y cimientos similares.
Entonces, ¿qué ocurrió?
Los EEUU se constituyeron como un territorio único, con una política común e incluso con una guerra civil (Guerra de Secesión) permanecieron unidos. Se atribuyen a Benjamín Franklin estas palabras: “Sí, tenemos que permanecer todos juntos, o casi con total certeza, todos vamos a colgar por separado“. La Gran Colombia sólo permaneció unida unos 10 años por las disputas entre sus dirigentes y entre los propios territorios que la formaban.
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Washington
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Bolivar
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Franklin
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La segregación racial de los colonos/criollos respecto de los nativos. En los EEUU la población nativa era tan minoritaria, e incluso vivía ajena al resto de la sociedad, que no supusieron ningún problema. En Sudamérica su número eran mucho mayor y apenas fueron partícipes de los gobiernos resultantes. Estos criollos (descendiente de europeos, pero nacidos en los antiguos territorios españoles de América), principales responsables de los movimientos de independencia de estos territorios, reunieron en sus manos el poder político y económico -eso sí, en nombre del pueblo soberano- y no dejaron de “venderse” como los libertadores frente a la opresión de los españoles. De ellos desciende la oligarquía que se dedicó a dividir y subdividir estos territorios y que continúa dirigiendo sus destinos.
He puesto de ejemplo la Gran Colombia, pero la idea de Miranda y Bolívar era un Imperio que englobase a todas las colonias de la corona española.
Javier Sanz nació en la década del 70 en Teruel, España y residente en Zaragoza. Sanz es un viajero empedernido, un apasionado de la Historia y un amante de la naturaleza. Sanz ha publicado artículos en Revista Medieval y en XLSemanal, colaborado en “A vivir que son dos días” de la Cadena Ser y formado parte de lainformación.com. Escribe en el Diario de Teruel, Gaceta Newspaper (Florida, EEUU), en el magazine para iPad Revista UnBreak y en el portal Sesión de Control. Además es director de la revista de relatos para autores noveles Entropía y cocreador, junto a Pablo Castañón, de la iniciativa solidaria Letras en el Sahara. Ha publicado los libros “Nunca me aprendí la lista de los reyes godos“, “De lo humano y lo divino“, “Caballos de Troya de la historia“, ¡Fuego a discreción!
El Político Reticente
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El General José de San Martín, venerado como uno de los mayores libertadores de Sudamérica, fue un hombre de profunda visión militar e integridad personal; sin embargo, notablemente, albergaba poco interés en el poder político. Si bien desempeñó un papel central en la independencia de Argentina, Chile y Perú, San Martín se distanció constantemente de las maquinaciones políticas que siguieron a la liberación. Sus acciones reflejaban una profunda convicción: que los militares debían servir a la nación, no gobernarla.
La aversión de San Martín a la política fue evidente a lo largo de su carrera. Tras liberar Lima en 1821, fue nombrado “Protector del Perú”, título que le otorgaba amplia autoridad. Sin embargo, utilizó este poder con
moderación, centrándose en estabilizar la región y sentar las bases para la gobernabilidad democrática. Se negó a declararse presidente o dictador, incluso cuando sus partidarios lo instaron a hacerlo. En cambio, buscó transferir el liderazgo a las instituciones civiles y fomentar la unidad entre las naciones recién independizadas.
Su rechazo más simbólico a la ambición política se produjo en 1822, durante su histórico encuentro con Simón Bolívar en Guayaquil, Ecuador. Aunque los detalles de la conversación se mantienen en secreto, el resultado fue claro: San Martín se hizo a un lado, permitiendo que Bolívar continuara la campaña para liberar a Perú. Renunció al mando, abandonó el continente y nunca regresó a la vida pública. Este acto de modestia fue poco común entre los líderes revolucionarios y subrayó su convicción de que la ambición personal nunca debía eclipsar la causa de la libertad.
La negativa de San Martín a involucrarse en las luchas internas de poder en Argentina ilustra aún más su moderación política. Se negó a apoyar a la facción unitaria contra los federalistas, incluso cuando fue invitado a regresar y liderar. En cambio, se retiró a Europa, viviendo modestamente en Francia hasta su muerte en 1850. Rechazó las ofertas para gobernar o asesorar gobiernos, enfatizando su deseo de mantenerse al margen del conflicto partidista. Los historiadores suelen interpretar la retirada política de San Martín como un reflejo de su carácter: íntegro, austero y comprometido con los ideales de la independencia, más que con el botín del poder. Su legado no es solo el de un brillante estratega, sino el de un hombre que comprendió que el verdadero liderazgo a veces implica saber cuándo dar un paso al costado.
En una época de fervor revolucionario y ambición personal, la silenciosa salida de San Martín es un poderoso testimonio de humildad, patriotismo y el valor perdurable del servicio sin egoísmo.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 17, 2025
La Estatua de José de San Martín en China
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En la bulliciosa ciudad china de Pekín, lejos de la Cordillera de los Andes y del Río de la Plata, se alza una estatua de bronce del General José de San Martín, uno de los líderes independentistas más venerados de Sudamérica. Este monumento no es solo una conmemoración del héroe argentino, sino también un testimonio de los lazos diplomáticos y culturales entre Argentina y China.
José de San Martín (1778-1850) desempeñó un papel fundamental en la liberación de Argentina, Chile y Perú del dominio colonial español. Su liderazgo, visión y compromiso con la autodeterminación le valieron un lugar junto a figuras como Simón Bolívar en el panteón de la independencia latinoamericana. La estatua en Pekín honra su legado, representándolo con atuendo militar y a caballo, una pose dinámica que transmite fuerza e impulso.
El monumento fue inaugurado a finales del siglo XX como parte de un programa de intercambio cultural, en un momento en que Argentina y China profundizaban sus relaciones bilaterales. Estos gestos son comunes en la diplomacia internacional, donde la instalación de estatuas y monumentos conmemorativos sirve como puente simbólico entre naciones distantes. Para China, albergar la imagen de San Martín simboliza el respeto por las luchas de Latinoamérica por la soberanía y sus héroes.
Ubicada en un espacio público, la estatua invita a los transeúntes a reflexionar sobre los ideales de libertad, liderazgo y respeto intercultural. También funciona como un motivo de orgullo para la comunidad argentina en China, ofreciendo un vínculo tangible con su patria. Para los visitantes chinos, es una oportunidad de aprender sobre una figura histórica de otro continente, enriqueciendo su comprensión de la historia global.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 13, 2025
¿POR QUÉ SUDAMÉRICA NO ES UNA POTENCIA COMO EEUU?
Pues sí, otra vez… con una de esas preguntas difíciles de contestar o, como mínimo, incómodas. Supongo que algunos de vosotros, y espero que no seáis muchos, me tacharéis de superficial o simplista por los argumentos esgrimidos en este artículo, pero esto no es un ensayo o una tesis doctoral, son preguntas que, como mero aficionado a la historia, siempre me he planteado y que ahora comparto con vosotros. Entiendo que son cuestiones harto difíciles y que si se detallasen todos los factores y protagonistas serían necesarios varios volúmenes para tener una respuesta más precisa. En este caso, e independientemente de la situación actual, me voy a fijar en los EEUU y en la Gran Colombia (lo más parecido al intento de Simón Bolívar por construir un Imperio sudamericano): potencialmente y en origen dos naciones con mimbres de superpotencias, pero cuyos destinos fueron muy diferentes.
Tras la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, el 4 de julio de 1776, las Trece Colonias británicas (Nueva Hampshire, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia) se segregaban de la Corona británica. En 1789 se nombraba presidente a George Washigton.
El 15 de febrero de 1819, en el Congreso de Angostura, se creaba la Gran Colombia (ocupaba las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá así como a pequeñas porciones de terreno que hoy pertenecen a Costa Rica, Perú, Brasil, Guyana y Nicaragua) independizada de la Corona española. En 1821 se nombró presidente a Simón Bolívar.
Se pueden establecer varias similitudes entres ambos sucesos: eran colonias de imperios europeos, formados por extensos y ricos territorios, los insurrectos contra la metrópoli fueron los colonos/criollos, los nativos apenas estaban involucrados y, además, el ideólogo de la independencia sudamericana fue el caraqueño Francisco de Miranda que había mamado y vivido la independencia de EEUU. Hasta aquí, mimbres muy parecidos y cimientos similares.
Entonces, ¿qué ocurrió?
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[ezcol_1third]Los EEUU se constituyeron como un territorio único, con una política común e incluso con una guerra civil (Guerra de Secesión) permanecieron unidos. Se atribuyen a Benjamín Franklin estas palabras: “Sí, tenemos que permanecer todos juntos, o casi con total certeza, todos vamos a colgar por separado“. La Gran Colombia sólo permaneció unida unos 10 años por las disputas entre sus dirigentes y entre los propios territorios que la formaban.
Washington
[/ezcol_1third] [ezcol_1third]Bolivar
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[/ezcol_1third_end]La segregación racial de los colonos/criollos respecto de los nativos. En los EEUU la población nativa era tan minoritaria, e incluso vivía ajena al resto de la sociedad, que no supusieron ningún problema. En Sudamérica su número eran mucho mayor y apenas fueron partícipes de los gobiernos resultantes. Estos criollos (descendiente de europeos, pero nacidos en los antiguos territorios españoles de América), principales responsables de los movimientos de independencia de estos territorios, reunieron en sus manos el poder político y económico -eso sí, en nombre del pueblo soberano- y no dejaron de “venderse” como los libertadores frente a la opresión de los españoles. De ellos desciende la oligarquía que se dedicó a dividir y subdividir estos territorios y que continúa dirigiendo sus destinos.
He puesto de ejemplo la Gran Colombia, pero la idea de Miranda y Bolívar era un Imperio que englobase a todas las colonias de la corona española.
Javier Sanz nació en la década del 70 en Teruel, España y residente en Zaragoza. Sanz es un viajero empedernido, un apasionado de la Historia y un amante de la naturaleza. Sanz ha publicado artículos en Revista Medieval y en XLSemanal, colaborado en “A vivir que son dos días” de la Cadena Ser y formado parte de lainformación.com. Escribe en el Diario de Teruel, Gaceta Newspaper (Florida, EEUU), en el magazine para iPad Revista UnBreak y en el portal Sesión de Control. Además es director de la revista de relatos para autores noveles Entropía y cocreador, junto a Pablo Castañón, de la iniciativa solidaria Letras en el Sahara. Ha publicado los libros “Nunca me aprendí la lista de los reyes godos“, “De lo humano y lo divino“, “Caballos de Troya de la historia“, ¡Fuego a discreción!
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PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 26, 2019