En esta Argentina, donde el nuevo gobierno parece decidido a llevar adelante un cambio cultural, en donde todo va a modificarse, lo único que se mantiene inalterable es el “status quo” de los juicios llamados de lesa humanidad.
Lo sucedido en el último juicio llevado a cabo en los tribunales federales de La Plata, que ha espantado a muchos del “mundo lesa”, no es ni más ni menos lo que viene sucediendo en los mismos desde hace veinte años. Nada nuevo bajo el sol.
Que se condena a penas máximas sin prueba alguna, es lo que acontece en cada juicio que se viene desarrollando desde el 2003 a la fecha. No importa que se pruebe, ni que lo aleguen los acusadores públicos o privados ni siquiera lo que digan los supuestos testigos; ni siquiera si eran oficiales superiores, recién egresados del Colegio Militar, suboficiales o simples agentes de policía. Las condenas están puestas antes de comenzar el juicio oral y es perpetua para todos.
Que allegados al poder son absueltos, ya lo hemos vivido, incluso en el mismo Tribunal de La Plata en el año 2019. Más aún, “esa” absolución fue confirmada por una de las Salas más duras de la Casación, la que se cansa de revocar absoluciones.
Que el Ministerio Publico Fiscal está cooptado de militantes e hijos o amigos de los terroristas de los 70, tampoco es algo que ya sorprenda. Ello se ha denunciado desde el año 2012. Fiscales que son públicos militantes de movimientos políticos como el Movimiento Evita, que han pasado primero por la agrupación HIJOS o la querella privada, que son pareja de alguna abogada querellante e incluso ser descendiente o pariente de terroristas devenidos en víctimas de esos juicios. Se los ha recusado, denunciado penalmente y hasta públicamente, e incluso denunciado hasta en la misma Procuración General de la Nación. A la misma Fiscal del juicio en La Plata se la denunció ya en el año 2019 en Rosario. A nadie le importó y las denuncias terminaron el “tacho de la basura”.
Que los jueces prevarican impunemente, vaya novedad. No solo que se divierten durante las audiencias hablando por teléfono con “vaya a saber quién” o jugando son su teléfono celular; llegando incluso una jueza en un juicio de Rosario a hacer “gimnasia” mientras un defensor de los imputados pronunciaba su alegato. Se manejan como verdaderos señores feudales manejando las audiencias a “antojo y piacere”, siempre con el irritante latiguillo de que son “juicios especiales”. Se han hecho decenas de denuncias en el Consejo de la Magistratura de la Nación y también terminaron en el “tacho de la basura”. Más aun, en alguna oportunidad alguien le dijo a un defensor: “no denuncie más Doctor, las denuncias de los abogados defensores de militares y policías son cucardas para los jueces, si sigue denunciado va conseguir que lo/a asciendan a la Casación”.
Una pequeña disquisición al respecto, estos hechos han pasado en reiteradas oportunidades y por años, solo que hasta que no sucede en Capital o provincia de Buenos Aires, nadie se entera o no se le da la suficiente publicidad.
Volviendo al tema. Con acierto, recientemente el ex Secretario de Derechos Humanos de la Nación de la administración K, manifestó que han “blindado a los tres poderes” y no hay marcha atrás en materia de derechos humanos. Vaya si lo hicieron y lo han logrado, colonizaron totalmente la Justicia como el Ministerio Publico Fiscal y le han metido miedo al poder político, que permanece impávido o se muestra complaciente ante el atropello total de las más mismas garantías procesales y constitucionales en los juicios denominados “de lesa”.
A su vez, las quejas de los medios y periodistas adictos a lo nacional y popular, como de los organismos de derechos humanos solo son porque ven que ahora ganarán solamente 4 a 0, cuando antes ganaban 15 a 0, ante los insuficientes cambios que ha implementado el nuevo gobierno en la materia. Ya saben que ganan, solo que quieren hacer sentir el rigor de la victoria mediante la venganza y la humillación al máximo nivel.
Y he aquí el problema, el quid de la cuestión, de la casi nadie habla, cual es acabar con la impunidad judicial. Los jueces prevarican a discreción, sabiendo que nada les pasará.Dictan sentencias y resoluciones absolutamente contrarias a derecho y nadie se inmuta. No se investigarán así mismo ni lo harán los políticos. Al contrario, junto a las orgas de derechos humanos aplauden esas sentencias y resoluciones, mientras que a la sociedad le importa “un pito” lo que pasa en esas causas. Esta más que claro, que la casta política también fue blindada, fervorosa de no salirse lo que se impuso como lo políticamente correcto; de lo cual los libertarios no parecen ser hoy ninguna excepción.
Juristas y retirados se rebanan el cerebro ideando hermosos y académicos proyectos de ley, cuando no advierten que los mismos durarán un suspiro con el actual poder judicial. Ni el gobierno macrista tuvo ni el actual tiene, las “agallas necesarias” para acabar con la impunidad judicial. El león está demostrado que tan solo es un revolucionario liberal de escritorio, por lo menos en ese aspecto. Tiene todas las herramientas legales para hacerlo como el apoyo mayoritario de una sociedad que aborrece y descree de este actual poder judicial. Solo le falta el coraje necesario. Por ahora mucho ruido y pocas nueces.
Al contrario, el flamante Ministro de Justicia de la Nación lo primero que hizo, al asumir, fue reunirse con los miembros de la Corte y de la Casación, para “sobarles el lomo”, encima quitó la querella de la Oficina Anticorrupción en causas judiciales y ahora el mismo Primer Mandatario postula al más conspicuo líder de la mismísima casta judicial al Máximo Tribunal.
Mientras tanto, el mismo mundo lesa se metió en un verdadero callejón sin salida. Pues, por un lado quiere depurar al poder judicial pero por el otro esta tan desesperado de diferenciarse de los K que rehúsan de ello, en la creencia que caerán en sus mismos prácticas; moraleja se sigue dándole vida a un poder judicial que de probo no tiene nada, esperando vanamente que algún particular milagro divino los transforme en impecables y republicanos jueces. Dislate, que es aprochevado por el nuevo gobierno, como justificativo de su inacción al respecto.
Como siempre, más de lo mismo. Mientras que no se acepte cual es el mal a conjurar y de esa forma conseguir la medicina adecuada; y hasta tanto no se entienda que hay ocuparse y exigir en vez de preocuparse y lamentarse, se seguirá rebuznando en las redes sociales y por WhatsApp. Espero no sea ese el triste final del “mundo lesa”.
Por lo pronto, quien suscribe se niega a ello y seguirá intentándolo, aunque sea en las más absoluta de las soledades.
◘
Por Dr. Gonzalo P. Miño.
En esta Argentina, donde el nuevo gobierno parece decidido a llevar adelante un cambio cultural, en donde todo va a modificarse, lo único que se mantiene inalterable es el “status quo” de los juicios llamados de lesa humanidad.
Lo sucedido en el último juicio llevado a cabo en los tribunales federales de La Plata, que ha espantado a muchos del “mundo lesa”, no es ni más ni menos lo que viene sucediendo en los mismos desde hace veinte años. Nada nuevo bajo el sol.
Que se condena a penas máximas sin prueba alguna, es lo que acontece en cada juicio que se viene desarrollando desde el 2003 a la fecha. No importa que se pruebe, ni que lo aleguen los acusadores públicos o privados ni siquiera lo que digan los supuestos testigos; ni siquiera si eran oficiales superiores, recién egresados del Colegio Militar, suboficiales o simples agentes de policía. Las condenas están puestas antes de comenzar el juicio oral y es perpetua para todos.
Que allegados al poder son absueltos, ya lo hemos vivido, incluso en el mismo Tribunal de La Plata en el año 2019. Más aún, “esa” absolución fue confirmada por una de las Salas más duras de la Casación, la que se cansa de revocar absoluciones.
Que el Ministerio Publico Fiscal está cooptado de militantes e hijos o amigos de los terroristas de los 70, tampoco es algo que ya sorprenda. Ello se ha denunciado desde el año 2012. Fiscales que son públicos militantes de movimientos políticos como el Movimiento Evita, que han pasado primero por la agrupación HIJOS o la querella privada, que son pareja de alguna abogada querellante e incluso ser descendiente o pariente de terroristas devenidos en víctimas de esos juicios. Se los ha recusado, denunciado penalmente y hasta públicamente, e incluso denunciado hasta en la misma Procuración General de la Nación. A la misma Fiscal del juicio en La Plata se la denunció ya en el año 2019 en Rosario. A nadie le importó y las denuncias terminaron el “tacho de la basura”.
Que los jueces prevarican impunemente, vaya novedad. No solo que se divierten durante las audiencias hablando por teléfono con “vaya a saber quién” o jugando son su teléfono celular; llegando incluso una jueza en un juicio de Rosario a hacer “gimnasia” mientras un defensor de los imputados pronunciaba su alegato. Se manejan como verdaderos señores feudales manejando las audiencias a “antojo y piacere”, siempre con el irritante latiguillo de que son “juicios especiales”. Se han hecho decenas de denuncias en el Consejo de la Magistratura de la Nación y también terminaron en el “tacho de la basura”. Más aun, en alguna oportunidad alguien le dijo a un defensor: “no denuncie más Doctor, las denuncias de los abogados defensores de militares y policías son cucardas para los jueces, si sigue denunciado va conseguir que lo/a asciendan a la Casación”.
Una pequeña disquisición al respecto, estos hechos han pasado en reiteradas oportunidades y por años, solo que hasta que no sucede en Capital o provincia de Buenos Aires, nadie se entera o no se le da la suficiente publicidad.
Volviendo al tema. Con acierto, recientemente el ex Secretario de Derechos Humanos de la Nación de la administración K, manifestó que han “blindado a los tres poderes” y no hay marcha atrás en materia de derechos humanos. Vaya si lo hicieron y lo han logrado, colonizaron totalmente la Justicia como el Ministerio Publico Fiscal y le han metido miedo al poder político, que permanece impávido o se muestra complaciente ante el atropello total de las más mismas garantías procesales y constitucionales en los juicios denominados “de lesa”.
A su vez, las quejas de los medios y periodistas adictos a lo nacional y popular, como de los organismos de derechos humanos solo son porque ven que ahora ganarán solamente 4 a 0, cuando antes ganaban 15 a 0, ante los insuficientes cambios que ha implementado el nuevo gobierno en la materia. Ya saben que ganan, solo que quieren hacer sentir el rigor de la victoria mediante la venganza y la humillación al máximo nivel.
Y he aquí el problema, el quid de la cuestión, de la casi nadie habla, cual es acabar con la impunidad judicial. Los jueces prevarican a discreción, sabiendo que nada les pasará. Dictan sentencias y resoluciones absolutamente contrarias a derecho y nadie se inmuta. No se investigarán así mismo ni lo harán los políticos. Al contrario, junto a las orgas de derechos humanos aplauden esas sentencias y resoluciones, mientras que a la sociedad le importa “un pito” lo que pasa en esas causas. Esta más que claro, que la casta política también fue blindada, fervorosa de no salirse lo que se impuso como lo políticamente correcto; de lo cual los libertarios no parecen ser hoy ninguna excepción.
Juristas y retirados se rebanan el cerebro ideando hermosos y académicos proyectos de ley, cuando no advierten que los mismos durarán un suspiro con el actual poder judicial. Ni el gobierno macrista tuvo ni el actual tiene, las “agallas necesarias” para acabar con la impunidad judicial. El león está demostrado que tan solo es un revolucionario liberal de escritorio, por lo menos en ese aspecto. Tiene todas las herramientas legales para hacerlo como el apoyo mayoritario de una sociedad que aborrece y descree de este actual poder judicial. Solo le falta el coraje necesario. Por ahora mucho ruido y pocas nueces.
Al contrario, el flamante Ministro de Justicia de la Nación lo primero que hizo, al asumir, fue reunirse con los miembros de la Corte y de la Casación, para “sobarles el lomo”, encima quitó la querella de la Oficina Anticorrupción en causas judiciales y ahora el mismo Primer Mandatario postula al más conspicuo líder de la mismísima casta judicial al Máximo Tribunal.
Mientras tanto, el mismo mundo lesa se metió en un verdadero callejón sin salida. Pues, por un lado quiere depurar al poder judicial pero por el otro esta tan desesperado de diferenciarse de los K que rehúsan de ello, en la creencia que caerán en sus mismos prácticas; moraleja se sigue dándole vida a un poder judicial que de probo no tiene nada, esperando vanamente que algún particular milagro divino los transforme en impecables y republicanos jueces. Dislate, que es aprochevado por el nuevo gobierno, como justificativo de su inacción al respecto.
Como siempre, más de lo mismo. Mientras que no se acepte cual es el mal a conjurar y de esa forma conseguir la medicina adecuada; y hasta tanto no se entienda que hay ocuparse y exigir en vez de preocuparse y lamentarse, se seguirá rebuznando en las redes sociales y por WhatsApp. Espero no sea ese el triste final del “mundo lesa”.
Por lo pronto, quien suscribe se niega a ello y seguirá intentándolo, aunque sea en las más absoluta de las soledades.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 31, 2024
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