El excelentísimo presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri es un contador de frijoles. Esta terminología es utilizada para definir a aquellos contadores públicos que -puntillosamente- deben definir qué costo es el menor entre arreglar miles de defectuosas tostadoras (O automóviles, o microondas, o consolas de videojuegos) o pagar una o dos muertes que estas puedan ocasionar. El presidente Macri ha contado a los ex uniformados que yacen en las celdas argentinas o han muerto en esas cárceles, y ha arribado a un número menor de tres mil almas. De ese digito -aún así seamos generosos y los multipliquemos por diez- siendo optimista, son solo treinta mil votos. Al cóctel agreguemos una pizca de personas que simpatizan con la verdad y segreguemos otra pizca de los que están “contentos” con una vida cumpliendo su prisión enjaulados en sus domicilios privados. Poca gente para intentar que el presidente recupere su memoria en su gesta contra el ”curro” de los derechos humanos. Poca gente para que tu presidente se preocupe en su búsqueda de elecciones próximas y reelecciones futuras.
Mi esposo, Claudio Kussman, sigue en su prisión y no se regocija con el divertimento de los jueces militantes que los Kirchners supieron conseguir. Usted vivirá una situación semejante: “Testigos” con tres o más versiones contradictorias, imputado sin ser identificado o nombrado, inferencias de la justicia, usted nombre las imaginativas aberraciones que padece.
Salimos de la opresión de un Estado que más que un gobierno parece una secta peligrosa para despertar a una regencia que prometía un cambio que se ha perdido en un enjambre de tráfico pesado. Mientras los kirchneristas alimentaron a un país y de manera mafiosa mutar las leyes de la física en su favor, de haber sido necesario, “Cambiemos” no puede lograr que el Poder Judicial respete sus propias leyes.
No todos tenemos los mismos derechos. El cálculo de frijoles continúa, y algunos somos las especies de desecho.
Escribe María Ferreyra.
El excelentísimo presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri es un contador de frijoles. Esta terminología es utilizada para definir a aquellos contadores públicos que -puntillosamente- deben definir qué costo es el menor entre arreglar miles de defectuosas tostadoras (O automóviles, o microondas, o consolas de videojuegos) o pagar una o dos muertes que estas puedan ocasionar. El presidente Macri ha contado a los ex uniformados que yacen en las celdas argentinas o han muerto en esas cárceles, y ha arribado a un número menor de tres mil almas. De ese digito -aún así seamos generosos y los multipliquemos por diez- siendo optimista, son solo treinta mil votos. Al cóctel agreguemos una pizca de personas que simpatizan con la verdad y segreguemos otra pizca de los que están “contentos” con una vida cumpliendo su prisión enjaulados en sus domicilios privados. Poca gente para intentar que el presidente recupere su memoria en su gesta contra el ”curro” de los derechos humanos. Poca gente para que tu presidente se preocupe en su búsqueda de elecciones próximas y reelecciones futuras.
Mi esposo, Claudio Kussman, sigue en su prisión y no se regocija con el divertimento de los jueces militantes que los Kirchners supieron conseguir. Usted vivirá una situación semejante: “Testigos” con tres o más versiones contradictorias, imputado sin ser identificado o nombrado, inferencias de la justicia, usted nombre las imaginativas aberraciones que padece.
Salimos de la opresión de un Estado que más que un gobierno parece una secta peligrosa para despertar a una regencia que prometía un cambio que se ha perdido en un enjambre de tráfico pesado. Mientras los kirchneristas alimentaron a un país y de manera mafiosa mutar las leyes de la física en su favor, de haber sido necesario, “Cambiemos” no puede lograr que el Poder Judicial respete sus propias leyes.
No todos tenemos los mismos derechos. El cálculo de frijoles continúa, y algunos somos las especies de desecho.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 19, 2017
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