Un cura sanador y buen asador: El Cura Brochero… 

Share

 Por CLAUDIO VALERIO

José Gabriel del Rosario Brochero  (Cura Brochero), nació el 16 de marzo de 1840 y falleció el 26 de enero de 1914 en la antes Villa del Tránsito, hoy localidad que lleva su nombre. Brochero,  conocido popularmente como el “cura gaucho”,  es la primera persona canonizada que nació y murió en Argentina. De San Cura Brochero podemos decir que fue un sacerdote católico argentino, quien fuera fue elegido como vicario del departamento de San Alberto de Córdoba (noviembre de 1869) conocido como Valle de Traslasierra que, geográficamente, se sitúa al este de las Sierras Occidentales y al oeste de las Sierras Grandes, con sede en la villa que hoy lleva su nombre y que, literalmente, el santo  diera su vida.

El sacerdote José Gabriel Brochero (1840-1914)

Brochero, conocido como el “cura gaucho”, fue elegido en noviembre de 1869 como vicario del departamento de San Alberto de Córdoba, conocido como Valle de Traslasierra, con sede en el pueblo que hoy lleva su nombre y por el que Brochero literalmente dio la vida.

Algo para destacar de este mortal es, por ejemplo,  que con el fin de poder hacer Ejercicios Espirituales, el sacerdote llevaba a hombres y mujeres a Córdoba;  aproximadamente recorría 200 kilómetros, cruzaba las sierras en una travesía a lomo de mula que le llevaba tres días y, a veces, en sus recorridas, contaba con casi quinientas personas.  En muchas de las tantas veces,  los que quienes en ese entonces transitaron el camino de la evangelización y la fe, serían sorprendidos por fuertes tormentas de nieve, reconociendo que  Brochero nunca sucumbió ante esas adversidades.

Otra cosa para destacar es que por esos parajes extraviados e  inhóspitos del Valle de Traslasierra,  el cura Brochero arengó a los lugareños para que mejoraran sus condiciones de vida, dedicándose a levantar escuelas, casas, parroquias y, además, abrir caminos. El clérigo percibía el estado moral y la indigencia material de la gente, como también el triste compromiso de los parroquianos con la palabra de Dios; éstas, entre otras cosas, hicieron que el “Cura Gaucho” apueste a la tarea de acercar a su gente al camino de la fe.

Resulta que este cura gaucho, ya popular por el amor por los más humildes,  también era muy conocido por  su pasión por el asado.  La anécdota parrillera que se narra fue referida por Efraín Bischoff,  biógrafo más entusiasta del cura Brochero, quien dedicara gran parte de sus 100 años de vida a ratificar o desmentir historias referidas al cura gaucho. Si bien parece ficticia, resulta ser una faceta no muy conocida de  San José Gabriel.  Era sabido que el curita tenía una debilidad por el asado al punto que, en su permanente campaña por conseguir beneficios para su comunidad,  no dudaba en homenajear a los visitantes con carnes a la parrilla. Es así que cierto día, a principios del siglo XX, el cura Brochero estaba ansioso y entusiasmado por la visita  que le realizarían a la  Villa Tránsito, unos de periodistas del diario cordobés “Los Principios” (ya desaparecido), y así ellos podrían contar las necesidades de su gente en las páginas del matutino que se editaba desde 1894 en la capital de la provincia. El cura  quiso agasajarlos con un asado especial,  acorde para esa especial ocasión,  y quiso coronarlo con un nuevo producto que se había puesto de moda por entonces: los chinchulines trenzados. El tema es que el sacerdote, que estaba acostumbrado a manejar todo con “cincha corta” o sea de ocuparse personalmente de los detalles, se encontraba frente al  problema de no poder encargarse de la compra de este nuevo producto, porque tenía que celebrar misa y los chinchulines trenzados “costaban un potosí”, expresión que querría  significar de “riqueza extraordinaria”.  A resultas de esto,  requirió la ayuda de un joven colaborador, Miguelito, al que  le encomendó la compra.  En el lugar, obviamente,  había una sola carnicería que era  atendida por David, persona de carácter difícil, de esas que ponen el cartelito “Hoy no se fía, mañana tampoco”. “Andá y pedile a Don David un kilo de chinchulines trenzados, que los anote a mi nombre que yo después en la semana se los pago”, le dijo el sacerdote a Miguelito, quien  se fue muy alegremente a cumplir con el pedido. Entonces Brochero  se vistió de cura y se dispuso a celebrar la Santa Misa en la parroquia. Ese día, el cura se refirió a un texto del Antiguo Testamento que tenía como protagonista al Profeta David y, en el momento de la homilía, abrió el diálogo con los feligreses, como lo hacía habitualmente:

–              “¿Y, entonces, queridos amigos, qué fue lo que nos quiso decir el Profeta David?, disparó el curita a los presentes.

Nadie le contestaba, así que insistió:

–              “Vamos, no sean tímidos, qué fue lo que dijo David”, dijo.

En ese momento, Miguelito, que volvía de la carnicería, pensó que la pregunta estaba dirigida a él le dijo a viva voz:

–              “Que si no manda la plata ahora, no hay chinchulines”.

Durante el pontificado de Papa Francisco, José Gabriel Brochero fue canonizado el 16 de octubre de 2016, teniendo su día propio en el santoral: el 16 de marzo.

Sin embargo, el “Santo Cura Brochero” no es el único “sacerdote asador” que registra nuestra historia; hay otros prelados “famosos” que se destacaron por sus habilidades y debilidades por la carne sobre la parrilla. Y tal es el caso del Papa Francisco, que  es fanático del asado. Siendo sacerdote, Jorge  Bergoglio disfrutaba de comer un choripán al paso en sus recorridas por las villas de Buenos Aires; ya siendo obispo, no dejaba pasar la ocasión de comer carne a la parrilla con los curas de la iglesia argentina en Roma.  El Cura Brochero desempeño un papel fundamental en el desarrollo de las comunidades locales; este cura, como el otro cura gaucho, Jorge Bergoglio, tienen el gusto o atracción por algo bien argentado,  el asado, por lo que no resulta nada raro que, en breve, el cura Brochero sea declarado “patrono del asado argentino”.

Los dos milagros atribuidos al Cura Brochero y que lo llevaron a ser santo.

  • El primer milagro atribuido al cura cordobés fue la recuperación de Nicolás Flores, un chico que sufrió un gravísimo accidente de tránsito cuando apenas tenía 11 meses de vida. El bebé estuvo al borde de la muerte, luego de tener tres paros cardíacos  y pérdida de masa encefálica y parte del cráneo. El pequeño sufrió una hemiplejía en su lado derecho y un traumatismo cerebral irreversible. Los bomberos que los rescataron y los médicos que lo atendieron no se explican cómo sobrevivió al impacto.
  • El segundo milagro ocurrió en San Juan. Después de que Camila Brusotti recibiera una golpiza por parte de su padrastro que la dejó 45 días en coma. Tras un mes y medio en coma, la pequeña se recuperó y a los pocos meses pudo hacer su vida normalmente. Nadie supo explicar científicamente la recuperación.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Abril 1, 2020


 

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
1 Comment
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
1
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x