Escribe Alberto M. Tenaillon en cartas de lectores diario La Nación.
Las reacciones frente a las opiniones del actual administrador de Aduana respecto de los hechos acontecidos durante el último gobierno militar son reveladoras de la inmadurez con la que nuestra sociedad ha tomado ese período de nuestra historia. Que nadie pueda discutir acerca del número de desaparecidos, que esté de hecho prohibido no usar todo el tiempo la palabra “genocidio”, que nadie quiera analizar la hipocresía de una sociedad que convalidó, desde el gobierno justicialista primero y militar después, semejantes barbaridades. Que esté prohibo debatir cómo a algunos terroristas se los ha premiado con jugosas indemnizaciones, mientras que los soldados conscriptos que dieron sus vidas en cumplimiento de su deber constitucional han sido olvidados. Que en definitiva nadie pueda pensar ni debatir seriamente acerca de ese hecho culminante de la decadencia institucional argentina más allá del discurso elaborado en los últimos diez o quince años… es muy triste.
Una sociedad jamás podrá progresar sobre bases firmes en lo espiritual si no quiere hacer introspección sobre los hechos trágicos de su pasado.
Escribe Alberto M. Tenaillon en cartas de lectores diario La Nación.
Las reacciones frente a las opiniones del actual administrador de Aduana respecto de los hechos acontecidos durante el último gobierno militar son reveladoras de la inmadurez con la que nuestra sociedad ha tomado ese período de nuestra historia. Que nadie pueda discutir acerca del número de desaparecidos, que esté de hecho prohibido no usar todo el tiempo la palabra “genocidio”, que nadie quiera analizar la hipocresía de una sociedad que convalidó, desde el gobierno justicialista primero y militar después, semejantes barbaridades. Que esté prohibo debatir cómo a algunos terroristas se los ha premiado con jugosas indemnizaciones, mientras que los soldados conscriptos que dieron sus vidas en cumplimiento de su deber constitucional han sido olvidados. Que en definitiva nadie pueda pensar ni debatir seriamente acerca de ese hecho culminante de la decadencia institucional argentina más allá del discurso elaborado en los últimos diez o quince años… es muy triste.
Una sociedad jamás podrá progresar sobre bases firmes en lo espiritual si no quiere hacer introspección sobre los hechos trágicos de su pasado.
Alberto M. Tenaillon
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 5, 2017
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