¿Un mundo sin fronteras o un riesgo para la soberanía?

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Por Karen Boyd.

En una era marcada por la comunicación instantánea, las cadenas de suministro globales y los desafíos transnacionales, el globalismo se ha convertido en una de las ideologías más influyentes —y controvertidas— que configuran el mundo moderno. En esencia, el globalismo se basa en la creencia de que las naciones, las economías y las culturas están interconectadas y deben cooperar a través de las fronteras para promover la prosperidad, la paz y el progreso compartidos. Pero a medida que el mundo se entrelaza más, también lo hacen los debates sobre quién se beneficia y quién se queda atrás.

El globalismo cobró impulso a finales del siglo XX, impulsado por los avances tecnológicos, la liberalización del comercio y el auge de instituciones internacionales como la Organización Mundial del Comercio y la Unión Europea. Sus defensores argumentan que el globalismo ha sacado a millones de personas de la pobreza, ampliado el acceso a bienes y servicios y fomentado el intercambio cultural a una escala sin precedentes. Sin embargo, sus críticos advierten que ha erosionado la soberanía nacional, aumentado la desigualdad y dejado a las comunidades locales vulnerables a las crisis económicas distantes.

Una de las ventajas más citadas del globalismo es el crecimiento económico. Al abrir mercados y fomentar el libre comercio, el globalismo permite a los países especializarse en lo que mejor saben hacer, aumentando la eficiencia y reduciendo los precios para los consumidores. Los países en desarrollo, en particular, se han beneficiado de la inversión extranjera y del acceso a los mercados globales, lo que ha contribuido a reducir la pobreza extrema en regiones como el Sudeste Asiático y el África subsahariana.

El globalismo también promueve la cooperación internacional en temas que trascienden las fronteras, como el cambio climático, las pandemias y el terrorismo. La crisis de la COVID-19, por ejemplo, subrayó la necesidad de respuestas globales coordinadas y el intercambio de conocimientos científicos. El intercambio cultural también ha florecido, con la música, la gastronomía y las ideas fluyendo libremente entre continentes.

Sin embargo, los beneficios del globalismo no se distribuyen equitativamente. En muchos países industrializados, las comunidades de clase trabajadora han soportado la peor parte de la migración de empleos manufactureros al extranjero. Los críticos argumentan que el globalismo ha empoderado a las corporaciones multinacionales en detrimento de las empresas locales y las protecciones laborales. La crisis financiera de 2008, que se extendió por todo el mundo, puso de relieve la profunda interconexión y fragilidad de la economía global.

También existe preocupación por la homogeneización cultural. Ante el dominio de las marcas y los medios globales, algunos temen la erosión de las tradiciones e identidades locales. Políticamente, el globalismo ha provocado la reacción de los movimientos nacionalistas que consideran los acuerdos internacionales como amenazas a la autodeterminación. El referéndum del Brexit y el auge de líderes populistas en Europa y América reflejan un creciente escepticismo hacia los ideales globalistas.

A pesar de estas tensiones, es improbable que el globalismo desaparezca. Los desafíos del siglo XXI —cambio climático, migración, ciberseguridad— requieren colaboración transfronteriza. La cuestión no es si el mundo debe estar conectado, sino cómo gestionar esa conexión de forma justa, inclusiva y sostenible.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 9, 2025


 

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[…] Juez federal Otranto  […]

Ricardo Achilli
Ricardo Achilli
7 years ago

Otro papelon y van…

Lautaro Sánchez
7 years ago

Esto es otra fantochada. Ya los jueces mugrosos, corruptos, cobardes y mierderos me tienen podrido. Todos sabemos a donde va este caso MaLDONADO TOTALMENTE POLITIZADO. Lo siento por el pibe pero su familia me da asco.

quillobaezabaeza
7 years ago

Ahora la abogada pide apartar al este “juez” de lata. Ni la abogada ni la familia de Maldonado están buscando justicia. Si lo hubieran querido apartar al juez desde el principio sonaria creible. Ahora sabemos a que se debe todo. Pido a la familia de Santiago que se aparte del signo político, y dejé que trabaje la justicia, no confundir y entorpecer la investigaciones. Desde ya aclaro que este juez es un mamarracho que debería ser destituido por juicio político.

Perri Salinas
Perri Salinas
7 years ago

Asi nos va

Patricio
Patricio
7 years ago

En el pensamiento de Bernard Shaw, esta la respuesta. Lo van hacer con el gobierno que sea, siempre estarán cumpliendo órdenes o con su deber. Lo de cumplir órdenes, es un dato de la realidad, no son independientes, son genuflexos empleados del poder judicial.

Rodrigo Simone
Rodrigo Simone
7 years ago

uicio político para el juez impresentable este que hablana de Territorio sagrado jaja en que ley figura eso ? Este sonambulo que leyes está aplicando ?

Fernando Sabri
7 years ago

Juez mariquita seguramente millonario del anterior regimen. Linda imagen!

Soledad Abate
7 years ago

Esos mapuches son unas ratas al lado de la India oligarca MILAGRO SALA.pero si la zurda ordena, el jueceecito va a correr mas que usain bol.

Patito Giuntani
Patito Giuntani
7 years ago

Yo sin dudarlo lo que opino es que habría que reprimir más y mejor las marchas violentas y los desmanes en gral. En cualquier punto del país.
Dejo picando un concepto, nada mas: Violencia legal, Cuando hablamos del concepto de violencia legal, nos referimos al monopolio de la violencia legítima que puede ejercer un Estado para su buen funcionamiento y cumplimiento de las leyes.

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