Los primeros tampones se hicieron utilizando una amplia variedad de materiales que se encuentran en la naturaleza. El pensamiento predominante parecía ser que si era absorbente, lo más probable es que funcionara como un tampón.
Los tampones aparecieron por primera vez en el Antiguo Egipto Por ejemplo, la evidencia histórica más antigua del uso de tampones se puede encontrar en los registros médicos egipcios antiguos que describieron tampones compuestos de material derivado de la planta de papiro. En el siglo V a.C., las mujeres griegas crearon su protección envolviendo pelusas alrededor de un pequeño trozo de madera, según escritos de Hipócrates, un médico considerado como el padre de la medicina occidental. Los romanos, por su parte, usaban lana. Otros materiales han incluido papel, fibras vegetales, esponjas, hierba y algodón.
Pero no fue hasta 1929 que un médico llamado Dr. Earle Haas patentó e inventó el tampón moderno (con aplicador). Se le ocurrió la idea durante un viaje a California, donde un amigo le dijo cómo era capaz de improvisar una alternativa más cómoda y eficaz a las almohadillas externas de uso común y voluminoso simplemente insertando un pedazo de esponja en el interior , en lugar de afuera. En ese momento, los médicos estaban usando tapones de algodón para aplacar las secreciones, por lo que sospechaba que una forma comprimida de algodón se absorbería igual de bien.
Después de un poco de experimentación, se asentó en un diseño que presentaba una tira firmemente unida de algodón absorbente unida a una cuerda para permitir una fácil eliminación. Para mantener el tampón limpio, el algodón venía con un tubo aplicador que se extendía para empujar el algodón en su lugar sin que el usuario tuviera que tocarlo.
Tampax y o.b.: Dos marcas con longevidad Haas solicitó su primera patente de tampón el 19 de noviembre de 1931, y originalmente la describió como un “dispositivo catamenial”, un término derivado de la palabra griega para mensual. El nombre del producto “Tampax”, que se originó a partir de “tampon” y “paquetes vaginales”, también fue marca registrada y más tarde vendido a la empresaria Gertrude Tendrich por $32,000. Ella pasaría a formar la compañía Tampax y comenzar la producción en masa. En pocos años, los Tampax llegaron a los estantes de las tiendas y en 1949 aparecieron en más de 50 revistas.
Otro tipo similar y popular de tampones desechables es el O.b. Tampon. Inventado por la ginecóloga alemana Dra. Judith Esser-Mittag en la década de 1940, el o.b. Tampon fue comercializado como una alternativa “más inteligente” a los tampones aplicadores haciendo hincapié en una mayor comodidad y eliminando la necesidad de un aplicador. El tampón viene en forma de una almohadilla comprimida, insertable diseñada para expandirse en todas las direcciones para una mejor cobertura y también cuenta con una punta cóncava para que un dedo se puede utilizar para empujarlo cómodamente en su lugar.
A finales de la década de 1940, Esser-Mittag se asoció con otro médico llamado Dr. Carl Hahn para crear una empresa y comercializar el o.b. Tampon, que significa “un binde” o “sin servilletas” en alemán. La compañía fue vendida más tarde al conglomerado estadounidense Johnson & Johnson.
Uno de los principales puntos de venta que la compañía hace clic en su sitio web es el hecho de que un tampón no aplicador puede ser más respetuoso con el medio ambiente. ¿Cómo es eso? Johnson & Johnson afirma que el 90% de las materias primas que entran en tampones o.b. provienen de recursos renovables.
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Los primeros tampones se hicieron utilizando una amplia variedad de materiales que se encuentran en la naturaleza. El pensamiento predominante parecía ser que si era absorbente, lo más probable es que funcionara como un tampón.
Los tampones aparecieron por primera vez en el Antiguo Egipto
Por ejemplo, la evidencia histórica más antigua del uso de tampones se puede encontrar en los registros médicos egipcios antiguos que describieron tampones compuestos de material derivado de la planta de papiro. En el siglo V a.C., las mujeres griegas crearon su protección envolviendo pelusas alrededor de un pequeño trozo de madera, según escritos de Hipócrates, un médico considerado como el padre de la medicina occidental. Los romanos, por su parte, usaban lana. Otros materiales han incluido papel, fibras vegetales, esponjas, hierba y algodón.
Pero no fue hasta 1929 que un médico llamado Dr. Earle Haas patentó e inventó el tampón moderno (con aplicador). Se le ocurrió la idea durante un viaje a California, donde un amigo le dijo cómo era capaz de improvisar una alternativa más cómoda y eficaz a las almohadillas externas de uso común y voluminoso simplemente insertando un pedazo de esponja en el interior , en lugar de afuera. En ese momento, los médicos estaban usando tapones de algodón para aplacar las secreciones, por lo que sospechaba que una forma comprimida de algodón se absorbería igual de bien.
Después de un poco de experimentación, se asentó en un diseño que presentaba una tira firmemente unida de algodón absorbente unida a una cuerda para permitir una fácil eliminación. Para mantener el tampón limpio, el algodón venía con un tubo aplicador que se extendía para empujar el algodón en su lugar sin que el usuario tuviera que tocarlo.
Tampax y o.b.: Dos marcas con longevidad
Haas solicitó su primera patente de tampón el 19 de noviembre de 1931, y originalmente la describió como un “dispositivo catamenial”, un término derivado de la palabra griega para mensual. El nombre del producto “Tampax”, que se originó a partir de “tampon” y “paquetes vaginales”, también fue marca registrada y más tarde vendido a la empresaria Gertrude Tendrich por $32,000. Ella pasaría a formar la compañía Tampax y comenzar la producción en masa. En pocos años, los Tampax llegaron a los estantes de las tiendas y en 1949 aparecieron en más de 50 revistas.
Otro tipo similar y popular de tampones desechables es el O.b. Tampon. Inventado por la ginecóloga alemana Dra. Judith Esser-Mittag en la década de 1940, el o.b. Tampon fue comercializado como una alternativa “más inteligente” a los tampones aplicadores haciendo hincapié en una mayor comodidad y eliminando la necesidad de un aplicador. El tampón viene en forma de una almohadilla comprimida, insertable diseñada para expandirse en todas las direcciones para una mejor cobertura y también cuenta con una punta cóncava para que un dedo se puede utilizar para empujarlo cómodamente en su lugar.
A finales de la década de 1940, Esser-Mittag se asoció con otro médico llamado Dr. Carl Hahn para crear una empresa y comercializar el o.b. Tampon, que significa “un binde” o “sin servilletas” en alemán. La compañía fue vendida más tarde al conglomerado estadounidense Johnson & Johnson.
Uno de los principales puntos de venta que la compañía hace clic en su sitio web es el hecho de que un tampón no aplicador puede ser más respetuoso con el medio ambiente. ¿Cómo es eso? Johnson & Johnson afirma que el 90% de las materias primas que entran en tampones o.b. provienen de recursos renovables.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 10, 2019