Un hombre llamó a su albañil de confianza y le pidió para construir un quincho en la azotea en su casa. Él lo quería para reunir a amigos y disfrutar de un buen asado siempre que hubiese un motivo para festejar alguna que otra cosa.
El albañil, antes de comenzar la obra, verificó la estructura del inmueble y dijo al dueño de la casa: “No puedo construir un quincho en la azotea aquí. La casa no tiene las fundaciones necesarias para la obra. Solo podré construir lo que usted desea si, en primer lugar, se construyesen buenos cimientos.”
¿Y la construcción de nuestra casa espiritual? Sin una fundación sólida, nada es posible. Delante de cualquier viento o tempestad, todo caerá. Sin la fundación adecuada, no hay seguridad alguna.
Nuestra vida necesita estar edificada en las enseñanzas de nuestros progenitores. Cuando confiamos en sus enseñanzas, podemos estar seguros que nada podrá hacernos caer.
¿Problemas?, tendremos. ¿Luchas?, tendremos. ¿Frustraciones?, tendremos… Pero, la certeza de la victoria nos animará y no nos dejará perder las esperanzas y ni desalentarnos. Una vida espiritual sólida e inquebrantable es el cimiento-fundación para la verdadera felicidad.
Entonces; su casa espiritual, ¿posee una fundación confiable?
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO.
Un hombre llamó a su albañil de confianza y le pidió para construir un quincho en la azotea en su casa. Él lo quería para reunir a amigos y disfrutar de un buen asado siempre que hubiese un motivo para festejar alguna que otra cosa.
El albañil, antes de comenzar la obra, verificó la estructura del inmueble y dijo al dueño de la casa: “No puedo construir un quincho en la azotea aquí. La casa no tiene las fundaciones necesarias para la obra. Solo podré construir lo que usted desea si, en primer lugar, se construyesen buenos cimientos.”
¿Y la construcción de nuestra casa espiritual? Sin una fundación sólida, nada es posible. Delante de cualquier viento o tempestad, todo caerá. Sin la fundación adecuada, no hay seguridad alguna.
Nuestra vida necesita estar edificada en las enseñanzas de nuestros progenitores. Cuando confiamos en sus enseñanzas, podemos estar seguros que nada podrá hacernos caer.
¿Problemas?, tendremos. ¿Luchas?, tendremos. ¿Frustraciones?, tendremos… Pero, la certeza de la victoria nos animará y no nos dejará perder las esperanzas y ni desalentarnos. Una vida espiritual sólida e inquebrantable es el cimiento-fundación para la verdadera felicidad.
Entonces; su casa espiritual, ¿posee una fundación confiable?
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 3, 2021