Cuando el tren de huérfanos fue evacuado de Leningrado y llevado a Stavropol, los niños ya no podían mantenerse en pie, distrofistas.
Los ciudadanos eligieron a los niños y los llevaron a sus casas, pero quedaron diecisiete de los más débiles, nadie quería llevárselos porque estaban literalmente medio vivos y tenían miedo de morir si los llevaban a su casa…
Todos tenían miedo, todos menos una mujer. Alexandra Avramovna Derevskaya se los llevó a todos. Y luego continuó… También tomó hermanos y hermanas de aquellos niños que estaban con ella.
Los niños luego la recordaron:
“Una mañana vimos algo frente a nuestra puerta. Eran 4 niños, al menos de no más de dos años.
Preguntaron: ¿Eres Derevskaya?
Derevskaya: Sí, por favor.
Lo sentimos, escuchamos que estabas coleccionando niños. No tenemos a nadie. Papá murió y mamá murió.
Sin dudarlo, nuestra madre abrió la puerta y los recibió dentro de la casa.
La familia creció…
Nuestra madre era una persona así, si descubría que en algún lugar había un niño solitario y enfermo, no se calmaría hasta regresar a casa con él.
A finales de 1944 se enteró de que un niño de seis meses, exhausto, yacía en el hospital sin ambos padres y que probablemente no sobreviviría. Derevskaya tomó al bebé, azul, delgado, en muy mal estado. Inmediatamente lo ponemos junto a la estufa caliente de casa para que su cuerpo se aclimatara. Más tarde, el niño se convirtió en un niño regordete que no soltaba la falda de su madre ni por un minuto. “
Al final de la guerra, Alexandra Avramovna tenía 26 hijos y 16 hijas. Después de la guerra, la familia se mudó a la ciudad ucraniana de Romney, donde les dieron una casa grande y varias hectáreas de huertos y hortalizas.
La madre heroína murió a la edad de 59 años. La vida dura la afectó y la muerte se cobró una gran mujer.
En la lápida de la madre Alexandra Avramovna Derevskaya hay una inscripción única:
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Cuando el tren de huérfanos fue evacuado de Leningrado y llevado a Stavropol, los niños ya no podían mantenerse en pie, distrofistas.
Los ciudadanos eligieron a los niños y los llevaron a sus casas, pero quedaron diecisiete de los más débiles, nadie quería llevárselos porque estaban literalmente medio vivos y tenían miedo de morir si los llevaban a su casa…
Todos tenían miedo, todos menos una mujer. Alexandra Avramovna Derevskaya se los llevó a todos. Y luego continuó… También tomó hermanos y hermanas de aquellos niños que estaban con ella.
Los niños luego la recordaron:
“Una mañana vimos algo frente a nuestra puerta. Eran 4 niños, al menos de no más de dos años.
Preguntaron: ¿Eres Derevskaya?
Derevskaya: Sí, por favor.
Lo sentimos, escuchamos que estabas coleccionando niños. No tenemos a nadie. Papá murió y mamá murió.
Sin dudarlo, nuestra madre abrió la puerta y los recibió dentro de la casa.
La familia creció…
Nuestra madre era una persona así, si descubría que en algún lugar había un niño solitario y enfermo, no se calmaría hasta regresar a casa con él.
A finales de 1944 se enteró de que un niño de seis meses, exhausto, yacía en el hospital sin ambos padres y que probablemente no sobreviviría. Derevskaya tomó al bebé, azul, delgado, en muy mal estado. Inmediatamente lo ponemos junto a la estufa caliente de casa para que su cuerpo se aclimatara. Más tarde, el niño se convirtió en un niño regordete que no soltaba la falda de su madre ni por un minuto. “
Al final de la guerra, Alexandra Avramovna tenía 26 hijos y 16 hijas. Después de la guerra, la familia se mudó a la ciudad ucraniana de Romney, donde les dieron una casa grande y varias hectáreas de huertos y hortalizas.
La madre heroína murió a la edad de 59 años. La vida dura la afectó y la muerte se cobró una gran mujer.
En la lápida de la madre Alexandra Avramovna Derevskaya hay una inscripción única:
“Tú eres nuestra conciencia, madre”
…Y cuarenta y dos firmas.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 8, 2024
Tags: GuerraRelated Posts
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