Share

👭

 Por Vida Bolt.

Hace unos 10 años, llevé a Oscar (si aún no me conoce todavía, él es mi esposo) a un pequeño pero bello bed and breakfast cerca al rio Little Back, en Savannah, Georgia, para pasar el fin de semana, gracias a un sorteo que habían realizado en la compañía donde trabajaba y ese descanso gratis fue uno de los premios. Era muy bonito allí, y al estar al descampado, libres de edificios, a pasos del rio y a metros del mar, se podía ver la Vía Láctea por la noche.

Así dimos un placentero y romántico paseo al anochecer cuando mi marido ve un antiguo cementerio de la guerra civil; Nos detuvimos, sacamos una canasta con frutas, una botella de vino y una gran linterna, para que podamos encontrar el camino de regreso al hotel. La cerca de una tumba sirvió de perchero y caminamos diez metros, a un sector con cesped bajo una impresionante luna llena.

No hace falta decir que la oscuridad y la embriaguez se combinan bien, y comenzamos a volvernos más románticos junto al terreno del entierro del viejo Caleb Sinnon, que nunca supimos quien fue. Después de brindarnos los mejores 20 segundos de nuestras vidas, nos acostamos desnudos, disfrutando de las estrellas y la cálida noche de verano, cuando un automóvil lleno de adolescentes se detiene y comienza a caminar por el cementerio (probablemente para hacer lo mismo que estábamos haciendo), directamente hacia nosotros. Oscar comienza a entrar en pánico porque toda nuestra ropa está colgada en una lápida a cuatro tumbas de distancia, y estabamos completamente desnudos. Le digo que se siente y, perdido por perdido, disfrute el momento.

Estába totalmente oscuro, así que me imagino que los ojos de los muchachos y muchachas aún no se habían ajustado a la noche. Estaban a diez pies de distancia, inconscientemente viniendo directamente hacia nosotros. Justo cuando estaban a metro y medio de distancia, salté totalmente desnuda, encendí mi linterna justo ante sus los ojos del joven grupo y grité con mi voz más grave:

“No se muevan, están bajo arresto!”.

Bueno, gritaron como un grupo de niños de cuatro años y se lanzaron hacia su auto, abandonado el lugar envueltos en una nube de polvo. Fue entonces cuando me volví hacia Oscar, quien estaba más asustado por mi loca reacción, que por encontrase desnudo en el medio de la nada.

Pasados los años, me pregunto si existe un lugar menos sensual que un cementerio para experimentar ciertas cosas. Con la sola exepción de un baño de una gasolinera, no. No lo hay.

[ezcol_1half]

[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]

[/ezcol_1half_end]

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Enero 30, 2022


 

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
28 Comments
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
28
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x