El General George Patton amante de los perros de toda la vida, cuando llegó a Inglaterra hizo saber a la esposa de un general británico, sus deseos de tener un perro. Ella le consiguió un Bull Terrier que era piél y huesos. Habia pertenecido a un oficial de la Fuerza Aérea Británica. El perro siempre lo acompañaba en sus misiones aéreas. Cuando le tocó ir a bombardear en Alemania, decidió no llevarlo. Ese día su avión fue derribado y murió. Patton lo llamo Willie, porque verlo tan delgado y hambriento le recordó a Willy Whiffle un niño que había conocido durante un asado, tiempo atrás, el cual había terminado toda su comida viéndose entonces satisfecho y contento, con un mejor semblante. Patton y Willie se amaron, rara vez se separaron en Inglaterra. A veces, Willie entraba en una habitación u oficina y todos los soldados en la sala sabian que Patton lo seguiría en breve. Esto continuó durante toda la guerra. Willie dormía en los mismos lugares que el general, incluso comían en la misma mesa y lo acompañaba en sus actividades diarias. Por su raza, su personalidad lo hacía amante de la diversión. Un día tomó de una silla el cinturón con las armas tan conocidas de Patton y escapó corriendo por un pasillo, mientras era perseguido de cerca por el militar. Pasó el tiempo y el caos de la guerra y una foto que lo dice todo, refleja la tristeza de Willie junto a los efectos personales del General. Este había muerto y él así, había perdido a su mejor amigo. Patton fue enterrado en Luxemburgo y el perro fue enviado a los Estados Unidos con la esposa e hijas de él. Vivió durante 12 largos años mas, después de haber sobrevivido junto a un amigo aviador inglés y un general americano, a una de las guerras más mortales y sangrientas, en la historia de la humanidad.
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Willie junto a las pertenencias del General Patton después de su muerte
Por María Ferreyra
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WILLIE
El General George Patton amante de los perros de toda la vida, cuando llegó a Inglaterra hizo saber a la esposa de un general británico, sus deseos de tener un perro. Ella le consiguió un Bull Terrier que era piél y huesos. Habia pertenecido a un oficial de la Fuerza Aérea Británica. El perro siempre lo acompañaba en sus misiones aéreas. Cuando le tocó ir a bombardear en Alemania, decidió no llevarlo. Ese día su avión fue derribado y murió. Patton lo llamo Willie, porque verlo tan delgado y hambriento le recordó a Willy Whiffle un niño que había conocido durante un asado, tiempo atrás, el cual había terminado toda su comida viéndose entonces satisfecho y contento, con un mejor semblante. Patton y Willie se amaron, rara vez se separaron en Inglaterra. A veces, Willie entraba en una habitación u oficina y todos los soldados en la sala sabian que Patton lo seguiría en breve. Esto continuó durante toda la guerra. Willie dormía en los mismos lugares que el general, incluso comían en la misma mesa y lo acompañaba en sus actividades diarias. Por su raza, su personalidad lo hacía amante de la diversión. Un día tomó de una silla el cinturón con las armas tan conocidas de Patton y escapó corriendo por un pasillo, mientras era perseguido de cerca por el militar. Pasó el tiempo y el caos de la guerra y una foto que lo dice todo, refleja la tristeza de Willie junto a los efectos personales del General. Este había muerto y él así, había perdido a su mejor amigo. Patton fue enterrado en Luxemburgo y el perro fue enviado a los Estados Unidos con la esposa e hijas de él. Vivió durante 12 largos años mas, después de haber sobrevivido junto a un amigo aviador inglés y un general americano, a una de las guerras más mortales y sangrientas, en la historia de la humanidad.
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PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 11, 2017
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