Desde hace algunas semanas, en nuestro país, el tema de la vacuna contra el coronavirus se ha convertido en el único tema de debate en cualquier mesa de los argentinos. Todos opinamos y discutimos como si fueranos epidemiólogos y expertos científicos. Los medios de comunicaciones dedican casi toda su programación a debatir: vacuna si, vacuna no.
En verdad no hay nada cierto ni preciso sobre las vacunas que se están experimentando en el mundo, lo poco que sabemos es que parecieran avanzar en forma positiva pero que aún resta un tiempo para que estén totalmente listas.
De hecho en ningún país del mundo se habla de este tema. Los gobiernos de los países civilizados son muy cautelosos al respecto y si bien se intentan primerear entre ellos, se mueven con pie de plomo.
Argentina, que siempre es la excepción de la excepción, ha instalado el tema como si fuese el único problema que tenemos los argentinos. El gobierno, que necesita desesperadamente una buena noticia ante el descalabro político y económico que vivimos, anunció con bombos y platillos, que para Diciembre de este año, tendríamos la vacuna contra el coronavirus, lo que nos colocaría al borde de volver a la normalidad. Lo que fue pensado como el mayor éxito del gobierno, que se ha empecinado en cuidar nuestra salud antes que nuestros bolsillo, rápidamente se transformó en un más que controvertido y dudoso anuncio. Y es que, aunque el gobierno se niegue a aceptarlo, la sociedad ha perdido la confianza en el equipo gobernante.
Y es que razones no les faltan. Anuncian una cosa y después hacen otra. Se filtra un anuncio, lo desmienten tajantemente y a los pocos minutos lo efectivizan. Así desde que asumieron. Sobre la vacuna, primero anunciaron con estridencia que fabricaríamos, junto a México, la vacuna de la Universidad de Oxford a través del Laboratorio AstraZeneca. Como parece que la vacuna no anduvo del todo bien, se hizo silencio sobre este anuncio y se paso a anunciar que experimentaríamos con la vacuna del Laboratorio Pfizer a través del Hospital Militar. Esta que parece ser la más seriecita y en la que interviene el reconocido médico argentino Fernando Polack, no avanza en los tiempos políticos y electorales necesarios, por lo que fue dejada de lado y con nuevos destellantes anuncios, ahora vamos por la vacuna rusa. Poco se sabe de esta vacuna, los científicos rusos dan poca información y si bien nadie descree de su eficacia, se necesita más información claramente.
El apuro del gobierno, por embocar una, haría que una vacuna rusa, se apruebe primero por los comités de fiscalización argentinos que los rusos. Y si encima le agregamos que el gobierno planea eximir de responsabilidad a los laboratorios ante cualquier contraindicación de la vacuna; o que para fin de año se tendrían millones de dosis que ni los rusos tienen; el Ministro de Salud GINÉS GONZÁLEZ GARCÍA dice que será obligatoria mientras su segunda CARLA VIZZOTTI dice que no y llama a “influencers” a su sumarse a la campaña de “colóquese la vacuna, hágalo por su gobierno”, lo que es velozmente recogido por artistas de reconocida militancia K que se colocarán lo que venga y diga el Jefe, solo faltó la payasa FILOMENA; prestos ciudadanos que dicho sea de paso no vimos oponiéndose al ajuste de las jubilaciones como hicieron en el gobierno de MAURICIO MACRI; o que como el ejemplo empieza por casa, deberían ser los gobernantes los primeros en colocársela.
Ante semejenate dislate va de suyo que la gente va a desconfiar más de un gobierno al que ya no le cree.
Está claro que en épocas de pandemia y ante la posibilidad de una segunda ola de coronavirus, que sería más letal que la primera, los tiempos se acortan y los científicos trabajan contrarreloj para obtener una vacuna, la que se necesita para ayer. Pero que un gobierno apresure la colocación de la vacuna, sin estar seguro de la eficacia y las contraindicaciones, solo para intentar lograr un éxito político, nos parece temerario y muy peligroso.
Por lo pronto, quien suscribe seguirá tomando los recaudos recomendados, distanciamiento social, barbijos, alcohol en gel, mucha higiene y se colocará la vacuna cuando su médico de cabecera, el cual es amigo además, así se lo indique. Es decir, cuando la misma tenga la debida aprobación de los órganos fiscalizadores pertinentes nacionales y mundiales.
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LA TEMERARIA APUESTA DEL GOBIERNO.
En verdad no hay nada cierto ni preciso sobre las vacunas que se están experimentando en el mundo, lo poco que sabemos es que parecieran avanzar en forma positiva pero que aún resta un tiempo para que estén totalmente listas.
De hecho en ningún país del mundo se habla de este tema. Los gobiernos de los países civilizados son muy cautelosos al respecto y si bien se intentan primerear entre ellos, se mueven con pie de plomo.
Argentina, que siempre es la excepción de la excepción, ha instalado el tema como si fuese el único problema que tenemos los argentinos. El gobierno, que necesita desesperadamente una buena noticia ante el descalabro político y económico que vivimos, anunció con bombos y platillos, que para Diciembre de este año, tendríamos la vacuna contra el coronavirus, lo que nos colocaría al borde de volver a la normalidad. Lo que fue
pensado como el mayor éxito del gobierno, que se ha empecinado en cuidar nuestra salud antes que nuestros bolsillo, rápidamente se transformó en un más que controvertido y dudoso anuncio. Y es que, aunque el gobierno se niegue a aceptarlo, la sociedad ha perdido la confianza en el equipo gobernante.
Y es que razones no les faltan. Anuncian una cosa y después hacen otra. Se filtra un anuncio, lo desmienten tajantemente y a los pocos minutos lo efectivizan. Así desde que asumieron. Sobre la vacuna, primero anunciaron con estridencia que fabricaríamos, junto a México, la vacuna de la Universidad de Oxford a través del Laboratorio AstraZeneca. Como parece que la vacuna no anduvo del todo bien, se hizo silencio sobre este anuncio y se paso a anunciar que experimentaríamos con la vacuna del Laboratorio Pfizer a través del Hospital Militar. Esta que parece ser la más seriecita y en la que interviene el reconocido médico argentino Fernando Polack, no avanza en los tiempos políticos y electorales necesarios, por lo que fue dejada de lado y con nuevos destellantes anuncios, ahora vamos por la vacuna rusa. Poco se sabe de esta vacuna, los científicos rusos dan poca información y si bien nadie descree de su eficacia, se necesita más información claramente.
Ante semejenate dislate va de suyo que la gente va a desconfiar más de un gobierno al que ya no le cree.
Por lo pronto, quien suscribe seguirá tomando los recaudos recomendados, distanciamiento social, barbijos, alcohol en gel, mucha higiene y se colocará la vacuna cuando su médico de cabecera, el cual es amigo además, así se lo indique. Es decir, cuando la misma tenga la debida aprobación de los órganos fiscalizadores pertinentes nacionales y mundiales.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 17, 2020