Las condiciones que se van dando en este territorio llamado Argentina, que sin pausa sigue hundiéndose más y más, son ideales para que entre tantas calamidades los prisioneros de la cárcel de Villa Devoto violentamente se amotinen detrás de una pancarta que reza: “Nos Negamos a morir en la cárcel”. Todo comenzó cuando un conjunto de inútiles burócratas que viven en una burbuja, primero a través de organismos internacionales, aconsejaron, para que se tomaran medidas extraordinarias con quienes están privados de su libertad en las nada salubres cárceles argentinas. Su fin era “protegerlos” de la pandemia que asola el planeta. Luego la Cámara de Casación reiteradamente se sumó al pedido y aconsejó a los jueces, para que actuaran otorgando excarcelaciones y arrestos domiciliarios.
Posteriormente algunos de esos togados aprovecharon y así lo hicieron solo con los presos K: D´ELÍA, BOUDOU y GADÍN lo cual incitó aún más a la violencia. El resto de los jueces dejó de trabajar y se fue a su casa a protegerse del coronavirus. A ello se sumó el Servicio Penitenciario Federal que, como medidas de “protección” proveyeron un jabón y algún papel higiénico, lo que podemos considerar una siniestra burla a la dignidad humana. Finalmente, ante tanto desaguisado y despreocupación, ocurrió lo que tenía que ocurrir: un motín con final abierto. Frente a ello se organizó una “mesa de diálogo” en la que participaron representantes de los detenidos y autoridades del Ministerio de Justicia, representantes de la Defensoría General de la Nación, autoridades de la Procuración Penitenciaria Nacional, miembros del Comité Nacional para la Prevención de la Tortura y representantes de la Asociación Civil de Familiares de Detenidos. A las 17.10 horas de ayer finalmente se firmó un acuerdo que podríamos que decir que es para llorar, ya que los internos luego de las lesiones al personal penitenciario y daños causados a los bienes del estado, se impuso de punta a punta y la torpe contraparte gubernamental, solo supo decir a todo que ¡SI! Mientras tanto, en otras prisiones adultos mayores imputados a como dé lugar, por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, miran y hacen silencio. La mejor actitud para seguir sufriendo y muriendo entre rejas a manos de jueces corruptos y cobardes que ante la pandemia siguen al abrigo de sus confortables hogares. Difícilmente lo ocurrido en la cárcel de Devoto sea percibido por las autoridades como un preaviso de lo que pueda venir, no solo en las cárceles del país, sino de un sitio mucho más peligroso que ellas. Se llama Gran Buenos Aires y es una gigantesca bomba de tiempo en cuenta regresiva, que en caso de estallar arrasará dejando victimas por doquier como jamás en nuestra historia se han llegado a ver.
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Por CLAUDIO KUSSMAN
PRINCIPALES IRRESPONSABLES… LOS JUECES
Las condiciones que se van dando en este territorio llamado Argentina, que sin pausa sigue hundiéndose más y más, son ideales para que entre tantas calamidades los prisioneros de la cárcel de Villa Devoto violentamente se amotinen detrás de una pancarta que reza: “Nos Negamos a morir en la cárcel”. Todo comenzó cuando un conjunto de inútiles burócratas que viven en una burbuja, primero a través de organismos internacionales, aconsejaron, para que se tomaran medidas extraordinarias con quienes están privados de su libertad en las nada salubres cárceles argentinas. Su fin era “protegerlos” de la pandemia que asola el planeta. Luego la Cámara de Casación reiteradamente se sumó al pedido y aconsejó a los jueces, para que actuaran otorgando excarcelaciones y arrestos domiciliarios.
Posteriormente algunos de esos togados aprovecharon y así lo hicieron solo con los presos K: D´ELÍA, BOUDOU y GADÍN lo cual incitó aún más a la violencia. El resto de los jueces dejó de trabajar y se fue a su casa a protegerse del coronavirus. A ello se sumó el Servicio Penitenciario Federal que, como medidas de “protección” proveyeron un jabón y algún papel higiénico, lo que podemos considerar una siniestra burla a la dignidad humana. Finalmente, ante tanto desaguisado y despreocupación, ocurrió lo que tenía que ocurrir: un motín con final abierto. Frente a ello se organizó una “mesa de diálogo” en la que participaron representantes de los detenidos y autoridades del Ministerio de Justicia, representantes de la Defensoría General de la Nación, autoridades de la Procuración Penitenciaria Nacional, miembros del Comité Nacional para la Prevención de la Tortura y representantes de la Asociación Civil de Familiares de Detenidos. A las 17.10 horas de ayer finalmente se firmó un acuerdo que podríamos que decir que es para llorar, ya que los internos luego de las lesiones al personal penitenciario y daños causados a los bienes del estado, se impuso de punta a punta y la torpe contraparte gubernamental, solo supo decir a todo que ¡SI! Mientras tanto, en otras prisiones adultos mayores imputados a como dé lugar, por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, miran y hacen silencio. La mejor actitud para seguir sufriendo y muriendo entre rejas a manos de jueces corruptos y cobardes que ante la pandemia siguen al abrigo de sus confortables hogares. Difícilmente lo ocurrido en la cárcel de Devoto sea percibido por las autoridades como un preaviso de lo que pueda venir, no solo en las cárceles del país, sino de un sitio mucho más peligroso que ellas. Se llama Gran Buenos Aires y es una gigantesca bomba de tiempo en cuenta regresiva, que en caso de estallar arrasará dejando victimas por doquier como jamás en nuestra historia se han llegado a ver.
[ezcol_1half]Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
Abril 25, 2020
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]Napoleón Bonaparte (1769-1821)
Copia del “acuerdo” alcanzado ayer 24 de abril a las 17.10 horas.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 25, 2020