El término puesta en escena se usa en el teatro y en la cinematografía para hacer referencia a como el director, para cada escena, compone el escenario y ubica y hace moverse en el a los actores.
Esta técnica, que no es novedosa y se ha usado ya en la política argentina, parecería ser que la que se está usando actualmente en la presente coyuntura política-económica de nuestro país.
Esta semana, Argentina vivió una nueva suba del dólar, lo que agravó aún más la ya deteriorada imagen del gobierno. Nadie duda que hoy en nuestro país tenemos una inflación totalmente descontrolada, una divisa que escala sin techo alguno y una inseguridad cada día más acuciante, lo que lleva a que en las últimas encuestas aparezca cada vez más más comprometida la performance electoral de la coalición oficialista, hasta algunas la ubican ya en un cómodo tercer lugar.
Las señales de alarma se encendieron en todos los despachos oficiales, sobre todo en el Instituto Patria. Aún restan siete meses de gobierno y ello es una eternidad. Por lo que todo indica que, desde el círculo rojo “cristinista” se ha puesto en marcha el denominado plan “Clamor” para intentar revertir esta situación. Repasemos.
Como consecuencia de la corrida del dólar, en todos los medios de comunicación como en la sociedad han circulado como regadero de pólvora, toda clase de rumores, muchos provenientes “sugestivamente” de fuentes cercanas al oficialismo. Se deslizó que vendría una fuerte devaluación, otros indicaban un congelamiento de precios, hasta se dio por seguro la renuncia del superministro de economía, lo que agravó aún más la penosa situación económica que vinimos.
A la par, la CGT salió de su letargo de casi tres años y medio, emitió un duro comunicado sobre la alarmante situación social, advirtiendo que “la crisis económica y social pone en serio riesgo la cohesión social”. En la misma línea, desde los propios medios de comunicación oficiales, sus panelistas y opinadores que hasta hace diez segundos “bancaban” al gobierno, ahora lanzan envenados dardos contra el mismo, clamando por la presencia redentora de la “Jefa”. Como remate de todo ello, el Presidente de la Nación renunció a una imaginaria reelección que solo él impulsaba, para intentar mantener algo del casi inexistente poder que pretendía retener.
Dicho esto, remontémonos a fines del año pasado, por un momento. La actual Vicepresidenta de la Nación había anunciado en esos momentos, instantes después de la condena judicial que recibió, que “no iba a ser candidata a nada”. Como consecuencia de ello algunos se anotaron en la carrera presidencial como el pichichi motonauta, el actual Ministro del Interior de la Nación, el actual Jefe de Gabinete de la Nación y hasta el piquetero papal. Ninguno movió el amperímetro. Por lo que con el correr de los meses y a pesar de los esfuerzos de estos precandidatos, aun con la versión que se postularía el super ministro de economía; la cruda realidad hace presagiar una catástrofe electoral en Octubre de este año.
Guste o no, se comparta o no, lo único cierto es solo la candidatura de la actual Vicepresidenta de la Nación le puede asegurar al oficialismo una decorosa elección presidencial y la posibilidad de colocarlos en una segunda vuelta electoral. Ahora como “el plan proscripción” no funcionó, porque simplemente ni su propia gente lo compró, no es descabellado pensar que recurren al “plan clamor”, el cual consistiría en presentar un futuro pavoroso para la Argentina y que la única “salvación” es la actual Vicepresidenta de la Nación, quien en un gesto de “grandeza política” acepta ser candidata para “redimir” a la Patria por el “clamor” de la gente.
Los recientes actos políticos donde la “militancia” vitorea “Cristina Presidenta” con la anuencia sonriente de la misma, como las declaraciones de sindicalistas y oficialistas suplicando su “gloriosa intervención” dan sustento a este razonamiento.
Y si a este “plan clamor” se le añade el “plan terror”, el cual intenta instalar el miedo en la sociedad por un posible triunfo de la oposición, sembrando terror ante un eventual gobierno “de derecha” mediante pavorosas declaraciones, hábiles operaciones de prensa y hasta provocando la efectiva división de la misma quizás con la complicidad de algunos espurios dirigentes opositores. Todo ello hace que la inferencia cierra con broche de oro.
En otras palabras, lo sucedido la semana pasada y lo que este por suceder en las próximas (estemos atento con lo que podría pasar), puede pensarse como un “perfecto plan de puesta en escena” para intentar continuar en el gobierno a partir del 10 de Diciembre próximo. No les interesa el cataclismo económico y social que se avecina (la situación es realmente alarmante) y que ellos mismos generaron, sino tan solo no perder el poder. Tampoco que están jugando con fuego y tentando a la fatalidad.
Ahora, como procurarán disimular que la actual Vicepresidenta de la Nación es responsable directa del rotundo fracaso de este gobierno del cual forma parte claramente y no es una observadora neutral de la Naciones Unidas que viene a traer paz; es todo un interrogante. Aunque de la frondosa e inagotable imaginación kirchnerista se puede esperar cualquier sorpresa
Lo más preocupante de este plan no tanto su puesta en marcha, sino que la oposición sigue inmersa en rencillas de comité, privilegiando los intereses personales por sobre los intereses de la Nación y sin ofrecer soluciones a la angustiante y agobiante situación político, económica y social que se agudiza día a día; probándose una banda presidencial que aún no ganaron ni están preparados para usarla.
Y lo que es peor aún, sin ofrecer un espacio unificado. Como digo el gaucho Martin Fierro “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”. Nunca se debe dar por “muerto” al kirchnerismo.
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El término puesta en escena se usa en el teatro y en la cinematografía para hacer referencia a como el director, para cada escena, compone el escenario y ubica y hace moverse en el a los actores.
Esta técnica, que no es novedosa y se ha usado ya en la política argentina, parecería ser que la que se está usando actualmente en la presente coyuntura política-
económica de nuestro país.
Esta semana, Argentina vivió una nueva suba del dólar, lo que agravó aún más la ya deteriorada imagen del gobierno. Nadie duda que hoy en nuestro país tenemos una inflación totalmente descontrolada, una divisa que escala sin techo alguno y una inseguridad cada día más acuciante, lo que lleva a que en las últimas encuestas aparezca cada vez más más comprometida la performance electoral de la coalición oficialista, hasta algunas la ubican ya en un cómodo tercer lugar.
Las señales de alarma se encendieron en todos los despachos oficiales, sobre todo en el Instituto Patria. Aún restan siete meses de gobierno y ello es una eternidad. Por lo que todo indica que, desde el círculo rojo “cristinista” se ha puesto en marcha el denominado plan “Clamor” para intentar revertir esta situación. Repasemos.
Como consecuencia de la corrida del dólar, en todos los medios de comunicación como en la sociedad han circulado como regadero de pólvora, toda clase de rumores, muchos provenientes “sugestivamente” de fuentes cercanas al oficialismo. Se deslizó que vendría una fuerte devaluación, otros indicaban un congelamiento de precios, hasta se dio por seguro la renuncia del superministro de economía, lo que agravó aún más la penosa situación económica que vinimos.
A la par, la CGT salió de su letargo de casi tres años y medio, emitió un duro comunicado sobre la alarmante situación social, advirtiendo que “la crisis económica y social pone en serio riesgo la cohesión social”. En la misma línea, desde los propios medios de comunicación oficiales, sus panelistas y opinadores que hasta hace diez segundos “bancaban” al gobierno, ahora lanzan envenados dardos contra el mismo, clamando por la presencia redentora de la “Jefa”. Como remate de todo ello, el Presidente de la Nación renunció a una imaginaria reelección que solo él impulsaba, para intentar mantener algo del casi inexistente poder que pretendía retener.
Dicho esto, remontémonos a fines del año pasado, por un momento. La actual Vicepresidenta de la Nación había anunciado en esos momentos, instantes después de la condena judicial que recibió, que “no iba a ser candidata a nada”. Como consecuencia de ello algunos se anotaron en la carrera presidencial como el pichichi motonauta, el actual Ministro del Interior de la Nación, el actual Jefe de Gabinete de la Nación y hasta el piquetero papal. Ninguno movió el amperímetro. Por lo que con el correr de los meses y a pesar de los esfuerzos de estos precandidatos, aun con la versión que se postularía el super ministro de economía; la cruda realidad hace presagiar una catástrofe electoral en Octubre de este año.
Guste o no, se comparta o no, lo único cierto es solo la candidatura de la actual Vicepresidenta de la Nación le puede asegurar al oficialismo una decorosa elección presidencial y la posibilidad de colocarlos en una segunda vuelta electoral. Ahora como “el plan proscripción” no funcionó, porque simplemente ni su propia gente lo compró, no es descabellado pensar que recurren al “plan clamor”, el cual consistiría en presentar un futuro pavoroso para la Argentina y que la única “salvación” es la actual Vicepresidenta de la Nación, quien en un gesto de “grandeza política” acepta ser candidata para “redimir” a la Patria por el “clamor” de la gente.
Los recientes actos políticos donde la “militancia” vitorea “Cristina Presidenta” con la anuencia sonriente de la misma, como las declaraciones de sindicalistas y
oficialistas suplicando su “gloriosa intervención” dan sustento a este razonamiento.
Y si a este “plan clamor” se le añade el “plan terror”, el cual intenta instalar el miedo en la sociedad por un posible triunfo de la oposición, sembrando terror ante un eventual gobierno “de derecha” mediante pavorosas declaraciones, hábiles operaciones de prensa y hasta provocando la efectiva división de la misma quizás con la complicidad de algunos espurios dirigentes opositores. Todo ello hace que la inferencia cierra con broche de oro.
En otras palabras, lo sucedido la semana pasada y lo que este por suceder en las próximas (estemos atento con lo que podría pasar), puede pensarse como un “perfecto plan de puesta en escena” para intentar continuar en el gobierno a partir del 10 de Diciembre próximo. No les interesa el cataclismo económico y social que se avecina (la situación es realmente alarmante) y que ellos mismos generaron, sino tan solo no perder el poder. Tampoco que están jugando con fuego y tentando a la fatalidad.
Ahora, como procurarán disimular que la actual Vicepresidenta de la Nación es responsable directa del rotundo fracaso de este gobierno del cual forma parte claramente y no es una observadora neutral de la Naciones Unidas que viene a traer paz; es todo un interrogante. Aunque de la frondosa e inagotable imaginación kirchnerista se puede esperar cualquier sorpresa
Lo más preocupante de este plan no tanto su puesta en marcha, sino que la oposición sigue inmersa en rencillas de comité, privilegiando los intereses personales por sobre los intereses de la Nación y sin ofrecer soluciones a la angustiante y agobiante situación político, económica y social que se agudiza día a día; probándose una banda presidencial que aún no ganaron ni están preparados para usarla.
Y lo que es peor aún, sin ofrecer un espacio unificado. Como digo el gaucho Martin Fierro “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”. Nunca se debe dar por “muerto” al kirchnerismo.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 24, 2023