Como en cualquier película del cine o del cable, donde la trama se desarrolla en una ciudad captada por los narcos, con gobernantes corruptos y una policía envilecida, así está la ciudad de Rosario hoy, solo que no se trata de ficción sino de la cruda verdad.
Una ciudad donde el narcotráfico se ha aliado al crimen organizado y ya son los mismo. En lo que va del año que recién empieza, llevamos más asesinatos que días transcurridos. Se tirotean casas y negocios todas las noches. Al tal punto hemos llegado que ya naturalizamos estos hechos y es parte del paisaje diario y cotidiano.
Los medios de comunicación nacionales se ocupan ahora del tema porque balearon el negocio de la familia política “del 10 de la selección”, desconociendo que esta triste situación lleva años sin que los diferentes gobiernos provinciales se hagan cargo del tema. Mejor dicho, estos han sido cómplices y hasta socios de los grupos narcos, con la debida convivencia de los diferentes gobiernos nacionales.
Todos sabemos en Rosario que el narcotráfico ha cruzado los despachos gubernamentales y varias campañas políticas han sido financiadas con dinero de esos grupos. Un ex Fiscal provincial que estuvo preso denunció ese contubernio en su momento. En el primer juicio contra la más conocida banda narco, un testigo también lo manifestó; hasta dio los números de las cuentas bancarias donde hacían los depósitos. La Justicia Ordinaria prefirió mirar para otro y nada pasó.
La Justicia Federal está entretenida en juzgar militar y policías por hechos ocurridos hace más de 40 años en el país, en largos y eternos juicios, despilfarrando dinero y recursos en los mismos; condenado “a las cansadas” a algún consumidor en rápidos juicios abreviados. Nada más, solo eso.
Ni en la provincia ni el país hay política de seguridad. Al revés, se hace política con la seguridad.
Con el espurio discurso de los derechos humanos, el actual gobierno les permite a los presos y en especial a los líderes narcos gozar de toda clase de privilegios en las cárceles. Tienen internet, celulares, líneas telefónicas fijas y todo aquello que se les ocurra, realizando desde esos lugares “homework”. Ningún político, del color que sea, se anima a hablar de Cárceles de Confinamiento o de Máxima Seguridad, que es donde deben estar los reclusos de alta peligrosidad, como sucede en cualquier parte del mundo; simplemente porque le temen a los grupos de derechos humanos, para quienes estos derechos son para los delincuentes y no para la gente honrada o que es víctima de hechos de inseguridad.
Ningún medio de comunicación ni candidato alguno dice que en la Escuela de Policía de Santa Fe se da clases una semana si y otra no, simplemente porque el gobierno provincial no asigna dinero para darles de comer a los cadetes. Que les dan clases de derechos humanos y violencia de género pero nada de teoría del delito y “algo” de defensa personal. De prácticas de tiro, ni hablar.
Los retenes de control callejero lo hacen las fuerza de seguridad de a pie, sin ningún tipo de vehículos. Las mayoría de las cámaras de seguridad no andan. De controlar la hidrovia ni hablar. No existe la presencia policial en las calles rosarinas. Y si por milagro llegan a estar y se enfrentan a un delincuente y producto de ello lo hieren o lo matan, van presos, los ponen en disponibilidad y le reducen el sueldo en un 50%. En el mejor de los casos si los “maltratan” en la detención, les arman una causa judicial por apremios ilegales.
En el medio de todo esto, se están desarrollando –por estos dias- en la ciudad de Santa Fe, los concursos para la elección de Fiscales para la Justicia Provincial, entre ellos el cargo de Fiscal Federal, el jefe de los fiscales de Santa Fe. Los mismos son públicos y se transmiten por un canal de YouTube. Sin embargo, nada dicen los medios de comunicación ni ningún político, absolutamente ninguno, que la Sala donde se desarrollan es tan pequeña que casi no entra público y que las trasmisiones por el canal de YouTube fueron cortadas y no se trasmiten las entrevistas. Sugestivo no?. Increíblemente nadie se hace eco de esto.
Aunque no se crea, en Santa Fe, en el área de seguridad se nombraron a ex miembros de la organización terrorista OPM Montoneros y hasta al creador de la PSA, el que sostiene la “legalización de las drogas” y que con “el narcotráfico no se combate, el narcotráfico se controla”; quien fuera eyectado del cargo, en medio de un escándalo público -junto a sus colaboradores- por espionaje ilegal a abogados y opositores; recayendo actualmente como asesor del actual Ministro de Seguridad de la Nación, el que se toma con displicencia la dramática situación de Santa Fe y que investigaciones periodísticas lo vinculan al escándalo la efedrina.
A la par, nuestro Presidente de la Nación descubre después de más de 3 años de gobierno que Rosario y Santa Fe también son parte del país. Rosario sangra y a nadie le importa. Los políticos solo piensan en la campaña electoral y los jueces en sus suculentos sueldos.
Nadie quiere asumir que el narcotráfico es el nuevo terrorismo que asola nuestro país y que hay que combatirlo, no hay otro camino. Y para ello se debe seguir la experiencia de otros países que así lo han hecho y en forma bastante exitosa, como Colombia (gobernada por años por la derecha, ahora por la izquierda) o El Salvador (gobernada por un izquierdista ex miembro del FMLN). Lo que demuestra que la seguridad no es un tema ideológico de derecha o izquierda, sino de sentido común.
Hay que desterrar de una vez y para siempre la nefasta ideología “progre” y recuperar conceptos como represión, hacer inteligencia, libre actuar policial y tantos otros que resultan indispensables para conjurar el flagelo de la narco criminalidad. Basta de memoria emotiva. Los tiempos cambiaron. No estamos en los setenta. Estamos en el siglo XXI.
Es hora de que como sociedad asumamos la grave situación que vivimos de una vez por todas y obliguemos a nuestros políticos a actuar en consecuencia y si tienen que ir presos también por su acción u omisión -igualmente que jueces y fiscales-, que así sea; sino nuestra estará echada.
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Por Dr. Gonzalo P. Miño.
Como en cualquier película del cine o del cable, donde la trama se desarrolla en una ciudad captada por los narcos, con gobernantes corruptos y una policía envilecida, así está la ciudad de Rosario hoy, solo que no se trata de ficción sino de la cruda verdad.
Una ciudad donde el narcotráfico se ha aliado al crimen organizado y ya son los mismo. En lo que va del año que recién empieza, llevamos más asesinatos que días transcurridos. Se tirotean casas y negocios todas las noches. Al tal punto hemos llegado que ya naturalizamos estos hechos y es parte del paisaje diario y cotidiano.
Los medios de comunicación nacionales se ocupan ahora del tema porque balearon el negocio de la familia política “del 10 de la selección”, desconociendo que esta triste situación lleva años sin que los diferentes gobiernos provinciales se hagan cargo del tema. Mejor dicho, estos han sido cómplices y hasta socios de los grupos narcos, con la debida convivencia de los diferentes gobiernos nacionales.
Todos sabemos en Rosario que el narcotráfico ha cruzado los despachos gubernamentales y varias campañas políticas han sido financiadas con dinero de esos grupos. Un ex Fiscal provincial que estuvo preso denunció ese contubernio en su momento. En el primer juicio contra la más conocida banda narco, un testigo también lo manifestó; hasta dio los números de las cuentas bancarias donde hacían los depósitos. La Justicia Ordinaria prefirió mirar para otro y nada pasó.
La Justicia Federal está entretenida en juzgar militar y policías por hechos ocurridos hace más de 40 años en el país, en largos y eternos juicios, despilfarrando dinero y recursos en los mismos; condenado “a las cansadas” a algún consumidor en rápidos juicios abreviados. Nada más, solo eso.
Ni en la provincia ni el país hay política de seguridad. Al revés, se hace política con la seguridad.
Con el espurio discurso de los derechos humanos, el actual gobierno les permite a los presos y en especial a los líderes narcos gozar de toda clase de privilegios en las cárceles. Tienen internet, celulares, líneas telefónicas fijas y todo aquello que se les ocurra, realizando desde esos lugares “homework”. Ningún político, del color que sea, se anima a hablar de Cárceles de Confinamiento o de Máxima Seguridad, que es donde deben estar los reclusos de alta peligrosidad, como sucede en cualquier parte del mundo; simplemente porque le temen a los grupos de derechos humanos, para quienes estos derechos son para los delincuentes y no para la gente honrada o que es víctima de hechos de inseguridad.
Ningún medio de comunicación ni candidato alguno dice que en la Escuela de Policía de Santa Fe se da clases una semana si y otra no, simplemente porque el gobierno provincial no asigna dinero para darles de comer a los cadetes. Que les dan clases de derechos humanos y violencia de género pero nada de teoría del delito y “algo” de defensa personal. De prácticas de tiro, ni hablar.
Los retenes de control callejero lo hacen las fuerza de seguridad de a pie, sin ningún tipo de vehículos. Las mayoría de las cámaras de seguridad no andan. De controlar la hidrovia ni hablar. No existe la presencia policial en las calles rosarinas. Y si por milagro llegan a estar y se enfrentan a un delincuente y producto de ello lo hieren o lo matan, van presos, los ponen en disponibilidad y le reducen el sueldo en un 50%. En el mejor de los casos si los “maltratan” en la detención, les arman una causa judicial por apremios ilegales.
En el medio de todo esto, se están desarrollando –por estos dias- en la ciudad de Santa Fe, los concursos para la elección de Fiscales para la Justicia Provincial, entre ellos el cargo de Fiscal Federal, el jefe de los fiscales de Santa Fe. Los mismos son públicos y se transmiten por un canal de YouTube. Sin embargo, nada dicen los medios de comunicación ni ningún político, absolutamente ninguno, que la Sala donde se desarrollan es tan pequeña que casi no entra público y que las trasmisiones por el canal de YouTube fueron cortadas y no se trasmiten las entrevistas. Sugestivo no?. Increíblemente nadie se hace eco de esto.
Aunque no se crea, en Santa Fe, en el área de seguridad se nombraron a ex miembros de la organización terrorista OPM Montoneros y hasta al creador de la PSA, el que sostiene la “legalización de las drogas” y que con “el narcotráfico no se combate, el narcotráfico se controla”; quien fuera eyectado del cargo, en medio de un escándalo público -junto a sus colaboradores- por espionaje ilegal a abogados y opositores; recayendo actualmente como asesor del actual Ministro de Seguridad de la Nación, el que se toma con displicencia la dramática situación de Santa Fe y que investigaciones periodísticas lo vinculan al escándalo la efedrina.
A la par, nuestro Presidente de la Nación descubre después de más de 3 años de gobierno que Rosario y Santa Fe también son parte del país. Rosario sangra y a nadie le importa. Los políticos solo piensan en la campaña electoral y los jueces en sus suculentos sueldos.
Nadie quiere asumir que el narcotráfico es el nuevo terrorismo que asola nuestro país y que hay que combatirlo, no hay otro camino. Y para ello se debe seguir la experiencia de otros países que así lo han hecho y en forma bastante exitosa, como Colombia (gobernada por años por la derecha, ahora por la izquierda) o El Salvador (gobernada por un izquierdista ex miembro del FMLN). Lo que demuestra que la seguridad no es un tema ideológico de derecha o izquierda, sino de sentido común.
Hay que desterrar de una vez y para siempre la nefasta ideología “progre” y recuperar conceptos como represión, hacer inteligencia, libre actuar policial y tantos otros que resultan indispensables para conjurar el flagelo de la narco criminalidad. Basta de memoria emotiva. Los tiempos cambiaron. No estamos en los setenta. Estamos en el siglo XXI.
Es hora de que como sociedad asumamos la grave situación que vivimos de una vez por todas y obliguemos a nuestros políticos a actuar en consecuencia y si tienen que ir presos también por su acción u omisión -igualmente que jueces y fiscales-, que así sea; sino nuestra estará echada.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 6, 2023