La baja de 24 distinguidos miembros de nuestro ejército

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  Por Francisco Cervo.

La medida imprevista y arbitraria adoptada recientemente por el contradictorio ministro LUIS PETRI, dando de baja a veinticuatro Oficiales Superiores del Ejército que alguna vez  fue; constituye un acto siniestro, horrendo, despreciable, escandaloso, aberrante, inmundo.

Surge de las autoridades coyunturales que parecían distintas, quienes ejercen actualmente el poder sobre un pueblo que desde hace varias décadas ha perdido la conciencia de su destino.

Una involucionada sociedad que  deambula por el mundo dilapidando sus riquezas naturales, conducida  por individuos en su gran mayoría, corruptos, mendaces y amorales que suelen enunciar diferencias cosméticas para captar la atención coyuntural y cuyo  objetivo profundo es imponer a toda costa los intereses y negocios de sus mafias de acompañamiento, entregándose a un libertinaje político cada vez más abyecto y atroz. 

En ese camino,  con sutiles declamaciones de propósitos superadores según cada circunstancia y etiqueta de conveniencia bajo la cual se enmascaran, han sumido en la ignorancia, miseria y  muerte a millones de argentinos y continúan, transformado a la otrora orgullosa y promisoria Argentina, en una republiqueta de octava. 

Por cierto lo que ocurre ahora es más de lo mismo, aunque en este caso no resulte convincente acompañarlo de la palabra “carajo”.

La venganza contra los soldados civiles, militares y de seguridad que dieron la cara para pelear por nuestra libertad, es interminable y descarada. No depende, como quizás nos ilusionamos, en creer las promesas para la tribuna del carajo que esté en el poder.

Ellos impidieron con su valentía y decisión el triunfo de los cipayos y mercenarios del colonialismo ideológico y por el cumplimiento de su deber, el gran pueblo argentino salud los traicionó recitando el Preámbulo de la Constitución y los condenó a perder su libertad de por vida y la felicidad de sus seres queridos.

Ahora parece ser una buena oportunidad continuar pisoteando su honor, con medidas que parecen surgidas de la galera de un mago, especialista en el mal y la indignidad

Todas las injusticias flagrantes que hemos cometido y cometemos, contra los soldados que preservaron nuestra soberanía, ha constituido  un hecho inédito en la historia de los pueblos más o menos civilizados y ¡nos jactamos de ello!

Ahora, en plena época del “peluquín”, vemos como la tendencia originada en 1983 y profundizada maquiavélicamente en el 2.003, se renueva y muestra energía remanente suficiente e impunidad absoluta,  para seguir con mayor saña sus propósitos mefistofélicos. 

Hay fondos ilimitados para renovar y hasta recrear los cursos de acción aplicables y adoptar medidas efectivas para que esa maldita venganza  nunca se extinga.

Paralelamente los curros falaces y las acciones teatrales periódicas de acompañamiento, permanecen absolutamente vigentes.

En definitiva, más de lo mismo. 

Los intereses mefistofélicos que manejan nuestro país desde las sombras, siguen actuando con la impunidad  absoluta. No caigamos en la actitud fácil de ilusionarnos.

La mayor parte de los personajes políticos, sociales, culturales, sindicales …que produce con generosidad el gran pueblo argentino salud calificados como “clase dirigente”, cuentan con la capacidad esencial de saber cómo engañarnos para  procrearse indefinidamente y vivir vidas fáciles y relajadas, sin interesarles las privaciones y la muerte de sus conciudadanos. 

Obviamente es necesario perfeccionar constantemente sus “parlanchinadas” y vocinglerías de acompañamiento, especialmente en el cómodo refugio de parásitos conocido como parlamento, para convencernos,  subsistir y así justificar de alguna manera la importante cantidad de rupias que reciben, solo por aparecer de cuando en vez. 

Lo más trascendente para los integrantes de esa particular “clase dirigente”, es seguir pisando la alfombra roja, abrazarse aquí y especialmente en el exterior con personajes de moda, recitar discursos “solemnes de ocasión” con eslóganes más o menos ya gastados. coleccionar diplomitas y otras acciones concurrentes.

La reciente medida que enunciamos al comienzo que afecta a dignos camaradas, es la demostración acabada que todo sigue igual con o sin carajo.

Un elemento decisivo en esta superestructura elefantiásica, inútil y tramposa que nos asfixia es la pomposamente llamada “justicia”. Deberíamos preguntarnos si puede haber “justicia digna y ejemplar” en una sociedad en la cual quienes deben aplicarla, son mercaderes sin escrúpulos que compran y venden sus conciencias en el mercado de las pulgas.

Y en cuanto a uno de los valores supremos de la educación militar, que es LA LEALTAD, ha dejado de existir. La indiferencia más absoluta ha ocupado el lugar del respeto y la protección debida e imprescindible.

Preguntemos si  ¿los actuales pequeños mandos de las FFAA se han enterado de esta insólita y aberrante resolución, que afecta el prestigio, el honor y la vida personal y familiar de dignos camaradas?

En todo caso y por lo visto han decidido mirar en otra dirección. Aquella que resulte grata al capataz de turno a quien deberán decir en todo momento con énfasis y energía; ¡SI MI…!

Por DIOS; ¿hasta cuándo seguiremos cayendo en el abismo de la involución hacia la nada?

Que el SEÑOR y NUESTRA SANTA MADRE, se apiaden de nuestras incapacidades y negligencias y nos ayuden algún día A RENACER.

Por lo menos, así, lo veo yo.

Francisco Cervo

 


PrisioneroEnArgentina.com

Enero 29, 2025


 

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