¿Donald Trump y su estrategia de campaña será la misma en su presidencia?
Jeremy Larner escribió un guión cinematográfico con estilo de documental acerca de la campaña un aspirante a senador por el estado de California. Luego de que fuera electo, en una habitación de hotel tras cuyas puertas hordas de periodistas luchaban por ingresar, el nuevo senador le preguntaba a su publicista: “Ahora, ¿qué…?”.
Creo que ha quedado establecido que no soy un admirador de Trump y tampoco parte de un grupo al que Trump hubiera podido dirigir su mensaje con éxito. Hillary Clinton no parecía la persona indicada de todas maneras y el independiente Gary Johnson -y su poca popularidad- era quien dictaba tácitamente la idea que debería optarse por el menos peor de los dos males. Semejante a cuando se votó en Argentina por la obra publicitaria de David Ratto en 1983 (Era esa opción o el sarcófago de Herminio Iglesias) Algo así sucedió más cerca en el tiempo y hubo que precipitarse por Mauricio Macri: Nada podría ser peor que el matrimonio Kirchner.
El triunfo de Donald Trump tomó a la mitad de los estadounidenses por sorpresa, pero ese grupo cambió los Oh, my god de esta madrugada por otras expresiones y conjeturas en la mañana. La clase media -que experimentó, sufrió y creo que en su mayoría aprendió la lección de la crisis de la burbuja inmobiliaria- comenzó a elaborar otras hipótesis. Donald Trump utilizó sus métodos explosivos para seducir a una porción de los votantes que se encontraban cansados de las donaciones federales a países como Afganistán o Pakistán, mientras penaban por la falta de ayuda del gobierno en sus momentos críticos. También a aquellos que se manifiestan cansados de que extranjeros ilegales crucen la frontera para quitarle las fuentes de ingreso al trabajador americano. Finalmente, a quienes tenían su espíritu patriótico un tanto oxidado y rejuvenecieron a los alaridos de “hacer América grandiosa otra vez” (Lo que sea que eso signifique). ¿Mi premonición salvaje? Se seguirán haciendo tratos con otros países que incluso nunca escucharemos, la famosa pared en el borde sur de Estados Unidos nunca se construirá y América Grandiosa será fácil de edificar, debido a que ya Estados Unidos es la potencia número uno mundial.
La vida de los ciudadanos no cambiará. Pese a varias crisis soportadas, el país encontró su rumbo. Muchos hemos debido reinventarnos, otros aceptar que no vivíamos la realidad acorde a nuestras habilidades y al fin, aquellos que gastaban más de lo que producían, re-direccionar sus fantasías al crudo despertar.
En Trump, muchos de los votantes blancos de la clase obrera, una vez llamados Demócratas de Reagan, han encontrado una figura que representa sus opiniones y valores de manera más consistente que los populistas conservadores como George Wallace, el viejo parloteo conservador Pat Buchanan o el teólogo Pat Robertson, todos los cuales trastabillaron de fea manera en sus carreras presidenciales.
De hecho, la mejor explicación del sorprendente éxito de Trump es que el electorado que él ha movilizado ha existido por décadas, pero nunca encontraba al candidato perfecto. Lo que los opositores conservadores odian acerca de Donald Trump -su insuficiente conservadurismo- puede haber sido su mayor fuerza en las elecciones generales. Su populismo atraviesa líneas partidarias que no estaban acostumbradas a esto. Pero la política y los políticos tienen más de dos caras. Ted Cruz, ofendido y humillado por Trump (Incluso la fealdad de su mujer, Heidi Cruz, fue foco de las burlas del magnate neoyorkino) se convirtió ahora en un incondicional aliado. Al igual que sus fans, Trump es indiferente a las cuestiones de orientación sexual que animan la furia de la derecha religiosa, hasta el punto de defender Planned Parenthood. La plataforma de Trump combina posiciones que son compartidas por muchos populistas, pero son un anatema para los conservadores del movimiento, quienes saben que Obamacare va a ser reemplazado por otro seguro de salud, sin saber por cuál. En Defensa, Trump va a eliminar al terrorismo internacional. La incógnita es el plan. El plan, la estrategia de Trump pudo haber sido populista. Se espera que su siguiente etapa no continué bajo esta tesitura. La historia reconoce a varios patriotas como populistas. Andrew Jackson y William Jennings Bryan tenían un dejo de populismo. En su mayor expresión -ya en los finales de 1960- George Wallace recurrió a esos métodos, más precisamente dirigiéndose al público blanco del sur profundo prometiendo no otorgarles a los afroamericanos los mismos derechos constitucionales que a ellos. Algo que -lastimosamente- esos blancos querían escuchar. Donald J. Trump no fue tan lejos. Solo especuló en algunas escaramuzas con la nacionalidad y procedencia del presidente Obama, suficiente para exaltar a mentes con ideas retrógradas. Algo así como llamar violadores a todos los mexicanos. Cuando América no se sentía segura ante atentados terroristas, la limitación (o prohibición) de dar asilo a musulmanes, trajo alivio. Cuando sectores religiosos se sentían agraviados ante la idea de elección de las mujeres de abortar o no, envió un mensaje moral. Todo esto por tiempo limitado. Ya está en el olvido.
No está en el olvido quienes protestan y exclaman que Trump no es “su” presidente, mientras queman muñecos del millonario. No debería ser así.
Cuando Trump se siente en la vieja silla en el salón oval, los interrogantes se develarán.
De todas formas, los americanos (a bordo deberían estar los Mexicoamericanos y los afroamericanos) apoyan a su presidente. No hay deseos de que Trump fracase, ya que ello es el naufragio de todo un país. Optar por el triunfo del otrora rival, hoy un mero compatriota, es la comprensión del juego democrático. Perder para un estadounidense, en definitiva, es perder un estilo de vida, el derecho a contar con oportunidades y perseguir la felicidad, no una derrota del candidato de nuestras preferencias.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 9, 2016
Planned Parenthood es una entidad sin fines de lucro que aboga por la libre decisión en casos de aborto. Muchos grupos “por la vida” y grupos religiosas han protestado contra esta entidad-clínica por supuestas violaciones a las leyes federales y complicidad en delitos como violaciones o donación de esperma para controlar el crecimiento de la comunidad negra. La administración Bush no pudo encontrar ningún indicio de estas alegaciones.
Por Fabian Kussman.
¿Donald Trump y su estrategia de campaña será la misma en su presidencia?
Jeremy Larner escribió un guión cinematográfico con estilo de documental acerca de la campaña un aspirante a senador por el estado de California. Luego de que fuera electo, en una habitación de hotel tras cuyas puertas hordas de periodistas luchaban por ingresar, el nuevo senador le preguntaba a su publicista: “Ahora, ¿qué…?”.
Creo que ha quedado establecido que no soy un admirador de Trump y tampoco parte de un grupo al que Trump hubiera podido dirigir su mensaje con éxito. Hillary Clinton no parecía la persona indicada de todas maneras y el independiente Gary Johnson -y su poca popularidad- era quien dictaba tácitamente la idea que debería optarse por el menos peor de los dos males. Semejante a cuando se votó en Argentina por la obra publicitaria de David Ratto en 1983 (Era esa opción o el sarcófago de Herminio Iglesias) Algo así sucedió más cerca en el tiempo y hubo que precipitarse por Mauricio Macri: Nada podría ser peor que el matrimonio Kirchner.
El triunfo de Donald Trump tomó a la mitad de los estadounidenses por sorpresa, pero ese grupo cambió los Oh, my god de esta madrugada por otras expresiones y conjeturas en la mañana. La clase media -que experimentó, sufrió y creo que en su mayoría aprendió la lección de la crisis de la burbuja inmobiliaria- comenzó a elaborar otras hipótesis. Donald Trump utilizó sus métodos explosivos para seducir a una porción de los votantes que se encontraban cansados de las donaciones federales a países como Afganistán o Pakistán, mientras penaban por la falta de ayuda del gobierno en sus momentos críticos. También a aquellos que se manifiestan cansados de que extranjeros ilegales crucen la frontera para quitarle las fuentes de ingreso al trabajador americano. Finalmente, a quienes tenían su espíritu patriótico un tanto oxidado y rejuvenecieron a los alaridos de “hacer América grandiosa otra vez” (Lo que sea que eso signifique). ¿Mi premonición salvaje? Se seguirán haciendo tratos con otros países que incluso nunca escucharemos, la famosa pared en el borde sur de Estados Unidos nunca se construirá y América Grandiosa será fácil de edificar, debido a que ya Estados Unidos es la potencia número uno mundial.
La vida de los ciudadanos no cambiará. Pese a varias crisis soportadas, el país encontró su rumbo. Muchos hemos debido reinventarnos, otros aceptar que no vivíamos la realidad acorde a nuestras habilidades y al fin, aquellos que gastaban más de lo que producían, re-direccionar sus fantasías al crudo despertar.
En Trump, muchos de los votantes blancos de la clase obrera, una vez llamados Demócratas de Reagan, han encontrado una figura que representa sus opiniones y valores de manera más consistente que los populistas conservadores como George Wallace, el viejo parloteo conservador Pat Buchanan o el teólogo Pat Robertson, todos los cuales trastabillaron de fea manera en sus carreras presidenciales.
De hecho, la mejor explicación del sorprendente éxito de Trump es que el electorado que él ha movilizado ha existido por décadas, pero nunca encontraba al candidato perfecto. Lo que los opositores conservadores odian acerca de Donald Trump -su insuficiente conservadurismo- puede haber sido su mayor fuerza en las elecciones generales. Su populismo atraviesa líneas partidarias que no estaban acostumbradas a esto. Pero la política y los políticos tienen más de dos caras. Ted Cruz, ofendido y humillado por Trump (Incluso la fealdad de su mujer, Heidi Cruz, fue foco de las burlas del magnate neoyorkino) se convirtió ahora en un incondicional aliado. Al igual que sus fans, Trump es indiferente a las cuestiones de orientación sexual que animan la furia de la derecha religiosa, hasta el punto de defender Planned Parenthood. La plataforma de Trump combina posiciones que son compartidas por muchos populistas, pero son un anatema para los conservadores del movimiento, quienes saben que Obamacare va a ser reemplazado por otro seguro de salud, sin saber por cuál. En Defensa, Trump va a eliminar al terrorismo internacional. La incógnita es el plan. El plan, la estrategia de Trump pudo haber sido populista. Se espera que su siguiente etapa no continué bajo esta tesitura. La historia reconoce a varios patriotas como populistas. Andrew Jackson y William Jennings Bryan tenían un dejo de populismo. En su mayor expresión -ya en los finales de 1960- George Wallace recurrió a esos métodos, más precisamente dirigiéndose al público blanco del sur profundo prometiendo no otorgarles a los afroamericanos los mismos derechos constitucionales que a ellos. Algo que -lastimosamente- esos blancos querían escuchar. Donald J. Trump no fue tan lejos. Solo especuló en algunas escaramuzas con la nacionalidad y procedencia del presidente Obama, suficiente para exaltar a mentes con ideas retrógradas. Algo así como llamar violadores a todos los mexicanos. Cuando América no se sentía segura ante atentados terroristas, la limitación (o prohibición) de dar asilo a musulmanes, trajo alivio. Cuando sectores religiosos se sentían agraviados ante la idea de elección de las mujeres de abortar o no, envió un mensaje moral. Todo esto por tiempo limitado. Ya está en el olvido.
No está en el olvido quienes protestan y exclaman que Trump no es “su” presidente, mientras queman muñecos del millonario. No debería ser así.
Cuando Trump se siente en la vieja silla en el salón oval, los interrogantes se develarán.
De todas formas, los americanos (a bordo deberían estar los Mexicoamericanos y los afroamericanos) apoyan a su presidente. No hay deseos de que Trump fracase, ya que ello es el naufragio de todo un país. Optar por el triunfo del otrora rival, hoy un mero compatriota, es la comprensión del juego democrático. Perder para un estadounidense, en definitiva, es perder un estilo de vida, el derecho a contar con oportunidades y perseguir la felicidad, no una derrota del candidato de nuestras preferencias.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 9, 2016
Planned Parenthood es una entidad sin fines de lucro que aboga por la libre decisión en casos de aborto. Muchos grupos “por la vida” y grupos religiosas han protestado contra esta entidad-clínica por supuestas violaciones a las leyes federales y complicidad en delitos como violaciones o donación de esperma para controlar el crecimiento de la comunidad negra. La administración Bush no pudo encontrar ningún indicio de estas alegaciones.
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