El viernes pasado el nuevo Presidente de la Nación dio su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional. Mucha expectativa se había generado en torno al mismo, y más allá de que se comparta o no su alocución, lo cierto es que no dijo ni una sola palabra del tema de los derechos humanos. Silencio total.
Como una ironía cruel de la vida, casi al mismo tiempo que el primer mandatorio dirigía su mensaje a la Nación, la Suprema Corte volvía a revocar una prisión domiciliaria en una causa de las denominadas de lesa humanidad, tal como ya lo había hecho a fines de diciembre del año pasado, con otras dos personas.
Consultadas extraoficialmente fuentes cercanas al gobierno, expresan que este tema de los juicios de lesa humanidad no está ni siguiera en consideración de la nueva administración. Incluso algunas, más contundentes, afirman que en algún despacho oficial, de muy alto rango, se habría escuchado: “NOS TIENEN PODRIDOS ESOS VIEJOS DE MIERDA”.
Se comparte obviamente el cierre de oficinas públicas ociosas, creadas únicamente para la militancia de los gobiernos kirchneristas y que devengan un gasto innecesario para el Estado, pero no se entiende porque se mantiene “a full” la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación con todo su aparatoso equipo que también genera inútiles gastos a las arcas públicas. El Estado no solo persigue hechos ocurridos hace ya casi 50 años, en los cuales los máximos responsables ya están todos condenados -inclusivo reiteradas veces-, sino que los persigue a través del Ministerio Publico Fiscal, el cual también se encuentra sobre dimensionado en su plantel de Unidades de Derechos Humanos y gastando dineros públicos a discreción; mientras que los que están ocupados en la investigación del narcotráfico, languidecen por falta de personal y presupuesto.
La verdad, no se comprende porque un gobierno que se asume como anarcocapitalista y que manifiesta abiertamente despreciar a la izquierda y condenar al terrorismo, mantiene para alegría de esa izquierda, a la que proclama aborrecer, este tema, que a su vez le importa “un corno a la población”.
Y es que, aun cuando el león presidencial salga en cadena nacional reivindicando los juicios de lesa humanidad y pregonando el ya desgastado “memoria, verdad y justicia”; los sectores de la izquierda como los nacionales y populares nunca lo votarán y harán todo lo posible para eyectarlo rápidamente del sillón de Rivadavia.
QUIZÁS NO HAY EXPLICACIÓN PARA EXPLICAR LO INEXPLICABLE.
Eso si, el Ministro de Justicia de la Nación, anunció que le quitara la facultad de querellar a la Oficina Anticorrupción en las “causas de corrupción”, afirmando tajantemente que “no va a utilizar la Oficina Anticorrupción con fines políticos. Le quitamos la potestad de querellar, para eso están los fiscales y la UIF. Ello viola al principio de igualdad de armas”.
Ahora, este mismo razonamiento no se aplica a las causas denominadas de lesa humanidad ¿No se viola también el principio de igualdad de armas en esas causas, cuando el Estado persigue doblemente a los imputados? ¿No se usa también la Secretaria de Derechos Humanos con fines políticos?
Ante estos interrogantes que no tienen respuesta alguna por parte de los estamentos del nuevo gobierno, parece que la nueva gestión seguirá manteniendo “la doble moral” que han mantenido todos los gobiernos desde el 2004 a la fecha. Mucho cambio cultural, mucho pacto de Mayo; pero en este tema, “pintan” más de lo mismo.
No entienden o no quiere entender que los juicios denominados de lesa humanidad se rigen por carriles autónomos de la Constitución Nacional, el Código Penal y el Código de Procedimiento. Como una especie de “ley aparte” de cualquier ciudadano común que es sometido a un proceso penal. Mucha predica “anticasta” pero mantienen la “casta de los derechos humanos”. Arengan con discursos alberdianos pero los olvidan en este punto.
Como venimos diciendo, tan solo algunas migajas al respecto. “UN POCO DE MANÍ PARA LOS MONOS, NO MUCHO” me dijo alguien acertadamente hace unos días. Algunos aislados homenajes, algun cambio cosmético para los presos políticos, alguna referencia a las víctimas del terrorismo, pero nada más. Pareciera que el mensaje es: “¿que más quieren?, ¿que acabemos con los juicios?, ¿que los pongamos libres?”.
Todas las señales que bajan desde el gobierno, indica que todo cambia para que nada cambie en este raído tema. Los juicios continúan, los pedidos de perpetua se multiplican y aún continuamos discutiendo si el agua moja, gastando chorros de tinta en si un anciano de 70 años debe estar en la cárcel o no. Ni el Ministerio de Seguridad, que ahora tiene a cargo el Servicio Penitenciario Federal, ha hecho algo al respecto.
En fin, no es intención de esta columna ser pesimista, pero el tiempo sigue pasando inexorablemente y por ahora es “SIGA PARTICIPANDO”.
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Por Dr. Gonzalo P. Miño.
El viernes pasado el nuevo Presidente de la Nación dio su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional. Mucha expectativa se había generado en torno al mismo, y más allá de que se comparta o no su alocución, lo cierto es que no dijo ni una sola palabra del tema de los derechos humanos. Silencio total.
Como una ironía cruel de la vida, casi al mismo tiempo que el primer mandatorio dirigía su mensaje a la Nación, la Suprema Corte volvía a revocar una prisión domiciliaria en una causa de las denominadas de lesa humanidad, tal como ya lo había hecho a fines de diciembre del año pasado, con otras dos personas.
Consultadas extraoficialmente fuentes cercanas al gobierno, expresan que este tema de los juicios de lesa humanidad no está ni siguiera en consideración de la nueva administración. Incluso algunas, más contundentes, afirman que en algún despacho oficial, de muy alto rango, se habría escuchado: “NOS TIENEN PODRIDOS ESOS VIEJOS DE MIERDA”.
Se comparte obviamente el cierre de oficinas públicas ociosas, creadas únicamente para la militancia de los gobiernos kirchneristas y que devengan un gasto innecesario para el Estado, pero no se entiende porque se mantiene “a full” la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación con todo su aparatoso equipo que también genera inútiles gastos a las arcas públicas. El Estado no solo persigue hechos ocurridos hace ya casi 50 años, en los cuales los máximos responsables ya están todos condenados -inclusivo reiteradas veces-, sino que los persigue a través del Ministerio Publico Fiscal, el cual también se encuentra sobre dimensionado en su plantel de Unidades de Derechos Humanos y gastando dineros públicos a discreción; mientras que los que están ocupados en la investigación del narcotráfico, languidecen por falta de personal y presupuesto.
La verdad, no se comprende porque un gobierno que se asume como anarcocapitalista y que manifiesta abiertamente despreciar a la izquierda y condenar al terrorismo, mantiene para alegría de esa izquierda, a la que proclama aborrecer, este tema, que a su vez le importa “un corno a la población”.
Y es que, aun cuando el león presidencial salga en cadena nacional reivindicando los juicios de lesa humanidad y pregonando el ya desgastado “memoria, verdad y justicia”; los sectores de la izquierda como los nacionales y populares nunca lo votarán y harán todo lo posible para eyectarlo rápidamente del sillón de Rivadavia.
QUIZÁS NO HAY EXPLICACIÓN PARA EXPLICAR LO INEXPLICABLE.
Eso si, el Ministro de Justicia de la Nación, anunció que le quitara la facultad de querellar a la Oficina Anticorrupción en las “causas de corrupción”, afirmando tajantemente que “no va a utilizar la Oficina Anticorrupción con fines políticos. Le quitamos la potestad de querellar, para eso están los fiscales y la UIF. Ello viola al principio de igualdad de armas”.
Ahora, este mismo razonamiento no se aplica a las causas denominadas de lesa humanidad ¿No se viola también el principio de igualdad de armas en esas causas, cuando el Estado persigue doblemente a los imputados? ¿No se usa también la Secretaria de Derechos Humanos con fines políticos?
Ante estos interrogantes que no tienen respuesta alguna por parte de los estamentos del nuevo gobierno, parece que la nueva gestión seguirá manteniendo “la doble moral” que han mantenido todos los gobiernos desde el 2004 a la fecha. Mucho cambio cultural, mucho pacto de Mayo; pero en este tema, “pintan” más de lo mismo.
No entienden o no quiere entender que los juicios denominados de lesa humanidad se rigen por carriles autónomos de la Constitución Nacional, el Código Penal y el Código de Procedimiento. Como una especie de “ley aparte” de cualquier ciudadano común que es sometido a un proceso penal. Mucha predica “anticasta” pero mantienen la “casta de los derechos humanos”. Arengan con discursos alberdianos pero los olvidan en este punto.
Como venimos diciendo, tan solo algunas migajas al respecto. “UN POCO DE MANÍ PARA LOS MONOS, NO MUCHO” me dijo alguien acertadamente hace unos días. Algunos aislados homenajes, algun cambio cosmético para los presos políticos, alguna referencia a las víctimas del terrorismo, pero nada más. Pareciera que el mensaje es: “¿que más quieren?, ¿que acabemos con los juicios?, ¿que los pongamos libres?”.
Todas las señales que bajan desde el gobierno, indica que todo cambia para que nada cambie en este raído tema. Los juicios continúan, los pedidos de perpetua se multiplican y aún continuamos discutiendo si el agua moja, gastando chorros de tinta en si un anciano de 70 años debe estar en la cárcel o no. Ni el Ministerio de Seguridad, que ahora tiene a cargo el Servicio Penitenciario Federal, ha hecho algo al respecto.
En fin, no es intención de esta columna ser pesimista, pero el tiempo sigue pasando inexorablemente y por ahora es “SIGA PARTICIPANDO”.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 4, 2024
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