La disputa entre el presidente ruso Vladimir Putin y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman (MBS) por la producción de petróleo ha sido un episodio significativo en la política energética mundial.Este enfrentamiento, arraigado en intereses económicos y geopolíticos contrapuestos, ha tenido profundas implicaciones para el mercado petrolero y las relaciones internacionales. Las tensiones alcanzaron su punto álgido en marzo de 2020, durante las primeras etapas de la pandemia de COVID-19.
La demanda mundial de petróleo se desplomaba debido a los confinamientos y la reducción de la actividad económica.Para estabilizar los precios, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, propuso recortes de producción.Rusia, miembro clave de la alianza OPEP+, se opuso a estos recortes, argumentando que reducir la producción perjudicaría su economía y beneficiaría a los productores estadounidenses de petróleo de esquisto, que no formaban parte del acuerdo.
bin Salman
Según informes, una acalorada llamada telefónica entre Putin y MBS agravó la situación.MBS lanzó un ultimátum, amenazando con una guerra de precios si Rusia no aceptaba los recortes.Putin se negó, y la llamada terminó con un final amargo.Fiel a su palabra, MBS inició una guerra de precios inundando el mercado con petróleo saudí, lo que provocó una drástica caída de los precios.Esta medida se interpretó como un intento de presionar a Rusia para que cumpliera, a la vez que afirmaba el dominio de Arabia Saudita en el mercado petrolero. La guerra de precios tuvo consecuencias inmediatas y graves.Los precios del petróleo se desplomaron a mínimos históricos, e incluso algunos índices de referencia se volvieron negativos.
Mohammed bin Salman es el príncipe heredero de Arabia Saudita. Tiene solo 34 años, pero ya ha logrado lo que presidentes y primeros ministros con más experiencia y poder no lograron. Al príncipe Mohammed solo le bastaron tres días para doblegar al mayor estratega y estratega del mundo, desestabilizar el presupuesto ruso y devaluar su moneda nacional. En medio de un enfrentamiento entre Arabia Saudí y Rusia por los recortes de producción, Putin se negó a hablar con el príncipe heredero saudí, quien intentó arreglar las cosas y apuntalar los precios del petróleo.
El príncipe Mohammed irrumpió e inundó el mercado petrolero, provocando que el precio del crudo cayera por debajo de los 30 dólares por barril. Rusia equilibra el presupuesto en 40 dólares por barril. Parece que el príncipe Mohammed aún no ha terminado: incluso después de alcanzar el acuerdo entre EE. UU. y la OPEP+ sobre los recortes de producción, sigue inundando el mundo con crudo con grandes descuentos.
Putin
Esto generó tensiones financieras para las economías dependientes del petróleo, incluidas Rusia y Arabia Saudita.La industria estadounidense del petróleo de esquisto, que ya enfrentaba altos costos de producción, también enfrentó desafíos significativos. La disputa también puso de manifiesto la fragilidad de la alianza OPEP+.Si bien el grupo había coordinado con éxito recortes de producción en el pasado, el enfrentamiento entre Putin y MBS expuso tensiones subyacentes e intereses contrapuestos.Para Arabia Saudita, mantener altos los precios del petróleo era crucial para financiar su ambicioso plan de diversificación económica Visión 2030.
Para Rusia, preservar su cuota de mercado y contrarrestar el petróleo de esquisto estadounidense eran las principales prioridades. Finalmente, ambos líderes llegaron a un acuerdo.En abril de 2020, la OPEP+ acordó un recorte histórico de producción de 9,7 millones de barriles diarios, el mayor de la historia, para estabilizar el mercado.Este acuerdo marcó una tregua temporal, pero el episodio puso de relieve los desafíos de gestionar un mercado petrolero global complejo y competitivo.
La disputa entre Putin y MBS por la producción de petróleo refleja una dinámica geopolítica más amplia.Ilustra la interacción entre los intereses económicos, las ambiciones políticas y la importancia estratégica de los recursos energéticos.Si bien la crisis inmediata se resolvió, las tensiones subyacentes persisten y no se pueden descartar futuras disputas. En conclusión, el enfrentamiento entre Putin y MBS por la producción de petróleo fue un episodio dramático que transformó el panorama energético mundial.Puso de relieve las vulnerabilidades de las economías dependientes del petróleo y las complejidades de la cooperación internacional en un mercado altamente competitivo.El incidente sirve como recordatorio del papel crucial que desempeña la política energética en la configuración de las relaciones globales.
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La disputa entre el presidente ruso Vladimir Putin y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman (MBS) por la producción de petróleo ha sido un episodio significativo en la política energética mundial. Este enfrentamiento, arraigado en intereses económicos y geopolíticos contrapuestos, ha tenido profundas implicaciones para el mercado petrolero y las relaciones internacionales. Las tensiones alcanzaron su punto álgido en marzo de 2020, durante las primeras etapas de la pandemia de COVID-19.
La demanda mundial de petróleo se desplomaba debido a los confinamientos y la reducción de la actividad económica. Para estabilizar los precios, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, propuso recortes de producción. Rusia, miembro clave de la alianza OPEP+, se opuso a estos recortes, argumentando que reducir la producción perjudicaría su economía y beneficiaría a los productores estadounidenses de petróleo de esquisto, que no formaban parte del acuerdo.
Según informes, una acalorada llamada telefónica entre Putin y MBS agravó la situación. MBS lanzó un ultimátum, amenazando con una guerra de precios si Rusia no aceptaba los recortes. Putin se negó, y la llamada terminó con un final amargo. Fiel a su palabra, MBS inició una guerra de precios inundando el mercado con petróleo saudí, lo que provocó una drástica caída de los precios. Esta medida se interpretó como un intento de presionar a Rusia para que cumpliera, a la vez que afirmaba el dominio de Arabia Saudita en el mercado petrolero. La guerra de precios tuvo consecuencias inmediatas y graves. Los precios del petróleo se desplomaron a mínimos históricos, e incluso algunos índices de referencia se volvieron negativos.
Mohammed bin Salman es el príncipe heredero de Arabia Saudita. Tiene solo 34 años, pero ya ha logrado lo que presidentes y primeros ministros con más experiencia y poder no lograron. Al príncipe Mohammed solo le bastaron tres días para doblegar al mayor estratega y estratega del mundo, desestabilizar el presupuesto ruso y devaluar su moneda nacional. En medio de un enfrentamiento entre Arabia Saudí y Rusia por los recortes de producción, Putin se negó a hablar con el príncipe heredero saudí, quien intentó arreglar las cosas y apuntalar los precios del petróleo.
El príncipe Mohammed irrumpió e inundó el mercado petrolero, provocando que el precio del crudo cayera por debajo de los 30 dólares por barril. Rusia equilibra el presupuesto en 40 dólares por barril. Parece que el príncipe Mohammed aún no ha terminado: incluso después de alcanzar el acuerdo entre EE. UU. y la OPEP+ sobre los recortes de producción, sigue inundando el mundo con crudo con grandes descuentos.
Esto generó tensiones financieras para las economías dependientes del petróleo, incluidas Rusia y Arabia Saudita. La industria estadounidense del petróleo de esquisto, que ya enfrentaba altos costos de producción, también enfrentó desafíos significativos. La disputa también puso de manifiesto la fragilidad de la alianza OPEP+. Si bien el grupo había coordinado con éxito recortes de producción en el pasado, el enfrentamiento entre Putin y MBS expuso tensiones subyacentes e intereses contrapuestos. Para Arabia Saudita, mantener altos los precios del petróleo era crucial para financiar su ambicioso plan de diversificación económica Visión 2030.
Para Rusia, preservar su cuota de mercado y contrarrestar el petróleo de esquisto estadounidense eran las principales prioridades. Finalmente, ambos líderes llegaron a un acuerdo. En abril de 2020, la OPEP+ acordó un recorte histórico de producción de 9,7 millones de barriles diarios, el mayor de la historia, para estabilizar el mercado. Este acuerdo marcó una tregua temporal, pero el episodio puso de relieve los desafíos de gestionar un mercado petrolero global complejo y competitivo.
La disputa entre Putin y MBS por la producción de petróleo refleja una dinámica geopolítica más amplia. Ilustra la interacción entre los intereses económicos, las ambiciones políticas y la importancia estratégica de los recursos energéticos. Si bien la crisis inmediata se resolvió, las tensiones subyacentes persisten y no se pueden descartar futuras disputas. En conclusión, el enfrentamiento entre Putin y MBS por la producción de petróleo fue un episodio dramático que transformó el panorama energético mundial. Puso de relieve las vulnerabilidades de las economías dependientes del petróleo y las complejidades de la cooperación internacional en un mercado altamente competitivo. El incidente sirve como recordatorio del papel crucial que desempeña la política energética en la configuración de las relaciones globales.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 18, 2025
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